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Teorías del Conocimiento


Partes: 1, 2

    1. Racionalismo
    2. Empirismo
    3. Idealismo
    4. Escepticismo
    5. Realismo
    6. Materialismo
    7. Referencias bibliográficas

    Introducción

    El hombre por su naturaleza de animal racional, trata de entender y comprender cada una de las partes del universo, y cada vez le surgen más preguntas. Es por la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible del mundo que el hombre intenta enseñorearse de la naturaleza para hacerla más confortable. Es por esto que a lo largo de la historia del pensamiento humano tanto en oriente como en occidente se ha construido un camino que ha llevado a la humanidad a encontrarse progresivamente con la verdad y confortarse con ella.

    Precisamente por esa injusticia traducida en necesidad, el hombre inteligente debe conocer las diferentes teorías del pensamiento filosófico que a través de la historia le han dado forma a los gobiernos, sistemas, empresas y hasta a la religión. El resultado de todo ello es la educación, porque depende directa o indirectamente de cada una de estas instancias.

    Cuánta razón tuvo Marx cuando dijo: "La filosofía no está para transformar el mundo, sino para interpretarlo"·

    Teorías filosóficas

    Racionalismo

    (Del latín, ratio, razón), en filosofía, sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

    El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, el cual creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el francés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.

    El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del año 1800, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.

    Se ha criticado el idealismo subyacente a los postulados racionalistas, acusándolo de "petrificar" y "falsificar" la realidad en detrimento de "lo vital". Pese a ello, su mérito consistió en liberar e higienizar a la razón de todos los prejuicios heredados. Si en el lenguaje ordinario se denomina racionalista a aquella persona que rehúye de toda creencia infundada o superstición y que no reconoce más evidencia que la aportada por la sola luz de la razón, en el contexto de la filosofía este término hace relación a una particular corriente filosófica surgida en el siglo XVII de manos de René Descartes (La Haya, Francia, 1596-1650) y cuyos máximos exponentes fueron Baruch Spinoza (Ámsterdam, 1632-1677) y G. Wilhelm Leibniz (Leipzig, 1646-1716). Tradicionalmente se suele contraponer el racionalismo a otro movimiento aparecido paralelamente en Inglaterra, el empirismo de Locke, Berkeley y Hume, aunque ambas corrientes mantienen ciertos rasgos generales propios de la modernidad a la que representan. Rasgos epocales de la filosofía racionalista Cabría destacar en primer lugar, la primacía otorgada al problema del conocimiento. Efectivamente, los filósofos modernos se caracterizan por anteponer la gnoseología a toda otra cuestión, gnoseología que posee un carácter genético, es decir, se investiga el origen, la génesis de los procesos de conocimiento, cuyo valor de verdad o falsedad es determinado con posterioridad a su origen. La segunda característica que comparten las corrientes filosóficas de la modernidad consiste en la asunción de una postura claramente subjetivista.

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