Una Concepción de la Historia como Ciencia. Hacia la Complejidad de la Revolución Historiográfica
Enviado por luis Rodriguez
Una Concepción de la Historia como Ciencia. Hacia la Complejidad de la Revolución Historiográfica, Un Reto del Historiador
La Historia como hecho trascendental que surgió en tiempos remotos como expresión a la acción de registrar, reconocer o explorar un acontecimiento, que han podido determinar el hecho de estudiar el pasado partiendo del presente como lo contemporáneo del espacio, para comprender el pasado, donde esta disciplina ha jugado un papel importante reflejando un período de vida de aquellos y los actuales momentos.
La historia como suceso es producto de un período, donde la interpretación que se puede dar a un suceso o la explicación del por qué se produjo o la ponderación del mismo, tomando como referencia obligada el tratamiento del lenguaje, ya que es el factor fundamental, puesto que esta disciplina se escribe y se acerca al destinatario de su obra que es el hombre.
La noción de historia vista como disciplina o ciencia histórica que busca explicar los hechos o sucesos, que ocurren y/o ocurrieron en un lugar y un espacio determinado, que han marcado de una u otra forma la vida del hombre; es considerada una ciencia en lo social y lo vivo, que trastoca nuestro presente más actual, y está directamente conectada con nuestra vida social mediata e inmediata, en todas sus múltiples y variadas manifestaciones, consagrándose así al estudio de la obra de los hombres en el tiempo, entendiendo que la idea de ciencia conlleva necesariamente la de la existencia de todo un aparato categorial y conceptual específico, organizado de una determinada manera, a través de modelos y teorías que buscan explicaciones científicas comprensivas.
La historia ha sido vista como ciencia, bajo su mismo estatuto que concibe que toda actividad que se desarrolla, y todos los resultados que se van concentrando, están claramente encaminados hacia la consolidación de un proyecto de construcción de una ciencia, que de acuerdo a la noción de Marx, debería abarcar absolutamente todos los territorios que hoy están ocupados por las llamadas ciencias sociales, y que en la medida en que hacen referencia a los distintos aspectos, actividades, manifestaciones o relaciones sociales construidas por el hombre en el pasado o en el presente, se engloban igualmente dentro de esa historia de los hombres, cuyo estudio corresponde al hecho de la ciencias históricas.
Con el devenir de las épocas se han evidenciado modos maneras de concebir el hecho de historiar un modelo o paradigma de la historia, específicamente en nuestro país se ha transitado desde una historia romántica, el culto al héroe, el patriotismo, los presidentes y el mundo militar, es decir una historia encomendada bajo unos parámetros fijados y para privilegiar a una clase social o grupo importante de aquellos momentos históricos de nuestra nación; es de allí que se toma como referencia lo escrito por Aguirre (2008) donde esboza que "la mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena historia, que la historia crítica. Por eso, entre otras razones, ha proliferado tanto y se ha mantenido viva en muchas partes del mundo, durante tanto y tanto tiempo. Pero si es mucho más fácil y exige mucho menos esfuerzo ser un mal historiador .." (p.27)
Observando la trascendencia de la historia es necesario señalar que su desarrollo no tiene nada de lineal y de simple, y que lejos de esa escalera imaginaria de avances y conquistas ineluctables, sus itinerarios se despliegan más bien como una especie armadura compleja que a veces abandona totalmente una línea evolutiva que había seguido por siglos y hasta milenio, para recomenzar de nuevo desde otro punto de partida, mostrando además esos múltiples itinerarios, es de allí que los historiadores positivista conciben como una línea recta, siempre ascendente, majestuosa y llena de avances y conquistas sin fin.
Otro aspecto importante a considerar es el mismo positivismo, visión que al limitar el análisis únicamente a los hechos comprobables, anula el nivel interpretativo del sentido profundo que guarda la dimensión del hecho de historiar que se distancie del llano nivel empírico; en la búsqueda estéril de la objetividad y neutralidad absoluta frente a su objeto de estudio, es decir, la pretensión de no tomar partido, no juzgar, no apasionarse y no involucrarse para nada con los personajes o situaciones que se investigan; es plantearse el hecho de una historia aséptica, donde el historiador vive en completo divorcio con el contexto donde se encuentra enclavado realizando el hecho histórico, que incluso se utiliza como argumento para negarle al historiador la posibilidad de ocuparse, con mirada igualmente histórica, de los cadentes y comprometidos hechos del presente.
Ante los señalamientos antes expuestos y apelando al hecho de historia crítica que restituye la noción de progreso un sentido totalmente diferente a lo que se ha concebido en la historia tradicional, mostrando así esa multiplicidad de líneas y trayectorias diversas que integran al objeto y sus partes, esbozando al hecho de ensayo y error, consolidando ciertas certezas adquiridas y recuperando en un momento posterior a los resultados que anteriormente se creían pocos útiles y recomenzando la tarea tantas veces necesarias hasta entender el hecho de desentrañar el origen y causas del fenómeno que se estudia y su esencia; de igual manera se expresa el hecho de concebir una historia que sea neutral, y que sea objetiva, si por esto último entendemos una historia en la cual no nos involucremos de ninguna manera, manteniendo un desinterés, una distancia y una indiferencia totales hacia lo que examinamos; pero en cambio se plantea una historia científicamente que rompa con la falsa creencia de la objetividad, donde se sostenga que no hay una verdad absoluta no existe ni existirá nunca en el terreno de la historia.
El principal aporte de la historia marxista que se pretende explicar está centrada en el intento de recuperar la voz de las clases populares y de los oprimidos, ya sea concibiéndolos como los verdaderos protagonistas y constructores de la historia y pensarse en volver a pensar y hacer historia en su totalidad incorporando siempre a los agentes colectivos y a los grupos sociales mayoritarios dentro de los protagonistas centrales y reales del drama histórico, a la vez que se consideran también las realidades económicas, los fenómenos geográficos, los procesos sociales, las estructuras culturales y las dimensiones y los elementos civilizatorios de dichas totalidades históricas.
En la construcción de una historia profundamente crítica, es el accionar de un hecho no aislado, que pueda construirse en un discurso historiográfico de la historia social, en la doble acepción tanto de la historia de los fenómenos y procesos colectivos y sociales en sentido estricto, como también de historia de siempre contextualizada socialmente, aún cuando se ocupe de las élites, los individuos o los personajes singulares, reconociendo las condiciones y dimensiones de cada integrante de una sociedad, ya sea, en su espacio materialista, sensibilidad, económica, sentimientos, es decir, que reconozca las pluralidades, desde el punto de vista de la totalidad, oponiéndose necesariamente a los criterios de la historia oficial y positivista que aún quedan secuelas en el período histórico de nuestros días.
Entonces apuntando al hecho de construir una nueva concepción de la historia se plantea que no se debería limitar el hecho de historiar al estudio, y las técnicas, quizá sea posible no sólo identificar con más precisión este tipo de historia tradicional y aburrida que todavía hoy padecen los estudiantes a lo largo de toda su formación, sino también ayudar a desbrozar, desenmarañar, desaprender el camino para superar este tipo de historia, para ser capaces de proponer y practicar otra historia, completamente diferente y nueva para restituirle su dimensión profunda como historia crítica, vinculada a los movimientos sociales actuales y a las urgencias y demandas principales del presente, a la vez que dispuesta a contribuir y a colaborar, en la medida de lo posible, en la construcción de un futuro diferente, donde se eliminen la explotación económica, el despotismo político, la desigualdad y las discriminaciones sociales, con el fin de que el porvenir no sea visto, como sucede hoy, con aprehensión y temor sino, por el contrario, con verdadero optimismo y profunda esperanza que la revolución historiográfica que empezó a finales del siglo XX, son nuestras armas para combatir y repensarse el hecho de hacer y construir una historia desde lo complejo, transdisciplinario del objeto y el sujeto en todo su esencia.
Pero esta postura crítica, no se queda en un simple ejercicio de contemplación discursiva o vana erudicción, sino que busca hacer no solo una reflexión, sino también de aprendizaje en el modo de abordar y pensar los hechos históricos, buscando, así, abrir el espacio y contribuir a crear las condiciones para la formación de buenos historiadores críticos, presentando de modo accesible a un amplio público, un conjunto de ideas y propuestas, complejas y elaboradas, de lo que se dice debería ser y es en verdad la historia más actual y más de vanguardia y el hecho de historiar y el verdadero oficio del historiador; Pero no convirtiendo esas propuestas e ideas en tesis y nociones simples, sino más bien reformulándolas de una manera sencilla, que a la vez que mantiene su complejidad, las ilustra con ciertos ejemplos y las desmenuza con más detalle, retraduciéndolas a un lenguaje más cercano y asequible a ese amplio público.
Una vez reseñada las principales contribuciones para el desarrollo de una historia crítica y retomando el propósito esbozado en el contenido es necesario, no hacer solo simples ideas que son complejas, si no también combatir y criticar viejas ideas simples rutinarias y ya superadas sobre lo que es y sobre lo que debería ser la historia, tomando como referencia los aportes de la escuela de los Annales, cuya contribución consiste en la viabilidad de la construcción de una ciencia de la historia que detecte regularidades, defina tendencias y formule leyes de los procesos sociales, orientando hacia la creación de una historia social, que, por un lado, incorpore como los verdaderos protagonistas de la historia, a los antes completamente ignorados grandes actores colectivos, y que por el otro, incluya el macrocontexto social general dentro del cual dichos actores sociales se desenvuelven; permitiendo así, significar ¿Qué historia debemos hacer y enseñar hoy? Un modelo para desarmar, los elementos generales de una historia nueva, científica, crítica y comprometida con las demandas del presente.
De esta manera, al concebir la historia desde la perspectiva de la totalidad, es decir, como una única realidad social, aunque con distintos niveles, de pasados, presentes y futuros, donde lo esencial es la reconstrucción de una historia como se enunció anteriormente en la totalidad, desde lo micro, lo menudo, la historia local, la historia regional, lo nacional, lo mundial y universal; entendiendo que hay que llevar acabo una promoción a fin de impulsar una historia nueva, actualizada, científica y con amplio sentido crítico, que se extienda a cualquier parte del mundo, no es otra cosa que asumir dentro de nuestro propio oficio de historiador, las consecuencias importantes de la situación histórica es desde ese punto, tal que Zavarse (1995) "Un historiador es capaz de descifrar, de desenmarañar redes porque es capaz de reconocer los hilos, de responderlos y si bien no posee el don de la profecía, si puede al menos detectar tendencias, construir posibles escenarios como dirían los planificadores de hoy" (p.9) .
Renovar a la historia para restituirle su dimensión profunda como historia crítica, vinculada a los movimientos sociales actuales y a las urgencias y demandas principales del presente, a la vez que dispuesta a contribuir y a colaborar, en la medida de lo posible, en la construcción de un futuro diferente, en donde se elimine la explotación económica, el despotismo político, y la desigualdad y discriminación sociales, y en donde el porvenir no sea visto, como sucede hoy, con aprehensión y con temor, sino por el contrario con verdadero optimismo y con profunda esperanza hacia la construcción de una nueva, novedosa i autentica historia.
Fuentes Consultadas:
Aguirre, Carlos A. (2008) Antimanual del mal Historiador Colecciones Historias Editorial El Perro y la Rana
Zavarse La Cruz Taide (1995) [Lección Inaugural realizada en la U.C.V Caracas, Venezuela 03/11/1995].
Autor:
Luís Alberny Rodríguez
Carúpano, Febrero 2011.