Este artículo pretende contestar lo más eficaz y sencillamente posible la siguiente pregunta, basada en los estudios profundos del Génesis: ¿Qué sucesos tuvieron lugar durante el denominado "Sexto Día Creativo"?
Y Dios pasó a decir: "Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género". Y llegó a ser así. Y Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género. Y Dios llegó a ver que [era] bueno.
Y Dios pasó a decir: "Hagamos [al] hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra". Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: "Sed fructíferos y haceos muchos y llenad la tierra y sojuzgadla, y tened en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra".
Y Dios pasó a decir: "Mirad que os he dado toda vegetación que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra y todo árbol en el cual hay fruto de árbol que da semilla. Que os sirva de alimento. Y a toda bestia salvaje de la tierra y a toda criatura voladora de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra en que hay vida como alma he dado toda la vegetación verde para alimento". Y llegó a ser así.
Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mira!, [era] muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto (Génesis 1: 24-31).
Introducción.
El tomo 1 de la obra PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, editada en español y otros idiomas en 1991 por la Sociedad Watchtower Bible And Tract, dice, en la página 572:
«El Día Sexto "Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género". Al igual que toda su obra creativa anterior, ésta también fue buena a los ojos de Dios (Gé 1: 24,25).
Hacia el final del sexto día creativo, Dios trajo a la existencia una clase de criatura completamente nueva, superior a los animales aunque inferior a los ángeles: el hombre, creado a la imagen de Dios y según su semejanza. Aun cuando Génesis 1:27 dice brevemente con respecto a la humanidad: "Macho y hembra los creó", el relato paralelo de Génesis 2:7-9 muestra que Jehová Dios formó al hombre del polvo del suelo, sopló en sus narices aliento de vida y el hombre llegó a ser alma viviente, con un hogar paradisíaco y abundancia de alimento a su disposición. En este caso Jehová Dios utilizó para su obra creativa los elementos terrestres, y después de haber formado al hombre, creó a la mujer partiendo de una de las costillas de Adán (Gé 2:18-25). Con la creación de la mujer se completó el "género" hombre (Gé 5: 1,2).
A continuación, Dios bendijo a la humanidad, diciendo al primer hombre y a su esposa: "Sed fructíferos y haceos muchos y llenad la tierra y sojuzgadla, y tened en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra" (Gé 1:28; compárese con Sl 8: 4-8). Dios suministró lo necesario para la humanidad y otras criaturas terrestres, pues les dio "toda la vegetación verde para alimento". El registro inspirado dice sobre los resultados de esta obra creativa: "Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mira!, era muy bueno" (Gé 1: 29-31)».
Sucesos del Sexto Día Creativo.
Anteriormente, en artículos precedentes, hemos visto que durante el "quinto día creativo", el Sumo Hacedor pobló los cielos atmosféricos y los océanos terrestres con una forma de vida diferente a los vegetales, a los que el Génesis llama "almas vivientes". Es de interés notar que los biólogos solían hablar del reino vegetal y del reino animal, y dividían a éstos en subclasificaciones. La palabra hebrea que se traduce "alma" significa "respirador", y la Biblia dice que las "almas vivientes" tienen sangre. Por lo tanto, podemos concluir que en el quinto período creativo empezaron a aparecer criaturas con sistema respiratorio y circulatorio, o sea, los "respiradores", que poblarían los mares y los cielos.
Con respecto al "sexto día creativo", el libro "¿Existe un Creador que se interese por nosotros?", publicado en español y otros idiomas en 2006 por la Sociedad Watchtower Bible And Tract, páginas 97 a 101, dice en parte:
«En el "día" sexto Dios dirigió de nuevo su atención a la tierra seca. Creó animales "domésticos" y "salvajes", designaciones éstas que tenían sentido cuando Moisés escribió el relato (Génesis 1:24). De modo que fue en el sexto período creativo cuando se creó a los mamíferos terrestres. ¿Y qué decir del ser humano?
El antiguo relato histórico muestra que con el tiempo el Creador tuvo a bien producir un ser vivo verdaderamente único en la Tierra. Dijo […]: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra" (Génesis 1:26). De este modo el hombre reflejaría la imagen espiritual de su Hacedor, manifestaría sus cualidades y podría adquirir una gran profusión de conocimientos, lo que le permitiría actuar con una inteligencia muy superior a la de los animales. También, a diferencia de éstos, el hombre fue creado con la capacidad de obrar según su propio libre albedrío, y no principalmente por instinto.
En los últimos años, los científicos han profundizado sus conocimientos de la genética humana. Al comparar el material genético del ser humano de diferentes partes de la Tierra, han podido comprobar que la humanidad posee un antepasado común. Todo ser humano que ha vivido en el planeta, incluidos nosotros, ha recibido su ADN de la misma fuente. En 1988, la revista "Newsweek" presentó esos hallazgos en un artículo titulado "La búsqueda de Adán y Eva". Esos estudios se basaron en un tipo de ADN mitocondrial, material genético que se transmite sólo por medio de la madre. Otros informes publicados en 1995 sobre investigaciones del ADN masculino señalan a la misma conclusión: que "hubo un "Adán" ancestral, cuyo material genético en el cromosoma [Y] es común a todos los hombres que viven hoy en la Tierra", según lo expresó la revista "Time". Sea que estos hallazgos sean exactos en todo detalle o no, ilustran que la historia que encontramos en Génesis, inspirada por Aquél que la protagonizó, es perfectamente creíble.
La creación física alcanzó su clímax cuando Dios juntó algunos elementos de la Tierra para formar a su primer hijo humano, a quien dio el nombre de Adán (Lucas 3:38). El relato histórico nos dice que el Creador del planeta y la vida que hay en él colocó al hombre que había hecho en un jardín "para que lo cultivara y lo cuidara" (Génesis 2:15). Es posible que en aquel tiempo el Creador aún estuviera produciendo nuevos géneros de animales. La Biblia dice: "Dios estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los cielos, y empezó a traerlas al hombre para ver lo que llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada alma viviente, ése era su nombre" (Génesis 2:19). La Biblia no da a entender de ningún modo que el primer hombre, Adán, fuera una simple figura mitológica. Por el contrario, fue un personaje real, un ser humano que pensaba y sentía, y que podía realizarse en aquel hogar paradisíaco. Todos los días aprendía algo más de la obra, las cualidades y la personalidad de su Creador.
Al cabo de un tiempo no especificado, Dios creó a la primera mujer y se la dio a Adán como esposa. Además, Dios amplió el propósito de la vida de la pareja con esta significativa misión: "Sed fructíferos y haceos muchos y llenad la tierra y sojuzgadla, y tened en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra" (Génesis 1:27,28). Nada puede cambiar el propósito declarado del Creador, a saber, que toda la Tierra se convierta en un paraíso lleno de seres humanos felices que vivan en paz unos con otros y con los animales.
El universo material, incluido nuestro planeta y la vida que hay en él, es un claro testimonio de la sabiduría divina. Así pues, es obvio que Dios podía prever la posibilidad de que, con el tiempo, algunos seres humanos optaran por actuar con rebeldía e independencia de Aquél que los había creado y les había dado la vida, lo cual obstaculizaría el gran proyecto de producir un paraíso mundial. El relato dice que Dios puso a Adán y Eva una prueba sencilla que les recordaría la necesidad de ser obedientes. La desobediencia, dijo Dios, resultaría en la pérdida de la vida que les había otorgado. Fue amoroso de su parte advertir a nuestros primeros padres de tal proceder erróneo, que afectaría a la felicidad de toda la especie humana (Génesis 2:16,17).
Para el fin del sexto "día", el Creador había efectuado todo lo necesario para cumplir su propósito. Podía pronunciar "muy bueno" todo lo que había hecho (Génesis 1:31). En este momento la Biblia introduce otro importante período de tiempo al decir que Dios "procedió a descansar en el día séptimo de toda su obra que había hecho" (Génesis 2:2). Como el Creador "no se cansa ni se fatiga", ¿por qué se dice que descansó? (Isaías 40:28). Esta expresión denota que cesó de realizar creaciones físicas; descansa, asimismo, sabiendo que nada, ni siquiera la rebelión en el cielo o en la Tierra, puede frustrar el cumplimiento de su magnífico propósito. Dios bendijo con confianza el séptimo "día", por lo que sus criaturas inteligentes leales —seres humanos y seres espirituales invisibles— pueden tener la certeza de que para el fin del séptimo "día", la paz y la felicidad reinarán en todo el universo».
Autor:
Jesús Castro