Descargar

El aprovechamiento de los espacios naturales en el horizonte tartésico


Partes: 1, 2, 3

    1. Introducción: Tartessos entre el mito y la realidad
    2. El bronce final en la zona sudoccidental de la Península Ibérica
    3. La etapa orientalizante del horizonte tartésico
    4. Bibliografía

    Introducción: Tartessos entre el mito y la realidad

    El mito de Gargoris y Habidis (Habis)

    "… Gárgoris, andaluz y rey de los curetes, patriarca del bosque tartésico donde los titanes se alzaron contra los dioses, amigo de las abejas e inventor del arte de recoger la miel, se emparejó con la más hermosa de sus hijas y de ella tu-vo un varón que era el nieto del padre y hermano de la madre. A este prodigio le pusieron por nombre Habidis. Y cuando aún repetía el eco su primer vagido Gárgoris lo echó al monte para encubrir un acto que ya las gentes empezaban a llamar incesto y a considerar pecaminoso. Quería que las alimañas se cebaran en el niño, pero sucedió que se acercaron mansamente a él y hasta le dieron de be-ber. El rey hizo entonces ayunar a su jauría y, cuando ya los perros babeaban, les arrojó el cuerpo tierno de Habidis. Pero lo lebreles, rodeándole, lo halagaron. Se-guros servidores se hicieron a la mar con el recién nacido y lo abandonaron a mucha distancia de la costa. Pero las olas lo devolvieron sin encono y una cierva tuvo para él leche y premura de madre. Habidis bebió la ligereza en esos pechos y, ya adolescente, devastaba la región sin que nadie se atreviera a plantarle cara. Cayó al fin en una trampa y los campesinos lo llevaron ante Gárgoris, que pri-mero cobró afición al muchacho y luego lo reconoció como nieto y único here-dero de su reino. Habidis fue un monarca sabio, prudente, generoso y grande. Dio leyes al pueblo bárbaro, unció los bueyes a la reja y fundó la ciudad santa de Astorga, acaso el más antiguo enclave urbano de los que subsisten en la Penínsu-la".

    Así refleja Sánchez Dragó[1]la narración que nos ha legado Trogo Pompeyo[2]en un texto recogido por Justino en su "Historia Universal" ; este autor relaciona este mito, según él la fábula más antigua de occidente, con otros del mismo entorno cultural: "… las de Horus, y Set, Astiages y Ciro, Semíramis, Zarathustra, Telephos, Atlante, los hi-jos de Melanippe, Cibeles, el príncipe egipcio, Fernán González y –ya en un terreno pu-ramente literario- las de Gargantúa de Rabelais, El Mowgli de Kipling y el "guru" in-ventado por Hermann Hesse en el epílogo del "Juego de Abalorios"". Por otra parte, y como consigna José C. Bermejo Barrera[3]sobre esta leyenda han corrido verdaderos rí-os de tinta, sobre todo en lo que respecta a la posible base histórica del mito. García Moreno, concretamente, afirma que no nos encontramos ante un mito, sino frente a una serie de problemas antropológicos elaborados por la filosofía helenística. Bermejo se muestra en desacuerdo con este punto de vista por las siguientes razones:

    • a) García Moreno parte de la idea, completamente errónea, de que el análisis estructural y el análisis de las fuentes constituyen dos materias diferentes.

    • b) La fiabilidad de Justino como fuente sólo puede aceptarse a nivel de hipóte-sis.

    Según Bermejo[4]la mayor parte de los estudios que hasta el momento se han ve-nido haciendo en torno a este tema se limitan, o bien a clasificar el mito, o bien a asig-narle un significado de tipo euhemerístico ; es el caso de Julio Caro Baroja, para el cual el mito de Gárgoris y Habis representaría el paso de una cultura primitiva a otra supe-rior, situable hacia el final de la edad del Bronce, o de Juan Maluquer, para el cual la realidad cultural y social tartésica quedaría definida por la unión de los mitos indoeuro-peos con los de procedencia oriental ; así dice este último[5]"Tartessos para el hombre medio constituyó el "Eldorado" que encarnaba el país de la Fortuna y la Felicidad. Sin embargo, Tartessos no era una simple localización occidental de un mito griego, sino una creencia más general que existió entre los fenicios, los hebreos y, seguramente también, entre los etruscos y celtas de Italia. El maravilloso país de Occidente desde el cual llegaba el estaño para hacer el bronce en las ciudades aqueas, contenía todos los elementos esenciales del posterior reino tartésico". Maluquer distingue, a partir del mi-to tartésico, dos dinastías monárquicas de origen divino, que concuerdan respectivamen-te con las dos etapas evolutivas arriba citadas[6]

    • Principado señorial: Gerión[7]

    • Monarquía urbana: Gárgoris y Habis (o "Habidis")

    Partes: 1, 2, 3
    Página siguiente