- La Década Pérdida
- Programa de Estabilización Macroeconómica (Gobierno de Alberto Fujimori – 1990)
- Crecimiento Económico (Gobierno de Alejandro Toledo)
- Escaso y Desigual Avance de las Capacidades Sociales
- Capital Humano de Baja Calidad
- Nuevas opciones macroeconómicas
- Conclusiones
INTRODUCCIÓN
A pesar del optimismo que se pueda derivar de la positiva evolución económica del país durante los últimos años, es decir más de 50 meses consecutivos de crecimiento económico; la mala distribución del ingreso, el pobre acceso a servicios básicos esenciales, así como la baja calidad del sistema educativo impiden que una gran mayoría de los peruanos sea capaz de capturar los beneficios de este positivo desempeño. Como consecuencia, los niveles de pobreza y carencias sociales se mantienen entre los más altos de América Latina.
La Década Pérdida
La "década pérdida" no pasó desapercibida en el país, y durante su segunda mitad, la economía peruana registró el peor desempeño de su historia moderna.
En términos generales, el Producto Bruto Interno se redujo durante los 80 un 7,6 %, lo que supuso una disminución de más de un 25 % de los recursos per cápita. Los graves desequilibrios macroeconómicos experimentados desembocaron en un extraordinario déficit fiscal (que en 1990 alcanzó el 6,8 % del PBI), una devastadora hiperinflación (que alcanzó más del 2.400 % de promedio anual durante el periodo 1986-1990) y una deuda externa que pasó a representar cerca del 56 % del PBI. Como resultado, el producto per cápita se contrajo en una tasa promedio anual del 3,5 %.
Programa de Estabilización Macroeconómica (Gobierno de Alberto Fujimori – 1990)
La elección del presidente Alberto Fujimori, en julio de 1990, supuso un fuerte medicamento para la deteriorada economía nacional. Mediante un vigoroso programa de estabilización macroeconómica y de reforma estructural, y especialmente, el restablecimiento de las anteriormente deterioradas relaciones con la comunidad financiera internacional, la economía peruana volvió a retomar tasas positivas de crecimiento, alcanzando su máximo en 1994, cuando ésta creció a un ritmo cercano al 13 %.
Efectivamente, el programa de estabilización consiguió corregir los principales desequilibrios macroeconómicos y las reformas de carácter estructural, por su parte, consiguieron dotar de una mayor libertad y agilidad a los mercados pasando a ser éstos el elemento dominante en la asignación de recursos, al tiempo que potenciaron la inversión privada. De manera paralela, la aplicación de este recetario de reformas, concebido bajo el fuerte influjo del Consenso de Washington, además de frenar la inflación (mediante una política
Macroeconómica fundamentada en la austeridad fiscal y la disciplina Monetaria, principalmente), facilitó enormemente la normalización de las relaciones con las principales agencias financieras internacionales, las cuales, a su vez, abrieron las puertas al crédito externo. Este incremento en la confianza internacional atrajo importantes flujos de capital privado. Como resultado, el desempeño económico de Perú durante el periodo 1993-1997 se puede calificar de bastante trascendental, pues la economía creció a un ritmo medio anual del 7,1 %.
Este periodo abrió amplias expectativas en torno a la futura evolución económica del país. Sin embargo, estas reformas estructurales resultaron ser insuficientes para fortalecer el establecimiento de unos cimientos económicos, sociales e institucionales sólidos capaces de generar un proceso virtuoso de crecimiento sostenido y de base amplia. Desde el punto de vista estrictamente económico y a pesar de la mejoría en términos de eficiencia de los mercados, la economía no dejó de lado su alta vulnerabilidad respecto a los shocks exteriores y, en especial, respecto a los flujos de capital privado extranjero. Pese a todo esto, es en el plano político e institucional en el que se han de buscar muchas de las debilidades y carencias que presentaría la economía peruana en los años posteriores.
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