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Conflicto y herramientas de mediación en la relación de pareja


Partes: 1, 2

    1. Tipología del Conflicto en la Pareja y perfiles de pareja
    2. Bibliografía

    Introducción

    Las técnicas alternativas de resolución de conflictos procuran crear espacios que respeten la diversidad. El manejo de un divorcio de una manera saludable va a estar en función de que tanto el sistema puede seguir funcionando desde una relativa cohesión y flexibilidad.

    Mucho tiene que ver la capacidad de los padres para generar acuerdos desde el inicio del proceso, lo que tiene que ver con un manejo saludable en el divorcio. Existen estudios sobre las consecuencias psicosociales del mismo, que describen como los hijos afectados por un proceso de divorcio adquieren mayor competencia social si los padres logran acuerdos desde el inicio. Asimismo los regimenes de visitas equilibrados preservan la salud mental de los hijos, siendo más importante la estabilidad del vínculo con el cónyuge no conviviente que la frecuencia de los mismos. La no abdicación de cada uno de los padres es un elemento importante, si tenemos en cuenta las consecuencias clínicas para los hijos, y el riesgo de caer en lo que se ha denominado como síndrome de alineación parental o SAP.

    Este proceso incluye los alimentos, que suele ser un aspecto difícil aunque puede significar la vivencia de que se mantiene el interés por su bienestar y crecimiento. (Gianella, 1998).

    Por el contrario, cuando un divorcio se maneja de una manera caótica o disfuncional o simplemente de manera difícil, los hijos frecuentemente se sienten confusos y culpables viviendo el proceso en las propias carnes, ejerciendo un papel de pararrayos lo que conlleva alteraciones de conducta a lo largo de su ciclo vital, somatizaciones y problemas de autoestima e identificación. Frente la pérdida de la estructura familiar y la acomodación a nuevos modos de organización familiar, pueden sentirse indefensos y no merecedores de apoyo, lo cual conlleva problemas clínicos, de autoestima, de temor futuro al fracaso en pareja, y una visión distorsionada del sistema conyugal y parental.

    El manejo del conflicto desde la perspectiva de la pareja, suele acabar de manera adversarial, en una solución contenciosa, bajo los presupuestos de la justicia tradicional. Existiendo sin embargo  figuras como el arbitraje o la conciliación.

    En la actualidad, se propugnan cada vez más frecuentemente modelos de resolución de conflictos auto compositivos, donde la figura de la mediación adquiere día a día, mayor relevancia.

    Hoy se puede hablar del modelo de Harvard como aquella negociación asistida por un tercero dirigida a la satisfacción de intereses o necesidades que son incompatibles, a modo de conflicto en donde se conducirá a un camino que busca el acuerdo entre las partes.

    El modelo transformativo se basa en un enfoque terapéutico y se propone para potenciar el cambio en las personas, a partir de las relaciones humanas desde sus propias habilidades. Propugna caminar hacia el crecimiento moral, la revalorización y el reconocimiento de cada persona. Este modelo no busca tanto el acuerdo. Se basa en la comunicación y en las relaciones interpersonales entre las partes.

    El modelo narrativo impulsado por Sara Cob, parte de las aportaciones de  White. Propone un análisis de la historia, de la narrativa, teniendo en cuenta las relaciones, el contexto cultural, los mitos, los valores, la incidencia en la identidad y en el self, dando importancia a la comunicación y a la interacción entre las partes. Diez y Tapia (2006).

    Ante la perspectiva de una salida contenciosa en donde existe el riesgo de propiciar y polarizar más aun la confrontación hombre mujer y la manipulación de los menores, aumentando las cifras de conflictividad, todos estos modelos inciden en la necesidad de definir los problemas de manera integradora, lo cual implica ciertos beneficios, fomenta la coparen talidad en el tiempo, la creación de lazos y vínculos allá donde se estaban perdiendo y en definitiva la normalización en la comunicación y la relación con ambas partes.

    En lo que respecta a la terapia de pareja, un conflicto marital explicado desde la perspectiva ínter subjetiva, puede ser visto como un campo de batalla de conflictos pasados que se escenifican en el presente y donde el terapeuta es un nuevo actor que participa. Siendo necesario que sea consciente de los juegos vinculares que se reproducen entre los tres participantes del encuentro terapéutico.

    Para Velasco Alva (2004) además de lo anterior, es necesaria una preparación especializada para entender los dinamismos íntimos de una pareja e inclusive conocer de cerca o tener la vivencia y haber resuelto crisis de pareja personales.

    Tipología del Conflicto en la Pareja y perfiles de pareja

    En lo específico a la psicología de la pareja Carter y Sokol (2000) señalan que para crear y mantener un verdadero vínculo, los dos miembros de la unión deben esforzarse por darse a conocer, cuestión bien diferente a la de compartir rituales y relaciones mediante estereotipos y conductas adquiridas.

    Para Sánchez (2003) el conflicto puede ser una oportunidad para el crecimiento, integrando un problema aparente (discurso del ego) y un problema profundo (en donde la negociación tiene que ver con aspectos menos conscientes para el sujeto), como parte de un proceso terapéutico o de crecimiento personal.

    Branden (2000) explica como una relación intima en la que nos sentimos plenamente percibidos por otra persona, siempre implica en algún momento elementos de

    autodescubrimiento, la percepción de unas capacidades de las que no éramos conscientes, de una potencialidad latente, de rasgos que nunca ascendieron al nivel de la percepción explícita. La visibilidad implica a menudo, el descubrimiento de uno mismo.

    Además la comunicación puede ser parte del proceso del manejo del conflicto. Jakobson desde la lingüística revaloriza el código y el contexto para la interpretación del mensaje. Así el conflicto ha sido analizado desde el punto de vista de su normativización, desde las perspectiva de las polaridades sobre las que se desarrolla, teniendo en cuenta el contexto en donde se despliega, desde el punto de vista de su funcionalidad o de si potencia la innovación o la creatividad, desde el nivel de visibilidad considerando que tanto es latente o manifiesto o desde el punto de vista de la vivencia, incluyendo las percepciones, emociones, la comunicación y el significado. Redorta, (2004).

    La manera de manejar el conflicto en la pareja, ha sido descrita por varios autores desde distintos círculos epistemológicos en distintos momentos históricos.

    Es posible distinguir diversos perfiles de pareja como son la  pareja en desbalance de poder, pareja en peligro de destrucción, matrimonio habituado al conflicto, pareja que congenia en forma pasiva, matrimonio desvitalizado, resultando un espacio interaccional diverso en el universo de la relación de convivencia, que además necesita de recursos de intervención diferentes.

    Hirigoyen (2006) muy recientemente describe  la violencia psicológica en la relación de pareja partiendo de una relación asimétrica que conlleva seducción y poder, en donde la terapia de pareja no es efectiva si no partimos de un proceso individual para que cada uno recorra su camino previamente, aspecto que la terapia de pareja también suele ofrecer. Evidencia también la dificultad de un proceso de mediación en este sentido.

    Reproduciéndose  específicamente en la violencia psicológica un modelo de dominación sometimiento que conlleva la negación de la alteridad del otro o de la diferencia, con efectos y secuelas duraderos en el tiempo.

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