El padre de Efraín y María cae enfermo de fiebre, por lo que dicen llamar al médico porque, aunque podía no ser nada grave, querían quedarse tranquilos con un diagnóstico del médico.
La madre siente que su esposo esta preocupado por algo (todo el tiempo habla entre sueños quejándose de un hombre y pide unas cartas) y le pregunta a Efraín.
Él dice ignorar de qué habla su padre y le asegura que esta delirando. Sin embargo, cuando el médico llega y le pregunta si hay algo que pueda preocuparle a su padre, Efraín le cuenta la verdad (que un negocio en el que el había puesto todas sus expectativas había salido mal). Entonces le explica que esa puede ser la causa de la enfermedad, le receta una medicación y le pide que lo controlen, tarea que es llevada a cabo conjuntamente entre él y María.
La fiebre continuaba, y el médico le dijo a Efraín que si a la noche no empezaba a delirar y una excitación, no estaba pasando nada bueno y, en ese caso, ya no habría nada que él pudiera hacer contra la enfermedad de su padre. Le pidió que busque alguna excusa para que sacara a las chicas de la habitación, ya que se podían impresionar; pero Efraín no lo creyó así. Solamente sacó a su madre, y se quedó con Emma y María. El médico mientras tanto iría a descansar, pero pidió que ante cualquier problema lo llamaran.
Emma y María, pese a que querían e intentaron permanecer despiertas, se durmieron, por lo que Efraín quedó a cargo de su padre. De repente escuchó un quejido proveniente de este y vio que intentaba incorporarse en la cama, Efraín se acercó para ver que pasaba.
El hombre estaba delirando: creía que alguien, el hombre que había logrado que su negocio saliera mal, lo estaba esperando fuera de su habitación; por eso, intentaba salir de la cama (y estaba debil todavía), llamaba a Efraín constantemente y le pedía que le trajera su ropa y pedía que Juan Ángel, uno de sus sirvientes, le preparara un café para él y su supuesto invitado.
Como Efraín no sabía que hacer llamó a María y entre los dos trataron de convencerlo de que estaba delirando, aunque fracasaron en el intento. El chico quiso ir en ayuda del médico, pero María se lo impidió porque tenía miedo de que la situación se complicara más y no supiera que hacer, entonces despertaron a Emma para que esta vaya en busca del médico. Una vez que el doctor Mayn llegó, se alegró cuando Efraín le contó lo sucedido y consideró que María, por su manera de ser, era la indicada para darle el remedio, mientras él se escondía para observar sin ser visto. Ella se lo dio muy dulcemente y el hombre se durmió.
Después de diez días, el padre mejoró notablemente. El doctor recomendó que no se le mencionara nada del negocio que fracasó. Una de esas reuniones familiares fue interrumpida por Juan Ángel, trayendo dos cartas. Eran ambas del señor que iba a llevar a Efraín a Inglaterra, para que pudiera concluir su carrera de medicina.
La primera decía que postergarían su partida por cuatro meses, por lo que Efraín sintió un poco de alegría porque tendría bastante tiempo para pasar con María, aunque prefería no irse. La segunda comunicaba que como se había enterado de la mejoría de Anselmo (el padre de Efraín) y, como iba a estar próximamente en Cali, quería encontrarse con Efraín allí y de ahí partir a Inglaterra. Al chico no le gusto ese repentino cambio de planes y salió a dar un paseo con su caballo.
Cuando volvió decidió que tenía que hablar con su padre de lo que pensaba. Le dijo que él no pensaba que estuviera bien irse, debido al reciente fracaso que había vivido su padre, lo cual había generado una notable pérdida económica en su familia. Irse a Inglaterra implicaba nuevos gastos, los cuales él dudaba que pudieran ser afrontados por su familia, y además creía que, a causa de la enfermedad que había pasado su padre debía quedarse a ayudarlo porque al ser el hijo mayor, era a él a quien le correspondía.
Sin embargo, el padre dijo que no estaba de acuerdo, los gastos iban a poder ser afrontados y, además, una vez que él se hubiera recibido se iban a recuperar las pérdidas sufridas gracias a el buen trabajo que Efraín iba a tener. Tampoco quería que su hijo cortara por la mitad la buena carrera que había iniciado. Por lo tanto, le dictó a su hijo una respuesta para que le enviara al hombre que se encargaría de llevarlo a Inglaterra.
Efraín se mostraba triste debido a su cercana separación de María. Su madre intentó convencerlo para que cambie de ánimo. Le dijo que ella cuidaría de María no como su hija, sino como la futura esposa de su hijo y le hablaría siempre de él. Sin embargo, Efraín siguió triste.
Página siguiente |