I PROBLEMÁTICA INDÍGENA NACIONAL
Ante la problemática que enfrenta el campo mexicano en su lucha por seguir manteniendo su nivel productivo y el abasto del mercado local y nacional, se enfrenta a la entrada de las empresas transnacionales, que en la mayor parte de los estados se posesionan de las tierras con mayor capacidad productiva empleando la mano de obra del lugar o en el peor de los casos la contratación extranjera; pero en este sentido, se distingue en las maquiladoras, no en el campo. No hablemos de la migración exagerada del campo a la ciudad que esta disminuyendo la capacidad de producir lo necesario para la subsistencia, además de los múltiples problemas que acarrea el que los campesinos dejen sus tierras, los problemas sociales que conlleva el abandono del hogar y los problemas que enfrentan en la ciudad.
Ante esta situación la nueva legislación agraria y las políticas macroecónomicas han puesto en entredicho el acceso de los campesinos a la tierra: la cancelación del reparto agrario y la posibilidad de privatizar las parcelas ejidales cuentan ya con estatuto constitucional.
La mayoría de los pequeños agricultores se encuentran entre dos alternativas extremas: una marginación creciente en el ámbito de la producción agropecuaria, que los induce a privilegiar otras fuentes de subsistencia, y una posibilidad real de perder sus tierras.[1]
Además del campo, las comunidades indígenas, que es otro aspecto de la vida Nacional en donde hay problemas serios, tal es el caso de Chiapas; se ven afectadas por la invasión de sus tierras de mejor nivel de explotación, creando al interior de la comunidad una lucha por el reconocimiento de sus derechos y la oportunidad de una mayor independencia. Y sobre todo el reconocimiento de la autonomía y la participación igualitaria en el proceso político de la sociedad mexicana.
En un nivel global estamos hablando de transformaciones del mundo Indígena, que por lo común consisten en una nueva inserción en procesos políticos que trascienden no solo los ámbitos comunal y regional, sino incluso los tradicionales límites que definían a las respectivas unidades étnicas. Se puede decir que asistimos a un fortalecimiento de la conciencia étnica, de la identidad y, al mismo tiempo, a un refuerzo de las demandas propias.
1. Consideraciones Históricas.
Haciendo un poco de historia; en la dialéctica de integracionismo mexicano del siglo XX, se buscaba superar los límites de una política basada en una fe ciega en el progreso y los extremos del relativismo culturalista, cayendo en la exageración del paternalismo. Y, en efecto, el indigenismo integracionista expresó el comienzo de un cambio en el tratamiento del "problema" indio que debía evaluarse en su exacta medida: desde el punto de vista de la dominante ideología homogeneizada. Con esta ideología se pretendía "integrar" a las etnias al proyecto de Nación marcado por los años sesenta.
Este proyecto apostaba por el efecto absorbente y asimilador de la las múltiples fuerzas que pone en juego la "cultura nacional" dominante y que buscaba trascender en la política Mundial. Así el estado despliega sus "imanes" socioculturales para atraer, desplazar y eventualmente disolver los grupos diferentes.[2]
Tales "imanes" pretendían la mayor participación de los grupos indígenas, procurando que un número cada vez mayor de estos se conviertan en promotores de la integración "por propia voluntad", y que actuaran convencidos de la superioridad de la cultura nacional; a esto se refiere la idea de incitar a las comunidades "a invertir sus propios esfuerzos para lograr su propio mejoramiento y su integración a la Nación"[3]; que se convierte en el discurso de la política del Estado ante la diversidad cultural.
El integracionismo, a finales de los años sesenta comienza a entrar en crisis, el Estado buscará sacar partido a las fuertes tendencias que exaltan los valores étnicos. En tanto que el indigenismo tradicional se mostraba, cada vez, menos idóneo para mantener bajo control a los grupos étnicos del país. Sus prácticas paternalistas y autoritarias, más bien provocaban el descontento y la irritación en las comunidades indígenas.
2. Los Movimientos Indígenas y reclamo de sus Derechos.
En este espacio surgen los movimientos indígenas y las organizaciones independientes asumían las demandas de las comunidades: Reivindicación de la tierra y los recursos naturales; reclamo de respeto a las formas de organización social y a las costumbres propias, etc. De aquí fue donde nacieron los movimientos en defensa del indígena; tales como la Federación Nacional de Estudiantes Indígenas (FNEI); donde los propósitos fundamentales de esta federación consistían en convertir a la organización indígena en un instrumento de lucha, de trabajo y de superación (acontecimiento durante el año de 1955)
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