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Análisis de "La Política" de Aristóteles (página 6)

Enviado por ffunes


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Los que estén interesados en contrarrestar estas prácticas, deberán redactar una ley mediante la cual no se confisque ni pase al territorio público nada del patrimonio de los condenados, de este modo, por una parte, los delincuentes no serán menos cautos y el pueblo no teniendo nada que ganar estará dispuesto a condenar a los procesados. Asimismo, deben reducirse al mínimo los procesos públicos y sancionar con graves penas a quienes intenten frívolamente la acción penal. Donde no hay ingresos públicos, no deben tenerse muchas asambleas, y los tribunales no deben sesionar sino por pocos días. Donde hay ingresos públicos, no debe distribuirse el excedente entre el pueblo, sino que se debe ver cómo eximir a la masa popular de la extrema pobreza, discurriéndose los medios para que la abundancia sea duradera, concentrando los productos de las rentas públicas y distribuyéndolos entre los pobres, por turnos, ente las tribus o entre los otros elementos que haya en la ciudad. También es propio de la clase superior que sea generosa y comprensiva al cuidar por los pobres y ayudarles para que emprendan algún negocio. Puede lograrse también ésto dividiendo los titulares de la misma magistratura entre unos nombrados por sorteo y otros por elección.

De la organización del poder en las Oligarquías:

La primera y más templada forma de oligarquía guarda afinidad con la llamada república, discriminándose unas menores, dónde los titulares han de participar en las magistraturas necesarias, y mayores para los titulares de las más importantes. En cuanto a la forma opuesta a la democracia extrema , o sea la más democrática y tiránica de las oligarquías, justo por ser la peor es la que requiere mayor vigilancia, así las peores entre las repúblicas son las que necesitan mayor cuidado, la oligarquía no puede manifiestamente alcanzar su seguridad sino por el buen orden.

Son cuatro las partes del pueblo: campesinos, artesanos, comerciantes y jornaleros; y son cuatro también los elementos necesarios en la guerra: caballería, infantería pesada, infantería ligera y fuerza naval. Donde el territorio del país sea apropiado para cabalgar, estas condiciones favorecen al establecimiento de una oligarquía fuerte, donde el terreno es apto para una infantería pesada, esta indicada la siguiente forma de oligarquía, la infantería ligera y la fuerza naval son por el contrario elementos del todo democráticos.

La participación que la oligarquía debe dar al pueblo en el gobierno, no puede ser a favor de quienes adquieran la propiedad fijada, a los que cierto tiempo se han abstenido de los trabajos manuales o donde se hace una selección ente los hombres de mérito, tanto de la clase gobernante como de los extraños a ella. A las más altas magistraturas debe serles inherentes la prestación de costosos servicios públicos, a fin de que el pueblo se abstenga voluntariamente de participar en ellas y no tenga resentimientos hacia la clase gobernante, por esto, al tomar posesión de su cargo ofrezcan sacrificios magníficos o construyan algún edificio público, para que el pueblo vea con agrado la permanencia del régimen. Pero no es esto lo que hacen los oligarcas, ya que buscan no menos el lujo que el honor, de aquí que puedan llamarse democracias en miniatura.

De las diversas magistraturas indispensables o útiles a la ciudad: No hay ninguna ciudad que pueda existir sin las magistraturas necesarias y ninguna que pueda administrarse bien sin aquellas que atiendan al buen orden y a la armonía. En las ciudades pequeñas debe haber menos magistraturas y en las grandes más.

El primero entre los servicios públicos es la vigilancia del mercado, donde debe haber un magistrado que atienda a los contratos y al buen orden. Otro es la vigilancia de los servicios públicos y privados a fin de que guarden buen aspecto y se conserven o se reparen los edificios que amenazan con la ruina, así como los caminos y se cuide que no surjan litigios por los linderos entre unos y otros. A esta magistratura se la llama comúnmente, magistratura urbana, pero tiene varios departamentos, cada uno de los cuales esta a cargo de diferentes personas en las ciudades más populosas, como los constructores de muros, los inspectores de fuentes y los vigilantes de puertas, sólo en el campo y fuera de la ciudad se les llama a éstos vigilantes agrónomos o inspectores forestales.

La percepción de los ingresos públicos, que los magistrados guardan y distribuyen entre los diversos departamentos administrativos reciben el nombre de tesoreros. Otro oficio es aquel que esta a cargo de las sentencias de los tribunales y el registro de los contratos privados. La magistratura quizás más difícil de todas es la que tiene que ver con la aplicación de las penas a los condenados y la custodia de los presos, de aquí que no convendría nombrar para este oficio a sólo una persona sino, a varias nombradas por diversos tribunales, asimismo, sería conveniente que no fueran los mismos magistrados quienes ejecutaran algunas de estas sentencias, como los magistrados entrantes con los respecto a los salientes, y cuando se trate de magistrados en funciones, que sea uno el tribunal que condene y otro el que ejecute la sentencia. Mientras menor sea el odio que se tenga por los ejecutores, tanto mejor se ejecutarán las sentencias; ahora bien, el odio es doble cuando los que dictan las sentencias y los que las ejecutan son los mismos, entonces ocurre que los ciudadanos más responsables huyan de este oficio más que algún otro, y tampoco se lo puede confiar a gente irresponsable y vil, por todo esto los jóvenes deben desempeñar este oficio alternadamente. Hay otras magistraturas, no por eso menos necesarias, como son las establecidas para la vigilancia de la ciudad y las funciones militares, ya que es necesario que alguien se encargue de la guarda de las puertas y de los muros como de la inspección y entrenamiento de los ciudadanos.

Dado que estos magistrados manejan buena parte de los fondos públicos, es necesario que haya otra magistratura que tome razón de las cuentas y las depure, y no tenga otra cosa en que entender, a éstos se los llama auditores, contralores, revisores o procuradores fiscales. Hay aún uno que es superior que todos ellos, al que se le encomienda la iniciativa y la ejecución o preside sobre la asamblea donde el pueblo es soberano, porque quien convoca al poder soberano necesariamente es el soberano de aquél régimen, a éstas magistraturas se las llama comisiones consultivas a causa de que deliberan previamente, pero en las democracias es más usual llamarlas consejo.

Otra especie de cargos públicos son los que se refieren al culto divino, como los sacerdotes, los encargados de la conservación de los templos y la reparación de los que amenazan en ruinas y de todo lo demás que se ordena al servicio de los dioses Tres son las magistraturas que en algunas ciudades supervisan la elección de los magistrados supremos, a saber: la de los Guardianes de la Ley, que son una institución aristocrática, las Comisiones Consultivas, que son una institución aristocrática y el Consejo, una institución democrática.

Libro octavo:

Teoría general de las revoluciones

Aunque todos los hombres reconocen la justicia y la igualdad, se equivocan en el modo de alcanzarlas.

La democracia viene de suponer que por ser iguales en un aspecto deben ser iguales en todo, ya que se piensa que por ser todos igualmente libres, han de ser absolutamente iguales. La oligarquía, por su parte, viene de suponer que por ser desiguales en un aspecto, han de ser desiguales en absoluto, que por su diferencia en cuanto a la propiedad deben ser absolutamente distintos, procurando tener más que los otros, y ambos, cuando no obtienen en la república la parte que estiman corresponder a las ideas que sustentan, promueven la revolución. Pero de todos los hombres, sólo podrían sublevarse con más justicia aquellos que sobresalen por su virtud, aunque son los que menos suelen hacerlo.

Las mudanzas políticas se pueden realizar de diferentes maneras:

Sustituyendo la constitución vigente por otra nueva. Gobernando personalmente, observando la constitución establecida. Aspirando sólo a un cambio de grado, para hacer menos o más oligárquica la existente, o para hacerla menos o más democrática Suprimiendo alguna magistratura Alterando algún elemento de la misma. La revolución tiene por causa la desigualdad, buscando los que se sublevan la igualdad, ya sea por número o por mérito. De todas las formas de gobierno, la democracia es la más segura y menos expuesta a la revolución que la oligarquía, donde hay doble peligro de revolución: de los oligarcas entre sí y por parte del pueblo.

Las causas principales de las revoluciones son la búsqueda de la igualdad o desigualdad, que se puede dar por distintos factores: el lucro, el honor, la soberbia, el miedo, el afán de superioridad, el desprecio, el incremento desproporcionado de poder, la negligencia, la mediocridad y la disparidad. Aunque no debe pasarse por alto la circunstancia de que quienes han tenido el mayor poder en la ciudad, tiendan a producir sediciones, porque promueven la rebelión los envidiosos de esos hombres, o ellos mismos no se atreven a guarda una posición de igualdad. Asimismo, las revoluciones políticas se producen por la fuerza, cuando los revolucionarios ejercen presión desde el principio mismo de la rebelión o posteriormente; o por engaño, que se pude dar al principio para que con el consentimiento de los ciudadanos se lleve a efecto el cambio de gobierno y posteriormente sean sometidos por la fuerza contra su voluntad.

De las causas de las revoluciones en las democracias: Las revoluciones en las democracias, se producen algunas veces, porque los demagogos agravian a las clases superiores con la mira de halagar al pueblo y promueven su unión, bien repartiendo las propiedades o reduciendo sus ingresos por la imposición de servicios públicos: otras veces los difaman ante los tribunales con el fin de poder confiscar los bienes de los ricos.

De las causas de las revoluciones en las oligarquías: Una de las causas de las revoluciones en la oligarquía se puede dar cuando los oligarcas agravian al pueblo y sobre todo cuando de la oligarquía misma surge el jefe de la revolución; una veces, cuando los honores públicos son compartidos por muy pocos, la oligarquía es minada por los ricos mismos, a condición de que no sean ellos los que estén en el poder.

Por otra parte, las oligarquías se alteran por causas internas, como por rivalidad, lo que lleva a los oligarcas a convertirse en demagogos, o cuando sus miembros disipan su propia fortuna en una vida disoluta, procurando alguna innovación, ya sea procurando ellos mismos a la tiranía o instalando a otro en ella.

Perecen asimismo estos regímenes cuando, dentro de la oligarquía se constituye otra oligarquía por llevarse bien entre ellos, lo cual ocurre cuando a pesar de ser reducido el número de gobernantes, no todos tienen acceso a los cargos más importantes.

Las revoluciones oligárquicas ocurren así tanto en la guerra como en la paz. En la guerra, porque a causa de su desconfianza en el pueblo, los oligarcas se ven obligados a utilizar tropas mercenarias, o para prevenir esto, dan a la masa popular una participación en el gobierno. En tiempos de paz, por otra parte, los oligarcas ponen la defensa en manos del ejército y de un magistrado neutral, que acaba por adueñarse de ambos elementos. También se producen sediciones por excluirse mutuamente los miembros de la oligarquía, hasta formar partidos hostiles por causa de bodas o litigios.

Por accidentes también pueden haber revoluciones. En los sistemas, algunas de las magistraturas dependen de una renta personal que se fija en principio, de acuerdo con las circunstancias del momento, de modo que puedan participar pocos del poder; pero al venir una época buena, las mismas propiedades producen una renta de valor muchas veces mayor, con lo cual todo el mundo participa en los cargos.

De las causas de las revoluciones en la aristocracia y en la república: En las aristocracias se producen las revoluciones, en unos casos por ser pocos los que participan de los honores, o bien cuando ciertos grandes hombres, y en nada inferiores a otros por su virtud, son enfrentados por otros que se hallan en alta posición. Asimismo, cuando unos están en gran pobreza y otros en gran abundancia, cuando algún varón esforzado no tiene parte de los honores, o cuando algún hombre grande es capaz de ser más grande aún y aspira a la monarquía.

Pero las repúblicas y democracias se destruyen sobre todo por la desviación de la justicia en la forma misma del gobierno, es decir, el no estar bien mezcladas democracia y oligarquía. En lo que difieren la república y la aristocracia, es en el modo de combinación, siendo las que se inclinan más hacia el lado de las oligarquías, aristocracias, y las que se inclinan a favor del pueblo, repúblicas, siendo éstas más seguras, porque donde está el mayor número es la más fuerte, y donde hay igualdad hay mayor satisfacción.

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