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Gabinetes de Comunicación: Una observación desde Cuba 


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Juntos, ¿y también revueltos?
    3. Pertinencia de una relación armoniosa
    4. Bibliografía

    Resumen

    Mientras en el mundo -sobre todo en Europa– proliferan los Gabinetes de Comunicación como constante en el sistema informativo, en Cuba todavía se le miran desde lejos. En la actualidad no existe partido político, institución o grupo económico de cierto relieve que no utilice los servicios de estos departamentos, cuya aparición incrementa las rutinas periodísticas del profesional. A su vez se hacen más fuertes las fuentes informativas cercanas al poder y más débiles a las no oficiales. Esta dicotomía entre la comunicación organizacional y la comunicación masiva, se deben observar en el entorno cubano con el propósito de hallar  puntos de convergencias, en tanto no puede significar la suplantación de una por otra. Las dos coinciden en ser actividades colectivas destinadas a proveer de la información necesaria para la reproducción de la comunidad. Señalar las diferencias en sus modos de funcionar y las particularidades de ambos tipos de comunicación, será pertinente para entender cómo pueden interrelacionarse y así limar posibles contrariedades.

    Abstract

    While in the world, especially in Europe, with frequent communication offices as a constant in the information system in Cuba will still be watching from afar. There is currently no political party, institution or group of some economic relief that does not use the services of these departments, whose appearance increased the routines of the journalistic profession. In turn they become more powerful sources close to the power of information and weaker at unofficial. This dichotomy between organizational communication and mass communication, be respected in the Cuban environment with the aim of finding points of convergence, while it can not mean impersonation of one by another. The two agree to be collective efforts to provide the information necessary for reproduction of the community. Noted the differences in their modes of operation and characteristics of both types of communication, it will be relevant to understanding how they can interact and ironing out any setbacks.

    Juntos, ¿y también revueltos?

    Divulgar información desde una organización económica o social, no es hacer periodismo. Sin embargo, la persona encargada de hacerlo y los periodistas deben andar juntos; e incluso «revueltos». Aunque signifique contradecir un refrán popular.

    Tal unión debe concebirse sobre fundamentos teóricos y científicamente demostrados, según los conceptos planteados por los analistas de la comunicación social. Como resulta conocido, las funciones de ambos -periodista y divulgador-, se corresponden con la de un emisor de mensajes en el nivel público de la comunicación.

    De acuerdo con Manuel Martín Serrano, de esta manera tiene lugar la comunicación pública, y ésta no es más que: «La forma social de comunicación en la cual la información se produce y distribuye por el recurso a un Sistema de Comunicación especializado en el manejo de la información que concierne a la comunidad como un conjunto.»  

    De ahí que sean evidentes las coincidencias entre la comunicación organizacional y la comunicación masiva, en tanto esta última se deriva de la primera. Más, difieren en la implementación de sus respectivos sistemas de comunicación y especialización de los mismos.  

    En el sitio digital La Tecla, aparece el artículo ¿Comunicación Social en Cuba?, en el que su autor y periodista Zeus Naya Catalá define al divulgador de una institución como: « (…) la persona encargada de potenciar cuestiones de la comunicación (…) alguien que en un puesto y funciones diferentes se concebía análogo a lo que es el Relacionista Público.»

    Más adelante explica cómo a partir de 1981 se aprobó la denominación y descripción del procedimiento de trabajo del Especialista en Divulgación. Asimismo, advierte que durante la década de los ochenta no había en el país una carrera que concentrara a las Relaciones Públicas, Publicidad, Mercadotecnia, Propaganda, Divulgación, Promoción, Protocolo. Tampoco una organización social que agrupara a quienes llevaban esas funciones. «Entonces la UPEC acogió en su seno a todos los trabajadores, no solo de la prensa, sino de la comunicación en general (…) precisó las convergencias y diferencias entre Periodismo, Relaciones Públicas, Publicidad, Mercadotecnia, Propaganda, Divulgación, Promoción y Protocolo mientras se daban los pasos para convocar en 1989 a la Primera Asamblea Nacional de Propaganda y Publicidad. El 25 de junio del año 1991 fue instituida la Asociación Cubana de Publicitarios y Propagandistas (ACCP).»[1]

    A lo anterior debemos agregar que la educación superior cubana, que como parte del proceso de rectificación venía revisando los planes de estudio, decidió incluir la Comunicación Social y para ella atendió el llamado Plan C. En el año 1993 llegó a conformarse la Facultad de Comunicación con la carrera de Comunicación Social con un amplio perfil que permitió graduar profesionales preparados para ejercer tanto en el Periodismo, como en las Relaciones Públicas, Publicidad, Mercadotecnia,

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