Originalidad y vanguardia en la crítica en prensa de los años veinte
Enviado por Alvarez de Araya Cid Guadalupe
Grupo Montparnasse. Tomado de memoriachilena.cl
En esta oportunidad quisiera comentar las relaciones entre el origen y la originalidad en el proceso de inclusión de las vanguardias en América Latina, al interior de la progresiva dilatación del concepto de Arte en la segunda mitad del siglo XIX. Como es evidente —dada la extensión del problema— me limitaré a bosquejar algunos puntos que me parecen ineludibles a la hora de tratar estas cuestiones. Antes de proseguir, quisiera recordar que los artistas que verificaron el giro hacia la vanguardia no eran, precisamente, ignorantes de la circunstancia europea; gracias a las estadías de rigor en Europa y a la labor difusora de las revistas de arte y literatura, conocían los aspectos formales más destacados y difundidos del arte de la vanguardia, en especial de la Escuela de París. El caso anómalo del Muralismo Mexicano, anómalo por ser una vanguardia "oficial", no obsta para examinar este proceso desde la perspectiva que a continuación exponemos.
1.Es de todos sabido que la dilatación del concepto de arte consisitió en un proceso complejo, modelado por la acelerada fragmentación disciplinar experimentada por las humanidades. Así por ejemplo, el proceso de conversión en "arte" de las huellas materiales de civilizaciones pretéritas, la mayor parte de ellas destinadas originariamente a cumplir funciones utilitarias o sacras, tuvo por escenario no sólo la expansión en tanto profundización de la función social y cognoscitiva de los museos, sino muy especialmente, la relativa cercanía de los instrumentales con que operan la Historia del Arte y la Arqueología. Otro tanto puede decirse del Arte Primitivo, del Arte Paleolítico, del Arte Prehispánico y del Arte Naïf. El caso extremo lo constituyó, sin duda, la inclusión del Arte Infantil o Arte de los Niños y el Arte de los Enfermos Mentales.
Quizás más atractivo -y productivo- sea destacar la cercanía que, a su vez, se vislumbró entre todos estos nuevos tipos de arte y que vino a constituirse en uno de los fundamentos del mito de la América Exótica. Una de las ideas que se vio refrendada por este marco, fue aquél de la acronía con que podía observarse al artista en cuanto ser creador: uno de los "mitos de la vanguardia", parafraseando a R. Krauss, es el de la pretensión de la ausencia de toda distancia entre el "artista" del paleolítico y el artista de la vanguardia, es decir, que desde la perspectiva del arte, era posible "saltarse", por así decirlo, la miríada de siglos que los separan y, en un vuelco ontológico in extremis, considerarlos como uno en el arte… uno, por cuanto ambos debían batírselas con el arduo trabajo -a veces descorazonador- de develar la identidad del arte en torno a sus recursos y posibilidades.
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