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La Traslación Revolucionaria

Enviado por William Izarra

Partes: 1, 2

    1. Los cinco motores.
    2. Ámbito Jurídico.
    3. Ámbito Ideológico.
    4. Ámbito Económico.
    5. Segunda dirección de los Motores.
    6. La Centrifugadora.

    1. Los cinco motores.

    Los cinco motores de arranque marcan el inicio de la nueva etapa del Proceso Revolucionario. Finaliza la Transición (solo nominalmente ya que la confrontación entre reforma y revolución no acaba todavía) y comienza, a partir del 10 de enero del 2007, la Traslación; es decir, el tiempo de transferir y cimentar el poder político y económico en las estructuras orgánicas del pueblo. Es el momento que da inicio formalmente a la conversión del gobierno en instrumento del pueblo.

       Digo que la Transición no acaba todavía pues no ha finalizado la confrontación de los sistemas políticos que siguen en pugna. La reforma, cuya expresión es la democracia representativa, no ha muerto. Es la práctica del Estado burocrático soportado por las leyes capitalistas que regulan el mercado. Leyes procreadoras de una cultura alienante, materialista, consumista, pragmática y rivalizadora. Pero, no solo es el modelo del Estado reformista lo que estimula la alienanción, lo son también los medios de intermediación de la sociedad como, por ejemplo, los partidos políticos, la iglesia, los gremios profesionales, las asociaciones mercantilistas, la banca, el magisterio. La reforma se confronta con la revolución, que busca el cambio de estructura (relaciones de producción, sociales y de poder) cuya esencia es la transferencia de la toma de decisiones a la comunidad organizada. Esto es el poder popular, el cual aún no se ha logrado. Los intentos revolucionarios de las etapas y fases anteriores han permitido avances, progresos, evolución limitada, pero sin derrotar de manera definitiva a la reforma. La confrontación sigue activa. De allí que, la nueva etapa de Traslación tiene que liquidar los residuos del poder reformista y los elementos culturales del pragmatismo corruptor.

      (La Traslación sigue a la Transición. Ambas etapas del Proceso se conciben como espacios temporales generadoras de los hitos de la Revolución. Un hito demarca el momento que indica el fin de un tiempo y el inicio del otro. La sumatoria de momentos constituye una fase y la agrupación de éstas, las etapas. Por lo que podemos identificar que los espacios temporales de la revolución lo forman los momentos, las fases y las etapas.   Tiempos generados por las coyunturas que ocurren en la estructura de la sociedad venezolana. Las coyunturas, sabemos, se engendran de manera espontánea por la conjunción de las variables sociopolíticas que produce el colectivo nacional en su accionar cotidiano. Por lo tanto, estos espacios temporales no son predecibles ni planificadas. La ciencia y la racionalidad humana pueden establecer aproximaciones de los tiempos, pero jamás determinar la exactitud de la realización puntual de los fenómenos sociales.   De allí que, la duración de los espacios temporales para alcanzar la consolidación plena del Proceso, se basa en estimaciones y predicciones probables. Lo que no significa que se deja todo evento revolucionario a la discrecionalidad del actor social. Aquí es donde entra la sabiduría, el talento y la intuición racional y espiritual de quien lideriza el Proceso. No solo por sus dones naturales, sino por la posesión de conocimientos múltiples y precisos que permiten vislumbrar la marcha, los caminos y las trochas por las cuales se direcciona la evolución de la sociedad.    Tomamos, entonces, el hito establecido por el Presidente para demarcar el fin de un tiempo y el comienzo de otro, como parte del Proceso constante que engendra la Revolución. Denomino a ese hito tal como lo dije, la Etapa de la Traslación, la cual tiene como punto de partida su primera fase, a la que el Presidente llamó la del Arranque del Socialismo. Su inicio lo determina la puesta en marcha de un conjunto de acciones jurídicas, políticas y educativas orientadas al cambio de la estructura reformista del Estado y su cultura.

      Acciones que se ordenan en los llamados motores de arranque. El Presidente señaló los cinco motores del gobierno para profundizar la revolución y trasladar el poder a las comunidades organizadas. éstos son: (i) la ley madre de la revolución para obtener poderes especiales y así crear las leyes que cambien la estructura reformista del Estado Nacional actual; (ii) la reforma socialista constitucional, (iii) la educación popular, lo que demanda un programa permanente destinado a generar los nuevos valores, principios y preceptos que den la base de sustento a la cultura que exige el socialismo; (iv) la nueva geometría del poder nacional en sus tres dimensiones: distancia, volumen y extensión para la aplicación simétrica del poder (división político-territorial); y, (v) la explosión revolucionaria del poder comunal para convertir el Estado Burocrático en el Estado Social-Comunal (Ver gráfico 1).

      La etapa de Traslación, en su primera fase de arranque, acelerará la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Debemos saber y, por lo tanto, convencernos que todo lo que viene ocurriendo en Venezuela de sacudimiento de lo establecido (viejo orden político), de ruptura con el statu quo del "stablishment" oligárquico (grupos de élites poderosas que dominaron la IV República cuyas ramificaciones  se extienden hasta la etapa de transición del Proceso Revolucionario), de cambio de paradigmas (reforma por revolución), todo lo que estamos presenciando y protagonizando en esta era universal de Venezuela y toda la humanidad, todo ello va en dirección de la creación de un nuevo sistema cultural que pueda fecundar a un nuevo ser. Esta es una de las metas a alcanzar por la Revolución Bolivariana; en donde los asuntos políticos, la composición social y la estructura productiva-económica puedan establecerse bajo nuevas leyes, concepciones, normas, valores y principios sin conflicto ni contradicciones.  

    2. Efectobi-direccional de los motores.

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