De la gimnástica como elemento de la educación: Ha quedado en evidencia la necesidad de enseñarle a los niños algunas disciplinas útiles, como el estudio de la lectura y la escritura, no sólo por su utilidad sino porque, mediante ellas, pueden adquirirse muchos otros conocimientos. Deben aprender a dibujar, porque el dibujo afina la contemplación de la hermosura corporal.
La educación ha de enseñarse mas por los hábitos que por la razón, y en el cuerpo antes que en la inteligencia. Los niños deben entregarse al maestro de gimnasia y al entrenador deportivo, de los cuales, el primero le dará la debida composición corporal y el segundo hará otro tanto en lo que concierne a sus actos.
Los espartanos, embrutecen a sus niños a fuerza de fatigas, en la creencia de que esto es lo que más contribuye a la fortaleza viril, pero la función educativa, no debe atender a esta sola virtud, y ni siquiera ella como principal. Permitir a los jóvenes practicar este tipo de actividades en exceso y dejarlos sin instrucción en las disciplinas necesarias, es en realidad degradarlos y tornarlos inútiles para la función de ciudadanos.
De la música como elemento de la educación: Hasta la pubertad deben practicarse ejercicios ligeros, evitando dietas severas y esfuerzos violentos sino hasta tres años pasada ésta, a fin de que no haya ningún impedimento en el desarrollo. No debe fatigarse a la vez mente y cuerpo, porque en la naturaleza de una y otra clase de ejercicio está el producir un efecto contrario, siendo el trabajo del cuerpo un obstáculo al desarrollo de la mente, y el de ésta al del cuerpo.
Acerca de la música, ésta confiere al carácter ciertas cualidades, acostumbrándonos a recrearnos rectamente, contribuye en algo al entretenimiento intelectual y a la cultura moral. La educación de los jóvenes no debe tener por fin el juego, ya que no se aprende jugando sino que el aprendizaje va con dolor. Finalmente, se considera al a los músicos profesionales como hombres de menor condición, y su actividad como no propia de un varón, a no ser que este embriagado o jugando.
El juego tiene como fin el reposo, que es necesariamente agradable, siendo un remedio a las penas causadas por los trabajos, debiendo ser el divertimento, no sólo bello sino también placentero. De la música todos afirman ser una de las cosas más placenteras y agradables, tanto solas como acompañadas por el canto, de aquí que pueda aceptarse que todos los jóvenes reciban educación musical. Todos los placeres inocentes contribuyen no sólo a los fines humanos, sino a la tregua del ánimo, los hombres hacen de la diversión un fin, sin duda porque el fin de la vida implica cierto placer, pero no un placer cualquiera. El fin, en efecto, es deseable por sí mismo y no por ningún otro resultado ulterior, y los placeres de la diversión a su vez tampoco se proponen ninguna cosa futura, sino que tienen por causa las pasadas, como los trabajos y el dolor.
La música implica un placer natural, y por esto es amable, su uso en todas las edades y a todos los caracteres, la música es una de las cosas que dan placer, y la virtud por su parte consiste en gozar, amar y odiar rectamente, se impone con evidencia la necesidad de aprender y habituarse sobre todo a juzgar con rectitud y a complacerse en los caracteres virtuosos y en las bellas acciones.
En las obras musicales, hay directamente imitaciones de los estados morales, la prueba esta en la diferencia que desde luego se ofrece en la naturaleza de las melodías, de suerte que los oyentes son afectados de modo distinto y tienen diferente reacción con respecto a cada una de ellas, unas hay que los ponen más tristes, otras que relajan la mente, otras que producen un estado de moderación y compostura y otras que inspiran el entusiasmo. En cuanto a los ritmos, unos tienen un carácter más reposado, que inducen a emociones más propias del hombre libre y otros más movido, que conllevan emociones más vulgares.
La enseñanza de la música conviene además a la naturaleza juvenil, ya que en razón de su edad, los jóvenes no toleran nada que no este endulzado por el placer, y la música es por naturaleza dulce, hay además algo en nosotros que esta emparentado con la armonía y el ritmo, y por esto dicen muchos sabios que el alma es una armonía.
No es difícil que cuando se trata de adquirir cierta cualidad, hay gran diferencia según que uno tome o no parte en la ejecución, ya que es imposible llegar a ser buenos jueces de obras que no se han practicado nunca, y puesto que el motivo de esta práctica es la formación del juicio, deberán los adolescentes, mientras están en esta edad, tomar parte de la ejecución, pero para abandonarla cuando sean mayores y poder entonces apreciar las obras bellas gozando rectamente gracias al aprendizaje que hicieron en la juventud. Es manifiesto que el aprendizaje de la música no debe ser un obstáculo para las actividades de los años maduros, ni degradar el cuerpo ni tornarlo inútil para los ejercicios propios del ciudadano o del soldado, por lo que deberían quienes hacen este aprendizaje no esforzarse en tomar parte de certámenes profesionales.
En la educación musical no deberían introducirse instrumentos profesionales como la cítara o la flauta, quien tiene el inconveniente de impedir el uso de la palabra durante su utilización, sino aquellos instrumentos que formen buenos estudiantes, ya sea en el campo de la música o en cualquier otro campo de la educación.
Acepta la división de las melodías establecidas por algunos filósofos, que las clasifican en expresivas del carácter, de la acción y de la emoción, por su parte, afirma que la música no debe practicarse por un provecho único, sino por muchos, uno es la educación, otro la purificación y el tercero, es el divertimento, como relajamiento y cesación del esfuerzo. Por lo tanto, debemos utilizar todas las melodías aunque no de la misma manera, sino que para la educación hay que recurrir a las que son más expresivas del carácter; y para la audición las que son expresivas de la acción y la emoción.
Como los espectadores son de dos clases, la de los hombres libres y educados, y otra clase vulgar, también a estos hay que darles certámenes y espectáculos para su recreo; y así también hay desviaciones de las armonías y melodías estridentes y de exceso colorido, con lo que cada cual recibe placer lo que es acomodado a su naturaleza. Así, como hemos dicho, para la educación deben emplearse las melodías expresivas del carácter y las armonías de la misma clase, de esta especie es el modo Dórico, pero es aceptable también cualquier otro que haya recibido la aprobación de quienes son versados en las disciplinas filosóficas y en la educación musical.
Libro sexto:
En el momento de redactar la Constitución para cada lugar es preciso tener en cuenta, tanto la que es ideal para ese lugar, como así también la que es posible que se adapte según las condiciones que el mismo presenta; ésto constituye una ciencia que para muchos quizás será imposible de alcanzar, pero no para el verdadero legislador y el político, que no ignoran en absoluto ninguna de las circunstancias. También debe de considerar cuál es la que durará durante la mayor cantidad de tiempo posible, cuál es régimen que derivará del supuesto dado, luego de haber examinado detalladamente la constitución y sobre todo, tendrá que considerar cual es la mejor constitución que se ajusta a todas las diferentes ciudades. En resumen, "no habrá de considerar sólo la mejor constitución, sino sólo la que es posible, la más fácil y la que comúnmente pueda implantársele a todas las ciudades". (pág. 67) Otra opción, no por eso menos importante, sería reformar las constituciones que ya tienen las respectivas ciudades, de manera que los habitantes las puedan acatar y compartir fácilmente, restableciendo un orden político. Pero todo será imposible para el que piense que sólo hay una forma constitucional, es decir, para aquel que crea que sólo una forma de democracia y una de oligarquía son posibles, ignorando de cuantos modos pueden combinarse.
Esto también ocurre con las leyes, teniéndose en cuenta cuáles son las mejores que pueden adaptarse al sistema constitucional, porque éstas se establecen en vista de las constituciones y no de manera inversa, porque es imposible que todas las leyes se adapten a todas las democracias y a todas las oligarquías, si es que realmente hay diversidad de ellas.
Sobre las formas de gobierno y sus desviaciones:
En todo régimen, la primera desviación de la forma original de organización será la peor. Por ejemplo: en la monarquía, la desviación que más se aleja al gobierno constitucional es la tiranía, en segundo lugar viene la oligarquía que es la que se aleja de la forma aristocrática y por último, como la desviación más moderada, se encuentra la democracia. Aunque todas estas formas son erradas, ya que no hay una mejor, sino una menos mala.
La causa de que se encuentren distintas formas de gobierno es que todas las ciudades están conformadas por familias ricas, que poseen armas, pobres, que no las poseen y otras de clase media, también hay campesinos, comerciantes y obreros. Es decir que hay distinciones por las riquezas, por las propiedades y por nacimiento o virtud, que son las que constituyen los elementos de la ciudad, con lo que necesariamente habrá pluralidad de gobiernos, en referencia a los arreglos que se hagan entre las partes superiores e inferiores dentro de la comunidad, siendo oligárquicas o despóticas las más tensas, y democráticas las más relajadas y suaves, existentes sólo cuando son los hombres libres los que ejercen la soberanía, que sólo por casualidad resultan de ser la mayoría.
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