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La orientación sexual (página 2)

Enviado por danyervik


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La actitud que más comúnmente se prolonga en las sucesivas etapas de nuestro crecimiento es el EGOCENTRISMO de la niñez y de la infancia. Este egocentrismo genera en nosotros diversas manifestaciones que las vamos a resumir en el siguiente cuadro:

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El Vedette: Busca la admiración por la admiración. La fama y popularidad es sinónimo de superioridad. Alardea, exagera, miente, hace comedias con tal de ser visto y tomado en cuenta. Cuando no tiene público se siente deprimido y apagado.     El Vedette vive sujeto a las opiniones de los otros. Se deprime cuando le han criticado y ridiculizado y se exalta cuando se siente elogiado.     Su personalidad tiene poco fondo. Por eso trata de revestirse de formas: fama, dinero, admiración, popularidad. Poco a poco su rostro se va tornando en fachada hecha de fanfarronería, grandilocuencia, engreimiento y mentira. Cuando nadie le alabe, él mismo lo hará.     En el fondo es un fracasado, pero no lo acepta. Los amigos se compadecerán de él y entonces se volverá agresivo o se hundirá en el aislamiento.El Nerón: No le importa brillar, sino gobernar e imponer. Su máxima emoción es "manejar" los acontecimientos y las personas, saber que se hace lo que él ordena.      La imagen de su Yo es el conquistador: César, Napoleón, Hitler… Su máxima pesadilla es descubrir su debilidad. Saber que alguien es más fuerte que él. Busca el influjo social para decidir. Los demás deben aceptar su superioridad y sentirse menos que él. Siempre se hizo su voluntad, sus padres fueron los primeros súbditos. Jamás se le privó de un capricho.El Menino: El menino vive de la compasión de sus amigos. Engendra compasión exagerando sus sufrimientos o inventándolos. Cuando más compasión busca, más se alejan los amigos. Roto este círculo, toda la vida del menino puede convertirse en alegría.     La imagen de su Yo es generalmente del "bebé" abandonado y desprotegido. Su pesadilla es quedarse sin protectores. El Quelonio: Busca la soledad y rehúye molestias, metiéndose dentro de su propio caparazón. Se oculta de su propia impasibilidad y renuncia al mundo asumiendo la actitud de la zorra ante las uvas.      No se preocupa de él y, entonces, se encierra cada vez más y se aísla. La imagen de su Yo es la de Diógenes en su tonel, es como un cuarto oscuro.(Esta tipología está basada en Künkel; citada por Ubaldo Chueca SDB, en su libro PSICOLOGÍA", ed. Salesiana).

 

Uno de los factores más constructivos de la personalidad en evolución resulta ser una experiencia particular que se denomina PROYECTO DE VIDA.

En efecto, en toda la edad psicológica el psicólogo constata la presencia de esta experiencia humana: el niño, el adolescente, el joven, crecen proyectándose, viven dentro de sí un proyecto de vida.

El hombre es un ser que se interroga. Debe tomar en sus manos su vida y buscarle un sentido. Descubre los valores que lo atraen y por cuya estima que la vida merece vivirse. Poco a poco adquiere un sistema de valores en los que se van ordenando los unos respecto a los otros. Y así, en la medida en que vive de un modo verdaderamente humano, el hombre forma un proyecto de vida, el proyecto de los valores, a la luz del cual se compromete a múltiples situaciones de su existencia. En fuerza de este proyecto de vida, puede dar un sentido a su compromiso en este mundo, a partir de un compromiso proyectado frente a sí y que, por este hecho, comienza a despuntar. Este proyecto de vida engloba todo lo que se puede esperar de la existencia.

Ciertamente, nosotros podemos edificarlo en modo arbitrario, pero podemos también (y debemos) determinarlo sometiéndonos a los valores que nos solicita la realidad objetiva. Debe ser, pues, realístico y de acuerdo con la propia experiencia. Es de este modo como determinamos nosotros mismos, nuestro procedimiento personal a través de la situación que la existencia nos impone.

El proyecto de vida está presente a lo largo del desarrollo de la persona, pero con diversos tonos y funciones. El proyecto de vida a los diez años no es aún el de los 16, ni el de los 16 el de los 20. Pero puede haber una continuidad entre estos momentos, recomponiéndose los elementos del pasado en una nueva sucesiva síntesis.

Expresa auténticamente una personalidad que vibra por determinados valores y que percibe más o menos explícitamente las consecuencias de aquello que es actualmente (yo actual) y aquello que tiende a ser (yo ideal). Todo proyecto del porvenir, en la medida en que se radica en la historia, manifiesta un dinamismo creado por el nivel existente entre una personalidad que se va delineando y el papel social que qusiera desempeñar.

Elaborar un proyecto de vida comporta, por tanto, partir de aquello que es y determinar poco a poco lo que se ha de ser. El significado psicológico del proyecto general de la existencia es grandísimo, puesto que es el centro de integración de la persona en cuanto representa el significado de la existencia para la persona; indica la medida de las aspiraciones del sujeto y un acto de esperanza; constituye un principio de autonomía y de libertad interior.

Los peligros de la adolescencia

Esta difícil edad de la vida es, a menudo, incomprendida y lamentablemente, en no pocos casos, ignorada y abandonada. Y, sin embargo, es la edad en que generalmente comienza el consumo de alcohol y tabaco, tan perjudiciales para la salud. Y, lo que es peor, el momento en que corre peligro de ingresar al tenebroso y autodestructivo mundo de las drogas, desgraciadamente tan extendido en nuestros días.

Todo esto se agrava, más aún, porque el desorientado adolescente, que tiende a alejarse de su familia, en cambio se integra a grupos que, con frecuencia, no son los más convenientes para él, sino todo lo contrario. De ahí la importancia de la familia bien constituida, del amor y el apoyo de los padres, de la responsable orientación de los maestros, de la calidad humana de los amigos y, en general, de la sociedad en que el adolescente vive.

Por otra parte, es urgente que el propio adolescente sea el más interesado y decidido artífice de su personalidad, la misma que irá forjando firme, sólida y valiosa en todos los actos de su vida. Realizando todo lo que sea positivo para ello: estudio, deportes, actividades sociales solidarias y constructivas, actividades artísticas, etc. Y evitando, en cambio, todo aquello que pueda perjudicarlo y destruirlo, como sucede, por ejemplo, con la funesta drogadicción, que puede convertirlo en un guiñapo humano más de los muchos que, por desgracia, se arrastran en las ciudades del mundo.

La sexualidad constituye una importante dimensión psicológica de la personalidad de tal significación que determina y condiciona la naturaleza del ser humano .Considerar la sexualidad como atributo de la personalidad en su evolución , compromete asumir su expresión en dependencia del momento de desarrollo del individuo y la necesidad de su orientación ,lo que se concreta en la educación sexual como proceso de preparación del ser humano para el amor, acorde con principios éticos y morales basados en la responsabilidad , la equidad, la diversidad, las relaciones de pareja y la preparación del hombre y la mujer para la constitución de la familia, célula básica de la sociedad .En correspondencia con lo anteriormente planteado surge la necesidad de revertir la problemática, orientando la educación de la sexualidad de los estudiantes de primer año de Licenciatura en Instructores de Arte ,de manera transformadora, que se traduzca en modos de actuación responsables y así contribuir a la educación sexual de los mismos, egresando jóvenes con una formación integral.

Los niños desde el kínder empiecen a recibir nociones de reproducción de plantas y animalitos en sus juegos.

 

 

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