- Resumen
- Introducción
- Objetivos
- Método
- Resultados
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Anexos
- Bibliografía acotada
Resumen
Actualmente se considera a la Hepatitis-B un grave problema de Salud Pública, que afecta a la población mundial. Existe una vacuna preventiva contra esta enfermedad, sin embargo se reporta un ascenso alarmante de casos. Constituye una de las principales causas de fallo hepático fulminante, cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular. El riesgo de adquirir Hepatitis B depende en cada país, de la prevalencia de infección por VHB en la población general, de la cobertura y calidad del tamizaje en la población, y de la de vacunación que se haya logrado. En Bolivia, no se conoce la situación real de la Hepatitis B, sólo los Bancos de Sangre realizan vigilancia activa de la enfermedad a una población "aparentemente sana", no existe un programa de prevención y control. Se realiza un estudio descriptivo-retrospectivo, tipo casos y controles para identificar la prevalencia de sero-reactividad a infección por VHB en la población de donantes del Banco de Sangre Departamental Santa Cruz, durante el año 2006 y los factores de riesgo asociados, a partir de lo cual se diseñan estrategias de prevención y control (inmunización universal, intervención sobre factores de riesgo y dispensarización y tratamiento de los portadores de infección persistente) para sensibilizar y orientar a las instancias de decisión, en la adopción de políticas y estrategias que se orienten al establecimiento de mecanismos efectivos y eficaces de control y prevención de la infección por VHB en la población general, como parte de un programa viable social y económicamente dirigido a los sectores de mayor vulnerabilidad.
Introducción
La Hepatitis es una enfermedad debilitadora y en ocasiones mortal, los síntomas varían desde una leve dolencia griposa, que es lo más común, hasta una deficiencia hepática grave (1). Han asolado a la humanidad desde el principio de la historia, constituyen un verdadero problema de salud en todo el mundo (2), representan una de las enfermedades infecciosas más comunes y se calcula provoca 1,5 millones de muertes en todo el mundo cada año (3). Los virus A, B y C de las Hepatitis, son encontrados en el mundo entero, con mayor o menor predominio, dependiendo de la región geográfica (4). Debido a que las infecciones por los virus B y C de las Hepatitis pueden causar daños graves y crónicos y que existe un alto riesgo de transmisión por vía transfusional, han adquirido a nivel de los Bancos de Sangre de todo el mundo, gran importancia epidemiológica (3, 5).
Aunque la Hepatitis se conocía desde hace siglos, antes de la Segunda Guerra Mundial los médicos no sabían que estaba causada por un virus. Se suponía que era contagiosa porque las epidemias ocurrían con frecuencia en condiciones de aglomeración e insalubridad, pero cómo se transmitía de una persona a otra, era un misterio. La diferenciación de los tipos de Hepatitis, antes del descubrimiento de los virus, sólo era posible por medio de la observación del tiempo de incubación de la enfermedad y de la forma probable de contagio. De esa forma, eran identificados apenas dos tipos de Hepatitis: una de transmisión fecal-oral, por ejemplo por el agua o alimentos contaminados y otra por transmisión sanguínea (6, 7).
El progreso para resolver el misterio lo realizó en 1940, F. O. MacCallum médico británico, que estaba a cargo de la producción de una vacuna contra la Fiebre Amarilla y se quedó confuso al observar que una considerable proporción de soldados a los que se administró la vacuna contra la Fiebre Amarilla desarrollaron Hepatitis pocos meses después. La vacuna contenía suero humano y MacCallum tenía conocimiento de que se había informado en la bibliografía médica de otros casos de Hepatitis tras la inoculación de vacunas que contenían suero humano. También tenía conocimiento de la parición de algunos casos tras el uso de jeringas y agujas sin esterilizar en el tratamiento de la diabetes o de enfermedades venéreas, instrumentos que podían contener partículas de sangre, por lo que comenzó a sospechar que la Hepatitis podría ser causada por un virus que se transportaba en la sangre humana (4, 6, 7).
Una serie de observaciones en voluntarios realizadas por este investigador durante la guerra y poco después, fortalecieron dicha hipótesis y evidenciaron que la Hepatitis también se podía transmitir por otros medios distintos a la sangre. MacCallum acuñó el término Hepatitis A para la forma de la enfermedad que se transmite principalmente a través de comida y bebida contaminadas con cantidades mínimas de materia fecal y el término Hepatitis B para la forma que se transmite principalmente por exposición a sangre contaminada (7).
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