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Tratamiento de la Hiperactividad en niños de 6 a 8 años


Partes: 1, 2

    1. ¿Qué provoca esta Hiperactividad?
    2. ¿Qué hacer con la Hiperactividad?
    3. Actividades a realizar con el niño hiperactivo
    4. Orientaciones metodológicas
    5. Particularidades de la sesión de tratamiento con niños hiperactivos
    6. Escuelas de padres
    7. Formas de evaluación del tratamiento
    8. Bibliografía 

    La Hiperactividad, se caracteriza por excesiva intranquilidad, concentración lábil, reducción del tiempo de atención y pobre control de impulsos. Estas características determinan frecuentes dificultades en la conducta y el aprendizaje escolar.

    Este Trastorno de Conducta y/o Emocional consiste en  el cambio continuo de una actividad a otra, que se manifiesta en una gran intranquilidad, ajena a la voluntad del niño, por lo que no cesa ni disminuye con órdenes dirigidas al pequeño. Esto hace que el niño sea considerado como un "malcriado insoportable", que muchas veces, incluso, llega a ser rechazado por los adultos.

    Hay algunas actividades muy difíciles para estos niños, por ser muy pasivas y obligarlos necesariamente a estar sentados, tranquilos y concentrados, por eso es que en las actividades educativas de mesa   (recortado, modelado, dibujo) o en las de lectura de cuentos, observación de láminas o de nociones matemáticas, se cansan pronto, estropeando su trabajo y dirigiendo su energía a molestar a los demás. Es bueno señalar que esto no lo hacen por malacrianza, sino porque no son capaces de controlar sus impulsos.

    Puede pensarse que esta intranquilidad agote al niño y lo haga dormir profundamente a la hora de la siesta, pero no ocurre así, en este momento el niño se muestra también intranquilo, se niega a dormir o demora en hacerlo, e incluso, cuando lo logra, se mueve dormido, habla y da la impresión de que no descansa.

    Como ya habíamos dicho, el niño no es responsable de esta manera de actuar y si los adultos no saben conducirlo, pueden crearle problemas mayores, pues se dificultaría más su educación, causándole retraso en el aprendizaje. Es conveniente aclarar que hay edades en que un aumento en la actividad es totalmente normal.

    La hiperactividad es difícil de controlar debido al trabajo tan agotador que es necesario realizar con estos niños, que por su gran intranquilidad manifiestan generalmente una falta de atención que dificulta su comprensión de lo que se les dice, porque no pueden estar quietos el tiempo necesario para escucharlo.

    Esto hace que no realicen bien las actividades, lo que lleva a veces a pensar que no comprenden y que se les achaquen problemas de inteligencia, que realmente no tienen.

    Es útil que se conozca que el niño hiperactivo puede ser inteligente y, sin embargo, ser incapaz de demostrarlo a causa de su dificultad para atender y concentrarse.

    ¿Qué provoca esta Hiperactividad?

    La hiperactividad puede comenzar como resultado de la incubación de una enfermedad física o el restablecimiento de ella, o producirse como respuesta a problemas durante el embarazo o el parto, enfermedades infecciosas graves durante las primeras edades, o un golpe fuerte.

    El tipo de sistema nervioso de los niños es otro elemento a considerar, algunos pequeños tienen un temperamento más activo que otros.

    También puede ser originada por estados de ansiedad provocados por problemas familiares, como la llegada de un hermanito, la separación de un familiar, el divorcio de los padres, el cambio de vivienda, etc.

    Pero, generalmente, obedece a procedimientos incorrectos en la educación de los pequeños, dados por el rechazo o el trato agresivo de los adultos, la imposición de órdenes y prohibiciones absurdas que el niño no comprende y que van en contra de su desarrollo; también porque se les deja muy poca libertad en su iniciativa, indicándoles siempre las formas en que deben actuar o porque se organiza su vida y actividad de manera inadecuada, forzándolos a grandes esperas o a grandes períodos de actividad pasiva.

    ¿Qué hacer con la Hiperactividad?

    1-       Es fundamental tratar a los niños con mucha paciencia y afecto, para poder ayudarlos a desarrollar poco a poco el autocontrol, la disciplina, la atención y la capacidad de esperar. Para ello es imprescindible aceptar al pequeño, no rechazarlo ni regañarlo continuamente porque corre, porque habla rápido, porque está intranquilo, para lograr que el niño se acerque al adulto y así poderlo guiar.

    2-       Se les debe tratar cariñosamente y siempre de forma calmada, sin gritos ni gestos de desesperación.

    3-       Es muy importante no hacer comentarios negativos sobre su conducta que el pueda oír y sobre todo, no ponerle nombres como '' ciclón '' o '' bola de humo '', que lo que harán será disgustarle con el adulto y alejarlo de él, disminuyendo así las posibilidades de orientarlo convenientemente.

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