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Los Laches y Chitareros y sus caminos a la llegada de los españoles. (página 2)


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Figura 4. Indios Chitareros y su vivienda.

Familia Lache

Los laches fueron el producto de la mezcla entre caribes de los llanos orientales y muiscas del cañón del Chicamocha. Habitaron la provincia de Gutiérrez en Boyacá y el sur oriente de la provincia de García Rovira en Santander, (Figura 5). Los laches fueron tribus muy altivas y guerreras frente a los invasores españoles, pero a la postre se sometieron y mezclaron con ellos. Es por esto que las dos provincias de García Rovira y Gutiérrez comparten tradiciones, cultura, etnia e idiosincrasia que los acerca e identifica. Los Laches eran cazadores, guerreros y agricultores. Intercambiaban productos como coca (Figura 6), algodón, esteras, mantas, sal, y achiote. Los laches dependían del cacique del Cocuy al que obedecían y pagaban tributo. Sus tierras eran frías y paramosas como Chita, Cocuy y Guicán, con varios sitios de tierra templada como Panqueba, Guacamayas, Macaravita y Carcasí, y de tierra caliente como Chicamocha. Usaban vestidos de telas burdas y gruesas. Construían sus viviendas con muros de piedra y barro y techos pajizos, (Figura 7).

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Figura 5. Mapa de las provincias de García Rovira en Santander y Norte y Gutiérrez en Boyacá

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Figura 6. Indio Lache masticando hayo u hojas de coca.

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Figura 7. Vivienda Lache.

Caminos prehispánicos

Las características montañosas que presenta nuestro país, aunque lo hacen poseedor de una extensa variedad de climas y paisajes fueron, desde los tiempos precolombinos, una de las principales barreras para la construcción de vías de comunicación, entre los distintos asentamientos indígenas y luego entre los centros urbanos. Las condiciones climáticas, caracterizadas especialmente por largos períodos de invierno o de verano, han contribuido al deterioro de las vías de comunicación que se van construyendo. Lo anterior ha causado un desarrollo económico, político, cultural y social muy desigual a lo largo y ancho del territorio nacional y la formación de culturas muy diversas, cada una de las cuales posee anhelos distintos y trabaja de manera diferente. Durante la Colonia y primeros años de la República haciendo caminos de herradura se aprendió a construir carreteras de montaña y viendo los puentes de bejuco de los indios se construyeron los puentes colgantes de cables acerados y las tarabitas para atravesar los ríos y abismos. A los lados de los caminos se fundaron ciudades y se construyeron pueblos. Los campos aledaños que cruzaban se fueron poblando de latifundios, estancias, haciendas, alquerías y granjas, hacia los cuales se abrieron caminos secundarios. Los caminos fueron un estímulo poblador más importante y más fecundo que los ríos y dieron a Colombia el carácter de un país montañoso antes que fluvial o costanero.

Por montañas selváticas, por hondonadas surcadas de ríos torrentosos, por el costado de altas peñas que se hundían en profundos abismos, los caminos de piedra, cascajo, barro y empalizadas, hacían sangrar los pies desnudos del indio, los pies calzados del doctrinero, del peón y del colono y hasta los cascos de las cabalgaduras. Las siguientes fueron las formas de comunicación de los distintos grupos indígenas que habitaban nuestro territorio antes de la llegada de los españoles.

Comunicaciones en tierra firme. Para sus intercambios, en tierra firme colombiana, los pueblos indígenas utilizaban principalmente los siguientes caminos: Camino Inca. Camino del Opón. Ruta de Federman. Ruta de Belalcázar. Camino Inca. El camino más importante fue el Camino Real que, con una extensión de unos 3.000 kilómetros comunicaba a Lima, Quito, Santa Fe y Caracas. El Camino Inca, entraba al Nuevo Reino de Granada y subía por Pasto, atravesaba el valle del río Patía y llegaba a Popayán. Saliendo de esta ciudad el camino se bifurcaba, un camino seguía hacia el norte pasando por Cali, Buga, y el Paso del Quindío, hasta llegar a Honda y Santa Fe. El otro ramal tomaba hacia el oriente cruzando las poblaciones de La Plata, Neiva, Tocaima, hasta llegar a Santa Fe. De Santa Fe, nuevamente en un solo camino pasando por Tunja, Pamplona, Cúcuta y Mérida llegaba a Caracas.

Camino del Opón. Se llamó del Opón por el río que le sirvió de marco, la serranía que cruzó y el cacique que reinaba allí.

Otros caminos. De la época de la Conquista, después del camino del Opón y su paralelo del Carare y de las rutas de Federman y Belalcázar, se activaron con auxilio de indios caminantes otros caminos, por donde transitó durante dos siglos y medio la España colonizadora.

  • Santafé, Chocontá, Tunja, Sogamoso, Chita, Cocuy, Panqueba, Chicamocha hasta Tequia.

  • Tunja, Duitama, Cerinza, Susacón, Soatá hasta Chicamocha.

  • Cocuy, Panqueba, Chiscas, Macaravita hasta Carcasí.

Las principales razones de los indios para abrir sus caminos fueron la guerra, el comercio y las peregrinaciones religiosas. Por estos caminos se llevaba la sal de Zipaquirá, Nemocón, Tausa y Sesquilé, y mantas chibchas, a tierras lejanas, y de regreso se traía algodón de tierra caliente a las tejedoras, oro y esmeraldas a los orfebres y el pescado seco del río Magdalena. Las peregrinaciones religiosas de los pueblos chibchas a las lagunas de Fúquene, Guatavita y Siecha y al templo de Sogamoso, abrieron anchos caminos por donde iban a llevar su tributo a esos adoratorios.

Comunicación por el Río Magdalena. Desde el año 1531 se convirtió este rio en la principal vía de comunicación por los numerosos afluentes que le llegan y permiten la conexión entre el centro del territorio y las regiones apartadas. Los indios que habitaban en la región del Bajo Magdalena utilizaban canoas, que tenían una longitud aproximada de 8 a 10 metros y un ancho de 0.6 metros, para desplazarse por el río, las ciénagas y lagunas que éste formaba. En los primeros años, la navegación se hacía en pequeñas canoas, en las cuales se utilizaban de diez a quince remeros indígenas. Este trabajo realizado en forma deshumanizada y prácticamente sin control alguno menguó considerablemente la población indígena, que poco a poco debió ser reemplazada por negros. Era el río Magdalena la principal vía de comunicación que unía a Santa Fe de Bogotá con los puertos de Cartagena y Santa Marta. Por este río transitaban todos los productos de importación y exportación y todos los viajeros del Reino en pequeñas canoas y champanes. El viaje por el Magdalena, desde Cartagena o Santa Marta hasta el puerto de Honda podía demorar entre veinte días y tres meses. El recorrido que se hacía constaba básicamente de tres etapas, Cartagena – Barrancas, que tomaba casi cuatro días, Barrancas – Mompos, otros cuatro días y Mompos – Honda, el cual se tardaba casi veinte días. Comunicaciones en los Llanos Orientales. En los Llanos Orientales se utilizaban los ríos Meta, Casanare y Orinoco, y por ellos se movían mercancías desde Chita hasta Santo Tomé en Guayana.

Cruce de caudales fluviales.

Árboles caídos o tumbados. Los puentes más sencillos usados por los indígenas fueron árboles orilleros de un curso de agua, derribados espontáneamente o con hachas o por el fuego, de manera que al caer se apoyaran en la banda opuesta.

Puentes de cuerdas o bejucos. Más elaborados eran los puentes de cuerdas o de bejucos colgantes de árboles altos.

De una sola cuerda. (Figura 8) El puente de cuerda más sencillo era de un bejuco o varios retorcidos, o una trenza de fibras que variaban en cada lugar; el viajante pasaba colgando, agarrado con las manos, a manera de gimnasta.

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Figura 8. Cruce de ríos con una cuerda.

De cuerda doble. (Figura 9) Una modalidad más avanzada consistiría en colgar, debajo de la cuerda original, otra por donde podía pasar caminando el viajante agarrado con las manos de la cuerda superior.

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Figura 9. Cruce de ríos con cuerda doble.

De aro, canastilla o asiento. (Figura 10) La cuerda inferior se sustituía por alguno de estos tres elementos colgantes de la cuerda superior y donde se sentaba el viajero.

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Figura 10. Cruce de rio con cuerdas y asiento.

Durante la época colonial y aun en la republicana, se siguieron usando estos puentes o tarabitas.

Para caminar por encima. Se necesitaba una técnica de construcción más compleja. En vez de ser una sola cuerda, eran varias colocadas una junto a la otra, para tender sobre ellas una red o algo parecido a un tablado. Estas construcciones las llamaron los españoles "puentes de clinejas".

Puentes mixtos de madera o guadua y cuerdas. (Figura 11) Al occidente del río Magdalena se usaron estos puentes de guadua de construcción especial.

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Figura 11. Puente colgante de bejucos trenzados.

Referencias

http://bg-bg.facebook.com/note.php?note_id=87369317992 http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/46/1.php http://www.lablaa.org/book/export/html/71233 http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/equinoccial_3_transportes/cap4.htm

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

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