El siguiente documento tiene la finalidad de concientizar a las personas, como agentes morales, que son en la sociedad, y se convierten en juzgadoras de los comportamientos de los demás, lo hagan con responsabilidad, prudencia y discreción.
Con la prudencia que exige el hecho de que nuestros juicios pueden no ser correctos, equivocados, toscos o incorrectos. Utilizando la discreción para fomentar el juicio y la crítica constructiva, cuando no estemos de acuerdos con comportamientos específicos.
De manera cotidiana las personas emitimos juicios sobre el comportamiento y los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en jueces sumarios del comportamiento de los demás, y nos pronunciamos acerca de la honestidad o deshonestidad del comportamiento de los demás, como lo señala Adolfo Sánchez Vázquez(1969),"los enunciados acerca de la bondad o maldad de actos realizados, así como respecto a la preferibilidad de una acción posible con respecto a otras, o sobre el deber u obligatoriedad de comportarse de cierto modo, ajustando la conducta a determinada norma o regla de acción, se expresan en forma de juicios:"
Juicio moral es una facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. Cuando se pone en palabras, el juicio es una opinión o un dictamen. La moral, por otra parte, está asociada las costumbres, valores, creencias y normas de una persona o de un grupo social. La moral funciona como una guía para actuar ya que distingue entre lo correcto y lo incorrecto.
Se conoce como juicio moral, por lo tanto, al acto mental que establece si una cierta conducta o situación tiene contenido ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se realiza a partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de normas y reglas que se adquieren a lo largo de la vida.
A lo largo de nuestra vida siempre, a través de distintos ámbitos y entidades (familia, sociedad, colegio ), se nos ha ido diciendo qué es lo que está bien y que es lo que está mal. No obstante, ante todo ello hemos podido reaccionar de modo diferente: aceptándolo, rechazándolo o simplemente ignorándolo.
De esta manera, es que como han ido surgiendo lo que se conoce como estadios del juicio moral que son la moralidad heterónoma, el individualismo, las expectativas interpersonales, el sistema social y la conciencia.
Así, cuando nos encontramos ante un hecho concreto, en base a nuestro juicio moral, actuamos de una forma u otra al considerar lo que está bien o mal.
Eso al final supone también que luego nuestra actitud sea un elemento de estudio por parte de nuestra conciencia que determinará que como hemos actuado trae consigo un arrepentimiento, culpa o remordimiento.
La familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación son algunas de las instituciones sociales que influyen en la adopción de los preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere decir que el entorno juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y qué está mal.
Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no tiene recursos para alimentar a sus hijos. Más allá de las implicaciones legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral que considere que el accionar de la mujer está justificado.
Queda claro que estos juicios no siempre tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal aunque, por lo general, el Poder Judicial coincide con la ética imperante en una sociedad.
Los juicios morales son los razonamientos que se realizan en la psique o mente de una persona, respecto de un comportamiento o situación en específico, afirmándose o negándose su moralidad, basándose en los valores y reglas morales que han sido inculcadas en la persona, ya sea en el seno de la familia, en la escuela, por la religión o en la sociedad, usando preceptos preestablecidos con los que la persona fundamenta y se guía en dichas reglas morales, para juzgar hechos, comportamientos o situaciones.
Son de índole personal, toda vez, que el juicio moral es el resultado de un proceso cognitivo que permite reflexionar sobre los valores y ordenarlos mediante una jerarquía lógica al momento de enfrentarse a un dilema moral, tendiente a la toma de una decisión, en referencia al asunto, hecho o situación a la cual se juzga, tomando una postura moralmente correcta.
Con ellos estimamos ya sea de forma positiva o negativa, respecto de algo o alguien, juzgando si aquello (un comportamiento, un acto, una situación, etc.), es moralmente correcto. (Este resultado dependerá del tipo de preceptos que dicte laboral en particular que se posea, pues por ejemplo, en casos como los de algún tipo de moral religiosa, los preceptos pueden variar, dependiendo de la religión en específico de que se esté tratando, pudiendo en ocasiones llegar incluso a contravenirse dichos preceptos morales).
Los juicios morales basados en preceptos de tal o cual tendencia o línea moral específica, suelen expresarse como opiniones personales, y estos juicios pueden ser de índole positiva o negativa, aplicándose cuando varias pretensiones entran en conflicto, siendo el juicio moral, la reflexión que se hace sobre los valores, para de esta manera ordenarlos por jerarquía e importancia, para que, dado el caso, tomar decisiones en una situación concreta.
Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en jueces de los demás, y nos pronunciamos sobre la honestidad o la deshonestidad del comportamiento ajeno.
En otras ocasiones intentamos dar razones que convenzan a las personas que nos rodean de que nuestros actos han tenido que realizarse así y no de otra manera.
¿Cómo son posibles los juicios morales?, ¿Qué es lo que hace que en un momento determinado podamos pronunciarnos sobre la bondad o maldad de un acto?,
Se puede afirmar que los juicios morales son posibles por el Sentido Moral. Es el conjunto de esquemas, normas y reglas que hemos adquirido a través de nuestra educación, familia y medio ambiente, y que mantenemos en el momento de emitir un juicio moral, si revisamos nuestra propia historia individual, podremos recordar, con facilidad, lo que a lo largo de ella se nos ha trasmitido, un conjunto de reglas o normas morales, pautas de conducta. ¿Pero quién nos las ha trasmitido?. En primer lugar, nuestra familia, luego, las instituciones educativas en las que hemos estado, también la propia sociedad en la que vivimos y de la que dependemos.
Se nos ha dicho continuamente lo que es bueno y lo que es malo, o, lo que, nuestros educadores consideraban bueno o malo, ante este aprendizaje y, ante esas normas de conducta hemos podido tener tres actitudes:
Rechazo
Indiferencia
Aceptación.
Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han trasmitido no nos han convencido y, tras un razonamiento y una crítica, hemos decidido olvidarlas, rechazo también, cuando por cansancio o saturación hemos, sin más, prescindido de ellas. Rechazo, también, cuando las hemos sustituido por otras.
Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada, y volvemos la espalda a su contenido. No es un rechazo efectivo, pero tampoco una aceptación consciente.
Aceptación, cuando esa norma o normas, constituyen lo que podríamos llamar nuestro equipaje moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado, con las que crecemos, caminamos por la vida y que constituyen lo que en un principio hemos llamado sentido moral.
Los juicios morales son individuales, son posibles gracias al sentido moral, estos no son comprobables, no son ni verdaderos ni falsos. El juicio moral es siempre, y en última instancia, un juicio individual: soy yo el que niega o afirma una acción sea buena o mala, y aunque no coincida con los demás, puedo mantener un juicio moral si mi conciencia así me lo exige, además en juicio moral es aceptado por unos y negado por otros, y, tanto en un caso como otro, sigue siendo un juicio moral.
Ejemplos de juicios morales son:
1.- En el caso de un adolecente decide realizarse un tatuaje en la piel, lo cual contraviene las reglas morales marcadas por su religión. En este caso el juicio moral puede ser adverso al comportamiento de la persona pretende realizar el acto moralmente reprochables (este caso se entiende dentro del marco de las reglas morales de religiones en donde tatuarse la piel o hacerse algún cambio similar en el cuerpo, es reprochable).
2.- En el caso de un individuo que teniendo salud física y mental, así como que posea los conocimientos y aptitudes necesarias para desempeñar algún trabajo, (es decir poséalos medios y no tenga un impedimento), y que esta persona no hiciera absolutamente nada, entendiéndose de esto que no tenga una ocupación, aún y a pesar de tener oportunidades para ello, y se dedicara simplemente a comer, y habitar por ejemplo la casa de sus padres, sin realizar ninguna tarea que sea de provecho común, comete un acto moralmente reprochable, pues teniéndolo todo no hace nada para beneficio de los demás o de sí mismo.
3.- Una persona que realiza beneficios al prójimo, pongamos por caso, repartir periódicamente alimentos o ropa entre personas necesitadas, está realizando actos que son moralmente loables, es decir, en este caso el juicio basado en la moral, le es favorable.
4.- Un padre que tras beber alcohol, reprende con violencia verbal y/o física a su esposa o hijos, comete una acción que contraviene las normas morales, y (pongamos por caso) que un vecino se percate de los hechos y lo comente con otra persona opinando desfavorablemente respecto del alcohólico, está haciendo un juicio moral de la persona alcohólica y violenta.
5.- Una persona que estando en uso de sus facultades mentales y físicas, se desnude en medio de la calle, está cometiendo un acto que contraviene a la moral, por tanto una persona que ve dicha acción y actué con repudio a esa acción, ha realizado un juicio moral respecto a esa persona y el acto que realiza.
6.- Si varios niños pretenden realizar alguna acción que afecte a otro de manera deplorable (por ejemplo una broma haciéndole caer), y un tercero se entera de lo que va a suceder y no lo evita o al menos no advierte al niño que está a punto de sufrir un percance, esta persona está cometiendo un acto (de omisión) que es moralmente inapropiado, por lo que si un profesor u otro adulto, ve lo sucedido, y reprende a los perpetradores y a quien vio todo y no hizo nada para evitarlo, reprochándolo, esta persona ha hecho un juicio moral, juzgando tanto la conducta de agresión de los perpetradores, como la conducta pasiva moralmente reprochable del niño que no hiso nada para evitar el percance pudiéndolo hacer.
7.- ¡"Pablo es un flojo, un vago, un inútil, porque no va a trabajar todos los días, como Emmanuel, quien siempre va a su trabajo temprano"!.
En este caso el juicio moral es negativo, sin embargo se destaca que, en juicios de este tipo, no siempre se toman en cuenta otros factores, como por ejemplo, el que en este caso, pablo no vaya a trabajar por que trabaje en su propia casa, por que sea estudiante y estudie en vez de trabajar, esté enfermo, u otros factores, que por lo común, quien emite el juicio moral, no ha tomado en cuenta, ya sea por desconocimiento o por omisión, ( omisión intencionada o no).
8.- Un Instructor de religión predica a los niños que, no se debe de robar, y todos los domingos al terminar el acto religioso y recoger las donaciones de los feligreses se roba una parte de ellas. El acto que realiza el instructor, en este caso, es un acto inmoral en el cual realiza una "doble moral" entendiéndose de esto que predica lo moralmente correcto, pero actúa de forma inmoral. Poniendo este caso a los ojos de un observador, y que este realice dicha reflexión, esta persona (el observador), realiza un juicio moral, concerniente a los actos y prédicas del instructor).
9.- En el caso de que una persona padezca de una enfermedad de trasmisión sexual desagradable y el médico que lo atiende, comente dicho padecimiento de forma burlesca con alguna amistad, comente un acto que es moralmente reprochable
Referencias:
Aguilar, J. G. (2004). Filosofía 3. Guadalajara: SIMA.
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Cortina, A. (1986). Ética Mínima. Madrid: Tecnos.
Escobar, G. (1995). Ética. México: Mc. Graw-Hill.
Estrada, R. Z. (2011). Reflexión Ética. Guadalajara, Jalisco: EESCO.
Gracia, D. (2000). Estudios Éticos. Madrid: El Buho.
Habermas, J. (2004). La ética del discurso y la cuestión de la verdad. Buenos Aires: Paidos.
Larroyo, F. (1995). La filosofía de los Valores. México: Porrúa.
Vázquez, A. S. (1996). Ética. México: Grijalbo.
Autor:
Delafuente Aguilargpe