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Los Derechos Humanos de los jóvenes ante la equidad de género y la diversidad sexual

Enviado por Ernesto Vera


Partes: 1, 2

    1. ¿Qué hay detrás de estas conductas?
    2. Ley y conductas
    3. El caso del Matrimonio Heterosexual (normal)
    4. La controversia en Sí
    5. Bibliografía

    La convivencia cívica

    Hace no mucho tiempo, en la estación del Metro Hidalgo del Sistema de Transporte Colectivo (STC-METRO) de la Ciudad de México, una madre de familia le tapaba los ojos a su hijo de nueve años al tiempo que le gritaba a la policía del lugar que la auxiliase; la razón: un par de hombres se estaban besando momentos antes cerca de ellos, por lo que la señora pidió el apoyo de los guardianes del orden para que su descendiente evitase ver tal escena, a la cual -según manifestó la dama a los gendarmes- era un acto inmoral.

    Más tarde, en una entrevista que un periódico local les hiciera a estos servidores públicos por causa de este incidente, comentaron que legalmente hablando, el beso de estos dos muchachos no es un delito, por lo que explicar este hecho a la gente cuando acontece este tipo de actos es difícil, ya que la posición que adoptan es similar a la que recogió la dama a la que atendieron aquél día.

    ¿Son malas las personas del mismo sexo que se besan entre sí? ¿Es adecuada la posición que señala la de no permitir actos con los que no se están de acuerdo, como lo fue la postura que tomo dicha señora? ¿Cómo tendrían que ser entonces las relaciones humanas para asegurar que éstas fueran provechosas para todos?.

    Pongamos todos los elementos sobre la mesa…

    Cada acto contenido en esta pequeña anécdota de convivencia social, responde a una creencia individual que dicta cómo deben ser las cosas: la mamá considera que no es apto que su hijo vea el beso que se dan dos hombres, los jóvenes piensan que la manera en que expresan su afecto es la correcta, en tanto que los guardias analizan que ambas conductas se encuentran dentro de los esquemas normales de conducta en concordancia con la Ley.

    De los tres estratos de pensamiento, dos corresponden al ámbito personal en tanto que el último recae en la esfera jurídica: tanto la madre de familia como ambos varones se mueven según les dictan sus propios criterios, valoraciones que durante el transcurso de sus vidas han adoptado como los modelos a seguir, si desean llegar a constituirse como seres humanos plenos.

    En otras palabras, la moral, las creencias propias que señalan como es y cómo debe ser la vida, provocan tal estado de las cosas: los muchachos dan como bueno su beso, en tanto que la ama de casa reprueba esta conducta.

    ¿Qué hay detrás de estas conductas?

    Dichas normas de comportamiento -la señora que reprueba y los jóvenes que aprueban- se asientan en valores previos que cada uno de estos actores ha internalizado para sí; por la manera en que despliega sus acciones, la dama cree en los valores tradicionales de la familia (los hombres se comportan como hombres, como gente viril[1]las mujeres, como señoras, como personas con ciertos patrones de conducta), por lo que los varones y las damas deben guardar cierta compostura, deferencias, ritos para el beso, por lo que dentro de este esquema no caben las acciones que durante su estancia en el tren subterráneo presenció.

    Por otra parte, los jóvenes envueltos en el caso admiten estándares divergentes de vida con respecto a la mujer en cuestión: admiten besos entre sí… el modelo de trabajo admite premisas que para el sistema anterior pudieran ser exclusivos para las mujeres.

    Sin embargo, ambas creencias, ambas morales se quedan en eso, en el ámbito moral, representaciones que son válidas para el individuo que las practica; en este sentido, por la existencia de múltiples morales, se hace necesaria la existencia de una norma común a todos la cual que les indique qué prácticas comprendidas dentro de sus respectivos catálogos no son susceptibles de ser desplegadas por existir riesgo de dañar la acción e intereses de terceros.

    La conducta que causa controversia en Sí

    La razón por la que la actuación de los jóvenes es señalada, es porque dentro del esquema social mexicano ha imperado desde siglos atrás, el modelo tradicional de operación basado en la familia -ya enunciado- el cual impone la obligación a hombres y mujeres de ajustarse a ciertos moldes de conducta, donde un beso dado entre miembros del mismo sexo se encuentra fuera de contexto.

    Este arquetipo se basa en la convivencia de hombres y mujeres entre sí, quienes forman una familia para criar a los nuevos miembros que en un futuro no muy lejano se habrán de integrar a la sociedad; el noviazgo, el matrimonio y las vestimentas que atañen a cada sexo de acuerdo a este paradigma (hombres con pantalón; mujeres, vestido.) son parte de sus características innatas. Es decir, la construcción del mundo se hace a partir del reconocimiento de que existen dos sexos diferentes, hombre y mujer, a los que se les atribuyen cierto status y valoraciones.

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