- Algunos datos históricos
- Estructura de la Orden
- El status de la Orden en el Derecho Internacional
- La Naturaleza jurídica de la Orden
- Relaciones de la Orden con el Estado Italiano
- Relaciones con la Santa Sede
- La Orden de Malta y las Organizaciones Internacionales
- Conclusión
- Bibliografía
I. Algunos datos históricos
La Orden fue fundada antes de la toma de Jerusalén (1099 Primera Cruzada) como una comunidad monástica que, dedicada a San Juan Bautista, administraba un hospicio-enfermería para los peregrinos que iban a Tierra Santa. En sus inicios estuvo vinculada espiritualmente a los Benedictinos y, bajo el Beato Gerardo Sasso di Scala († 1120), se convirtió en una organización autónoma. Con la Bula del 15 de febrero de 1113 del Pontífice Pascual II, dirigida a Gerardo, se aprobó la fundación del Hospital de San Juan. En virtud de esa Bula y de otros sucesivos documentos pontificios, el Hospital se convirtió en una Orden exenta de la Iglesia.
La situación política, después de la fundación por los Cruzados del Reino de Jerusalén, obligó a la Orden, ya bajo su segundo Superior —y el primero en denominarse Maestre— Frey Raymond du Puy, a asumir funciones militares para la protección de los enfermos, los peregrinos y los territorios cristianos que los Cruzados habían recuperado de los Musulmanes. Así la Orden del Hospital de San Juan adquirió el carácter de una Orden de Caballería.
Los Caballeros eran al mismo tiempo religiosos, sujetos a los tres votos de obediencia, castidad y pobreza. De esta manera se convirtió en una Orden religioso-militar, con dos finalidades fundamentales: la defensa de la Fe y el servicio a los necesitados.
En 1291, Acre, la última ciudad cristiana en Tierra Santa, cayó y la Orden se estableció provisionalmente en Chipre. La independencia de la Orden de cualquier otro Estado, en virtud de los documentos pontificios, y su derecho a mantener fuerzas armadas y combatir guerras, constituyeron la base de su soberanía internacional. Con la ocupación de la isla de Rodas, la Orden adquirió además soberanía territorial.
Rodas se convirtió en un baluarte de la Cristiandad en el Mar Mediterráneo oriental. Estaba regida por el Gran Maestre y el Consejo, acuñaba su propia moneda y mantenía relaciones diplomáticas con otros Estados. El Gran Maestre era Príncipe Soberano de Rodas, como después lo sería de Malta.
En diciembre de 1522, el Sultán Solimán el Magnífico atacó Rodas y los Caballeros tuvieron que capitular y en enero de 1523 abandonaron la isla. Durante los siguientes siete años la Orden, aun cuando conservó su soberanía internacional, estuvo sin territorio hasta que, por cesión del Emperador Carlos V —en su calidad de Rey de Sicilia— obtuvo como feudo soberano las islas de Malta, Gozo y Comino, así como Trípoli, en el norte de Africa. El 26 de Octubre de 1530, el Gran Maestre Frey Philippe de Villiers de l’Isle-Adam tomó posesión de Malta, con la aprobación de Papa Clemente VII. La Orden debía permanecer neutral en las guerras entre naciones cristianas.
En 1607, y nuevamente en 1620, a la dignidad de Gran Maestre fue unido el título de Príncipe del Sacro Romano Imperio y en 1630 se igualó a la dignidad de Cardenal de Santa Romana Iglesia, con el tratamiento de Eminencia.
En 1798, Napoleón Bonaparte, durante su campaña de Egipto, ocupó la isla de Malta y expulsó a la Orden. Los Caballeros se encontraron de nuevo sin sede territorial. A ello siguió lo que se ha llamado el golpe de Estado ruso (1798-1803).
El Emperador Pablo I de Rusia, se hizo proclamar Gran Maestre (de facto, no de jure) por un reducido grupo de Caballeros, en lugar del Gran Maestre Frey Ferdinand von Hompesch, quien se había visto obligado a abandonar Malta. Esa proclamación no fue reconocida por la Santa Sede (condición necesaria, en aquel entonces, para su legitimidad). Su sucesor, Alejandro I, en cambio, ayudó a la Orden a regresar a un gobierno legítimo y en 1803, Frey Giovanni Battista Tommasi fue elegido 73° Gran Maestre.
Los ingleses habían ocupado Malta en 1801 y aunque el Tratado de Amiens (1802) reconoció los derechos soberanos de la Orden sobre la isla, nunca le ha sido posible hacerlos valer.
Después de haber tenido sedes provisionales en Messina, Catania y Ferrara, la Orden finalmente en 1834, se estableció en Roma, donde hasta ahora goza de extraterritorialidad en el Palacio de Malta (numero 68 de Via Condotti) y en la Villa del Aventino.
Desde 1805 la Orden había sido regida por Lugartenientes, hasta que en 1879, el Papa León XIII, restauró el Gran Magisterio y los honores de Cardenal adjuntos al cargo. La labor hospitalaria volvió a ser su objetivo principal.
II. Estructura de la Orden
La Orden de Malta constituye la única continuación ininterrumpida de la Orden del Hospital de San Juan, reconocida en 1113. Sólo ella es una Orden religiosa de la Iglesia Católica y a la vez una Orden católica de Caballería. Es la única que tiene Caballeros Profesos, llamados de Justicia, sucesores directos de sus fundadores y entre los cuales se eligen el Gran Maestre y la mayoría de los miembros del Soberano Consejo.
La soberanía de la Orden es ejercida en el ámbito de tres poderes: el legislativo corresponde al Capítulo General, órgano de representación de los Caballeros, y en forma subsidiaria al Gran Maestre con el Soberano Consejo, los cuales ejercen también el poder ejecutivo, mientras que el poder jurisdiccional corresponde a los Tribunales Magistrales. El Gran Maestre es el Jefe Supremo de la Orden y es elegido por el Consejo Pleno de Estado.
El Capítulo General es la Asamblea Suprema de Caballeros, que se reúne normalmente cada cinco años y elige a los miembros del Soberano Consejo, mientras que el Consejo Pleno de Estado es convocado con la finalidad de elegir al Gran Maestre o Lugarteniente.
Tanto el Capítulo General como el Consejo Pleno de Estado, incluyen representantes de los Grandes Prioratos, Prioratos, Subprioratos y Asociaciones Nacionales, organismos en los que se divide la Orden en los diversos países del mundo.
Por la precedencia correspondiente a un Cardenal, y por tanto Príncipe de Sangre Real, así como por la dignidad de Príncipe del Sacro Romano Imperio (reconocida por Austria e Italia) y siendo ex Príncipe reinante de Rodas y después de Malta, el Gran Maestre goza del tratamiento de Eminencia y Alteza, es decir Alteza Eminentísima, y es internacionalmente reconocido como Jefe de Estado al cual corresponden honores soberanos.
El Gran Maestre gobierna la Orden asistido por el Soberano Consejo, presidido por él mismo y constituido por los cuatro Altos Cargos: el Gran Comendador, el Gran Canciller, el Gran Hospitalario y el Recibidor del Común Tesoro, y por seis otros miembros, elegidos por el Capítulo General entre los Caballeros Profesos y entre los Caballeros de Obediencia.
El Sumo Pontífice nombra, como su representante, a un Cardenal de Santa Romana Iglesia, quien tiene el título de Cardinalis Patronus; este último es asistido por el Prelado de la Orden, también designado por el Sumo Pontífice.
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