Los aprendizajes que la educación física debe proporcionar al niño en el nivel preescolar
Enviado por María de Lourdes Sánchez Franyuti
Para iniciar esta exposición acerca de los aprendizajes que el profesor de educación física debe enseñar a los niños y niñas en el periodo del preescolar, es preciso partir de la siguiente reflexión: ¿es la educación física una asignatura a través de la cual se imparten aprendizajes?
Al hablar de aprendizajes pocas veces hacemos referencia a la educación física, ya que damos por sentado que éstos, sólo tienen lugar en el contexto del aula.
Sin embargo, si entendemos por aprendizaje, "la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos que representan un cambio en nuestra percepción del mundo, en nuestra ideología o en nuestras conductas", entonces aceptamos que en el campo de la educación física, así como en el del deporte, también se llevan a cabo aprendizajes.
El término "aprendizaje", pocas veces se ve incluido en la programación que los maestros de educación física realizan para cada una de sus sesiones de clase. Es usual que los docentes utilicemos los términos: actividad, trabajo, práctica y desarrollo entre otros, pero olvidamos asentar que cada una de las sesiones de clase, deben ser programadas con base en los aprendizajes que los niños debieran adquirir en el transcurso de las mismas.
Irónicamente, quienes trabajamos en este ámbito, debiéramos saber que los primeros aprendizajes que lleva a cabo el ser humano durante sus primeros años de vida, son aprendizajes motrices. Aquí valdría la pena preguntarnos si sería posible llamar de manera distinta al aprendizaje cotidiano que el niño adquiere a través de los sentidos desde que abre sus ojos a este mundo.
El infante aprende inicialmente a sentir, a tocar, a oler, a degustar y a ver cada vez con mayor perfección a través de todos y cada uno de sus sentidos. Así descubrimos en primera instancia, que las sensaciones son los cimientos del conocimiento humano.
De manera paulatina, el infante aprende a conocerse a sí mismo y descubre luego que no está solo; que a su alrededor existen más personas y objetos en un espacio que va más allá del propio. Alcanza a percibir los lugares y a los seres que le acompañan. Así, empieza a percibir el tono de "una" voz, y el olor único de "una" piel; y más adelante, aprende a reconocer "ese" rostro y "esa" figura especial que llena su mundo: la de su madre.
De igual manera, aprende luego a reconocer a los demás miembros de su familia y a los objetos que forman parte de su entorno cotidiano. Entendemos entonces, que las senso-percepciones constituyen el segundo nivel de los aprendizajes que el niño adquiere a partir de su nacimiento.
Con los meses, el bebé va aprendiendo a erguir su cuerpo y a sostenerse en pie intentando mantener el equilibrio; cuando lo consigue, aprende a dar sus primeros pasos y luego a caminar con mayor seguridad distancias cada vez más largas; luego aprende a correr, a brincar y también a saltar.
Cuando ha aprendido a reconocer cada una de las partes de su cuerpo, descubre todo aquello que puede hacer con cada una de ellas, y aprende a optimizarlas a través de la ejercitación constante.
Es aquí cuando el niño empieza a desarrollar sus patrones básicos de movimiento. Entonces nos preguntamos: ¿qué no son éstos, también aprendizajes?
Aprende a distinguir el espacio en el que se encuentra y mucho después a reconocer el tiempo en el que se ubica. Al ingresar al preescolar, sus aprendizajes, sus interacciones y su vocabulario se incrementan. Aprende ahora conceptos tales como: adentro y afuera; aumenta su lenguaje y le da sentido a términos como: arriba y abajo; a un lado y al otro. Más difícil se tornan los aprendizajes derecha e izquierda. Y reconoce la diferencia entre el día y la noche; entre el hoy y el mañana.
Vamos así, descubriendo que todos los aprendizajes que adquiere el hombre desde que nace, son producto de su crecimiento, de su maduración y de su desarrollo natural. Sin embargo, todos estos aprendizajes se ven enriquecidos a través de los estímulos que proporciona el contexto en el que el niño se desenvuelve.
Es aquí cuando tienen lugar los aprendizajes escolares en los que se hallan insertos todos los anteriormente enunciados, mismos que corresponde estimular al profesor de educación física dentro de cada una de sus sesiones de clase.
Ahora entonces, podemos comprender que nuestra labor consiste en proveer al niño en edad preescolar, de todos los conocimientos que atañen a nuestra materia, entre los que se encuentran los aprendizajes motrices, aunados éstos, al fomento de hábitos relacionados con la salud y los valores, los cuales le permitirán convivir e interactuar armónicamente en sociedad.
Ahora bien, para que el profesor de educación física pueda incidir en los aprendizajes que el niño adquirirá en el nivel preescolar, es necesario que posea previamente los siguientes conocimientos:
- Saber cuáles son las características y necesidades que presentan los niños de tres a seis años. Es decir, saber cómo son, cómo piensan, cómo actúan, cómo crecen y cómo se desarrollan. Qué les interesa y qué les desmotiva.
- Lo anterior implica saber cómo se lleva a cabo el proceso de desarrollo en el niño y cómo es posible incidir en el desarrollo de sus habilidades motrices, cognitivas y afectivas, ya que estos contenidos teóricos le proporcionarán al docente las bases para trabajar con los niños que transitan por este nivel educativo.
- Definir con posterioridad la manera en que puede incidir mediante su labor, en los aprendizajes de los niños.
Cabe resaltar ahora, que si bien el desarrollo del niño se lleva a cabo en los tres ámbitos de la personalidad: el afectivo, el físico y el cognitivo, en estos mismos ámbitos se deben realizar los aprendizajes.
Así entonces, describimos a grandes rasgos las características primordiales que de acuerdo a Gallahue presentan los niños en la niñez temprana (de los 2 a los 6 años), a fin de que el maestro comprenda qué aspectos debe trabajar y cuáles otros debe observar durante su labor docente.
CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS EN EDAD PREESCOLAR | ||
FÍSICAS | COGNITIVAS | SOCIO-AFECTIVAS |
Las capacidades percetivo-motrices se estructuran adecuadamente de los 2 a los 6 años, etapa en la que el niño:
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De los conocimientos anteriores, es posible identificar y rescatar los puntos esenciales que debe contener un programa de trabajo dirigido a los niños de los tres a los seis años, así como las acciones que debe llevar a cabo el docente para tener éxito en el desarrollo del movimiento en el niño durante su paso por el nivel preescolar.
A continuación se inserta un listado que el mismo Gallahue presenta sobre estos aspectos.
- Presencia de multiplicidad de oportunidades para desarrollar la motricidad gruesa.
- Las experiencias de movimiento deben enfatizar la exploración y la resolución de problemas para poner en práctica su creatividad.
- Reforzar la autoestima de los niños a través del encomio de sus esfuerzos y logros particulares y del estímulo constante que aliente el mejoramiento y la realización de nuevas actividades.
- Presentarle una gama de actividades a realizar, a través de las cuales puedan desarrollar sus habilidades locomotrices, manipulativas y de estabilidad (carrera, saltos, giros y manipulaciones).
- Realizar todo tipo de actividades encaminadas a apoyar el desarrollo perceptivo- Motor (corporalidad, espacialidad y temporalidad, incluidos todos sus componentes).
- Tomar en cuenta la gran imaginación que presentan para desarrollar sus actividades.
- Plantear actividades de acuerdo a su nivel de madurez.
- Presentar actividades que incluyan el manejo de objetos que estimulen la coordinación ojo-mano (óculo-manual) y ojo-pie (óculo-pedal).
- Incorporar actividades bilaterales y cruzadas como: galopar, saltar con ambos pies.
- Reforzar sus actitudes positivas y alentar cualquier intento de todo aquello que pueda llevar a cabo por sí mismo.
- Animarle a tomar parte activa en los programas.
- En estas edades los niños presentan interés por las mismas actividades, por lo cual deben trabajar niños y niñas juntos.
- Las actividades deben trabajar los brazos, la espalda, y la parte superior del tórax.
- La primera meta debe ser mejorar los movimientos sin poner énfasis en los aspectos mecánicos o en estándares de ejecución.
- En esta edad inician los hábitos de posición, los cuales habrá que atender de manera especial.
- Estimular a los niños a ir al baño cuando consideren necesario como parte de sus aprendizajes.
- Proveer a los niños de oportunidades para avanzar individualmente en sus aprendizajes motrices de acuerdo a sus posibilidades.
- Establecer normas de comportamiento positivo y habituarlos a ellas.
- Proveerlos de una guía sobre lo que es correcto y debido, en lugar de lo que es erróneo e inaceptable.
- Ampliar la variedad de experiencias motrices a fin de reforzar todas las capacidades sensoriales.
Finalmente se asienta, que la intención de este escrito, es simple y sencillamente colaborar con los docentes de clase directa en la planeación de un trabajo docente razonado y con posibilidades de éxito para el desarrollo de los niños y niñas que cursan el nivel preescolar.
BIBLIOGRAFÍA
Aznar, Oro Pilar et. al., (1999), La educación física en la educación infantil de 3 a 6 años, 2da. Ed., Barcelona, INDE.
Gallahue, David L., & Ozmun, John C. (2006), Understanding Motor Development: Infants, Children, Adolescents, Adults, Sixth Edition, McGraw-Hill Higher Education.
Gallahue, D.L., & Donnelly, F. (2003), Developmental Physical Education for All Children, 4th ed., Champaign, IL: Human Kinetics.
Le Boulch, Jean (1998), La educación por el movimiento en la edad escolar, México, Paidós.
Lleixá, Arribas Teresa (s/f), Las habilidades motrices básicas, en: La Educación Física de 3 a 8 años. (Segundo ciclo de Educación infantil y Ciclo inicial de Enseñanza primaria). 6ª Ed,. Barcelona, Paidotribo.
María de Lourdes Sánchez Franyuti