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Contra la cultura que luchamos: seudocultura


Partes: 1, 2

    1. Cultura y globalización
    2. Seudocultura
    3. Necesidad de la lucha contra la seudocultura

    1-Cultura y globalización

    En la actualidad el desarrollo humano ha tomado cauces vertiginosos. La globalización, entendida como una serie de fenómenos que abarcan la mayor parte del globo o que operan a escala mundial y que implica una intensificación en los niveles de interacción e interdependencia entre los estados y sociedades que integran la comunidad mundial, ha ido adquiriendo un carácter neoliberal que va a moldear la vida política, social y cultural del mundo según los designios de los países más poderosos.

    La globalización neoliberal no está vinculada solamente a los aspectos económicos y tampoco se reduce a ellos, rebasa estos marcos hacia condiciones mucho más complejas y multifacéticas, esto significa que en la concepción de la ideología de la clase dominante de los países del capitalismo desarrollado y transnacionalizados a  nivel mundial, y en los criterios de los ideólogos defensores de este modelo social, se manifiesta también una tendencia a la globalización de las culturas y las conciencias, en función de la inducción a la asimilación de políticas, y con ello, al fortalecimiento y consolidación de las formas hegemónicas de poder socioeconómico y político.

    De esta forma podemos plantear que esta globalización daña y erosiona tanto las identidades nacionales de los pueblos como el acceso real de esos pueblos a la universalidad, pues ofrece visiones de falsa universalidad. Nos ofrece una versión parcial, mutilada, estereotipada y deformada del universo en términos de cultura, daña nuestra identidad, nuestra percepción, incluso sobre nosotros mismos, porque uno de los problemas que lleva consigo la globalización neoliberal es que le da una versión al individuo sobre sí mismo, como le da una versión sobre el mundo que a veces los individuos la asumen como si fuera auténtica, siempre cargada de un elemento peyorativo y de subestimación.

    La globalización es un proceso objetivo en marcha. Manifiesta también una dimensión subjetiva. Teniendo en cuenta que el sustento ideológico neoliberal de la globalización abarca concepciones no sólo económicas sino filosóficas, culturales, éticas, tendentes a influir en todas las dimensiones se hace  necesario cada vez más partir de un análisis multidisciplinario.

    La idea de tener una imagen del mundo, de los procesos mundiales, de los procesos económicos y sociales, es una idea peligrosa para el conglomerado capitalista, para ellos es una necesidad vital mantener una idea de la realidad lo más fragmentada posible. La fragmentación forma parte de este mensaje permanente de la globalización neoliberal siempre contra el pensamiento integrador y se erige como el proyecto social neoliberal.

    El orden hegemonizante, de carácter homogéneo y de pensamiento único que tratan de imponer desde los círculos más neoconservadores a un mundo subdividido en estados nacionales que es, además, pluricultural, multiétnico, pluriclasista, de una diversidad religiosa evidente y de desarrollo sociohistorico diverso, es tan paradójico y contraproducente que muchos movimientos, organizaciones y gobiernos de naciones, que no son precisamente de izquierda, se resisten a tal encomienda. Nos contraponen totalmente la tradición a la posmodernidad, tradición vista como algo ortodoxo, envejecido y dogmático, la posmodernidad  como lo nuevo, cambiante y dinámico.

    Los pueblos que conforman la humanidad, desde su fundación, van desarrollando su cultura, la cual, se plasma en sus formas de vida, organización social, filosofía y espiritualidad; normatividad ética y jurídica; arte, ciencia y tecnología; economía y comercio, educación; memoria histórica, lengua y literatura entre otros. El conjunto de estas disciplinas y vivencias forman la identidad cultural de las identidades nacionales y les provee de los instrumentos necesarios para su desarrollo en el marco de ese contexto.

    Cultura es todo lo que existe en el mundo, y que ha sido producido por la mente y la mano humana. Es la memoria que un pueblo tiene de sí mismo, es su forma de ser y de pensar. Es toma de posesión de la propia personalidad, es conquista de una conciencia superior, por la cual se llega a comprender el propio valor histórico, la propia función en la vida, los propios deberes y derechos.

    El elemento cultural va a distinguir a los pueblos de diferentes regiones e incluso a aquellos que comparten un mismo espacio geográfico. Sin embargo esta identidad de culturas en la actualidad se ve amenazada por los intereses hegemónicos capitalistas. "Nunca el mundo fue tan desigual en las oportunidades que brinda y nunca fue tan igualitario en las costumbres que imponen"[1]

    2- Seudocultura

    La sociedad capitalista en su esencia y formación posee una contradicción fundamental, la cual se va a reflejar en todas las esferas de su desarrollo como formación económica social, desde la producción material hasta toda elaboración de elementos culturales. En tanto que la producción en esta sociedad va adquiriendo un mayor carácter social, la apropiación del resultado de la producción va a adquirir un carácter cada vez más privado. Se trata de polarizar cada vez más un sector de la sociedad el cual va a determinar los valores sobre los cuales se va a dirigir la producción espiritual.

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