La filosofía y la formación política de la ciudadanía (2da. Parte)
Enviado por Simón Royo Hernández
- Mejor que el hambre la escuela
- La experiencia personal: de lo vivido a lo pensado
- La condición interina: vigilantes o vigilados
- La vocación docente
- Una noticia periodística
- Otra noticia periodística
- La invención de la adolescencia: un programa de infantilización del capitalismo tardío
- Educación para la producción
- El estudiante eterno
- Hijos y padres
- Otra vez la televisión
- Iniciación en la secundaria: la penitencia
- Manifiesto rousseauniano
- El clasismo en la educación
- Sobre el futuro de nuestras instituciones de enseñanza
- La educación como creación de la propia existencia
- Formación del profesorado
- Papá Savater nos ilustra sobre el valor de educar
- La filosofía en la secundaria
- El teísmo en el programa de filosofía
- Un ejemplo de filosofía: platón también se equivoca: ¿qué es el color?)
- ¿Qué es la filosofía?
- El experimentalismo y la conversión del discurso de nadie en el discurso de todos
La filosofía y la formación política de la ciudadanía – 2ª PARTE
EL LABERINTO DE LA EDUCACIÓN: REFLEXIONES DE UN EX-PROFESOR INTERINO. (ESBOZO DE UNA TEORÍA GENERAL DE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA).
MEJOR QUE EL HAMBRE LA ESCUELA
Se podrían comentar acerca de mis exabruptos antipedagógicos un par de cosas que son ciertas: 1º Que es mejor la guardería Occidental que la situación de los niños y muchachos obligados a trabajar, a mendigar o a delinquir para sobrevivir en el Tercer Mundo, y 2º También es parcialmente acertado que en realidad, lo triste no es que el profesor este constituyendo futuros trabajadores disciplinados para insertarlos en la maquinaria del capitalismo, sino que está preparando futuros parados o camareros que no pueden inserirse en una maquinaria que cada vez necesita menos trabajadores. Y digo "parcialmente" a lo último porque se dice que "no" es triste que el profesor sea instructor laboral, lo que a mí me parece tristísimo, sin olvidar, desde luego que, además, o por si fuera poco, todos esos años de mera capacitación profesional, terminan en un frustrado ejercicio por falta de demanda de trabajadores. Respecto a lo primero, en muchos casos, más le valdría a un chaval de barrio marginal Occidental aprender a robar coches y a trapichear para medrar en la mafia, que aguantar muchas veces un encierro absolutamente inútil y absurdo que le va a dejar en la calle y en la miseria, sin haber aprendido ni siquiera a destripar una cabina telefónica. Desde luego cualquier putada del Occidente acaparador de recursos es mejor que morirse de hambre en Africa o mendigar en las calles de Bogotá, pero el corolario de dicho lugar común es que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que el sistema de vida que llevamos es, aunque imperfecto, la mejor forma de vida, esto es, la política (monarquía) parlamentaria con democracia representativa y sistema económico capitalista. Eso es la conclusión resignada y reformista de quien dice: ¡la educación es un coñazo! ¡Por supuesto!. Pero de momento, en las sociedades actuales nadie ofrece nada mejor.
Pero tal posición resignada es falsa. ¡Sí que existe algo mejor y lo ha existido siempre!, por ejemplo la educación que recibió de su padre y amigos John Stuart Mill, la que recibían los no esclavos en la Atenas de Perícles o la que se han podido costear con tutores e instructores las clases privilegiadas de antaño y con prestigiosas universidades privadas las clases privilegiadas de hoy. ¿Realmente nos debemos creer que nadie ofrece algo mejor a la educación pública para ser cajero de supermercado o camarero o parado? ¿O es que ese algo mejor es para privilegiados entre los que, parcialmente, nos encontramos? (Pues prolongar el estudio y la formación más allá de los 30 años es un privilegio y no un derecho ni una obligación).
Algo han tendido a decir al respecto los antropólogos acerca de si supone una ventaja tan inmensa el desarrollo tecnológico acaparado por pocas manos frente al modus vivendi de algunas tribus amerindias, pero eso siempre nos suena a rousseaunionismo o espontaneismo idilico-naturalista o/y anarquista. Sin embargo, no se puede evitar la sensación de que con el desarrollo de las fuerzas productivas bastaría un par de horas de trabajo de cada humano para poder proveer a la sociedad de todo lo estrictamente necesario (exceptuando quizá los artículos de lujo y el consumismo desenfrenado). Actualmente existe un movimiento (cuasi-inexsitente en España, claro) que se niega a enviar a sus hijos a las escuelas y que promueve la enseñanza en casa a través de grupos de padres que autogestionan la enseñanza de sus hijos (Cfr.Asociación americana de Homeschool: http://www.home-ed-magazine.com). ¿Una alternativa entre otras? Es muy posible. La escuela en casa es ya una realidad en aumento e Internet está revolucionando el intercambio de información no sólo a efectos de mercado sino también respecto al acceso a la formación.
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