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Perspectiva democrática y participación ciudadana


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    En estos últimos tiempos se va gestando, creo que con más fuerza por necesidad, la llamada reforma del estado. Considerado muchos tópicos al respecto, nosotros abordamos lo referente a la participación ciudadana. Sin la cual, sostenemos, se limitaría el marco jurídico que sostenga y dé plenitud a los grandes anhelos ciudadanos de tránsito a una democracia plena, moderna en los escritos de Bobbio.

    Todo tiene su momento histórico, reforma política, reforma educativa, reforma social, han transitado más que menos por un vía crucis de luchas de poder existiendo avances y retrocesos democráticos, entrampadas en la visión corto plazo y economicista, estrangulando la convivencia social, ante un panorama sino desalentador si inquietante y concientizador.

    Se nos ha olvidado introducir un tema que para muchos se considera necesario y lleno de posibilidades sociales de convivencia más humana. La tesis es retomar la esencia de la democracia y señalar los elementos que nos sustentan para asegurar que la participación ciudadana es un motor del cual depende la rapidez en el transito hacia ella, más convivencial con su entorno social, adjetivada como democracia directa o participativa.

    Por otro lado consideramos el poder como la conjugación de determinadas fuerzas que delimitan los caminos a seguir socialmente, pero el poder actualmente ejercitado, se agota y es necesario, como postula Michael Foucault, si el poder es lo omnipotente, omnipresente, pongámonos de acuerdo en su repartición, la sociedad civil puede ser un vehículo para sentar las reglas de cuánto a quién y cómo utilizarlo, en beneficio mayoritario por medio de decisiones establecidas. Quién, como bien expresa Camilo José Cela, en una de sus novelas, que "tocar la flauta –decía Goethe-no basta con soplar, también hay que mover los dedos".

    Contexto

    La ciudadanización de la política elevándola a rango de derecho. Es el momento de transitar de una democracia representativa a una democracia participativa, incluyendo en forma orgánica los diferentes instrumentos de la participación ciudadana. La madurez ciudadana, demostrada en sus múltiples facetas de participación, organización y resistencia, lo demanda. Como se ha demostrado con la generación de varias iniciativas de ley, desde los grupos organizados de la sociedad.

    El movimiento ciudadano en pleno ejercicio de sus derechos a la libre organización y defensa de los valores democráticos requiere respuestas concretas. Es así que es importante promover, discutir, analizar y lograr una reforma constitucional que asegure de derecho la participación orgánica de la ciudadanía.

    Frente al papel restrictivo, limitativo y exclusionista que puedan presentar algunos Congresistas y sectores de la población, en su función de representantes populares o depositarios de retóricos planteamientos democráticos o simple desconocimiento, consideramos que reducir la participación ciudadana al simple hecho de garantizar su voto o participar coyunturalmente en algunos eventos de consulta pública no refleja los grandes anhelos democráticos construidos por todos y para todos, que señalamos de forma enunciativa y no limitativa; el plebiscito, el referéndum, la iniciativa popular, la consulta ciudadana, la rendición de cuentas, las contralorías ciudadanas, la audiencia pública, el presupuesto participativo, la revocación de mandato y las candidaturas ciudadanas.

    La participación ciudadana organizada requiere transitar, como hemos dicho, de un estado de reconocimiento de hecho, a un reconocimiento de derecho. Actualmente la Constitución federal ciñe la participación ciudadana al plebiscito, la consulta popular y el referéndum, la iniciativa popular y otras más, pero resalta la ausencia de trabajos dedicados a las contralorías sociales, a las candidaturas ciudadanas y al presupuesto participativo. Esto hace falta para ampliar y dar claridad a preceptos legales que potencien la democracia directa (participativa, deliberativa, anticipatoria), como forma de democracia en las que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa.

    La democracia participativa, así concebida, es un conjunto de reglas para la participación en la toma decisiones colectivas, en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados. Como libertad, derecho y garantía política. Nuestra propuesta tiene como objetivo resarcir el criterio restrictivo, limitativo e incluso discriminatorio de las prácticas políticas tradicionales de lo que conocemos como democracia representativa.

    Permitir y propiciar la libre expresión, manifestación, participación y control ciudadano, en los diferentes órdenes y niveles gubernamentales, es abonar al avance consensuado en la construcción colectiva de la gobernabilidad democrática.

    El Poder, del cual señalamos como una inminencia de determinación, que se entreteje y forza las decisiones públicas hacia un establecido estado de cosas. No más, no menos.

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