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El poder, ejercicio en la escuela y la sociedad (página 2)


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Es común la imposición de actividades en las que el maestro hace participar a los alumnos, de las cuales no están convencidos más que por el cumplimiento de una regla general de la cual nunca tuvieron injerencia, mucho menos participación en su elaboración. Con esto pretendo señalar que en las acciones que son consideradas como más relevantes en el proceso educativo, los alumnos participan como instrumentos de cumplimiento a la norma, nunca convencidos de que están practicando acciones que coadyuvarán a su formación académica y ciudadana. Es por eso, que comúnmente observamos desorden y falta de aprecio por el acto realizado. Ese desconcierto que provoca la exigencia de normas mal trabajadas por parte del educador refleja las conductas indeseables que pueden ser observables cotidianamente en las escuelas.

Tradicionalismo

Los maestros tradicionalistas defienden desde su trinchera, que la educación hoy en día es tarea imposible, tiempo perdido o incapacidad de recuperación de valores, argumentando que en "sus tiempos" había mucho más respeto en todos los sentidos, referentes al orden, el trabajo en la escuela y el desarrollo familiar. Y en cierta forma tienen razón en su apreciación, pero habría que someter a un juicio de valor para identificar qué es lo que sucedió y qué es lo que está pasando actualmente en ese sentido, puesto que la educación tradicionalista ejercía como control el temor y la amenaza, y sobre todo, como método corrector acudía al castigo físico y psicológico. Ese sistema educativo es aún tema reciente, para quienes nos tocó vivir esa época de enseñanza en la escuela pública y a quienes nos corresponde hacer una valoración a conciencia..

Aunque el poder sigue manifestándose como práctica común en la sociedad moderna, es notable que en muchas formas han sufrido modificaciones, debido a la aparición de nuevas leyes morales y legales que protegen a los oprimidos en cierto nivel, incluyendo las normativas de la escuela, en donde es común encontrarnos con situaciones manifiestas de poder como un círculo interminable, en donde el opresor comúnmente se convierte en oprimido y el oprimido a su vez, logra convertirse en opresor, en un cambio de roles que traslada a los individuos a niveles distintos de acuerdo a la función y al grado de poder que representan. Lord Acton (en1988) menciona que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. El problema estriba precisamente que la sensibilidad del ser humano cuando ejerce poder pierde mesura de entendimiento hacia el oprimido; pero el mismo oprimido, cuando ejerce el control de poder realiza las mismas acciones que despreciaba cuando era subordinado y continúa un círculo interminable de ambición del control.

El poder en el curriculum oculto de la escuela

El mundo globalizado actual, obliga al individuo a buscar su posición en la sociedad y al parecer el lugar más adecuado es en donde se ostenta el poder, para lograr el control sobre los demás. Parece que la educación se centra en enseñar eso precisamente a los alumnos, entonces es cuando se descubre el curriculum oculto según Díaz Barriga, en el cual van implicadas innumerables acciones que parecen ratificar que la educación se centra en demostrar que tener capacidad para el control de los demás es la meta a conseguir. Qué enseñan a sus alumnos los maestros en el interior de las escuelas? a seguir instrucciones y someterse al rigor de las tareas y las evaluaciones aún cuando estos no estén convencidos de ejercer actividades de su interés y en la mayoría de las veces las actividades se realizan en el cumplimiento de normatividades marcadas en los ritos cotidianos que se realizan dentro y fuera de las aulas; los alumnos interpretan a través de ese curriculum oculto que el maestro es la autoridad y su capacidad no debe ponerse en juicio y limitarse a obedecer las reglas escolares.

Pero lo más lamentable del proceso es que los maestros adquieran a la "perfección" su papel de "autoridad" aunque a su vez se quejen de las manifestaciones de poder ejercidas por el director, quien al mismo tiempo se excusa en el requerimiento del supervisor y quinen manifiesta ejecutar "órdenes" indicadas por la secretaría de educación, mismos que también se amparan en un legajo de orden normativo establecido por sus antecesores y a la vez se permiten hacer algunas modificaciones a los reglamentos con el fin de justificar de alguna manera el puesto que ocupan.

Estas relaciones que establecen los ordenes de jerarquías se han vuelto el circulo vicioso que más problemas a acarreado al proceso de enseñanza aprendizaje, porque a la vez que el oprimido rechaza el poder a que es sometido por su superior, crece en él el deseo de un día ocupar el puesto inmediato, para repetir las acciones y en muchas ocasiones hasta empeorar las relaciones, porque el poder visto como tal lo único que logra a corto y largo plazo es desactivar la célula de funcionamiento de una empresa tan importante, como lo es la educación al servicio de un país.

La educación debiera liberar al individuo, debiera fomentar el amor y la humildad y fomentar el reconocimiento de que los seres humanos somos iguales en cuanto a su esencia. Según la concepción de Paolo Freire, cuando el individuo no lucha por sus intereses y su emancipación cultural y social, parece como si hubiera perdido el amor por la vida.

Conclusiones

Las manifestaciones del poder en la escuela han sido interpretadas insanas en la mayoría de las veces por la irresponsabilidad con que se manejan los grupos por parte de quienes lo ostentan.

Es importante manejar este conflicto desde el inicio de la educación formal, en el cual debe ser permanente y de gran valor el trato de respeto a los derechos humanos universales dándole un lugar relevante a las relaciones humanas.

Indudablemente los ordenes de poder estarán siempre presentes. La recomendación es que se busque la forma de conciliar los roles desempeñados entre autoridades y subordinados que permitan la colaboración del personal en el enriquecimiento de la labor educativa, convencidos de su participación, sin el sentimiento de ser obligados a cumplir. Esto puede ser posible promoviendo educación en relaciones humanas, en las que participen los implicados.

Esta labor debe estar a cargo de la secretaría de educación en los Estados, a través de cursos de capacitación continua, encaminados a mejorar las relaciones laborales en las escuelas y que en el caso de los alumnos sean éstos considerados como una oportunidad que tienen los maestros para la practica de una verdadera educación, basada siempre en el respeto a los valores humanos y el aprecio a las diferencias de cada individuo que acude a la escuela, con el propósito de formarse en valores y ser apreciado por lo que su ser representa: una persona que merece respeto, comprensión y que exige ser educado.

Bibliografía

FREIRE Paulo. Pedagogía del oprimido (1970),

DÍAZ BARRIGA, Ángel: El currículo: un campo de conocimiento, un ámbito de debate

FOUCAULT, Michel. La educación como un mecanismo de poder

http://es.wikipedia.org/wiki/Dictum_de_Acton

La escuela actual: sus imágenes sociales y sus retos ante ellas[1]

José Antonio Hernández Espinosa

RE: Profr. Mario Ruiz Chávez.

En el documento analizado desde mi humilde opinión, puedo apreciar conceptos con los cuales me siento identificado y comparto sus puntos de vista, en cuanto al análisis crítico de lo que se espera de la escuela y lo que realmente representa; sin embargo, deseo destacar dos puntos que encuentro muy interesantes. El primero es acerca de su estilo de redacción, que no deja lugar a dudas que se trata de un antropólogo investigador, ya que los conceptos que utiliza están llenos de riqueza estilística en el vocabulario, que en muchas ocasiones se pierde el sentido de lo que desea informar ya que el lenguaje demasiado técnico llega a abrumar al lector y puede suceder que se pierda el interés en seguir leyendo.

El segundo aspecto que deseo rescatar de la lectura del texto es la referencia que hace usted en algunas ocasiones a la competitividad. La palabra utilizada constantemente en la reforma educativa es competencia, términos parecidos pero con significados distintos. Uno de los problemas en la escuela es que muchos docentes no acaban de comprender el término y pretenden educar en competencias de unos contra otros cuando la competencia se refiere al desarrollo de habilidades, destrezas y aprendizaje de los alumnos para ser competentes en el mundo globalizado que acertadamente usted maneja en su texto.

Sigo pensando que vamos por buen camino y aunque encontremos muchas fallas en el proceso nos servirán de experiencia para corregir y abrir el paso a las nuevas generaciones.

Gracias.

 

 

 

 

Autor:

Prof. Mario Ruiz Chávez

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