Descargar

THÉOPHILE GAUTIER

Enviado por mowgli50


    Indice1. Introducción 2. Baudelaire

    1. Introducción

    Un lector habitual que es llevado por su deseo a husmear en la literatura hasta hoy escrita, está propenso a tropezar con lecturas y autores capaces de producirle una "elevada exaltación", con la cual hasta los más ínfimos detalles de su sensibilidad se ven afectados. Estos "tropiezos", de los cuales ningún amante de la belleza y de las letras está ajeno, son en efecto la razón de esta búsqueda inagotable de placer y de "belleza común" que puede procurar un libro entre las manos. Charles Baudelaire, maestro de la belleza y de la sensibilidad humana, ha sido uno de los no muchos culpables de producir en mí una "elevada exaltación". Sus Flores del Mal han logrado contorcionar las vísceras de mi emoción, y pienso entonces que tan sublime obra debe ser digna de dedicación a un no menos sublime escritor. Al poeta impecable, al perfecto mago de las letras francesas, a mi muy querido y muy venerado maestro y amigo Théophile Gautier. Con los sentimientos de la más profunda humildad dedico estas flores enfermisas Ch. B. En realidad, fueron estas cuantas palabras en forma de dedicatoria lo que me llevo a precipitarme en la contemplación de este escritor digno de ser llamado por Baudelaire "el perfecto mago de las letras francesas". La intención es entonces poder develar la belleza y el estilo creativo en el arte literario de Gautier, que lamentablemente ha sido poco difundido en nuestro medio cultural, y es precisamente por esto que hoy nos encontramos privados casi por completo de poder acercarnos a su poesía. Es realmente lamentable que las circunstancias nos priven de ser víctimas posibles de una "elevada exaltación" con la lectura de la obra lírica de Gautier, precisamente la más hermosa y elogiada. Pero en este caso algunos cuentos y una novela corta han sido suficientes para reconocer a un maestro de las letras, capaz de descubrir con suprema habilidad los secretos más oscuros de la belleza Para Gautier el arte es la maravilla del mundo, el prodigio máximo de la existencia, lo único perdurable junto con la naturaleza, y "lo que mejor consuela de vivir". Su obra es difícil de encasillar en uno u otro movimiento literario. Aunque sea llamado por unos romántico, y considerado por otros un representante del Parnaso, Gautier y su obra no pueden ser reducidos a los requerimientos de una u otra tendencia, puesto que sus intereses estéticos y artísticos se expanden tanto como el arte mismo; y es de esta forma que Gautier lo afirma y reclama cuando pregona: "El arte por el arte". "¡Hombre dichoso, hombre digno de envidia!: sólo amó lo bello; sólo buscó lo bello; y cuando un objeto grotesco o repugnante se ofrecía a sus ojos, aún sabía extraer de él una misteriosa y simbólica belleza. Hombre dotado de una facultad única, poderosa como la fatalidad, ha expresado, sin fatiga, sin esfuerzo, todas las actitudes, todos los aspectos, todos los colores que adopta la naturaleza, como también el sentido íntimo contenido en todos los objetos que se ofrecen a la mirada humana".

    2. Baudelaire

    "La Muerta Enamorada" es una de las obras que más puede evidenciar el estilo y el arte de Gautier. En ella el día y la noche, lo real y la ilusión, lo grotesco y lo sutil, la seducción y la repugnancia -acogidas en un tono enigmático y encantador propio del autor- se funden de manera imperceptible para engendrar la belleza. "La Muerta Enamorada" es una novela corta en la que un anciano sacerdote relata la única experiencia con el amor, sucedida en su juventud y ofrecida por un espectro de la noche, "ángel o demonio", dotado de las más excelsas emanaciones de sensualidad, ternura y belleza. Romuald, que hasta entonces había sido un casto y correcto ferviente del señor, se encuentra de repente sumido en una fascinación inexplicable por una pasión siniestra. Clarimonde, la vampira de este relato, y la más voluptuosa, inofensiva y atrayente que yo haya conocido, tiene al igual que la prosa de su creador una magia perfecta. Es la encargada de arrastrar al casto sacerdote a los más profundos y oscuros abismos, en los que la belleza resplandece de forma extraña y fascinante. De esta manera entonces, el autor desarrolla uno de los temas más recurrentes en su obra: el sueño. Lo que sucede en la vigilia y en el sueño del perturbado sacerdote, son acontecimientos absolutamente distintos y contradictorios. La complicación de su existencia entre lo real y lo soñado lo arrastran casi a la locura, hasta el punto de no saber si es un generoso sacerdote que cada noche sueña ser un galán, fatuo y libertino joven, señor de la más hermosa y voluptuosa mujer, o si por el contrario es este joven entregado a los placeres quien sueña ser un mortificado sacerdote. "Yo hubiera sido perfectamente feliz sin esa maldita pesadilla que me venía todas las noches y en la que creía ser un cura de un pueblo mortificándose y haciendo penitencia por mis excesos diurnos". En "El Club de los Hachichins", Gautier desborda toda su capacidad de descripción, la cual puede recrear indefectiblemente la misma escena e imagen en todos sus lectores; el más ínfimo detalle visual, sonoro, auditivo y olfativo es necesario para su prosa, lo cual no se le escapa. Desdobla prodigiosamente el sentir emocional que sufren sus personajes, haciéndolos más íntimos y alcanzando la compasión del lector con ellos. "El Club de los Hachichins" es uno de los relatos más magistrales, mágicos y perfectos que yo haya podido leer, y en su contemplación no fui presa difícil para sucumbir ante una "elevada exaltación". El tiempo, la alucinación, la oscuridad, la locura, el terror, y la belleza en sus dimensiones más grotescas y estrambóticas, son temas recurrentes del autor, pero en este relato logra condensarlos y hacer de ellos un suculento plato capaz de saciar una feroz avidez de belleza literaria, aunque de lejos, por efectos de la alucinación, tan sólo parezca un platillo de viscosas larvas verdinegras que se agitan repugnantemente. La prosa de Gautier carece de las cualidades o falencias de la brevedad o de la extensión, podría decirse que requiere de las palabras exactas y del numero estrictamente exacto de ellas. "El Club de los Hachichins" (comedores de Hachich), es una voluptuosa intoxicación, un alucinante mundo de imágenes oníricas que rayan con el surrealismo, sumergido en una atmósfera perdida en el tiempo y en el espacio, en el que lo irracional se hace verosímil; es un mundo tan extraño y sombrío como mágico y atrayente, en el que cada detalle descrito por el autor se hace necesario. Su contemplación, deslumbrante y vertiginosa, se precipita sobre formas humanas y bestiales, voces chillonas y sepulcrales que emergen en una inspiración de irresistible risa e implacable terror. "La Pipa de Opio" es otro de los relatos basados en las mesuradas experiencias de Gautier como consumudor de drogas. Y, al igual que "El Pie de Momia", es otra innovadora forma de desarrollar sus constantes y amados temas: la alucinación y el sueño, estados de la realidad que amparan espectros nocturnos tan voluptuosos aveces como abominables. En estos relatos también se deja entrever el buen humor de Gautier, propio de risibles banalidades y de ingeniosos sarcasmos que evidencian las opiniones del autor frente a la vida, el amor, la muerte, la belleza, la locura… "Arria Marcella, recuerdo de Pompeya", "Dos actores para un papel", "ónfala", "El caballero doble", "La cafetera", son relatos que al igual que los otros despliegan esa fascinación delirante, y son también ejemplos magistrales de ese género que se ha dado en llamar "Literatura Fantástica". PIERRE-JULES-THÉOPHILE GAUTTIER nació en Tarbes un 30 de agosto de 1811. Se adelantó a todos los críticos al proclamar en un prólogo que la idea del progreso es un engaño, que tan solo importa la belleza, que el arte no tiene nada que ver con la moral y su única finalidad es él mismo. Su obra poética más elogiada es "Emaux et Camées (Esmaltes y Camafeos). Fue además novelista, crítico literario y de arte, autor dramático, director de revista y gran amigo de Nerval y Victor Hugo. El 23 de octubre de 1872 murió apaciblemente, como había vivido, en su casa de Neuilly-sur-Seine. "Hijo de la antigua Grecia y de la Francia joven tu altivo respeto a los muertos estuvo lleno de esperanza; jamás cerraste tú los ojos al porvenir. Mago en Tebas, druida al pie del negro menhir, flamen a orillas del Tiber y brahmín a orillas del Ganges, disparando con el arco del dios la flecha del arcángel a la cabecera lo mismo de Aquiles que de Roldán, forjador misterioso y potente, tú sabías fundir todos los rayos en una sola llama; el ocaso se encontraba con la aurora en tu alma". Victor Hugo.

     

     

     

    Autor:

    John Rojas

    Estudiante de Filosofía y Letras y de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín-Colombia.