El rol del profesor universitario y su proceso de formación en las sedes universitarias municipales cubanas
Enviado por Roberto Luis Elizalde Consuegra
Introducción
En la Cuba de hoy se está produciendo una verdadera revolución educacional y sobre la base del reconocimiento de lo logrado, la toma de conciencia de las limitaciones de nuestro sistema educacional, el rescate de los valores de justicia, equidad y eficiencia se han diseñado diferentes modelos educativos que requieren para su implementación convertir en profesores universitarios a tiempo parcial a un gran número de profesionales graduados en nuestras universidades; la mayoría de estos nunca imaginaron que un día tendrían que ocupar un puesto en las aulas universitarias
Son reclutados y sometidos a un intenso proceso que los dota de habilidades básicas y les permite enseñar a aprender a la vez que aprenden a enseñar, y se suman a un proyecto de alcance nacional en el cual él, resulta uno de los principales beneficiarios, actualiza sus conocimientos, se incorpora a grupos multidisciplinarios, experimenta la inolvidable sensación de enseñar y a la vez, descubre nuevos caminos y insospechadas posibilidades para su desarrollo como profesional y como especialista.
El presente ensayo tiene como objetivo recrear brevemente el rol del docente en estos nuevos tiempos de universalización de la enseñanza, así como el proceso de formación de estos en las sedes universitarias municipales de todo el país.
Desarrollo
Varios pedagogos de renombre ante los retos de la nueva universidad cubana plantean la existencia de importantes cuestiones a resolver por los colectivos pedagógicos de las universidades o centros universitarios territoriales, yo comparto estos planteamientos, los considero sólidos, ello viéndolo desde mi posición como profesor a tiempo parcial y participe en este nuevo modelo de enseñanza. Coincido con que el primer gran reto es la calidad del proceso universitario, calidad de las instalaciones, de los alumnos, los programas, la docencia, los textos y pienso que la preocupación mayor es la relativa a la calidad del personal docente, y a las funciones que este debe cumplir en el nuevo modelo.
Se parte de que se captan profesionales capaces en sus respectivas áreas, que los mismos deben ser procesados y asesorados para ser examinados o mejor dicho deberán compartir su proyecto docente con profesores de experiencia que seguramente les harán importantes recomendaciones y sugerencias, como resultado de ese intercambio entre pedagogos experimentados y profesionales inspirados en el sueño de enseñar a aprender, se forma una extraña y sui generis simbiosis de donde afloraran las nuevas experiencias pedagógicas del nuevo modelo, el profesor ya no puede trasmitir conocimiento, el tiempo para cada asignatura haría inviable cualquier intento de dar clases en el sentido tradicional de la palabra, no puede ser solamente un facilitador, pues el estudiante que no recibe clases tradicionales necesita algo más, es o debe ser un verdadero orientador del aprendizaje, que estimulando las inquietudes personales, estimulando las necesidades educativas y compensando las deficiencias detectadas por el colectivo en el diagnóstico grupal e individual, se acerque al estudiante, al tutor y conforme las estrategias de aprendizaje que cada quien requiere, no se trata de una enseñanza personalizada, es un empeño de elevar al mayor nivel posible la responsabilidad del estudiante con su propio aprendizaje, de descubrir los caminos más adecuados para sus propias necesidades de aprendizaje y para sus niveles de asimilación, las estrategias de aprendizaje grupal deben jugar en este modelo un papel preponderante, se trabaja en el grupo, con el grupo, para el grupo y por el grupo de forma tal que en determinado momento el grupo pueda enfrentar de manera autónoma, sobre la base de las orientaciones del profesor sus propios proyectos de aprendizaje y de investigación y el docente sea cada vez más aquella autoridad que inspira los descubrimientos docentes y las prácticas innovadoras.
Debemos ser realistas, un experimento educativo como este, no puede desconocer lo inevitable de los fracasos escolares, los mismos pueden estar condicionados por disímiles factores, al margen de los imponderables familiares o de salud, aparecen inevitablemente los asociados al aprendizaje o a las dificultades en el aprendizaje, el enfrentamiento de un modelo nuevo, que no se parece a aquel en el cual los alumnos aprendieron, donde el saber se daba ya hecho y se esperaba la reproducción del mismo en el mejor de los casos. El papel del docente ante las primeras intenciones de abandono, que casi siempre se manifestarán verbalmente primero y luego mediante la no presencia a las actividades presénciales, es en estos momentos donde se gana la batalla por la retención escolar en este tipo de curso, luego será demasiado tarde, debemos dejar claramente sentado el derecho del estudiante a aplazar su proyecto de estudios dentro de su proyecto de vida, uno o dos cursos, ese es un derecho importante, el debe asumir la responsabilidad de esa decisión, los docentes no deberíamos alentar semejantes conductas, intentar con menos asignaturas puede ser una manera de ganar tiempo, habilidades y recursos para empeños mayores.
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