- La entropía
- La llegada del fundador de la Primera República Islámica, el Ayatolá Khomeini…
- Vietnam era ya, memoria borrada
- Pero, hay más…
- La respuesta del oprimido
- Voilà, aquí completamos el círculo, con los orígenes de al-Qaeda
- Bibliografía
Yihadista n com. / adj. Persona que es partidaria de la yihad, guerra santa decretada por un gobierno de religión islámica por motivos justos. Interpretados como el esfuerzo que todo musulmán debe realizar para que la gracia de Dios, reine en la Tierra.
En muchas publicaciones recientes y, desde que el Presidente Bush y sus ofuscados secuaces violaran la sacra soberanía de Irak en búsqueda fútil de "weapons of mass destruction" — o como otros los definen, "weapons of mass deception", muchos libros han aparecido que tratan de explicar el terrorismo islámico, dirigido contra quienes han profanado los valores de su religión y sus pueblos. Intrusión extranjera, siempre perpetrada bajo los auspicios de los EEUU y la Gran Bretaña, con el propósito expansionista y utilitario del establecimiento de falsas democracias — Democracias impopulares, que terminan, al final, siendo convertidas en dictaduras cubiertas, pero que aseguran a sus patrocinadores anglosajones, libre acceso al petróleo, elemento esencial para sus fines imperialistas.
Las razones, basadas en excusas indocumentadas, por la que estamos en Irak son estrictamente comerciales — para satisfacer las ambiciones de Cheney, Bush y de sus secuaces británicos, en la búsqueda personales de acrecentadas oportunidades económicas.
Para mí, de los muchos libros publicados y que acerca de este tema, haya leído, el más lúcido, balanceado y justo ha sido: Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afganistán, and Bin Laden, from the Soviet Invasión to September 10, 2001, escrito por Steve Coll. Aquí lo recomendamos.
Por mi parte, el 12 de septiembre del 2001, contribuí varios artículos a la prensa internacional haciendo una exégesis personal de los eventos, de lo que motivara a los suicidas a autoinmolarse por Islam, y de las fuentes de donde provenía la energía psíquica que los convirtiera en mártires. En mis reflexiones, para escribir los artículos, fui guiado por experiencias directas que obtuviera cuando visitara el estado de Israel, específicamente, la ciudad de Hebrón. (Una de esas ponencias apareció en El Caribe, que entonces fuera dirigido por el futuro embajador dominicano en Washington, el economista Bernardo Vega B. El título de la misma sigue, El Terrorismo. Constitución, Carácter y Destino: Una Síntesis).
Como detallara en mis artículos, los mártires del Islam que murieron en 9-11 no eran personas desarraigadas ni monstruos dementes. Eran, en muchos casos, los hijos educados miembros de familias pudientes. Familias devotas de su religión pero enardecidos por la presencia en su territorio de individuos ajenos a su cultura e ignorantes de su fe y convicciones. Como personas cultas todos reaccionaban con antipatía al control que el sionismo militante y plutocrático ejerce sobre Washington y, que por ende, impone a sus países vasallos. (Aquí recomendamos: Why We Want to Kill You: The Jihadist Mind Set por W. Shoebat).
Si bajo las arenas del desierto saudita y de la península arábiga no se acopiara el petróleo, el soporte que los jeques hoy disfrutan de los países que dependen de ese mineral, les fuera escaso. Los jeques, a quienes me refiero, son en esencia, dictadores moderados, pero enemigos implacables de la libertad y de la democracia. Porque la presencia de esta última los pondría en fuga, como ha hecho con sus análogos, en otros países de la región.
Pero, el hecho de que los jeques sean antidemocráticos no les niega las simpatías de un presidente, como Bush, que describe al norteamericano como un "adicto al petróleo".
¿Adictos al petróleo? ¿Es adicta la nación que consume la mayor cantidad de este mineral y de sus derivados en el mundo? O es, simplemente ¿insensible y egoísta?…
Para el ser humano, desde que habitara la jungla del pleistoceno; sus creencias, sus mujeres (léase sus madres, esposas e hijas), sus pertenencias exiguas, su territorio defendido, sus predios de caza, sus hoyos de agua, sus hábitos alimenticios, sus dialectos, su identidad propia, fueron asuntos que éste protegía con la mayor pasión — lo mismo que otros animales hacen.
Es asunto al que aludiera, cuando publicara hace unos años en el periódico, HOY un ensayo acerca de la educación bilingüe. Mi tesis, entonces, sería, que a países contiguos les "conviene" desarrollar sus propios idiomas e identidades propias para poder diferenciarse entre ellos. Ya que usualmente los rasgos raciales y tendencias culturales, por vivir tan cerca, suelen ser muy similares y los confunde, menoscabando su monopolio exclusivo a lo que les es autóctono y personal.
A eso hoy llamamos: El Imperativo Territorial.
La distancia nos individualiza, y el individualismo nos protege. Plus ça change…
Entra en la escena una religión que procura el proselitismo y dos países que avanzan la causa imperialista.
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