2. «El Verdadero». v. 7b
(Ho aleithinós) en el sentido de ser genuino. Cristo es la perfecta realización del ideal divino en contraste con el falso sustituto de los legalistas. En varios pasajes se habla del Señor como la [Verdad] (Jn. 14:6). El Dr. J. Vernon McGee ofrece esta interesante sugerencia: «Verdadero significa genuino con el añadido de una nota de perfección e integridad. Moisés no fue quien dio el "pan verdadero". Cristo es el "Pan Verdadero" (Jn. 6:32-35)». Aquí, podemos ver que Cristo no solo es la verdad, sino que es la verdad definitiva. A este mundo no se le dará otra verdad más que la revelación en Jesucristo. Este aspecto de su naturaleza aludió al movimiento hacia la separación doctrinal que caracterizó a la era de Filadelfia.
3. «El que tiene las llaves de David». v. 7c
Cristo es el Mesías heredero del trono de David. Repetidas veces en el N. T. se presente a Cristo como la simiente de David (Mt. 1:1; 21:9; Ro. 1:3; 2 Ti. 2:7; Ap. 55; 22:16). Como Rey-Mesías, Cristo tiene control absoluto e indiscutible mayordomía sobre su reino. «La llave» era llevada sobre los hombros para demostrar que quien la llevaba poseía absoluta autoridad en la administración de las bendiciones y las posesiones (Is. 22:22-25). A pesar de que les da soga a los reyes de este mundo, él es quien controla hasta qué punto pueden gobernar.
4. «El que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre». v. 7d
El Señor Jesús les dio a sus discípulos la comisión: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas», sobre la base de lo que ya había dicho en Mateo 28:18: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra». El Señor Jesucristo es quien controla las puertas de la oportunidad para predicar el evangelio. Ni Hitler, ni Benito Mussolini, ni ningún otro dictador del mundo pueden cerrar la puerta a la predicación del evangelio a menos que Cristo así lo desee.
D. El elogio de Cristo a la iglesia:
Nuestro Señor elogia a la iglesia de Filadelfia por cuatro razones, que más tarde invocan una promesa:
1. «Yo conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar». v. 8a
[Yo conozco tus obras] Se refiere al conocimiento íntimo y sobrenatural del Señor. La frase expresa una declaración general sin especificar a qué obras se refiere. No se menciona ninguna crítica, aunque las obras están expuestas a la omnisciencia del Señor. Es importante recordar que, si bien es verdad que las obras no son la acumulación de méritos para la salvación, sí guardan relación con las bendiciones terrenales y con los galardones que Dios dará a los redimidos.
[Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar] Está claro que se refiere a las puertas de oportunidad abiertas para la proclamación del evangelio, una de las principales características del fiel servicio a lo largo de toda esta era de la iglesia. 1 Corintios indica que el apóstol Pablo consideraba que una puerta abierta era una oportunidad para el servicio cristiano.
2. «Tienes poca fuerza». v. 8b
Se refiere a la condición minoritaria de los creyentes de Filadelfia. La era de la iglesia de Filadelfia se caracteriza por congregaciones pequeñas, que, de acuerdo a las normas humanas, son débiles. Por su puesto, esto es la verdadera fuerza; como el Espíritu Santo nos dice a través de Pablo: "Cuando soy débil, entonces soy fuerte". Es probable que la congregación tuviese poca influencia entre los ciudadanos de Filadelfia, pero sus obras eran irreprensibles. Tal vez los creyentes de Filadelfia pertenecían a la clase proletaria, sin poder político ni económico, pero guardaban un excelente testimonio.
3. «Has guardado mi Palabra». v. 8c
Esta iglesia no solo creyó en la Palabra de Dios, sino que la obedeció. Las iglesias de la reforma, en el pasado y en el presente, creen en le Palabra de Dios pero no se caracterizan por obedecerla. La iglesia de Filadelfia, en contraste adecuado a este modelo, se caracteriza por la obediencia a la Palabra de Dios. El verbo [has guardado] (eteíreisás) es el aoristo primero, modo indicativo, voz activa de "teiréo". El aoristo contempla el hecho histórico y el modo indicativo destaca la realidad del hecho. Los creyentes de Filadelfia habían demostrado lealtad hacía la Palabra de Dios a pesar de las dificultades. Las circunstancias no les habían hecho alterar el contenido del mensaje.
4. «Y no has negado mi nombre». v. 8d
Satanás siempre trata de torcer una obra efectiva de Dios. Es interesante notar que el mayor aumento de falsos cristos y falsas religiones en la historia del mundo comenzaron durante este mismo período. Una de las características de la era de esta iglesia es que se rehúsa a negar el nombre del Señor, ofreciendo así el desafío que se le debe presentar a todo cristiano fiel a medida que se acerca el fin de la era.
(Ouk eirneíso tó ónomá mou). El verbo [has negado] "eirnéiso" es el aoristo indicativo, voz media de "arnéomai". El aoristo se refiere a un momento concreto en el pasado cuando, probablemente, los creyentes de Filadelfia fueron conminados a negar su relación con Cristo. En una situación específica de prueba, los cristianos de Filadelfia se mantuvieron firmes y fieles en sus convicciones.
E. La promesa de Cristo a la iglesia:
Esta promesa más bien única de Cristo, que surge como resultado de la actitud encomiable de esta iglesia, se divide en dos aspectos básicos: La vindicación y la preservación.
1. La vindicación:
«He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten». v. 9a
Cristo promete que los falsos religiosos (impostores y falsos maestros) que pretendían ser judíos pero no lo eran, algún día se postrarían delante de ellos.
La expresión [he aquí] (idoú) se usa para llamar la atención a la acción divina contra los judaizantes que perseguían a los cristianos. [Yo entrego] (Dido), mejor "yo doy". Este verbo describe la sorprendente sujeción de los incorregibles opositores judaizantes por la gracia soberana de Dios. Quienes antes eran blasfemos (2:9) ahora han sido doblegados (3:9). El verdadero judío no sólo lo es físicamente, sino que debe serlo también espiritualmente (Ro. 2:28,29). El judío genuino es aquel que tiene la fe de Abraham. El verdadero hijo de Abraham no persigue ni al Mesías ni a sus seguidores (Jn. 8:39-47).
«He aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies». v. 9b
Los judíos perseguidores de los cristianos tendrían que hacer algo que, en realidad, ellos repudiaban: Rendir homenaje a los gentiles. Obsérvese, sin embargo, que lo hacen por intervención divina. [He aquí] (Idoú) aparece por tercera vez (vv. 8-9) como llamada de atención de algo que Dios hace. [Yo haré que vengan y se postren a tus pies] es un cuadro que presenta al enemigo inclinándose delante de su conquistador (véanse Éx. 11:8; Is. 49:23; 60:14). El Señor no dice cuando ocurrirá que los judíos adoren a los pies de los cristianos y reconozcan que les ha amado. Es de suponer que tal acontecimiento ocurra con la conversión de judíos a la fe cristiana y, por lo tanto, vengan a formar parte de la iglesia, el cuerpo de Cristo. Es ahora, en esta dispensación, cuando el judío es enseñado por los gentiles cómo acercarse a Dios. En el reino glorioso del Masías, cuando Israel sea restaurada a su lugar de privilegio, será el judío quien enseñará al gentil (Is. 60:1-16).
«Y reconozcan que yo te he amado». v. 9c
(Kaí gnosin hóti egó eigápeisá se). El judío daba por sentado que Dios no podía amar a los gentiles. Creía que Dios era sólo Dios de los judíos. Los gentiles era pecadores y por lo tanto, indignos del amor de Dios. [Reconozcan] es el segundo aoristo subjuntivo, voz activa de ginósko, que significa "conocer por experiencia". El tiempo aoristo destaca el acontecimiento histórico. El modo subjuntivo realiza una función de futuro. En el N. T. el subjuntivo se usa con mayor frecuencia que el futuro indicativo. Aquí es una continuación de la cláusula de propósito que comienza con el [que] {hína} que aparece en el medio del versículo 9 (que vengan). El judío que ha perseguido y blasfemado a los cristianos aquí en la tierra, un día tendrá que reconocer que el Señor «ha amado» al gentil (Ap. 1:5).
2. Preservación:
«Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia». v. 10a
(Hóti eteíreisás tón lógon teis hypomoneis mou). El Señor reconoce y congratula a los creyentes de Filadelfia por haber sido fieles en medio de las pruebas y dificultades. El verbo [has guardado] (eteíreisás) es el aoristo indicativo, voz activa ("guardaste"), que apunta a una situación histórica concreta. El sustantivo (hypomoneis) significa "resistencia", "aguante" y describe a quien no claudica cuando está en medio del fuego de la prueba.
«Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero». v. 10b
Resulta difícil entender por que algunos falsos maestros sugieren que la iglesia debe por la tribulación debido a esta afirmación clara de nuestro Señor (en este caso a nosotros) de «la hora de la prueba», lo cual se debe entender a la luz de la descripción que jesús hace de ese periodo en Mateo 24:21 diciendo que "habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás". Como veremos, mucho creen que este tiempo de tribulación no comenzará hasta que el anticristo firme un pacto de siete años con Israel. El rapto de la iglesia, asunto que se nos menciona en Apocalipsis 4, sucederá antes de la firma de este pacto. Esto explica por qué muchos piensan que lo siguiente en la agenda profética es esto. Una interpretación normal del pasaje conduce a la conclusión de que «la hora de la prueba» (teis hóras tou peirasmou) se refiere a ese periodo de juicio y tribulación que precede al establecimiento del reino mesiánico. Dicho periodo se menciona en Daniel 12, Mateo 24, Marcos 13 y 2 Tesalonicenses 2, y abarca los capítulos 6 al 19 del Apocalipsis.
La hora de la prueba se refiere, sin duda, a la septuagésima semana de la profecía de Daniel (9:27) por las siguientes razones:
(1) afectará al mundo entero. El texto dice: [Que ha de venir sobre el mundo entero]. Esa gran tribulación será universal (Mt. 24:14, 21). Afectará a todos los seres humanos (Mt. 24:22) y será un periodo único, puesto que si no fuese acortado nadie sobreviviría.
(2) Dicha tribulación tiene como propósito [probar a los que moran sobre la tierra]. Se refiere a los que no poseen ciudadanía celestial. Sus hogares, corazones, honor, ilusiones y esperanza están totalmente centrados en la tierra. Éstos constituyen una clase particular de gente que serán dejadas en la tierra y que sufrirán la ira divina.
F. El consejo de Cristo:
1. «He aquí, yo vengo pronto». v. 11a
El tiempo presente del verbo y el adverbio tachy ("pronto") sugieren un acontecimiento rápido e inesperado, no necesariamente inmediato. La declaración tiene que ver con el suceso del rapto de la iglesia y al igual que en 2:25, constituye una exhortación a asirse de la esperanza que es propia del cristiano. La verdadera iglesia tiene que resistir solo hasta el día del rapto, mientras que la falsa iglesia tiene que sufrir los juicios de la gran tribulación.
3. «Reten lo que tienes, para que ninguno tome tu corona». v. 11b
Esta frase no sugiere que la corona o galardón podía ser robado, sino que se podía perder legalmente como el atleta que llega a la meta pero es descalificado por haber quebrantado alguna norma de la competencia. Los creyentes de Filadelfia igual que los de hoy día son exhortados a "asirse firmes" de las riquezas espirituales que Dios ha derramado sobre ellos hasta el día en que estén en la presencia del Señor.
F. El desafío de Cristo:
El desafío de nuestro Señor para los que vencieren (aquellos que nacieron de nuevo) tiene los siguientes aspectos:
1. «Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí». v. 12a
Es decir, [el vencedor] o todo aquel que ha nacido de nuevo por la fe en Cristo. El sustantivo [columna] (stylon) "pilar" sugiere estabilidad y permanencia. Un candelero puede ser removido de su lugar, pero un pilar no. [En el templo de mi Dios], mejor "en el santuario de mi Dios". La preposición "en" sugiere un lugar dentro del santuario y del Lugar Santísimo, no afuera como parte del pórtico o de la entrada (véase como contraste 1 R. 7:21). El creyente no tendrá ningún deseo de salir de la presencia de Dios, tal como una columna no desea abandonar el edificio donde está colocada. ¡No habrá más separación! (Ro. 8:35-39).
2. «Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios». v. 12b
Grabar el nombre de Dios es indicativo de que los verdaderos creyentes se identifican con Cristo por el sello del nombre de Dios, que los habilita para tener entrada a su ciudad. La nueva comunidad a la que el cristiano pertenece está en el cielo (véase Fil. 3:20; He. 12:18-24; Gá, 4:21-31; Ap. 21:1). La cede de nuestra ciudadanía existe a causa de las cosas que están en el cielo. "La nueva Jerusalén" contrasta con la Jerusalén terrenal. El vocablo significa "fresca", "flamante", a diferencia de la vieja y desgastada Jerusalén terrenal. [La cual desciende del cielo] en bendición y soberanía. [De mi Dios] es decir, de su originador y creador.
3. «Y mi nombre nuevo». v. 12c
Los creyentes de la iglesia de Filadelfia no solo tendrán el nombre de Dios, el cual los habilita para entrar a la ciudad de Dios, sino que también tendrá el nombre de Cristo, de acuerdo a Apocalipsis 22:3-4, los habilita para ser "sus siervos. lo verán cara a cara". Una de las benditas promesas de la Palabra de Dios para sus hijos es que un día veremos a aquel que es el objeto de nuestro amor, al Señor Jesucristo, a quien adoramos en espíritu y en verdad mediante la Palabra de Dios. Es decir, lo veremos cara a cara. Esta es una experiencia exclusiva para todos aquellos que han vencido.
4. «El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias». v. 13
Los que son simples oidores de la Palabra de Dios no están justificados delante de él, pero aquellos que han recibido al Señor Jesús y que se han preparado adecuadamente para recibirlo en su venida están justificados delante de Dios. El contenido de la carta a la iglesia de Filadelfia se debía dar a conocer a las demás iglesias. Además, hay un alcance todavía más amplio. Cada uno de los mensajes a las iglesias tiene validez y vigencia para las iglesias de hoy día. El mensaje, aunque concretamente dirigido a iglesias históricas, trasciende las barreras del tiempo y llega a nosotros con la misma fuerza con que fue dado al principio.
Autor:
Julio C. Torres
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