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Los desafíos de la izquierda en el siglo XXI

Enviado por José López


Partes: 1, 2

    1. El fracaso de la izquierda
    2. El triunfo de la derecha
    3. Los desafíos de la izquierda
    4. Conclusiones

    Tras la eclosión ideológica del siglo XIX y las experiencias prácticas del siglo XX, la izquierda en el siglo XXI se enfrenta  al desafío de cómo subsistir y relanzarse en una sociedad donde el poder económico (el capitalismo) está a punto de exterminarla para siempre.

    El fracaso de la izquierda

    El siglo XIX se caracterizó básicamente por el desarrollo teórico de la ideología moderna de la izquierda (el Marxismo y el Anarquismo fundamentalmente). Dicha teoría se intentó llevar a la práctica a finales del siglo XIX y durante el siglo XX en un contexto de grandes cambios sociales (Revolución Industrial). Hubo intentos de llevar a la práctica el Anarquismo y el Socialismo (como transición hacia el Comunismo). Las experiencias anarquistas fueron muy breves y limitadas (en la mayor parte de los casos fueron reprimidas) y las experiencias socialistas fracasaron por diversos motivos (sustitución del capitalismo por el capitalismo de estado, exceso de burocracia, represión de libertades, divisiones ideológicas, degeneración y traición de los ideales iniciales, etc). Los regímenes que se declaran actualmente comunistas (dentro de la misma izquierda se ha denunciado que dichos regímenes han desvirtuado el término) tienen un sistema económico cada vez más parecido al capitalismo.

    Por otro lado, los llamados partidos socialistas o socialdemócratas de las democracias liberales hace tiempo que han renunciado a cambiar el sistema y se conforman con simplemente darle cierto rostro más "social". En definitiva, hay que reconocer que la izquierda (cuyo objetivo básico es transformar la sociedad para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de las personas) ha fracasado en gran medida, se han conseguido algunos logros pero son insuficientes y además están en peligro de ser liquidados o en claro retroceso. Sin embargo, hay que reconocer que su fracaso es en cierto modo comprensible y previsible, es muy difícil cambiar las cosas, es muy difícil ir contracorriente, es muy difícil luchar contra el poder, es muy difícil adaptarse a unas circunstancias tan cambiantes como las de nuestra reciente historia. Quizás se ha intentado cambiar mucho en muy poco tiempo.

    El triunfo de la derecha

    El poder capitalista ha conseguido sobrevivir a la explosión izquierdista de finales del siglo XIX y principios de siglo XX mediante su "contención" inicial a través del fascismo y del nazismo y a continuación sobretodo mediante un "contraataque" ideológico sustentado en el poder del control de masas (aprendido y desarrollado con las experiencias fascistas), ayudado por la caída del modelo de los países llamados socialistas. Los medios de comunicación de masas se han convertido en la principal herramienta del sistema porque permite controlar la forma de pensar de las personas. Nunca en la historia el sistema ha tenido tantos medios para controlar el pensamiento global. Así se ha impuesto el pensamiento único. El sistema capitalista ha conseguido engañar masivamente al pueblo (haciéndole creer que tiene el poder) a través de democracias "controladas" donde no tiene miedo de preguntarle qué piensa porque previamente se encarga (mediante una práctica continua de "lavado de cerebros") de hacer que piense lo que él quiere. Ha conseguido crear en la mayoría de los ciudadanos la falsa sensación de que vive en democracia y libertad, de que la izquierda forma parte del sistema, de que hay pluralidad, cuando realmente la democracia es muy escasa, la libertad sigue siendo una utopía y la izquierda transformadora, la verdadera izquierda, ha desaparecido prácticamente del mapa político. Por supuesto además del control de los medios de comunicación, que se han convertido en auténticos creadores de opinión, y que se usan para fomentar el bipartidismo, el sistema tiene sus mecanismos legales de "defensa" para que las democracias llamadas representativas no permitan el acceso al poder de fuerzas políticas "peligrosas".

    Por ejemplo, una ley electoral diseñada para fomentar el bipartidismo y relegar a la marginalidad a fuerzas políticas "non-gratas", un sistema de financiación que haga depender a los partidos políticos por un lado del poder económico y por otro del Estado, de tal manera que si un partido no llega a tener representación en las instituciones no es financiado por el Estado y sólo pueden llegar a dichas instituciones los partidos que tienen la suficiente promoción es decir aquellos que reciben la suficiente financiación por parte del poder económico (la "pescadilla que se muerde la cola") haciendo prohibitivo en la práctica (aunque por supuesto nunca en la teoría) el acceso a las instituciones a partidos no controlados por el poder económico, una Constitución que "blinde" ciertos aspectos del sistema político-económico (jefatura de estado con ciertos poderes "en la reserva", imposición por ley del capitalismo o economía de mercado, etc). Aún así cuando dichos mecanismos no impiden la llegada al poder político de alguna fuerza que va contra el poder económico en algún país, el "capitalismo internacional" se encarga de "poner toda la carne en el asador" para acosar y desprestigiar al gobierno de dicho país a través de campañas mediáticas internacionales (la "guerra mediática" o el "terrorismo mediático") e incluso a través de operaciones de desestabilización interna. El capitalismo ha aprendido la lección de la historia reciente y sabe que no puede permitirse el lujo de que la izquierda triunfe en ningún lugar de un planeta cada vez más globalizado como el nuestro. La "Internacional Comunista" ha sido realmente sustituida por la "Internacional Capitalista" (Globalización económica, Trilateral, Fondo Monetario Internacional).

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