Hiroshima y Nagasaki – ¿Little Boy and Fat Man – Moral o inmoral? (página 2)
Enviado por Hoshi Itoshiki
Entonces, ¿quiénes eran Little Boy y Fat Man? No eran personas, esos nombres corresponden a las dos bombas atómicas lanzadas a Japón en 1945. La bomba lanzada sobre Hiroshima fue nombrada Little Boy, estaba construida a base de un raro isótopo de uranio llamado Uranio 235. El diseño de esta bomba era muchísimo más sencillo que el de la bomba de Nagasaki, porque consistía solamente en disparar piezas de uranio una contra otra. Esta bomba no fue probada, por considerarse lo suficientemente confiable como para ser probada antes de utilizarla. En cambio, Fat Man (bomba lanzada sobre Nagasaki) sí tenía que ser probada, pues fue fabricada a base de plutonio 239 y estaba diseñada para implotar. La bomba fue probada en lo que sería una zona desértica de Nuevo México; Los Álamos, en la llamada: Prueba Trinity. La prueba fue excelente, pero los científicos no consideraron probar los efectos que tendría una bomba atómica sobre los seres humanos.
Durante los días 10 y 11 de mayo, el Comité para la elección de los objetivos (situado en el Laboratorio Nacional Los Álamos), recomendó las ciudades de Kioto, Hiroshima y Yokohama, así como Kokura. Para poder escoger las ciudades, se debieron tener en cuenta criterios como: La cuidad debía tener más de 3 millas de diámetro, importantes áreas urbanas, etc. Hiroshima fue definida como un importante depósito de armas, y como un importante centro industrial y con un puerto de embarque. El objetivo principal de lanzar la bomba atómica a Japón fue el de obligar al gobierno Japonés a rendirse conforme estipulaban los términos de la Declaración de Postdam. Para poder lograr su completa rendición, era necesario que las bombas atómicas causaran un efecto psicológico importante en su gobierno y en la población civil.
Aunque a todos nos parezca un poco injusto que Estados Unidos haya lanzado las bombas atómicas a Japón, no podemos negar que al menos el gobierno Estadounidense se tomó lo molestia de darle una oportunidad de rendición a Japón, sin la necesidad de derramar ni una gota de sangre. Esta "oportunidad" fue dada en la Declaración de Postdam, que fue presentada al gobierno Japonés como un ultimátum, que aseguraba que, si no hubiera una determinada rendición, los aliados atacarían a Japón. El 28 de Julio se hizo público el completo rechazo del gobierno japonés a la rendición, cuando el Primer Ministro Kantaro Suzuki ofreció una conferencia de prensa en donde acusaba a este ultimátum de ser una copia de la Declaración de El Cairo. Los japoneses no esperaban lamentar profundamente esa decisión.
Hiroshima era una cuidad con cierta importancia industrial y militar. Era una base de abastecimiento, centro de comunicación, lugar de almacenamiento y área de reunión para las tropas de la milicia japonesa. Fue exactamente por esas razones que, la cuidad de Hiroshima fue preservada de los bombarderos de los aliados, con el fin de poder evaluar los efectos y daños causados por la bomba atómica. En el momento del ataque se estima que en Hiroshima vivían aproximadamente 255 000 personas.
La fecha del ataque se postergó hasta el 6 de agosto, por estar la cuidad llena de nubes. La bomba Little Boy fue lanzada a las 8:15 horas de Hiroshima, y fue transportada hasta allá por el 8-29 Enola Gay, que pertenecía al escuadrón de bombardeo 393d, teniendo como piloto y comandante al Coronel Paul Tibetts. Esta aeronave realizó un viaje de 6 horas desde North Field (en Tinian), acompañado por dos aviones más que tenían la función de llevar los instrumentos de medición y tomar las fotografías pertinentes: The great Artiste y Necessary Evil. Little Boy estalló a 600 metros sobre la cuidad, detonando justo encima de la clínica quirúrgica de Hiroshima. La explosión de esta bomba atómica generó una fuerza equivalente a 13 kilotones de TNT. Los científicos estimaron que la explosión elevó la temperatura a más de un millón de grados centígrados en la zona 0, el 69% de los edificios fueron destruidos, un 6-7 % resultaron gravemente dañados, y se estima que entre 70 y 80 000 personas (que vendría a ser el 30% de la población de Hiroshima) murieron instantáneamente, mientras que otras 70 000 resultaron heridas y fallecieron poco después de la explosión.
"… Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra" Estas fueron las palabras del Presidente Truman, que anunció 16 horas después desde Washington D.C. en donde incitaba nuevamente al gobierno Japonés a la rendición, pero esta vez, con una amenaza. Ciertamente, utilizando nuestro contexto actual, ningún país; sea por honor, por dignidad o por valor, se atrevería a arriesgar nuevamente a la población civil a presenciar tales horrores. Por las emisoras de Radio Tokio se podía oír: …"Prácticamente todas las cosas vivas, humanos y animales, se quemaron hasta la muerte". Y a pesar de todo eso, a pesar de las muertes por quemaduras, radiación, por falta de recursos médicos (que se calculan como 140 000 personas), los japoneses no se rindieron. Milagrosamente, existen algunas personas que sobrevivieron a pesar de estar muy cerca de la Zona 0. Por ejemplo, tenemos a Nomura Eizo, que fue el sobreviviente más cercano a la Zona 0 por encontrarse a solo 100 metros del lugar de la explosión y a Takakura Akiko, que se encontraba a solo 300 metros del hipocentro.
El gobierno Japonés no aceptó la declaración de Postdam, y el emperador Hirohito, el gobierno y el Consejo de Guerra empezaron a considerar cuatro condiciones para la rendición definitiva de Japón: Que se preservara el sistema imperial, que el Estado Mayor tuviera la responsabilidad de desarme del país, la no ocupación de Japón por parte de los aliados y que el gobierno Japonés se encargue de castigar los crímenes de guerra.
Como los japoneses no se rindieron, a Estados Unidos no les quedó otra opción más que utilizar la segunda bomba atómica en la ciudad de Kokura, como objetivo principal, teniendo a Nagasaki como objetivo secundario por si se presentara alguna eventualidad.
La cuidad de Nagasaki fue uno de los puertos mas grandes de la zona sur de Japón, y tuvo muchísima importancia en la Segunda Guerra Mundial por su gran industria. Al contrario de Hiroshima, en Nagasaki había hogares de tipo tradicional, con casas de madera y suelos de azulejo. Las calles se habían construido sin orden alguno, por lo que era frecuente encontrar a pequeñas industrias cerca de los hogares de la población.
El siguiente bombardeo fue llevado a cabo por el B-29 Basckar, que se encargó de transportar la bomba Fat man hasta su destino final. Durante la mañana del 9 de Agosto de 1945, el Basckar (tripulado por Charles W. Sweeney) se dirigió a la ciudad de Kokura, pero esta estaba cubierta en un 70% por nubes, que impedían la visibilidad del blanco. Por esta razón, y por algunas fallas técnicas, se decidió lanzar la segunda bomba en Nagasaki. A las 11:01, la bomba fue liberada por encima de la cuidad de Nagasaki, y a los 43 segundos hizo explosión, específicamente a 469 metros sobre la cuidad, y a 3 kilómetros del blanco original. La explosión fue equivalente a 22 kilotones y generó una temperatura de 3 900 grados Celsius en el hipocentro. Se calcula que entre 40 y 75 000 personas fallecieron instantáneamente, mientras que se estima un total de decesos a finales del 1945 de 80 000 personas. El 40 % de edificaciones fueron destruidas.
Ahora Japón se encontraba entre la espada y la pared. O se rendía o soportaba más ataques nucleares hasta diezmar a su población. El 12 de Agosto de 1945, el Emperador Hirohito informó a la Familia Imperial su decisión: Rendirse. Pero esta vez, con una sola condición, que se mantuviera el trono japonés intacto. Entonces, el 14 de Agosto, Hirohito grabó un anuncio de capitulación, el cual fue transmitido a toda la nación en donde anunciaba la rendición de Japón. Esta rendición fue oficial el 2 de Septiembre de ese mismo año, a bordo del USS Missouri, y fue presidida por el General McArthur (Comandante Supremo de las fuerzas Aliadas). La guerra había terminado.
Así como el presidente Truman aprobó la decisión de lanzar las dos bombas atómicas, ordenó la creación de una comisión que llevara a cabo las investigaciones sobre los efectos de las bombas atómicas. Esta comisión se llamó Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica. Se investigaron principalmente, los efectos de la radiación en los embarazos y en las personas que estuvieron expuestas a las altas cantidades de radiación (sea por contacto directo o por residuos). Esta comisión se dio con la sorpresa de algunos decesos indeseados de estadounidenses que vivían en Hiroshima y Nagasaki.
Los estadounidenses afirman, que si no hubieran lanzado las bombas atómicas, la guerra hubiera continuado, y Japón, aunque tuvo el papel de víctima, no afirma que si se hubieran rendido sin luchar, no habría sido necesaria la intervención de los Estados Unidos con tan mortíferas armas de destrucción. E aquí el dilema, porque las opiniones de las víctimas y de los victimarios no concuerdan en ningún aspecto, y es imposible darle la razón a uno o al otro. Para poder decidir si las acciones tomadas durante la Segunda Guerra Mundial fueron o no moralmente correctas, sería necesario comprender a fondo la ideología de esa época de crisis mundial, y haber experimentado en carne propia los horrores de la guerra. Nosotros, los del siglo XXI, estamos muy cerca de los hechos pero a la vez muy lejos de poder llegar a entender, lo que llevó al ser humano a actuar de esa forma.
Tomando como contexto las bombas de Hiroshima y Nagasaki, seguimos planteando interrogantes: ¿Fue necesario asesinar a tanta gente inocente para acabar con una guerra? ¿Dónde estaba la moral de los coroneles, generales y gobiernos? ¿No les importaba acaso la vida y bienestar ajeno? ¿Por qué no se respetaron los derechos humanos?… y la lista sigue, porque no pertenecemos a esa época de la historia, y porque no podemos retroceder el tiempo para poder analizar el porqué de las decisiones y el porqué de la propia mente humana de esa época.
Autor:
Hoshi
Itoshiki
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