- Cultura helenista
- La política en Roma
- El ambiente judío de la religión
- Jesús y la Iglesia primitiva en su ambiente histórico
- Panorama literario
- Panorama teológico
Para comprender la realidad del Nuevo Testamento es conveniente abordar los contextos en que se desarrollaron los planteamientos del mismo, como de las influencias que giran en torno a su creación. Aspectos como la cultura helenista, la política romana, y la religión judía, configuran el imaginario neotestamentario.
Cultura helenista
Se menciona en 32 oportunidades en el Nuevo Testamento términos griegos. La cultura helenista se expandió hasta convertirse en una realidad inherente a la economía, el ejemplo de la polis era tomado como un referente de las ciudades, incluidas las ciudades judías de Alejandría y Antioquía. En algunas ciudades fracasó la implantación de ese modelo, por ejemplo Jerusalén en el año 170, obtuvo la oposición de los tradicionalistas.
El comercio se facilitaba por el dialecto, en nuestro caso el griego, los judíos establecieron la creación de la banca, la economía alcanzaba una importancia mayor. El desarrollo sucedía también con algunos lugares productores de materia prima para la exportación.
A nivel social existía injusta repartición de los bienes, cuando no existía la posibilidad de pagar las deudas, la familia se daba por vendida (Mt 18, 25), la delincuencia aumentaba progresivamente, crecimiento de la esclavitud, impuestos (imperiales y locales).
Las deidades eran una necesidad en el imperio y en la cultura griega, se ofrecían sacrificios y demás acciones cultuales, la religión oficial se mantenía ligada a la ciudad, las mismas leyes estaban dirigidas de algún modo por principios sobrenaturales. Además de la religión oficial existían denominaciones mistéricas y la gnosis, se caracterizaban por ofrecer un acercamiento personal hacia Dios, contrario a la religión tradicional, el mito era el centro de su acción y se adaptaban a las necesidades del momento.
En el ambiente de la filosofía se intenta responder a las dudas del hombre del siglo I. Se ofrecía una moral estoica severa, con elementos neopitagóricos y cínicos. El pensamiento de la época estaba dirigido a subsanar los problemas existentes en la ciudad-estado y los dioses. El epicureísmo es tomado por Flavio Josefo, historiador judío, para comparar a los saduceos, el epicureísmo plantea la búsqueda del placer y los justos deseos. El estoicismo por su parte, expone lo contrario, según la stoa, el hombre debe vivir en armonía con el universo, siguiendo la ley natural; de esta apreciación se empapará Filón de Alejandría y los demás pensadores de esa ciudad. Flavio Josefo equipara a los estoicos con los fariseos, grupo al que él pertenecía. Los cristianos a su vez, asumieron también este pensamiento esoticista, San Pablo en su discurso en Atenas cita al pensamiento estoico, refiriendo palabras como "conciencia" y "ley natural".
De este modo, el ambiente cultural helenista-filosófico, religioso y social, fue asumido por la Iglesia primitiva, utilizando los elementos en consonancia con sus principios y rechazando a la vez las formas extremistas, por ejemplo el sincretismo religioso.
La política en Roma
La última parte del AT está escrito en griego (Macabeos 8, 1-17). Los acontecimientos de la vida de Jesús en el NT se relacionan con la política romana, en cuanto a los personajes (Hc 18, 2; Lc 2, 1; Lc 3, 1; Mc 12, 17).
Roma del siglo I: I a.C
Generaciones distintas se sucedieron en este contexto: Alejandro Magno, los césares, Herodes, Calígula (37 d.C.), Claudio (41-54), muchos judíos expulsados por un tal "Cresto"; posteriormente aparece Séneca, la dinastía de los Flavios (69-96).
El poder y el culto imperial tuvo una progresiva aplicación, en oriente el rey era considerado como la encarnación de la divinidad, al que tributaban honores divinos, todas las ciudades del imperio debían cumplir con las prescripciones, con el objeto de obtener una mayor unidad ideológico-religiosa en el imperio.
Las clases sociales de este periodo se dividían en: hombres libres, los ciudadanos romanos, los esclavos. Los primeros tenían grandes ventajas. El mismo Pablo de Tarso hizo uso de su ciudadanía romana para exigir el cumplimiento de sus derechos. Así, los ciudadanos romanos se dividían en tres categorías: clase senatorial (familias ricas del senado), clase ecuestre (en tiempo de guerra podían proporcionar un caballo), la plebe (profesionales y diversos oficios artesanales); los hombres libres de las provincias fuera de Italia; y finalmente los esclavos (propiedad del amo, no poseían estatuto jurídico propio).
En el imperio romano, la ciencia y la cultura se veías alimentada por las ciencias: matemática, astronomía, medicina, botánica, zoología, filología. La educación de los romanos se planificó según el modelo griego, abandonando la educación militar, una vuelta a los pensadores griegos como Homero, la literatura, el deporte y la música.
Página siguiente |