La cultura subjetiva se inicia de cero y es inmanente a cada persona. Cada cual la desarrolla en la medida de sus capacidades y su voluntad.
Sin embargo, el hombre también refleja su espíritu en el mundo exterior, en los objetos que son producidos por su actividad; esto es lo que constituye la cultura objetiva. Esta consiste en un mundo de objetos, realidades que poseen forma y estructuras consolidadas, independientemente de los individuos.
Esta no inicia de cero, porque cuando nacemos nos integramos a un mundo que nos precede, con una cultura que ya esta dada, que nos espera con lenguajes establecidos, normas, costumbres valores, etc. Pero no los incorporamos de manera pasiva, sino que ponemos parte de nuestra creatividad, libertad y también de nuestro poder para cambiar lo que ya esta establecido. De este modo lo objetivo cobra sentido en relación con la subjetividad. Es por eso que el mundo objetivo necesita del hombre porque sino carece de sentido. Por lo tanto, las culturas objetiva y personal tienen una relación dialéctica, ya que conlleva un ida y vuelta, que no es lineal, sino que hay un movimiento y crecimiento de estas dos culturas que forman dos polos de una misma realidad total y unitaria.
El hombre se autorealiza en la medida en que asimila los valores objetivos y crece solamente en relación con la cultura objetiva.
El hombre, también, llega a ser real cuando sus obras hacen crecer lo humano en la realidad humanizando el mundo. Este proceso, presenta un lado subjetivo de autoformación del individuo y otro objetivo de producción externa.
En cuanto al lado objetivo de la cultura podemos distinguir tres subsistemas que la distinguen:
Los símbolos: transmiten y expresan las experiencias, el saber acumulado, las creencias y los valores. A este sistema pertenece el arte, la filosofía, el lenguaje, etc.
Los útiles: sirven a la actividad del hombre sobre la naturaleza y en su relación con el mundo exterior. Va mas allá de las herramientas, las maquinas y las técnicas; abarca la infraestructura de la producción y de la actividad económica del hombre.
Formas sociales: surgen de la interacción entre los hombres y comprenden todos los sistemas normativos de la vida social, pautas de conductas, normas morales, y jurídicas. Se destaca principalmente entre estas la familia.
Estos tres subsistemas conforman una estructura que tiene el carácter de totalidad concreta y dialéctica. No deben ser pensados como elementos separados o independientes, sino como partes que tienen relación de dependencia recíproca.
Estos subsistemas, se corresponden con las FORMAS fundamentales de la actividad humana:
Acción humana Objetivaciones Resultados
Auto comprensión e interpretación del mundo | Símbolos (tradición cultural) | Comunicación intersubjetiva |
Trabajo | Útiles (técnica) | Dominio de la naturaleza |
Interacción | Formas sociales (normas) | Ordenación de la convivencia |
Como pudimos ver, la cultura donde el ser humano se conforma como persona, está constituida por los polos objetivo y subjetivo de los humanos; a su vez estos polos construidos por símbolos, útiles y formas sociales. Todo ello en conjunto, se unifica en el núcleo esencial de una cultura; un principio vivo y creador de una cultura, denominado en término griego "Ethos" .
Este núcleo esencial no pertenece a un aspecto de la cultura en especial, sino que actúa como el punto de fusión entre lo subjetivo y lo objetivo. Permanece siempre en todos los fenómenos culturales, no como algo materializado, sino entendido como la actitud del hombre frente a la existencia.
Julio De Zan caracteriza al Ethos, no como una clase de abstracciones, sino un sistema ambíguo, ya que pertenece siempre mas allá de los fenómenos, pero no fuera de ellos, sino como su sentido mas profundo. Consiste en los modos de ser del hombre, valores y desvalores vividos, concretos, presentes y actuantes en el obrar de los hombres; los cuales están encarnados históricamente en la historia de un pueblo.
El Ethos, también influenciado por la capacidad de Proyección del hombre, que lo caracteriza y diferencia de los demás seres y lleva a la Autoformación. Por ello el núcleo esencial de una cultura, si bien esta dado históricamente, también funciona como un principio proyectivo de cambio y reformulaciones humanas.
"El hombre es fundamentalmente un ser de cultura, de educación permanente, y esa cultura y educación tienen como meta el desarrollo de la conciencia moral, la ciencia del bien y del mal, con la que la humanidad no se ha reconciliado desde el pecado primigenio y la perdida del paraíso."
José Alberto Mainetti
Autor:
Natalia
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