Movimientos artísticos del Siglo XX (página 2)

Surrealismo

Movimiento artístico aparecido en 1924 con el primer manifiesto surrealista del poeta André Breton, que intenta sobrepasar lo real impulsando con cierto automatismo psíquico lo imaginario y lo real. Esta corriente presenta una fuerte carga psicoanalítica, en la medida en que da cuenta del fenómeno de lo inconsciente.

El movimiento unió artistas de diversas ramas artísticas: Dalí, Ernst, Frida Kahlo, Magritte, Miró (pintura) Breton (literatura), Luis Buñuel (cine), etc.

Autores

La siguiente descripción de autores está presentada bajo un orden cronológico.

Francis-Marie Martínez Picabia (1879-1953)

Recibió durante su primera formación en Francia una fuerte influencia impresionista y fauve, en especial de Picasso y Sisley. De 1909 a 1911 estuvo vinculado al cubismo y fue miembro del grupo "PUTEAUX", donde conoció a los hermanos Duchamp. En 1913 viajó a Estados Unidos, donde entró en contacto con el fotógrafo Alfred Stieglitz y el grupo dadá norteamericano. Tras pasar una etapa con una fuerte presencia surrealista en su obra, regresa a París y crea junto a André Breton la revista "491".

En las obras dadaístas de Picabia, desde 1916, como en las de Duchamp o Man Ray, las máquinas se humanizan, sienten, aman y desean como seres humanos. Picabia hace retratos, fundamentalmente irónicos, que son máquinas y plantea, como hará Duchamp con mayor profundidad, los comportamientos más íntimos y complejos de los humanos a través de estructuras mecánicas.

Picabia declaró: "La cabeza es redonda, para que los pensamientos puedan cambiar de dirección". Es una clara referencia a la construcción de sentido que el dadaísmo en tanto antiarte quiere divulgar.

Giorgio De Chirico (1888-1978)

Principal exponente de la "pintura metafísica", cuyos cuadros tienen un carácter mágico y fueron pioneros del surrealismo. En la representación de su obra parecen reinar fuerzas sobrenaturales.

Sus comienzos ya se caracterizan, a pesar de ello, por la nostalgia hacia lo clásico con su apariencia necesaria y actual, que se encuentra en la arquitectura italiana y en la geometría de la pintura del Quattrocento. Sus pinturas se convirtieron en barrocas y neo-impresionistas.

Este artista pintó cuadros nuevos y fáciles de retener en la memoria, de plazas abandonadas y collage de materiales dispuestos de forma mágica. Estas obras son esenciales para el arte del siglo XX e inspiraron a Max Ernst, Rene Magritte, Salvador Dalí y muchos otros.

De Chirico combinó excelentemente el espacio transparente, en el que las cosas se aíslan como si fueran monumentos, con el fraccionamiento del espacio racional del Cinquecento en perspectivas diagonales y divididas, y en enigmáticos e irracionales espectros espaciales y superficiales. Con ello se encontraba muy cercano a la arquitectura de composición cubista. Sin embargo, lo irracional y la intranquilidad recuerda otra relación totalmente diferente.

Representa cosas inanimadas, sin vida que invita a la reflexión del "aquí y ahora", pero a su vez, a lo lejano y a lo mítico. Esta última valoración fue precedente para el posterior desarrollo del surrealismo que inspiró a Dalí y Breton, entre otros.

Max Ernst (1891-1976)

Representante alemán más importante del surrealismo, que plasmó sobre el lienzo asociaciones libres mediante técnicas experimentales (collage – realizado a base de imágenes multiplicadas y superpuestas, tomadas de periódicos y revistas -, frottage, grattage, calcomanía).

Sus figuras abstractas, que en un principio no respetaban nada, inducían a ver cosas en ellas. Con frecuencia se dejó inspirar por estructuras que había creado por casualidad, de las que posteriormente extraía sus motivos.

A partir de 1924, en concordancia con la aparición del surrealismo, Ernst se convirtió en más pictórico y las figuraciones surgían de una estructura cromática que cubría toda la superficie del cuadro. Creó un gran número de "bosques", que muestran una naturaleza que no ha sido copiada, sino que crece en el mismo cuadro.

Ernst se caracteriza por ser un experimentador incansable. En todas sus obras buscaba los medios ideales para expresar, en dos o tres dimensiones, el mundo extradimensional de los sueños y la imaginación.

Salvador Dalí (1904-1989)

Representante del surrealismo, que pintó influenciado por el psicoanálisis, cuadros surgidos del mundo de los sueños.

Los cuadros de Dalí parecen visiones y sueños repletos de signos y códigos inexplicables arrastrados a la luz del día, que afectan al espectador en un nivel de percepción, que está más allá de cualquier tipo de lógica racional de mundo.

Dalí afirmaba que sus cuadros eran "fotografías de sueños pintados a mano".

A partir de su faceta excéntrica ante los ojos de los demás, eligió representar imágenes sugeridas por los sueños nocturnos o los ensueños de vigilia.

Acuña el "método paranoico-crítico", derivado del "automatismo psíquico". De éste dice Dalí que es "un método espontáneo de conocimiento irracional, basado en la asociación interpretativa-crítica de los fenómenos delirantes". Esos fenómenos delirantes son las imágenes extrañas, ambiguas o absurdas, de apariencia real, producidas por los sueños y la fantasía.

El surrealismo es una postura frente a la realidad, cuya presencia marcada por costumbres y normas establecidas debía "ablandarse" y abrirse a fluyentes combinaciones de la imaginación, tal y como se hallan en los sueños. Los relojes blandos, precisamente, es una obra paradigmática de su trabajo. En términos de la teoría freudiana, la realidad es la adaptación al medio ambiente y el placer aquello que se infiltra en ella. Los relojes representan el principio de realidad, lo fijo, lo establecido; mientras que lo blando y "líquido" representa el principio del placer.

Además, en los cuadros de Dalí se observa una relación espacio-temporal. Los relojes blandos remiten al paso del tiempo, que también es la representación de la mente que se va desvaneciendo e introduciendo conceptos y cosas que determinan el tiempo y espacio del presente.

La alienación del mundo material abre los caminos a niveles de lo consciente más profundos y a una realidad aparte, detrás de la realidad visual. La percepción de su obra es una de las posibilidades alternativas que el autor ofrece para penetrar las capas más profundas del inconsciente.

Conclusiones

En todos los movimientos analizados se registra un fuerte componente psicoanalítico, que refiere inmediatamente al mundo del inconsciente y de los sueños. Por tal motivo los autores se encadenan entre sí para dar forma a las distintas vertientes. Hay una intertextualidad permanente entre corrientes y autores.

De Chirico y su pintura mágico-metafísica es puente para la extensa producción posterior del surrealismo. Picabia tomó para su diversa obra elementos del surrealismo, impresionismo, abstracción, cubismo, etc., para desembocar en su más extendido dadaísmo. La pintura de Ernst se caracteriza por su personal estilo irrealista, a base de representaciones oníricas, fuertemente inspirado en la pintura metafísica de De Chirico.

El dadaísmo fue una fuerza expresiva en contra de la coyuntura de un mundo "fuera de quicio", gobernado por la tecnología y un liberalismo exacerbado. Estimula la liberación del subconsciente que produce una transición al surrealismo.

El trabajo experimental de Ernst, de corte mayormente surrealista (a través de técnicas como collage, frottage, etc.), permitió resignificar una obra pictórica, en la medida que la lectura de una simple mancha de tinta o pintura, puede abrir infinitas percepciones ocultas en el inconsciente, que aflora en esa interpretación.

Tanto De Chirico como Dalí tuvieron influencia directa de Freud. Intentaron atravesar los procesos mentales guiados por el consciente mediante un irritante mundo pictórico impregnado de tensiones, diseñando bajo un estilo realista cuadros absolutamente irreales.

Bibliografía

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• Omega, 1994.
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• Gombrich, E. H. La Historia del Arte. Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
• Guasch, Ana María. El Arte del Siglo XX en sus exposiciones: 1945-1995. Barcelona, Serbal, 1997.
• Kraube, Ana Karola. Historia de la Pintura. Del Renacimiento a nuestros días. Hong Kong, Könemann, 1995.

Ariel Winiar