- Sobre el experimento que reivindica la validez general del principio de relatividad de Galileo
- El experimento
Explicación novedosa de la incongruencia entre la física de Newton y la electrodinámica de Maxwell cuya errónea interpretación descarriló la física hasta la teoría de la relatividad de Einstein. El entendimiento de este artículo y la realización del experimento que se describe conducirán a la restauración de la física clásica conduciendo a su redil los fenómenos que no logra reunir la física moderna.
Sobre el experimento que reivindica la validez general del principio de relatividad de Galileo
La verdadera interpretación del experimento de Michelson-Morley (por nombrar el más conocido y utilizado para justificar el advenimiento de la teoría de la relatividad restringida), es diametralmente opuesta a la aceptada por el común de los científicos desde hace décadas: lo que en realidad expresa el resultado de esta experiencia es la validez universal del principio de relatividad de Galileo y de las leyes de Newton.
Nada personal tengo contra los físicos pero aunque estos se exasperen siento la responsabilidad de decirles que su juicio sufre de aberración congénita.
La razón de esta escalofriante realidad, dado que de ellos depende nuestra visión del Universo, es la hipótesis del "espacio absoluto", que por un tiempo se denominó "éter" y hoy: "espacio-tiempo".
Por causa de Einstein, el espacio concebido como un ente concreto no fue en realidad extirpado de la física sino reciclado con propiedades ilógicas y quimérico apodo.
Este sempiterno y subyacente supuesto universal, opuesto sin remedio al principio de relatividad, parecería emitido de modo persistente desde los archivos más antiguos de sus psiquis, y es causa -para darle alguna explicación a tamaña desventura intelectual- de que sus modernas cortezas cerebrales no logren fundar conciencia de que lo demostrado en dicho experimento es la relatividad de la velocidad de la luz, que esta sí depende del estado de movimiento de la fuente y/o del observador y que transparencias y espejos se comportan como nuevas fuentes.
Esta legítima explicación ya había sido propuesta hace más de un siglo ni bien conocido el imprevisto resultado de dicho experimento, pero hubo de sucumbir bajo el enorme peso del referido preconcepto.
No sería necesario extenderse más ya que está todo dicho: por no aferrarse en su momento a la lógica conclusión de que cristales y espejos cambian la velocidad de la luz, ahora vivimos en los tiempos de la relatividad einsteiniana. Tan enraizada está hoy esta teoría y tan renuentes a revisarla los que viven de ella que pareciera ser tarde para dar marcha atrás. Hoy los físicos se niegan terminantemente a escuchar argumentos en su contra.
No obstante, Einstein tenía razón en muchas otras cosas: en que la estupidez humana no tiene límites, por ejemplo.
"¿Cómo diablos revertir esta situación? ¡Qué se puede hacer!"
En vista de que no hay modo en que la lógica atraviese la barrera de prejuicios, sumado a la creencia en que la física moderna está más allá de su jurisdicción, no parece haber esperanza de que una argumentación destinada a rescatar a los físicos del error en que se encuentran logre su objetivo -durante diecinueve años las conclusiones aquí expuestas han sido automáticamente calificadas de erróneas sin haber sido su lectura siquiera considerada. Pero a la larga o a la corta la verdad saldrá a la luz y espero que podamos verlo, porque este punto de vista tiene a favor que fundamenta un sinnúmero de experimentos posibles para su verificación, muchos de ellos realizables con recursos caseros como el de este informe. Algún grupo de adolescentes, con más ganas que dinero, podría construir diversos aparatos que derribarían el paradigma vigente.
Por mi parte he realizado algunas pruebas con dispositivos lamentables. No he hecho más por circunstancias que no tiene sentido enumerar aquí (falta de tiempo y colaboradores, más que nada). El alentador resultado observado es insuficiente, a mi juicio, para convocar a una demostración. (Cuando los hermanos Wright hicieron la primera exhibición de su aeroplano, no todo el mundo fue convencido de que el aparato en realidad voló… y cuando Galileo pretendió que algunos personajes importantes de su época constataran por sí mismos sus observaciones mediante su telescopio, se negaron totalmente).
No obstante difundí por Email el resultado de mi experimento para ver si conseguía entusiastas que me ayudaran a mejorarlo y no obtuve el menor eco.
Este experimento es inmune a las estrambóticas interpretaciones que padecen los realizados hasta ahora: bajo condiciones adecuadas la Naturaleza respaldará con seguridad el análisis que a continuación desvela la fatuidad del edificio teórico corriente, lo cual es lapidario para la relatividad einsteiniana ya que impugna su principio de constancia de la velocidad de la luz.
Este dispositivo demuestra, sin dar lugar a otra interpretación, que la luz directa emitida por un arco voltaico consta de mayores y menores velocidades de la que hoy es considerada única…
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