Introducción
Malnutrición es una enfermedad multisistémica, que afecta a todos los órganos de la economía, producida por una disminución drástica, aguda o crónica, en la disponibilidad de nutrimentos, ya sea por ingesta insuficiente, inadecuada absorción o exceso de pérdidas. Se manifiesta por grados de déficit antropométrico, signología clínica y alteraciones bioquímicas.
Por su etiología puede ser primaria, cuando obedece a un aporte insuficiente de nutrimentos o pérdidas intermitentes por episodios diarreicos; secundaria, cuando es debida a una enfermedad primaria que conduce a una ingesta o absorción inadecuadas, o a la utilización excesiva de nutrimentos.
En la mayoría de los países subdesarrollados y algunas áreas marginadas de países industrializados se observan ciertas características como son: peso bajo al nacer, prevalencia elevada de enfermedades infecciosas, estatura pequeña de sus habitantes, tasas elevadas de mortalidad, particularmente en niños menores de 5 años y en consecuencia expectativas de vida más corta. Las principales características que definen este perfil son desnutrición y pobre salud mental. Estas situaciones conducen a una productividad disminuida con un incremento en el desgaste humano y del capital económico incluyendo alimentos.
Esto perpetúa y agrava el subdesarrollo, empeora el estado de salud y nutrición, por lo que se establece un círculo vicioso. La magnitud del problema varía de un país a otro y en las diferentes áreas geográficas de un mismo país. Sin embargo, se reconoce que cuando menos dos terceras partes de las muertes que ocurren cada año en nuestro planeta son atribuibles a desnutrición. En nuestro país, a principios de los años noventa se publicaron dos trabajos que informan desde una perspectiva antropométrica sobre la condición nutricional de los niños menores de cinco años, aunque no se utilizó un mismo criterio para diagnosticarla (en un caso se empleó el índice peso/ talla y en otro la combinación de los índices peso/talla y talla/edad), en ambos estudios se concluyó que la desnutrición en su forma aguda tiene mayor prevalencia en las zonas del Golfo, Pacífico sur y centro sur de México, donde alcanzó entre los menores de cinco años una cifra de 15.9% a 17.7% en comunidades rurales con menos de 5000 habitantes.
En este mismo grupo de edad, la prevalencia de las formas graves de desnutrición se estimó en alrededor del 2.4%. Recientemente en un artículo publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública sobre el impacto del programa PROGRESA en relación a la adición de suplementos nutricionales fortificados a niños y embarazadas para el tratamiento de la anemia, se observó una disminución en la prevalencia de la anemia en los mismos con citada intervención. En este estudio resalta una alarmante cifra de DPE grave con prevalencia en áreas rurales del 38.8% y en áreas urbanas de 17.7%. En nuestro medio, el único antecedente sobre el estudio de la desnutrición en niños derechohabientes es la tesis recepcional realizada por la Dra. Josefina Calvillo García titulada "Incidencia de la desnutrición en la población Infantil del Hospital Militar Regional de Irapuato, Guanajuato" de enero a mayo del 2002. Dicho estudio reportó que de 3,385 pacientes menores de cinco años en la consulta de pediatría, 2.1% resultó con algún grado de desnutrición, es decir, 73 pacientes, de los cuales sólo uno con DPE grave. La ONU dio a conocer que durante el año 2002 murieron en el mundo 10.5 millones de niños menores de 5 años; más de la mitad fue por esta causa.
En 1983 la agobiante miseria de 1,200 millones de seres humanos privados de alimentación suficiente, empleos y vivienda. En ese año, murieron por causas relacionadas con desnutrición primaria 40,000 niños diariamente, en tanto que 500 millones sobrevivieron con un grado significativo de desnutrición. En América Latina se ha reconocido que 25% de los niños presentan desnutrición, sin embargo, no se han evaluado totalmente los flagelos de la década de los años 80 que afectaron a todos los países latinoamericanos como fueron: deuda externa excesiva, fenómenos graves de inflación-recesión, distribución desigual de la riqueza y estancamiento de los niveles de vida de las clases media, baja y marginada. En México Chávez y col. Aceptan que 90% de sus habitantes consumen dietas inadecuadas que no cubren los requerimientos nutrimentales de un individuo durante las fases críticas de crecimiento y desarrollo. En Jalisco, diferentes estudios de evaluación del estado de nutrición muestran déficit del peso esperado para la edad en 30-60% de la población estudiada en zonas rurales, indígenas y marginadas del área metropolitana de Guadalajara. Desde luego que predominan las formas leves o moderadas, sin embargo, es alarmante el porcentaje de niños con desnutrición crónica que, por subalimentación prolongada o pérdidas intermitentes, han sido afectados en su índice de talla para la edad quizá en forma irreversible. La desnutrición proteico-calórica tiene un efecto negativo en el bienestar de los niños y en el desarrollo de la comunidad.
Justificación
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