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La evaluación docente: consideraciones inevitables y un examen inútil

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    1. Consideraciones inevitables
    2. Notas

    CONSIDERACIONES INEVITABLES

    Es claro que el tema de la evaluación docente no se resolverá, en nuestro país, con visiones parciales.  La evaluación docente es un proceso complejo que supone la búsqueda de un objetivo político (1). "El problema de la evaluación de la docencia en el ámbito de la educación … es sumamente complejo, tiene que ver con elementos tales como:…su asociación a políticas de compensación salarial, políticas educativas, la discusión sobre las cambiantes funciones del profesor, los programas de actualización docente, la polémica de las teorías sobre la enseñanza y el aprendizaje, el desconocimiento y escasas iniciativas para diversificar los medios de la evaluación docente, así como la inclusión en el proceso de los involucrados profesores y alumnos" (Ramírez E., Angélica)

    Decir que el objetivo de la evaluación docente es mejorar la calidad educativa, es la manera más cándida de querer presentar el tema fuera de la complejidad del mismo, descontextualizarlo de la propia crisis de la educación nacional y del impacto de los cambios económico, sociales, tecnológicos y culturales a los cuales estamos sometidos en estos tiempos de globalización, inequidad e injusticia social imperante. Es claro para algunos académicos que el tema de la evaluación docente, por sí misma, no garantiza una mejora de la calidad educativa. A nuevas demandas del entorno económico, social, tecnológico y político se requieren nueva respuestas culturales, nuevas respuestas pedagógicas.

    Nadie puede negar que existe una tendencia marcada hoy para desarrollar la evaluación del desempeño docente, tan es así que, de veintidós países americanos sólo en cuatro no se realizan estas evaluaciones, estos países son: Brasil, Ecuador, Nicaragua y Paraguay (Murillo. 2006) (2). A esta tendencia nos sumarnos comprendiendo la necesidad de responder justamente a este mundo cambiante, que exige de los maestros nuevas capacidades, habilidades, destrezas y competencias para ofrecer a nuestros educandos las mejores oportunidades para potenciar su educación desde la escuela pública universal de calidad y gratuita que los pueblos del mundo demandan. Pero nada de esto podrá obligar al magisterio nacional a deponer la lucha por defender y ampliar sus derechos políticos, sociales, profesionales, de seguridad, etc., así como por la defensa de la autonomía en su labor profesional. No deberá presentarse las reiteradas "capacitaciones" como imposiciones de la labor docente. Así como el médico responde ante el hecho medico ante el quirófano, así como el abogado responde ante el hecho jurídico en los fueros de las cortes de justicia, así también, el maestro responde ante el hecho pedagógico, en sus aulas, ante sus estudiantes. Así como en el ámbito universitario existe la libertad de cátedra que los docentes democráticos siempre hemos defendido, así en las escuelas existe la autonomía de la labor profesional docente que defendemos.

     

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