Introducción
Un indicador es aquel referente que demuestra el nivel de desarrollo en uno o varios aspectos de la educación, permiten el análisis y la evaluación de diferentes aspectos en la educación, como: el desarrollo de las competencias de los alumnos a nivel micro, el desempeño de la institución o del propio sistema educativo desde una postura macroreticular. Estos criterios son referentes para valorar los aspectos que se quieren evaluar de acuerdo a las mejoras que se pretenden alcanzar, actualmente el sistema educativo mexicano ha tenido una serie de reformas que empezaron desde el 2012 y que buscan optimizar la capacidad de la estructura educativa para responder a las demandas de la población en edad de recibir instrucción académica y de la población en general.
En los últimos tiempos se han mencionado en diversos discursos y desde variables posturas los indicadores de la educación, en contextos muy diferentes y haciendo referencia a realidades muy diversas. Que sirven como elemento para el monitoreo y la evaluación de sistemas educativos, planes y programas de cualquier nivel educativo o en el caso particular de la adquisición de conocimientos o desarrollo de competencias en un alumno y en ultimas ocasiones del último elemento antes mencionado que tienen los docentes y cómo influyen en su práctica profesional.
De esa manera Scheerens, Glass y Thomas (2005) sugieren el termino monitoreo en relación con la recopilación de información que se produce en el día a día, en el curso mismo de los acontecimientos educativos, y que sirven como base de las decisiones sobre la gestión. (Scheerens, Glass y Thomas, 2005, citado en García, 2) El tipo de información que recopila muchas veces es de tipo administrativa y que en cierta manera no es objetiva, en diversas ocasiones puede estar manipulada para mostrar ciertos resultados que no son precisamente verídicos, por ejemplo: el aprovechamiento de los alumnos, para demostrar que existe un buen nivel académico y que se tiene el adjetivo calidad en la educación que se proporciona a la población con la finalidad de tener reconocimiento social y de igual manera, recursos para la institución.
Aunque en este sentido se tiene que señalar que las finalidades de la evaluación de acuerdo a Shereens, Glass y Thomas (2005) son 1) certificación y acreditación; 2) rendición de cuentas y 3) el aprendizaje de la organización (Scheerens, Glass y Thomas, 2005, citado en García, 3) La certificación y acreditación se enfocan en pocas palabras en las cualidades del objeto a valorar y de manera obligatoria se ajusta a las normas estándares establecidos, entendidos como una serie de estándares que se deben de alcanzar para poder obtener una acreditación positiva y estas son impuestas por parte de organismos o instituciones que tienen la capacidad evaluar como por ejemplo: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Banco Mundial (BM), UNESCO, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), Estudios realizados por las universidades públicas como la UNAM, UPN, entre otros.
En otro orden de ideas, la rendición de cuentas, por su parte, permite que la calidad del objeto sea inspeccionada y validada por la sociedad y sus diferentes instituciones. Para concluir estos criterios es necesario marcar que la organización educativa sea capaz de determinar cuál es lo positivo que le deja ese proceso, más que un simple proceso que en múltiples ocasiones es obligatorio y administrativo. El aprendizaje de la organización como estrategia de evaluación está dirigido a determinar si la evaluación de la calidad se utiliza como base de la mejora del objeto evaluado.
Desde una mirada administrativa la evaluación se concibe como un sinónimo de desempeño que siempre se ha jerarquizado al trabajo y aprendizaje de los estudiantes en base a un número. De igual manera no se debe de dejar a lado que el desempeño también significa: actuar, trabajar, esto permite tener una idea básica, así desde el paradigma pedagógico en el que nos encontramos que es el socioconstructivismo, se debe de rescatar que los indicadores son base para la elaboración de instrumentos de evaluación como: rubricas, listas de cotejo, entre otros.
Estos indicadores son susceptibles de comparación y pueden ser modificables de acuerdo al momento histórico y al contexto en el que se trabaja y deben de estar conscientes del progreso y los cambios en el desempeño de las variables o elementos a valorar.
Una propuesta de indicadores a nivel nacional es la que establece el INEE (2009) y que funcionan para el sistema educativo en general son los señalados en 2003 donde integro en 37 indicadores, que a su vez se subdividen en 297 subindicadores agrupados en cinco categorías entre las que se encuentran: agentes y recursos del sistema, procesos educativos y gestión, acceso y trayectoria y resultados educativos (INEE, 2009, citado en Garcia, 13) más allá, se debe de tener en consideración que la educación es de calidad cuando está enfocada a satisfacer las aspiraciones y necesidades de la sociedad a la que está dirigida; si, al hacerlo, se alcanzan las metas que en cada caso se persiguen; de igual manera se debe considerar, el aprovechamiento óptimo de los recursos disponibles para impartir educación.
Como se mencionó los indicadores son un elemento fundamental para la evaluación, ya que son piezas que están regidas por una normatividad y que permiten conocer y valorar diferentes aspectos en este caso del sistema educativo. Los proyectos de elaboración de indicadores que hasta ahora se han puesto en marcha han enfocado fundamentalmente su atención hacia los sistemas educativos tomados en conjunto. No obstante, existen otros ámbitos de interés, como el que se refiere a los centros docentes, que comienzan a atraer una atención creciente. En todo caso, nunca se insistirá bastante en que los indicadores no son sino un instrumento de evaluación, que puede resultar muy útil para diagnosticar el estado y la situación de la educación, pero que requiere de otros enfoques y ejercicios complementarios si quiere contribuir a la mejora. Olvidar esa idea central puede provocar una frustración de las expectativas abusivamente puestas en esta herramienta de seguimiento. No se puede ignorar que la evaluación no es una solución, aun cuando realice una valiosa aportación para la mejora.
Garcia Cabrero, B. (2010). Modelos Teoricos e Indicadores de Evaluacion Educativa. Revista Electronica Sinectica, 1-21.
VALLE, S. I. (03 de 06 de 2014). MEXICO SOCIAL, EL RETO DE LA CALIDAD DE LA EDUCACION.
Autor:
Lic. S. Sarahi Romo Miravete
Seminario de Modelos de Evaluación de Programas y Procesos de Enseñanza
Fecha: ENERO/2016