Cuantos de Planck, Electrones Anulares y Fotones
Desde la enunciación de los teoría de los Cuantos, asistimos a un desarrollo impetuoso de la denominada Física Cuántica durante todo el siglo XX.
Como un Tsunami de las ideas, fue avanzando, derribando, cambiando el marco teórico de la Física clásica.
Todo el camino está jalonado de realizaciones prácticas que avalan en lo fundamental, a este desarrollo teórico.
Resulta entonces por lo menos llamativo que quedaran importantísimas cuestiones sin atender, ya sea deliberadamente o por necesidad de seguir adelante, a la espera que nuevos aportes permitieran resolver los enigmas irresueltos.
En este trabajo nos abocaremos a una de estas cuestiones, a nuestro juicio la más importante de todas, dado que de su solución penderá la consolidación, evolución o defenestración o no. del resto del marco teórico, en especial el llamado modelo Standard, aun cuando no será el único afectado.
La revisión podría llegar a ser profunda y afectar muchas ramas de la ciencia tanto Física como Astronómica.
Nos referimos a una cuestión de aparente importancia relativa: la forma real del electrón.
Como es conocido, luego de un fugaz intento a principios de siglo XX por presentar, por parte de Parson y Allen, esta forma como anular, es decir entender al electrón como un anillo que gira, los investigadores de la época dejaron de lado este tema, para aceptar sin condiciones la forma puntual que todavía predomina.
Es que los modelos del Átomo predominantes en esos momentos y los años que siguieron, lograron imponer su criterio y se terminó relegando toda polémica.
La aparición de formulaciones matemáticas, donde ya sí se requería dejar de lado la forma, aceptando que era virtual (Dirac) fue admitida sin percibir las consecuencias que finalmente traería en el desarrollo de las teorías posteriores.
El electrón virtual fue uno de los primeras muestras, como tendencia, que todavía predomina, de ignorar toda descripción física, material, de las partículas elementales, que cada vez más, son objeto de tratamientos matemáticos y por matemáticos que aborrecen describir la realidad.
Sin embargo, podemos decir que no resulta sensato ignorarla, dado que, en primer lugar significa desconocer que la materia es real y no virtual, en cualquier nivel en que se ubique la investigación.
En segundo lugar, porqué dejar de lado este aporte significa caminar con un solo pié, que es posible, pero que limita el desarrollo de elementos que están postergados y ocultos detrás de esta aparentemente neutra posición de la investigación.
Para aclarar lo dicho, con un ejemplo conocido, diremos que luego de años de insistir, en el desarrollo de la física de estado sólido, sobre que las estructuras cristalinas periódicas eran la clave para comprender y desarrollar esta rama de la física teórico práctica; con estudios que puestos en hilera podrían dar la vuelta al globo, la aparición de un investigador original que no solo ponía en duda tal postura sino que ofrecía poner a disposición sus dispositivos ya en marcha, que mostraban sin ninguna duda que ya no se estaba ante una cuestión solo teórica, provocó una reacción, que todavía perdura, que merece incluirse en el estudio histórico de la represión de ideas de todos los tiempos.
Ante la posibilidad de tener que reconocer que los materiales amorfos podrían estar en condiciones de suplantar a los cristalinos, en la fabricación de semiconductores, lo que obligaba a revisar toda la teoría, se optó por mirar para otro lado, negar al investigador en cuestión toda posibilidad de publicar sus hallazgos y cerrar toda discusión sin apelación.
Por fortuna, este realizador de cosas prácticas estaba en condiciones intelectuales y económicas para seguir adelante.
40 años después, sus trabajos siguen ignorados por los medios teóricos que generalmente otorgan reconocimiento a la investigación.
Hoy la fabricación de semiconductores con silicio amorfo, sobre todo células de conversión fotoeléctrica, sigue su marcha sin que esta grave anomalía en el plano de la investigación haya sido corregida.
El personaje de esta historia se llama Ovshinsky, se ha hecho multimillonario con sus realizaciones, tiene centenares de patentes de invención, docenas de diplomas y títulos de segundo orden, pero se le niega el que le corresponde: el premio Nobel.
Los inquisidores impusieron su poder.
En nuestro caso, una actitud semejante ha cerrado por un siglo la discusión sobre la verdadera forma del electrón y sus consecuencias sobre toda la teoría física.
A pesar, que como se indicó, hacia 1917 ya existía la teoría del Electrón Anular y presentaciones formales sobre el mismo, fue dejado de lado con objeciones secundarias, que sin embargo no fueron aplicadas con idéntico criterio en el caso del electrón puntual.
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