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Cambios en los significados del trabajo en la cibersocied@d contemporánea en postadolescentes en busca de identidad profesional

Partes: 1, 2

    Idioma original:   · castellano

    Palabras clave:  · cambios científico-tecnológicos  · empresa  · globalización económica  · identidad  · juventud

    ABSTRACT: En la sociedad contemporánea se va imponiendo una globalización económica de la que se derivan consecuencias a muy diverso nivel, entre ellas psicosociológicas para los denominados postadolescentes sociales. Se dilata y/o obstaculiza la inserción socioprofesional del joven contemporáneo sometido a la emergencia de unas condiciones propias de cambios en la producción y nuevas transiciones de las formas postindustriales que caracterizan la tendencia globalizadora en el plano económico y bajo los imperativos de un proceso de socialización prolongada de estos jóvenes, eternos aspirantes a una incorporación sociolaboral que se va dilatando. Se reevalúa el significado social del trabajo en la sociedad postindustrial e informacional, así como la preparación para el trabajo y la creación de identidades profesionales difusas bajo renovadas modalidades de contratación y cambios en la cultura organizacional. Se aboga por la necesidad de facilitar la inserción socioprofesional del postadolescente y promover desde ámbitos como la escuela una cualificación más adaptativa a las demandas de las condiciones macroestructurales que responden a las exigencias impuestas por la globalización socioeconómica.

    "No puede aquejar mal grave alguno a la economía de un pueblo cuyas más constantes preocupaciones son: primera, adelgazar, y segunda, encontrar sitio para estacionar el automóvil." Melvin MAAS

    1. Introducción: La postadolescencia social ante los (des)órdenes contempor@neos

    Vivimos en condiciones de inestabilidad a muy diversos niveles, tales como en el plano socioeconómico ante las demandas globalizadoras con una economía fuertemente desmaterializada y desregulada y con cambios en la producción y nuevas transiciones de las formas postindustriales (Alonso, 2000; Biersteker, 2000; Castells, 1999; Castells y Esping-Andersen, 1999; Wallerstein, 1999; Woods, 2000). Semejantes condiciones también se evidencian en incertidumbres a nivel cultural y de pensamiento (Apel, 1999; Apple, 2000; Morin, 2001; Throsby, 2001) y en la esfera social con la proliferación de desórdenes y patologías personales y sociales derivadas de la apremiante demanda de cambio y reajuste a la que nos hallamos sometidos, evidenciado en reveladores análisis críticos como el de Myers (2000), o debido a las nuevas necesidades de integración y participación transformadora de la ciudadanía (Arriola, 2001; Bartolomé, 2004). En el caso concreto que nos ocupa de los adolescentes contemporáneos en su período de (re)definición personal se conviene en afirmar que necesitan referencias y referentes, acciones simbólicas e iconos, certezas y estabilidades, valores y significados atribuidos, etc., de modo que tales condiciones explicitadas actúan como elementos que contribuyen a dar sentido a sus búsquedas. Están obligados a definirse, a hallar y redefinir una identidad no sólo personal y social, sino también profesional o académica, cuya consecución se va forjando bajo la conformidad a los imperativos establecidos y con la ayuda de formas de distracción establecidas y de formas colectivas de seducción. Ese esparcimiento orquestado unido a una escolarización que nunca acaba, o a una inserción socioprofesional que nunca llega, son signos y síntomas de ese conflicto entre la sociedad y el joven y de éste con los otros y consigo mismo (Moral y Ovejero, 1998, 1999, 2004a). Semejantes cambios, contradicciones y conflictos conducen a los jóvenes contemporáneos a buscarse en lo colectivo, a una identidad difuminada que en tiempos de incertidumbres es un eficaz consuelo para el conflicto interior que se evidencia en introspecciones, nada reconfortantes, mediante las que se generan nuevos interrogantes. En la adolescencia prolongada el individuo (re)construye sus identidades difusas y adopta la norma como criterio de adscripción a unas condiciones estructurales de globalización económica y sociales dominantes en un período de cautividad en la adolescencia (Casas, 2000; Castillo, 1997, 1999). Se les califica de eterno adolescente social cuando, en realidad, la normalización de la adolescencia prolongada coarta cualquier intento de acceso a la condición social de adulto convirtiendo en demora natural lo que no es, sino, una dilación planificada al efecto por el curso de la propia sociedad postindustrial. En los tiempos actuales el desánimo parece generalizado, aunque se enmascare bajo una apariencia de conformidad y disfrute superficial (consumo, ocio de masas, uso de las tecnologías, etc.) como si de un intento de adaptación no traumática a una realidad que se intenta simular se tratara. E incluso ese desánimo para con uno mismo puede devenir en animosidad para con los demás. Entre los jóvenes actuales, la falta de ánimo se asocia a la inducción de un estado de conformidad que, a su vez, contribuye al reforzamiento de lo establecido. El desahogo a través de la aceptación acrítica, en cualquier caso, representa un modo de integración desviante, que se opone en sus términos a una supuesta desviación tal cual (Moral y Ovejero, 2004a). Insuflar ánimo ha de asociarse a la reconducción de las intenciones y voluntades propias y su aplicación al diseño de proyectos personales, ya que uno de los auténticos problemas de nuestros días es la ausencia de proyectos mediante los que autodefinirnos, al mismo tiempo que la realidad socioeconómica e informacional nos impone otros que asumimos como propios y que nos distraen de otras búsquedas.

    En consecuencia, en esta aproximación psicosociológica a sus realidades se propone vincular este estado a la reconsideración de la finalidad o uso instrumental del trabajo y del ocio por parte de los jóvenes contemporáneos con renovados significados atribuidos y percepciones diferenciales.

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