- El relieve de España
- La hidrografía peninsular
- La variedad climática de España
- Los paisajes naturales y agrarios de España
- Bibliografía básica de geografía física de España
El relieve de España
1.- RASGOS BÁSICOS DEL RELIEVE PENINSULAR.
España ocupa la sexta parte del territorio de la Península Ibérica, cuyo territorio comparte con Portugal. Localizada en la franja templada del hemisferio norte o Boreal, la Península está limitada, al oeste, por el Océano Atlántico; al norte, por el mar Cantábrico; y, al sur y el este, por el mar Mediterráneo. La Península está unida al continente europeo, del que forma parte, mediante el istmo de los Pirineos, una frontera natural de 415 km., haciendo su separación de África a través del Estrecho de Gibraltar, angosto brazo marino de apenas 14 km. Todo ello la convierte en una encrucijada o punto de encuentro y transición de civilizaciones proceden tes de dos continentes y dos mares. La extensión de España suma algo más de medio millón de km2, distribuidos entre el territorio insular (Baleares y Canarias), las ciudades norteafricanas (Ceuta y Melilla) y la Península Ibérica. De esta última forman parte asimismo Andorra y el territorio británico de Gibraltar.
Los rasgos que mejor caracterizan el relieve peninsular son los siguientes:
La forma maciza debida a la gran anchura de la Península(1100 km), sus costas rectilíneas y al hecho que se organiza en torno al "edificio" de la Meseta Central.
La elevada altitud media, – aproximadamente 660 metros sobre el nivel del mar- derivada no tanto de que España sea un país montañoso sino de la importancia porcentual de las tierras altas que constituyen la Meseta Central, además de las elevadas cordilleras que la circundan; por el contrario, las superficies que ocupan depresiones y llanuras costeras son poco importantes.
La disposición periférica del relieve pues todas las cordilleras encierran, a modo de fortaleza, la Meseta reduciendo notablemente la influencia marina a las estrechas franjas costeras y los archipiéla gos.
La Península Ibérica se presenta como un continente en miniatura al presentar, desde el punto de vista geomorfológico, las grandes unidades morfoestructurales. A saber: un zócalo o escudo (la Meseta Central), cuencas sedimentarias (Duero, Tajo) y depresiones alpinas (Ebro y Guadalquivir), grandes cordilleras de plegamiento (Pirineos, Béticas, Cantábrica) y macizos antiguos (macizo Galaico-Leonés, Sistema Central).
En cuanto a los suelos podemos distinguir cuatro áreas:
Los terrenos silíceos ocupan la parte occidental de la Península Ibérica y algunas áreas del Pirineo y la Cordillera Penibética; está constituida por rocas muy duras (granitos, pizarras, cuarcitas…) y muy antiguas.
La terrenos calizos forman una especie de Z al revés y extiende por Pirineos, Montes Vascos, parte oriental de la Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Sistema Subbético y parte occidental del Penibético. También tienen presencia en la costa del centro de Portugal. Está formada por materiales de origen mayoritariamente marino y más blandos.
La terrenos arcillosos ocupan zonas bajas de la Península Ibérica: llanuras costeras, depresiones del Guadalquivir, Ebro y Tajo, zonas centrales y orientales de las dos submesetas. Está formada por arcillas o arenas muy finas fruto de la erosión de las montañas de alrededor.
Los terrenos volcánicos ocupan los archipiélagos atlánticos de Canarias, Madeira y Azores.
2.- LA DINÁMICA DEL RELIEVE PENINSULAR.
2.1. Zócalo herciniano y sedimentación secundaria.
Desde el punto de vista geológico, según el roquedo predominante, se distinguen tres grandes áreas: la silícea que incluye los macizos antiguos, el zócalo de la Meseta allí donde aflora, las penillanuras del oeste y algunos sectores de los Pirineos, de las Béticas, del Sistema Ibérico y del sector occidental de la Cantábrica. En segundo lugar el área caliza que dibuja sobre la Península una especie de zeta invertida que incluye los Pirineos, la mayor parte de la Cantábrica, la Ibérica y las Béticas. Y, en tercer lugar, el área arcillosa que se localiza en las depresiones alpinas y las cuencas sedimentarias.
El relieve peninsular es el resultado de una evolución geológica de cientos de millones de años, donde han alternado fases orogénicas (de formación de relieves) con otras de calma, con predominio de procesos de erosión y sedimentación.
Durante la era arcaica (Precámbrico) las tierras emergidas en estas latitudes se reducían a un arco montañoso que se extendía desde el NO hacia el SE, desde Galicia a los Montes de Toledo. Esta cordillera convertida en macizo por la erosión quedó arrasada y cubierta en gran medida por los mares.
En la era Primaria (Paleozoico) tuvo lugar una nueva orogenia, la herciniana, que originó un gran sistema de cordilleras formado por materiales silíceos (granito, cuarcita, pizarra) que incluía: el macizo Hespérico (al oeste), los macizos de Aquitania, del Ebro y el Catalano-balear (al NE) y el Bético-rifeño (al SE). La erosión posterior les arrasó y fueron convertidos en zócalos o escudos, auténtico soporte de los continentes. Así el macizo Hespérico se convirtió en zócalo o meseta inclinada hacia el Mediterráneo.
Durante la era Secundaria (Mesozoico) predominaron periodos de calma orogénica, donde la erosión desgastó los relieves hercinianos y cuyos sedimentos fueron depositados en los bordes orientales del zócalo; en las fosas marinas, situadas entre los macizos señalados (actuales zonas pirenaica y bética) se depositaron sedimentos de espesores mucho mayores.
2.2. Formación del relieve actual.
Durante la era Terciaria (Cenozoico) tuvo lugar la orogénesis alpina que provocó grandes cambios en el relieve peninsular:
La Meseta pasó a bascular hacia el Atlántico diseñando una nueva red hidrográfica.
El zócalo de la Meseta (de materiales rígidos)fue fracturado y fallado como consecuencia de las presiones a las que se vio sometido. Unos bloques se levantan y rejuvenecen y otros se hunden. Los levantados forman los bordes septentrionales (macizo Galaico-Leonés, sector oeste de la Cantábrica) y las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo). Los bloques hundidos forman cuencas sedimentarias interiores (submesetas Norte y Sur).
Los bordes orientales de la Meseta también se levantan al plegarse los materiales allí depositados durante el Secundario, dando lugar al Sistema Ibérico. En su borde meridional el empuje de las Béticas explica la formación de Sierra Morena.
Los materiales depositados en las fosas oceánicas respondieron a la tectónica plegándose y levantándose, dando lugar a cordilleras de plegamiento como los Pirineos y las Béticas.
Entre las nuevas cordilleras y el antiguo zócalo se originaron las depresiones alpinas del Ebro y del Guadalquivir.
Durante la era Cuaternaria (Neozoico) dominan intensos procesos de erosión y modelado del relieve, destacando el glaciarismo y la fuerte erosión fluvial.
El glaciarismo afectó las cumbres más elevadas y aquellas montañas más septentrionales, dando lugar a glaciares de valle con sus extensas lenguas de hielo que se desparraman cuando el espesor del hielo acumulado en el circo es muy grande, formando valles en forma de U o de artesa (caso de los Pirineos) y a glaciares de circo con acumulaciones de hielo sólo en la cabecera del valle; los cambios climáticos (periodos glaciares e interglacia res) rompen las rocas de las paredes del circo ampliándolo y escarpando sus formas. Al fundirse los hielos en los periodos interglaciares dan lugar a lagos.
Como consecuencia de las oscilaciones climáticas del Cuaternario se desa rrolla una fuerte erosión fluvial que origina las terrazas fluviales. En perio dos fríos la fuerza erosiva del río es escasa; el hielo transporta materiales que deposita en su cauce. En los periodos cálidos el deshielo desencadena una fuerte erosión al aumentar el caudal del río: entonces ahonda su cauce y deja suspendidos los materiales en las márgenes dando lugar a terrazas escalonadas (casos del Duero, Tajo, Ebro, Guadalquivir, Guadiana).
3.-LAS UNIDADES DEL RELIEVE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.
3.1. La Meseta Central o Macizo Central Ibérico.
Es la unidad estructural más extensa y constituye el núcleo, el soporte en torno al cual se organiza todo el relieve peninsular. Tiene su origen geológi co en el Macizo Hespérico arrasado por la erosión y convertido en zócalo.
En la parte occidental aflora el zócalo con rocas duras y antiguas como granitos, pizarras, neis, cuarcitas. Son abundantes las penillanuras(zamora na-salmantina, extremeña) fracturadas por múltiples fallas donde se han ido encajando los ríos formando arribes, tajos o gargantas (Monfragüe, Arribes del Duero).
En el sector oriental el zócalo está hundido y sobre él se han depositado materiales más jóvenes y más plásticos como calizas, margas, arenas y arci llas dando lugar a cuencas sedimentarias. Estos materiales sedimentarios se disponen en estratos. Sobre ellos ha actuado una erosión diferencial que ha atacado con más fuerza a los materiales más blandos(arenas, calizas)dando lugar a formas elevadas como oteros, páramos (La Lora, El Cerrato) o cer ros testigo y a formas deprimidas como las campiñas (Tierra de Campos).
El Sistema Central, a modo de espina dorsal, divide la Meseta en dos submesetas. De una parte la Submeseta Norte con una altitud media mayor (800 m) y organizada en torno al Duero. Destacan las áreas arcillosas de su parte central (Tierra de Campos) y las penillanuras zamorana-salmantina. De otra, la Submeseta Sur de menor altitud (menos de 600 m) y dividida en dos por los Montes de Toledo, articulada en torno a los ríos Tajo y Guadiana. En su sector más oriental destacan extensos páramos calizos (La Alcarria), al sur de los Montes de Toledo importantes restos de vulcanismo terciario (Campo de Calatrava) y en su parte más oriental afloramientos graníticos de la penillanura extremeña.
La Meseta Central está ligeramente basculada hacia el este, colmatada de sedimentos fundamentalmente arcillosos, que aparece dividida por los sistemas montañosos interiores. El resultado es una estructura que, de norte a sur, presenta las siguientes unidades:
A)Submeseta Norte. Se corresponde básicamente con la cuenca hidrográ fica del río Duero. Su altitud media ronda los 800 m.
B)Submeseta Sur. De altitud ligeramente inferior a la Submeseta Norte (próxima a los 650 m. de promedio), se corresponde con dos cuencas hidrográficas: la del Tajo (área septentrional) y la del Guadiana (área meri dional).
Estas dos mesetas, están divididas por los montes de Toledo y el Sistema Central que analizaré a continuación.
3.2. Los relieves interiores de la Meseta.
Los constituyen el Sistema Central y los Montes de Toledo. El Sistema Central es la espina dorsal de la Meseta, a la que divide en dos submesetas. Tiene su origen en las fracturas del zócalo o Macizo Hespérico durante la orogenia alpina dando lugar a un conjunto de bloques levantados y otros hundidos separados por corredores donde se encajan los ríos. Todo el sistema, de dirección este–oeste, está individualizada en un conjunto de sierras: Somosierra, Guadarrama, Gredos, Béjar, Gata y la Estrella, ésta en Portugal. Sus umbrales de cumbres se sitúan entre los 2000-2500m alcanzando su techo en el pico Almanzor (Sª de Gredos). Están ligeramente retocadas por la acción glaciar con pequeños circos que dieron lugar a lagunas de origen glaciar como las de Gredos y Peñalara.
Los Montes de Toledo son el hermano menor del Sistema Central, pues ha seguido la misma evolución morfológica: conjunto de bloques fallados y levantados por la orogenia alpina.Tienen sin embargo menor altitud (ape nas llegan a 1500m, alcanzando su techo en las Villuercas) y al estar en una latitud más meridional no hay huellas de glaciarismo, aunque sí abundan fenómenos de periglaciarismo que han dado lugar a extensas rañas o depósi tos de canchales. Una tercera diferencia es que dividen la Submeseta Sur en dos cuencas hidrográficas. Entre sus sierras destacan las de Guadalupe y San Pedro.
3.3. Los rebordes montañosos de la Meseta.
Son un conjunto de unidades que cierran, a modo de arco o cíngulo montañoso, la Meseta por el noroeste (Macizo Galaico y Montes de León), el norte (Cordillera Cantábrica) , el este (Sistema Ibérico) y el sur (Sierra Morena).
El Macizo Galaico-Leonés es un fragmento del zócalo paleozoico cuyos materiales –muy antiguos y muy rígidos- fueron fallados y dislocados durante la orogenia terciaria. Dieron lugar a un conjunto de bloques sin direcciones muy definidas, muchos de los cuales terminan hundiéndose en el mar de tal forma que este penetra hacia el interior formando innumerables rías (Rías Bajas y Altas). Por otra parte, entre los bloques se han originado numerosas fosas tectónicas (El Bierzo, Verín, Orense). Sus cumbres, muy atacadas por la erosión, presentan perfiles redondeados. Sus umbrales se sitúan entre los 1700-2000 m y destacan las sierras de Segundera, Ancares y Cabrera teniendo su techo en el pico Teleno. Con esta altitud y por su posición más septentrional son frecuentes las huellas de glaciarismo en lagos como el de Sanabria o Truchillas.
La Cordillera Cantábrica cierra por el norte a la Meseta; de geología muy compleja, está constituida por un conjunto de alineaciones de dirección este-oeste con umbrales de cumbres de 2000-2500m alcanzando su techo en Torrecerredo. Por encima de los 2500 destacan también , Peña Vieja , Peña Santa y el Naranjo de Bulnes , todos ellos en los Picos de Europa, donde adquiere un carácter imponente de relieves jóvenes, abruptos y vigorosos. Por su origen geomorfológico y el tipo de roquedo se distinguen tres sectores: el Macizo Asturiano (hasta los Picos de Europa),de materiales paleozoicos y abundantes estratos de carbón (principales cuencas carboníferas desde Laciana hasta el Carrión pasando por el Narcea o el Nalón); la Montaña de Santander de menor altitud y con abundancia de materiales calizos y fenómenos de karstificación; y los Montes Vascos considerados como entronque entre la Cantábrica y la Pirenaica. Su altitud y su posición más al norte explican la numerosa huella glaciar en forma de lagos como los de Covadonga o Somiedo. La proximidad al mar de su vertiente norte explica una acusada disimetría y el gran poder erosivo que tienen los ríos capaces de excavar profundas hoces o desfiladeros (Cares, Los Beyos).
El límite oriental lo constituye el Sistema Ibérico. Es una cordillera consti tuida, en su mayoría, por materiales depositados durante el Secundario en el borde oriental del zócalo; luego fueron levantados y plegados durante la orogenia alpina. El sistema no tiene ese carácter joven y vigoroso, a pesar de cumbres entre los 2000-2300 m, que alcanza su techo en el pico Monca yo. Sus sierras no guardan una dirección definida sino que están escindidas, separadas unas de otras por valles longitudinales quitándole el carácter de cordillera continua.Sólo en su parte noroccidental tiene ese carácter macizo con las sierras de Demanda, Urbión y Moncayo¸ es aquí donde actuó el mo delado glaciar (Lagunas de Neila y Laguna Negra).La parte más meridional del sistema, de altitudes menores y sin huellas de glaciarismo importante) está, a su vez, divida en dos ramas: una interior o castellana (Serranía de Cuenca, Sierra de Albarracín con imponentes paisajes kársticos: la Ciudad Encantada) y otra exterior o aragonesa con las sierras de Gúdar y el Maes trazgo.Son muy llamativos los procesos de gelifracción que han dado lugar a ríos de piedra.
Sierra Morena cierra definitivamente la Meseta; es su borde meridional. Su origen fue consecuencia del empuje y las presiones del macizo Bético-rifeño sobre el macizo Hespérico. De una parte flexionó este borde a la vez que lo fracturó en bloques escalonados. Su roquedo antiguo (de pizarras y esquistos) de tonalidades grisáceas y oscuras da lugar a esta denominación. Tiene una acusada disimetría pues su vertiente norte apenas se eleva 500 metros frente a la vertiente sur que vista desde la depresión del Guadal quivir aparece como un farallón casi infranqueable. Su altitud se sitúa entre los 1000-1300 metros y destacan las sierras de Aracena, Madrona y Almadén.
3.4. Las unidades exteriores de la Meseta.
Incluyenlas depresiones del Ebro y del Guadalquivir y las cordilleras Béticas,la Costero-Catalana y los Pirineos.
Las depresiones exteriores son depresiones gemelas: fosas prealpinas formadas a la vez que las cordilleras alpinas durante la era Terciaria; luego se fueron rellenando de sedimentos terciarios y cuaternarios; de escasa altitud (300m) y forma triangular. La diferencia es que la del Guadalquivir está abierta al océano y tiene más relleno marino.
La depresión del Ebro ocupada por el mar fue luego un gran lago interior que terminó por abrirse paso al Mediterráneo a través de las Catalánides. La diversidad de sus materiales continentales y marinos (calizas, margas, arenas, yesos y sales)y la erosión diferencial deja formas de modelado muy diversas: mallos, hoyas, muelas, mesas o planas y badlands.
Por su parte la depresión del Guadalquivir se ha colmatado o rellenado de abundantes arcillas, calizas y materiales marinos. El modelado de estos materiales ha dado lugar a un paisaje de suaves lomas y campiñas y en su contacto con el océano una extensa llanura litoral.
De las cordilleras exteriores a la Meseta, los Pirineos es la que tiene un ca rácter más alpino con sus relieves jóvenes y abruptos y su intenso glacia rismo: por encima de los 2000 m se fueron formando mantos de hielo de hasta 500 m de espesor que excavaron diez grandes valles glaciares –de hasta 50 km de longitud- que diseñaron la red hidrográfica más potente de toda la Península. La acción glaciar excavó, además, más de 1000 lagos o ibones. La fuerza erosiva de los ríos contribuyó al relleno de la depresión con sedimentos que en algunos casos alcanzan los 1000 m de espesor. Muestra, además, una estructura compleja distinguiéndose el Pirineo Axial y los Pre-Pirineos. El Pirineo Axial es el eje de la cordillera, resto del anti guo macizo herciniano que fue de nuevo levantado durante la orogenia alpi na.Aquí alcanza umbrales de cumbres de 3000-3400m destacando su techo, el pico Aneto, además de Maladeta y Monte Perdido. Los Pre-Pirineos son un conjunto de sierras paralelas al Axial,de materiales calizos depositados en el fondo de la antigua fosa oceánica, levantados y plegados. Son numero sos los paisajes kársticos modelados sobre las sierras (grutas,simas,hoces).
La Cordillera Costero-Catalana se extiende paralela a la costa, cerrando la depresión del Ebro por su parte oriental y aislando a ésta de la influencia marina. La parte septentrional es de materiales antiguos pues son los restos del antiguo macizo catalano-balear separado de los Pirineos por numerosas fallas con fuerte huella volcánica (Olot). La mitad sur está compuesta de materiales calizos secundarios plegados en la orogenia alpina.Se distinguen dos alineaciones: una litoral, paralela a la costa y otra interior donde se encuentran los macizos más importantes con cumbres que superan los 1700m, caso del Montseny.Ambas ramas están separadas por una depresión longitudinal con relieves suaves y ondulados (planas).
Las Cordilleras Béticas presentan también una gran complejidad geológica. A pesar de cumbres que superan los 3000-3400 m, no tienen ese carácter joven de los Pirineos; al contrario, sus cumbres pesadas reciben el nombre de lomos. Por su posición latitudinal la acción de los glaciares no dejó aquí grandes huellas,si acaso alguna laguna y una docena de pequeños glaciares. Se distinguen dos cordilleras separadas por una depresión intrabética, que a su vez, está fragmentada en pequeñas hoyas o depresiones (Baza, Ronda, Guadix).
La cordillera Penibética es litoral y constituye los restos del antiguo macizo Bético-Rifeño elevado y rejuvenecido durante el terciario. En su interior destaca Sierra Nevada con los techos del sistema Veleta y Mulhacén (éste, también, el techo de la Península); de menor importancia las Sierras de Baza y los Filabres. La Subbética es interior y surge al plegarse los materia les secundarios depositados en un profunda fosa ante el empuje de las pla cas ibérica y africana. En el conjunto destacan desde el modelado kárstico (tajo de Ronda)hasta las badlands o acarcavamientos de medios muy áridos (desierto de Almería).Destacan las sierras de Grazalema, Cazorla y Segura.
Las Béticas se prolongan a través de un estrecho brazo submarino bajo el Mediterráneo y emergen en el eslabón Balear, de materiales fundamental mente calizos. Destacan, en Mallorca, la Sierra de Tramontana (con su te cho el Puig Major),las sierras del Levante, de apenas 500 m de altitud, y entre ellas el Pla o depresión central rellena de materiales sedimentarios. Ibiza y Formentera tienen relievas de escasa entidad. Menorca es,sin embar go, un fragmento del antiguo macizo Catalano-baleárico revitalizado por la orogenia alpina en este sector. Sus materiales son básicamente paleozoicos.
3.5.Las depresiones del Ebro y Guadalquivir.
El valle del Ebro es una depresión de escasa altitud (en Zaragoza, menos de 200 m) de forma triangular. Las montañas que lo bordean aíslan su interior. Los Montes Vascos, al noroeste, presentan alturas moderadas (Aitxuri, 1.551 m). Son la prolongación natural del prepirineo hispano.
Los Pirineos, que cierran la Depresión por el norte, son,estructural mente, una imponente cadena alpina. Actúan como un enorme istmo que separa la Península del continente europeo. Sus máximas eleva ciones se localizan en su eje axial o zona central, donde el Aneto alcanza 3.404 m. A ambos lados de este eje está el prepirineo francés e hispano, conjunto de pliegues fundamentalmente calizos. En su conjunto, los Pirineos constituyen el sistema más elevado e impresio nante de la Península.
Las Cordilleras Costero-Catalanas, al este, se distribuyen en dos alineaciones paralelas a la costa, una interior y otra mediterránea, que acaban enlazando con el prepirineo. El Montseny alcanza aquí 1.712 m.
El Sistema Ibérico, que ya hemos estudiado, cierra la Depresión por el sur.
La Depresión del Guadalquivir es,asimismo, un valle triangular de altitud escasa, localizado en el suroeste de la Península, que se abre directamente al mar Atlántico, generando las marismas onubenses en la desembocadura del Guadalquivir. El resto de la Depresión Bética (nombre con el que tambi én es conocido), aparece bordeado de sistemas montañosos.
Al norte, Sierra Morena, que ya hemos estudiado,separa el área béti ca de la Meseta.
Por el este y sureste, los Sistemas Béticos se levantan como una cordillera alpina de gran extensión (más de 600 km) que separa la Depresión de la costa mediterránea. Se distinguen dos sectores, uno más interior o Subbético, y otro más exterior o Penibético. En este último, en Sierra Nevada, se localiza el pico más elevado de la Península: el Mulhacén (3.478 m). Otra cota destacada es el Pico Veleta (3.392 m).
3.6. El relieve de las islas Baleares y Canarias.
Las islas Baleares son un archipiélago del Mediterráneo frente a las costas de la península ibérica. La insularidad es la característica más destacada de este territorio. Está formado por tres islas mayores (Mallorca, Menorca e Ibiza), dos menores (Formentera y Cabrera) y numerosos islotes.
Las mayores elevaciones son: en Mallorca Puig Major (1.445 m), Puig de Massanella (1.340 m), Puig des Teix (1.064 m), Galatzó (1.026 m); en Ibiza Sa Atalayasa (475 m); y en Menorca El Toro (357 m).
Las Baleares se formaron con el plegamiento alpino de los materiales sedimentados en el mar de Tetis. Los más antiguos, del Paleozoico, se encuentran en Menorca, isla que está relacionada con la dirección del plegamiento pirenaico, mientras que el resto del archipiélago está relacionado con el plegamiento bético.
El Mesozoico conforma la mayor parte de los materiales de las islas. Se trata de caliza y dolomías bajo las cuales aparecen margas, arcillas y yesos. La caliza es mayoritaria en las islas. El Cenozoico y los materiales cuater narios están presentes de manera discontinua.
El relieve glaciar está totalmente ausente, pero las formas interglaciares están muy presentes en el relieve de las islas. El carst dominante hace que lapiaces, dolinas, cañones y poljés están presentes en toda la región.
Las islas Canarias, son de origen volcánico y es consecuencia de la oroge nia alpina cuando, en este sector del océano, se inició una gran actividad eruptiva que fue configurando el archipiélago (donde se mantiene un vulca nismo activo: Teneguía, La Palma1971 y 2011 frecuente actividad sísmica en El Hierro. Los dos grandes campos de fallas tectónicas han dado lugar a dos grupos de islas: las occidentales con los relieves más imponentes y su techo en Tenerife (el Teide que con sus3718 m le convierten también en el techo de España) y las orientales (Lanzarote y Fuerteventura) con su punto de mayor actividad en Timanfaya.
Las formas de relieve más característicos son: conos volcánicos coronados por un cráter que pueden descolgarse directamente sobre el mar originando grandes barrancos, calderas originadas por la explosión o hundimiento de un antiguo cono volcánico, roques o pitones de lava que quedan al descubi erto al ser desnudados por la erosión de materiales más blandos y malpa íses o terrenos abruptos formados al solidificarse las lavas volcánicas rápi damente.
La hidrografía peninsular
1.-FACTORES FÍSICOS DETERMINANTES DE LA HIDROGRAFÍA PENINSU LAR.
Son fundamentalmente cuatro los factores de orden físico que explican el comportamiento de los sistemas fluviales,de los acuíferos, de los lagos y de las lagunas, es decir, de las aguas continentales.
Las disponibilidades de agua de los ríos peninsulares dependen del compor tamiento climático de los distintos dominios por los que atraviesan pues el agua de nuestros ríos, lagos y acuíferos procede en su totalidad del agua precipitada. Así nos encontramos con espacios de clima oceánico dentro de la España húmeda con precipitaciones abundantes y bien distribuidas;espa cios de clima mediterráneo en la España seca con precipitaciones escasas, de carácter irregular y que provoca un estiaje más o menos acusado; y, por último, espacios de clima de montaña con precipitaciones suficientes a abundantes (según montañas) y buena parte de ellas en forma de nieve; esto supondrá que parte de tales precipitaciones irán a parar a los colectores de la España seca una vez entrada la primavera. Si a la variable precipitación le añadimos la variable temperatura la consecuencia es que el régimen tér mico aún desfavorece más a la España seca, pues la evaporación, que resta efectivos al agua precipitada, es aún mayor.
También el caudal absoluto y el régimen fluvial (las variaciones de caudal a lo largo de un año hidrológico) de nuestros ríos dependen del régimen de precipitaciones (lluvias y aportes níveos). Así, atendiendo a la alimentación de los ríos peninsulares, podemos distinguir los siguientes regímenes fluvia les:
Régimen nival: propio de espacios de alta montaña (por encima de 2500 m) donde la mayoría de las precipitaciones son en forma de nieve. Presenta un máximo de caudal o aguas altas muy extendido, de mayo a finales de junio, consecuencia de la fusión de las nieves; curiosamente presenta aguas bajas o "estiaje" de invierno (por reten ción) al no llegar los aportes sólidos al lecho fluvial. En la Península sólo se da en tramos de cabecera de ríos pirenaicos (Segre,Cinca,Ter) y en los derrames culminantes de Sierra Nevada.
Régimen nivo-pluvial: propio de ríos que nacen en la montaña entre 2000-2500m, de carácter mixto aunque con mayor relevancia de las nieves sobre las lluvias. Tiene un máximo de primavera por fusión de las nieves y otro máximo de origen pluvial en otoño. Cabeceras del Sella, Nalón, Aragón.
Régimen pluvio-nival: propio de espacios comprendidos entre los 1500-2000 m de altitud, donde la aportación nívea es menos relevante que las lluvias. Suele presentar un máximo de invierno-principio de primavera por repentina fusión de las nieves. Esla, Pisuerga, Tormes, Alagón, Júcar.
Régimen pluvial: allí donde el aporte nival o no existe o es insignificante. Propio de ríos que drenan vertientes por debajo de los 1000-1500 m. Es el más extendido de la Península y los periodos de máximos y mínimos registran los vaivenes del régimen de lluvias. Se distinguen los siguientes subtipos:
Pluvial oceánico: propio de los ríos de la España atlántica con máximos muy marcados de otoño e invierno y aguas atenuadas en verano (Miño, Tambre, Ulla).
Pluvial mediterráneo: su nota más característica es el marcado estiaje de verano; las aguas altas pueden ser de otoño como los ríos de la fachada mediterránea (Turia, Mijares) o de primavera (ríos de la meseta: Guadiana).
El relieve: Es el segundo factor a considerar puesto que es el respon sable, en primer lugar, de la organización de las cuencas vertientes. Entre ellas existe una gran disimetría: y es que a pesar que la longi tud de las costas la mediterránea y atlántica son bastante similares,los ríos que vierten al Atlántico drenan el 70% de la superficie penin sular en tanto que los mediterráneos sólo drenan el 30%. En segundo lugar, el relieve es el causante de una línea divisoria de aguas que pasa muy cerca del Mediterráneo describiendo un arco con la concavidad vuelta hacia el Atlántico donde vierten los grandes colec tores (Duero, Tajo –el más largo- Guadiana, Guadal quivir); sólo el Ebro, encajado en la depresión, con una entidad similar vierte al Mediterráneo. Además los ríos que vierten hacia el Atlántico han de salvar pendientes poco pronunciadas lo que les permite regularizar el caudal; por el contrario, los ríos cantábricos y los mediterráneos al tener que salvar grandes desniveles desarrollan una gran capacidad erosiva.
La propia organización tectónica dentro de las cordilleras es la responsable del diseño de las cuencas hidrográficas: adquieren una disposición dendríti ca en los afluentes pirenaicos del Ebro o una disposición longitudinal en los afluentes de la margen derecha del Tajo; otras veces se encajan en fallas tectónicas: caso de los Arribes del Duero o el Tajo en la penillanura extre meña.
La propia topografía facilita la alteración de los ríos y sus ecosistemas con la creación de grandes infraestructuras hidráulicas que aprovechan las angosturas que atraviesan éstos. En menor medida, el relieve es también responsable de formación de lagos y lagunas.
La litología: El sustrato rocoso es considerado otro factor a tener en cuenta pues el tipo de roca sobre la que discurre el agua puede favorecer la escorrentía superficial (caso de las arcillas) o facilitar la infiltración y las escorrentías subterráneas (caso de las calizas). En otros casos la disposición de estratos favorece la formación de acuíferos o grandes depósitos de agua subterránea (acuífero central del Duero tiene unos 45.000 Km2) delimitados por capas imper meables a través de las cuales fluye poco a poco el agua alimentando fuentes, lechos fluviales o descargando directamente en el mar.
La vegetación: es un factor clave pues contribuye a la regularización del caudal, sobre manera cuando el manto vegetal es tupido; en la actualidad, como la cubierta vegetal está fuertemente antropizada el papel protector de ésta ha disminuido sensiblemente. Así el balance hídrico de muchos cursos fluviales ha empeorado porque ha disminui do la protección del suelo frente a la radiación solar y a la evapora ción. En los tramos de cabecera donde los bosques y, en general, la vegetación están en mejor estado el manto vegetal constituye una esponja que, junto a los acuíferos, alimenta permanentemente los lechos fluviales.
2.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS RÍOS PENINSULARES.
Teniendo en cuenta la particular interacción de los factores antes citados podemos señalar las siguientes particularidades de nuestros ríos según vertientes:
Ríos de la vertiente cantábrica: Son cortos por la proximidad de la cordillera al mar; además nacen en altitudes en torno e incluso por encima de los 2000 metros por lo que han de salvar un gran desnivel entre su lugar de nacimiento y el nivel de base. Como además nacen y discurren por espacios de abundantes precipitaciones, desarrollan una gran fuerza erosiva. Sus intensos caudales han cortado enérgica mente el relieve, originando profundas gargantas y desfiladeros que conforman algunos de los paisajes fluviales más espectaculares(Sella y Cares). Por otra parte, salvo en sus tramos de cabecera donde presentan alimentación mixta, tienen régimen pluvial oceánico.
Ríos de la vertiente mediterránea: A excepción del Ebro, los ríos mediterráneos son cortos, -más cortos los de la Penibética que los del Sistema Ibérico- salvan pendientes acusadas y soportan lluvias irregulares, de carácter torrencial en ocasiones y con un manto vegetal escaso o raquítico. En consecuencia desarrollan también una gran fuerza erosiva originando tajos como el de Ronda o cuchillos como las Hoces del Cabriel. Presentan régimen pluvial mediterráneo con marcado estiaje que da lugar en los ríos de menor entidad a cauces secos conocidos como torrentes, ramblas o rieras. Son, además, los ríos más afectados por obras hidráulicas tanto para prevenir avenidas y regularizar su caudal como para canalizaciones destinadas a usos agrícolas y turísticos (trasvase Tajo-Segura).
Capítulo aparte lo constituye el Ebro: río más caudaloso de la Península por la superficie de cuenca tan extensa y los numerosos afluentes que recoge (cantábricos, ibéricos y, sobre todo, pirenaicos). Desde su nacimiento en Fontibre hasta su desembocadura en Tortosa es el río que presenta un régimen más complejo: pluvio-nival en su nacimiento, pluvial mediterráneo al atravesar el inicio de la depresión y nivo-pluvial al recibir los aportes de sus tributarios más importantes (Aragón, Gállego, Segre).
Ríos de la vertiente atlántica: son los ríos más largos pues –salvo el Miño y el Guadalquivir- nacen en el Sistema Ibérico. Su perfil describe una doble hipérbole y al atravesar las cuencas sedimentarias atenúan su poder erosivo dando lugar a valles muy abiertos pero poco profundos. No así cuando,por el oeste, se enfrentan a las penilla nuras graníticas abriendo entonces imponentes tajos como Monfra güe (Tajo) y los Arribes (Duero). Como se ha señalado,el Miño tiene un régimen pluvial oceánico en tanto que el Guadiana lo tiene pluvial mediterráneo,Duero y Tajo presentan una dinámica algo más comple ja desde su cabecera (entre los 1800-2000 m, pluvio-nival) a su de sembocadura (netamente pluvial ). Finalmente, el Guadalquivir pre senta una dinámica compleja: en Cazorla, donde nace, presenta régi men pluvio-nival atenuado que se hace netamente pluvio-nival por los aportes del Genil que llegan de Sierra Nevada.
3. LA PROBLEMÁTICA DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN ESPAÑA.
3.a. Necesidad y disponibilidad de agua: los usos del agua en España.
El agua es una pieza clave en el desarrollo social y económico de un país. Dos son los factores que han disparado el consumo de agua en España: las transformaciones socioeconómicas desde el periodo desarrollista y el incre mento de la población hasta más de 41 millones actuales. Siendo la disponi bilidad de agua la misma, la demanda, sin embargo, se ha disparado. Los sectores que más intensamente consumen este recurso son estos:
Usos agrarios: constituye el capítulo de mayores consumos, pues más del 80% del agua consumida en España se destina al sector agrario, especialmente al riego. El riego combate la escasez y la irregularidad de las precipitaciones al tiempo que ha transformado cuantitativa y cualita tivamente el campo español. Se trata de un consumo consuntivo pues implica graves pérdidas por evaporación, mal estado de las infraes tructuras, etc. Son los regadíos intensivos –asociados a los policultivos hortofrutícolas- los que más agua consumen, seguidos de los regadíos extensivos –cereales, tubérculos, cultivos industriales- y en último lugar las explotaciones ganaderas.
Abastecimientos urbanos e industriales: aproximadamente se reparten un 13% y un 7% del consumo total. Se trata también de consumos consuntivos y se han disparado conjuntamente el proceso de industriali zación y urbanización. El cambio en los hábitos de higiene, la mayor calidad de vida , la mayor exigencia del bienestar, las formas de vida ur banas han acrecentado hasta tal punto el consumo, que en la actualidad se aproxima a los 400 litros por habitante y día ocupando España el 2º lugar en consumo per cápita.
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