El legado de la Luftwaffe. Adolf Galland en Argentina 1948 ? 1955
Enviado por Walter Marcelo Bentancor
- Argentina – Historia Aeronáutica
- Operación rescate: el grupo Tank
- De piloto de pruebas a asesor
- Con los cazadores
- Los primeros y los últimos
- El legado de un "as"
- Bibliografía y notas utilizadas
Argentina – Historia Aeronáutica
Al finalizar la segunda guerra mundial, las potencias vencedoras se disputaban a los llamados "cerebros" alemanes. Algunos de ellos, fueron seducidos por el gobierno argentino, que les ofrecía buenas remuneraciones, trabajar en sus especialidades y por sobre todo, disfrutar de la paz que le brindaba una Nación emergente y rica. Entre los que arribaron a Argentina, se encontraba el grupo de trabajo del Profesor Ingeniero Aeronáutico Kurt Tank. Integrando ese grupo, estaba el Ten. General Adolf Galland, reconocido As de la Luftwaffe. Traía consigo toda la valiosa experiencia que le dio el haber estado al frente del arma de la caza alemana durante el conflicto. Su trabajo como Asesor de la Fuerza Aérea Argentina, su vida social y su legado para los pilotos argentinos se narran en este resumido trabajo.
Instalado en el gobierno el general Juan Domingo Perón, una de las políticas del Justicialismo fue darle impulso a la modernización de las Fuerzas Armadas argentinas una de las cuales, la Fuerza Aérea, se había independizado del Ejército el 4 de enero de 1945.
La República Argentina se encontraba por aquel entonces en una situación económica – financiera favorable con respecto a países europeos, ya que durante la segunda Guerra Mundial, abasteció de suministros – sobre todo alimentarios – a los aliados, en especial al Reino Unido.
Dada la imposibilidad en la que se encontraba de saldar la deuda con divisas, el gobierno de Londres, propuso el envío de material bélico de distinta índole, pese a la férrea oposición de los EEUU. Tras llegarse a un acuerdo, diversas comisiones de oficiales y suboficiales viajaron a las Islas Británicas para familiarizarse con el nuevo material que pronto equiparía a las FF.AA. argentinas, en especial a la Aeronáutica Militar. Consecuentemente, en estos años de posguerra, la Fuerza Aérea Argentina –FAA- creció de forma notable: Fue renovado el orden de batalla con modernos aviones de combate y de transporte; en concreto Gloster Meteor FMk-IV. Avro Lancaster y Lincoln, Fiat G-55, DC-3, DC-4, Vickers Viking, Bristol 170 y De Havilland Dove, entre otros.
También, la industria aeronáutica recibió un impulso que la llevaría a diseñar y fabricar aviones como los IAe DL.22 de adiestramiento, los bombarderos livianos IAe. 24 Calquín (similar al célebre Mosquito británico), y los legendarios IAe.27 Pulqui I e IAe. 33 Pulqui II, primeros reactores construidos en Sudamérica.
Pero todo este repentino crecimiento para ser útil, debería ir acompañado, entre otras cosas, con la actualización de las doctrinas, según las experiencias cosechadas en el curso de la todavía reciente segunda Guerra Mundial.
OPERACIÓN RESCATE: EL GRUPO TANK
El 26 de abril de 1945,el teléfono de alerta suena una vez más en la sala de pilotos de la JV-44. la llamada Unidad de Expertos de la Luftwaffe: Una formación de seis Me-262 mandados por el joven Teniente General Adolf Galland despega para interceptar una formación de Marauders norteamericanos. Los seis cazas a reacción son dirigidos desde la pequeña Sala de Interceptación hacia el objetivo. Un nutrido fuego recibe a los pilotos germanos. Galland elige a su presa y abre fuego con los cañones. Pasan pocos segundos. El otrora inspector del Arma de Caza de la Luftwaffe (General der Jagdflieger), no había advertido a la Aviación de escolta. Un Mustang alcanza al Me-262 desde arriba y Galland siente un golpe muy fuerte en su rodilla. El tablero de instrumentos está hecho añicos. Recibe otro impacto en la turbina derecha. El maltrecho avión pierde chapas de recubrimiento y Galland piensa en saltar, aunque renuncia a esa idea al comprobar que todavía responde a los mandos. Al picar a través de las nubes observa a la ciudad de Munich y a la izquierda el aeródromo. Con una turbina menos y atacado por Thunderbolts, dejando una gruesa cortina de humo tras de si, el Me-262 logra aterrizar pese a contar con un neumático destrozado. Un mecánico se acerca hasta el avión en motocicleta y rescata al piloto. En medio del ataque rasante de los cazas enemigos, y metido en una improvisada trinchera, para el Teniente General Galland llega a su fin la segunda Guerra Mundial, contando en su haber con un total de 104 derribos confirmados.
Tras entregarse a los aliados, es recluido como P.O.W. (Prisioner of War) en el Campo 7 de Latimer (Buckinghamshire) y luego en la Estación RAF (Royal Air Force) de Tangmere. Le someten a interrogatorios los servicios de Inteligencia estadounidenses que consiguen extraerle, valiosa información acerca del empleo en combate de los aviones a reacción. .
El 24 de agosto de 1945, un B-17 despega desde otra base situada en el Reino Unido, Bovingdon con destino a Kaufbeuren, en Baviera, llevando como pasajeros a Galland y al famoso piloto de bombarderos, coronel Werner Baumbach.
Durante 1946 y 1947, Galland trabaja para la División Histórica de la Fuerzas Armadas norteamericanas del Teatro Europeo, y al mismo tiempo, entabla una relación amorosa con la baronesa Gisela Von Donner, viuda del teniente coronel baron Conrad Hinrich von Donner, edecán y amigo de Galland, muerto en combate en marzo de 1944. La atractiva dama vivía en una granja perteneciente a la familia de su esposo situada en Schleswig-Holstein.
Gisela había demostrado una notable devoción hacia Galland durante sus dos años como POW. Había viajado en trenes cargueros para visitarlo y soportó numerosos problemas e incluso vejaciones para estar junto a su lado.
En el verano europeo de 1948, el antiguo jefe de Ingenieros de la fábrica Focke-Wulf, el profesor Kurt Tank, contactó a Galland para que le hiciera una visita. Después de explicarle con detalle los planes que tenía el gobierno argentino para construir una nueva aeronave de combate, Tank logró convencer a su interlocutor para que se integrara en el equipo de trabajo que el mismo dirigía como piloto de pruebas. Le dijo el veterano diseñador de aviones: Pasarán muchos años para que la vida vuelva a ser normal en Alemania.
Como resulta sabido, el general Perón había demostrado una clara simpatía por las potencias del Eje durante la contienda y concluida esta, ordenó enviar una delegación a Europa, para captar cerebros alemanes llamados a colaborar en diversas áreas, tanto científicas como militares. La idea del presidente dio muy buenos resultados y pronto, miles de ex combatientes, científicos y ciudadanos del derrotado III Reich alemanes lograron huir a la Argentina.
Kurt Tank y su equipo, habían abandonado Europa a través de distintos puntos y medios. Ahora le tocaba a Galland que llegó a Génova embarcando en ese puerto italiano con un Pasaporte otorgado por la Cruz Roja Internacional, avalado por el mismo Vaticano y por el cónsul argentino quién además, le suministró el pasaje del buque que lo llevaría a la República del Plata. Hacia mediados de octubre de 1948 y bajo el nombre falso de Rolf Jaeger, ( es decir, Rolf Cazador) Galland se hizo a la mar en el buque Andrea C, de la línea marítima italiana Costa.
El 7 de noviembre de 1948, el Andrea C amarraba en el puerto de Buenos Aires. Para el famoso piloto, comenzaba un período de su vida que el luego calificaría como uno de los más felices .
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