Comportamiento reproductivo de nuevos genotipos de verracos en una granja comercial porcina
Enviado por Never Pérez Ruenes
- Introducción
- Materiales y Métodos
- Resultados y Discusión
- Conclusiones
- Referencias Bibliográficas
- Anexos
Introducción
Aplicar las estrategias más adecuadas para la producción de proteína animal a partir de las condiciones existentes y los recursos disponibles en los países tropicales del Tercer Mundo, es una problemática compleja y difícil por las premisas a partir de las cuales tiene que desarrollarse. Las condiciones existentes para la producción animal en estos países se caracterizan por la poca disponibilidad de tierra por habitantes, elevado crecimiento demográfico, bajos niveles de insumo y fracaso de transferencia de tecnologías de países desarrollados (Figueroa, Vilda, 1994).
En nuestro país la producción de carne es el objetivo principal, tratando de lograr con animales mejorados genéticamente, un aumento en la eficiencia de la producción, optimizando sus caracteres productivos y reproductivos y asegurando su salud (Cervantes et al., 1991).
González (2003) refiere que el manejo reproductivo en la crianza porcina, es fundamental para alcanzar índices óptimos que siempre significan una mejor rentabilidad de la inversión dentro de la moderna explotación porcina. En la porcicultura la reproducción es la actividad que garantiza el éxito y el crecimiento de la masa. Es el proceso más complejo de este sistema productivo y el que requiere mayor especialización, "sin una buena base reproductiva no habrá eficiencia en la explotación".
Flowers (1998) señala que en el proceso de cubrición, cuando se considera la granja en su conjunto, el verraco individual tiene un impacto mucho mayor que la hembra en la eficiencia reproductiva. En el mejor de los casos, una hembra produce alrededor de 25 lechones al año, mientras que un verraco puede dar lugar a una media de 500, si se emplea la monta dirigida, lo cual significa que su productividad es 20 veces superior a la alcanzada por las hembras.
No todos los genotipos tienen el mismo nivel de exigencias, por lo que su uso está en función del tipo de explotación, y de forma general, se recomienda que para rebaños con buenas condiciones de instalaciones, alimentación y salud deben utilizarse machos híbridos Duroc x L35, Hampshire x L35 y CC21 x L35 (Planas, Teresa et al., 2004).
Con el propósito de lograr mayor eficiencia y calidad en la producción de carne de cerdo en la porcicultura especializada, Planas, Teresa et al. (2004) refieren que desde hace algunos años, el país está enfrascado en la producción de verracos terminales triraciales con la creación de una línea L35 a partir de la raza Pietrain Belga y la línea L63 de la PIC del Reino Unido. Esta L35, según los investigadores, son animales fuertes, sólidos y asociados a una hipertrofia muscular que les confiere una excepcional conformación, aunque son susceptibles al estrés. Es utilizado sobre hembras Duroc, Hampshire y CC21 para producir machos híbridos triraciales comerciales.
Arias, Teresa et al. (1996) apuntan que en el caso de la raza sintética cubana CC21 y la línea L35, son utilizadas como verracos terminales en el esquema nacional de cruzamiento.
Estudios realizados por Trujillo (1990) y Santana et al. (1993) indican que es una opción favorable para el cruce final y de hecho se utiliza en la producción comercial.
La raza Duroc Jersey participa en la obtención de machos híbridos terminales que se utilizan sobre las hembras F1 para producir cerdos destinados al consumo (Planas, Teresa et al., 2004). La raza Landrace se utiliza sobre la hembra Yorkshire para la obtención de hembras híbridas a utilizar a escala comercial (Rico, Carmen y Pérez, Tania, 2004).
El número de lechones al parto también se considera un criterio integral del comportamiento reproductivo. Existen varios factores que pueden afectar este comportamiento, entre ellos, la época del año, la paridad de las cerdas, la raza de ambos reproductores y el nivel de nutrición, entre otros (Del Toro, Yolanda, et al. 2004). Estos autores también se refieren a la influencia que ejercen sobre la calidad espermática, factores de tipo ambiental como el mes, el año, la raza y la edad del verraco.
La influencia de los efectos de la estación del año sobre la producción de semen se debe a dos parámetros: la temperatura y el fotoperiodo, donde el ambiente parece ser uno de los factores más importantes (Rozeboom, 2001).
Considerando los elementos antes expuestos perseguimos con el desarrollo de este trabajo comparar la respuesta reproductiva de tres genotipos de verracos (CC21 x L35; Duroc x L35 y Landrace) a partir del comportamiento de sus camadas al nacer.
Materiales y Métodos
El trabajo se realizó en la granja Charles Morell de la Empresa Porcina de Camagüey, ubicada en la carretera Paso de Lezca, Km. 6 ½. Limita al norte con el batey de Santa Teresa, por el sur y el este con la Empresa Forestal Integral y al oeste con el camino de Santa Teresa.
El experimento se condujo para comparar las respuestas reproductivas de los genotipos de verracos existentes, a partir del comportamiento de sus camadas al nacer. Para ello se tomaron los datos de 525 partos pertenecientes a 240 cerdas del cruce Yorkshire x Landrace ocurridos durante el año 2004. Estas hembras fueron servidas con verracos de los cruces CC21 x L35 (22), Duroc Jersey x L35 (siete) y la raza pura Landrace (ocho); con edades promedio de 20.5 meses. La distribución de las observaciones por efectos considerados en el modelo matemático se muestra en el Anexo 1.
Se controló la evaluación espermática de los verracos en este año, donde se muestran los parámetros medios de los sementales en la Anexo 2, comparándose con los que reportan López et al. (2001) como normal, estos datos fueron extraídos de las tarjetas de control del verraco.
Se utilizó el método de monta dirigida y el celaje se realizó mediante el uso de verracos testificadores aplicando el método de no retorno al celo.
Las cochinatas fueron cubiertas en la hora cero y a las 12 horas posteriores de haberse detectado el celo. Las cerdas multíparas se cubrieron a las 12 horas de la detección y su segunda cubrición se realizó a las 12 horas después de la primera. Estas dos cubriciones se hicieron con dos verracos diferentes pertenecientes al mismo genotipo.
El alimento empleado en las reproductoras fue pienso de cerdas gestantes suplementado con miel B según la tecnología de alimentación establecida (López et al., 2001).
A los verracos se les ofreció una alimentación a base de pienso reproductor comercial de acuerdo con lo estipulado por la Unión de Empresas Porcinas (Manual de Crianza Porcina, 1990). Estos animales estuvieron alojados en locales que cumplen con los requisitos necesarios para su explotación (López et al., 2001).
Las variables dependientes estudiadas fueron: crías nacidas vivas (CNV), total de crías nacidas (TCN), crías nacidas muertas (CNM) y su peso promedio al nacer (PPN), que fueron obtenidas de las tarjetas de control de la cerda.
Se evaluó la influencia de la estación del año en que transcurrió la gestación, dividiéndola por trimestres, denominados 1 (diciembre – febrero), 2 (marzo – mayo), 3 (junio – agosto) y 4 (septiembre – noviembre), respectivamente y se consideró además, el número de partos de la puerca (NP), agrupándolas en cerdas de uno y dos partos, de tres a cinco partos y de seis partos o más.
Otras de las variables independientes fue el genotipo de los verracos denominándose genotipo 1 (Duroc Jersey x L35), genotipo 2 (Landrace) y genotipo 3 (CC21 x L35).
Los datos se procesaron por sistema computarizado mediante el programa estadístico SPSS versión 11.0, y para el análisis estadístico de los resultados se empleo un modelo lineal por el método de los mínimos cuadrados, estimándose las medias generales y el error estándar para los rasgos estudiados.
El modelo matemático empleado fue:
Resultados y Discusión
Tabla 1 Resultados del análisis de varianza.
Variables Independientes | Total de Crías Nacidas | Crías Nacidas Vivas | Crías Nacidas Muertas | Peso Promedio al Nacer | |||
Genotipo | NS | NS | NS | NS | |||
Nº Partos de la Cerda | NS | NS | NS | ** | |||
Trimestre del Año | ** | NS | ** | ** |
** Significación p < 0.01 NS: No significativo.
En la Tabla 1 se muestran los resultados del análisis de varianza, donde se observa que el genotipo del verraco no ejerce efecto de significación sobre las variables estudiadas, lo que coincide con Santana, Isabel et al. (1995), quienes compararon verracos CC21, Yorkshire, Landrace y Duroc y observaron que el genotipo paterno no tuvo influencias sobre el resultado de las camadas. En otro trabajo realizado por González et al. (2005) en la propia unidad concluyeron que los genotipos de los verracos no mostraron efectos de significación sobre las crías nacidas vivas y sus pesos promedio.
Diéguez et al. (1998) recomienda la utilización de cualquiera de los verracos F1 con 50 % de genes L35, preferentemente L35 x CC21 ó L35 x Hampshire.
El número de partos de la cerda no tuvo influencias significativas sobre el total de crías nacidas, las crías vivas y las crías muertas, al contrario de lo reportado por Santana, Isabel et al. (1995) quienes encontraron que la paridad fue altamente significativa en las crías nacidas y las crías vivas. Sin embargo, en este trabajo si se encontró significación (p < 0.01) para el peso promedio al nacer. Este resultado puede atribuirse a la forma en que se agruparon las cerdas por número de partos (cerdas de uno y dos partos, de tres a cinco partos y de seis o más partos), Dora et al. (1998) y Sal (2001) plantean que con el número de partos se observa una tendencia a aumentar el tamaño de la camada hasta el cuarto o quinto parto, por lo que el peso promedio al nacer de los cerditos es menor. González et al. (2005) no reportaron efectos de significación del número de partos de la cerda con el peso promedio al nacer de los cerditos, esto quizás se deba a la forma de agrupar las cerdas (cerdas de uno y dos partos y cerdas de tres y cuatro partos).
Al valorar el efecto del trimestre del año con relación a los rasgos del comportamiento de la camada al nacer, solo no encontramos significación para el total de crías nacidas vivas. Este resultado no coincide con lo reportado por González et al. (2005). Este resultado contradictorio puede explicarse debido a que en el trabajo reportado por los autores anteriores se evaluaron dos épocas (lluvia y seca) y el nuestro fue evaluado por trimestres.
Tabla 2 Comportamiento del total de crías nacidas respecto al trimestre del año.
Trimestre | X ± ES |
Diciembre – Febrero | 10,750 ± 0.227 ab |
Marzo – Mayo | 11,385 ± 0.221 b |
Junio – Agosto | 11,197 ± 0.212 b |
Septiembre – Noviembre | 10,413 ± 0.196 a |
El tamaño de la camada está conformado por los nacidos totales, en los que se incluyen los nacidos vivos, los muertos y los momificados (Huerta, 2004).
El tamaño de camada total promedio durante el año fue de 10.9 crías, resultando similar al reportado por Kamyk et al (2001) en granjas en Polonia que fue de 10.7 crías.
En la Tabla 2 para el comportamiento del total de crías nacidas respecto al trimestre del año, se observa diferencias significativas (p < 0.01) de los tres primeros trimestres con respecto al cuarto. Esto puede estar dado a que las cubriciones y la gestación de los partos del cuarto trimestre ocurrieron en el período en que más inciden las altas temperaturas (tercer trimestre).
La influencia de la estación del año sobre la producción de semen ha sido fruto de varios trabajos. La época de cubriciones influye notablemente en el comportamiento reproductivo, estos indicadores se ven afectados por las altas temperaturas y la humedad, por lo que en los meses de verano son frecuentes las repeticiones de celo, el incremento de la mortalidad embrionaria y por tanto, la obtención de menor número de crías por parto (IIP, 2003).
Las altas temperaturas afectan la producción y maduración espermática, reduciendo la calidad del eyaculado y afectando la tasa de fertilización y el número de lechones nacidos (Alejandro, 2000). Temperaturas mayores de 25 ºC tienen efecto negativo en la estación del año, aumentando en el verano tres días más el intervalo destete – celo (Prunier et al., 2002 y Stancic et al., 2002).
Tabla 3 Comportamiento de las crías nacidas muertas respecto al trimestre del año.
Trimestre | X ± ES |
Diciembre – Febrero | 1,034 ± 0.152 ab |
Marzo – Mayo | 1,541 ± 0.149 bc |
Junio – Agosto | 1,689 ± 0.143 c |
Septiembre – Noviembre | 0,942 ± 0.132 a |
En la Tabla 3 se refleja el comportamiento de las crías nacidas muertas para los trimestres del año. En la misma se aprecia diferencias significativas (p < 0.01) para los trimestres primero y tercero, y del cuarto trimestre con el segundo y tercero respectivamente. Como se puede observar el trimestre de peor comportamiento fue el correspondiente al verano, lo que corrobora los efectos de las altas temperaturas sobre la camada al nacer.
Cárdenas et al. (2002) reportaron una mortalidad al nacimiento de 1.3 lechones, lo que coincide con la media general de los valores obtenidos en nuestra investigación, aunque los resultados en los trimestres dos y tres se encuentran muy por encima de lo reportado en la literatura. Linares et al. (1998) en un estudio con los genotipos Yorkshire/Landrace, Yorkshire/Duroc, Yorkshire, Large White, L35 y cerdas mestizas obtuvieron 0.17; 0.55; 1; 0.48; 0 y 0.39 lechones nacidos muertos respectivamente.
El peso promedio al nacer es un elemento importante y está relacionado con la viabilidad del cerdito, para Flores (2003) los cerdos que nacen de menor peso seguirán siendo los que menos se desarrollan hasta la edad de venta, añadiendo que lo mismo sucede con los que salen de menor peso al destete, que nunca recuperan el peso que dejaron de ganar.
El peso promedio al nacer debe estar por encima de los 1000 g y los animales que nacen confesos superiores serán más viables. En igual sentido Rooke et al. (2001) exponen que la mortalidad pre destete decreció significativamente con el incremento individual del peso al nacer, aumentando cuando los lechones tuvieron un bajo peso al nacimiento.
La media general para el peso al nacer obtenida fue de 1334 g, siendo ligeramente inferior a lo reportado por González et al. (2005), con 1430 g, en un trabajo realizado con camadas de los mismos genotipos de verracos.
Tabla 4 Comportamiento del peso promedio al nacer respecto al trimestre del año.
Trimestre | X ± ES |
Diciembre – Febrero | 1348,862 ± 15.910 bc |
Marzo – Mayo | 1388,131 ± 15.513 c |
Junio – Agosto | 1324,364 ± 14.914 ab |
Septiembre – Noviembre | 1290,865 ± 13.763 a |
En la Tabla 4 se muestra el peso promedio al nacer respecto al trimestre del año y se observa que el peso promedio en el último trimestre fue significativamente inferior a los dos primeros trimestres del año, evidenciándose una ves más el efecto negativo de las altas temperaturas durante el proceso de gestación.
Durante las temporadas calurosas los cerdos comen menos, deprimiéndose el aumento de peso (Mc Glone, 1987), esto repercute en el crecimiento y desarrollo de los embriones en el caso de las cerdas gestantes, provocando el nacimiento de crías con bajo peso.
El número de partos de una cerda es un elemento a considerar cuando se valora su productividad. En este sentido Dora et al. (1998) y Sal (2001) plantean que con el número de partos se observa una tendencia a aumentar el tamaño de la camada hasta el cuarto o quinto parto.
Huerta (2004) recomienda que las cerdas se deben eliminar cuando tienen 3.5 partos. Sin embargo, en la Tabla 5 se observa que las cerdas hasta el quinto parto garantizan un buen peso al nacer.
Tabla 5 Comportamiento del peso promedio al nacer respecto al número de partos de la cerda.
Nº de Partos | X ± ES |
1 – 2 | 1334,765 ± 12.926 b |
3 – 5 | 1348,883 ± 10.138 b |
6 o más | 1259,491 ± 23.318 a |
Al analizar los pesos promedios se observa que el grupo de cerdas con seis o más partos difieren (p < 0.01) de los otros grupos de partos, no obstante, estas muestran pesos promedio por encima de 1200 g que se corresponde con la literatura como un peso aceptable.
Al comparar los grupos de puercas de uno y dos partos con el de tres a cinco partos no hay diferencias en el peso promedio al nacer, lo cual coincide con lo reportado por González et al. (2005).
Las medias mínimas cuadráticas del comportamiento de la camada al nacer respecto al genotipo del verraco, a los trimestres del año y al número de partos de las cerdas aparecen en los anexos 3; 4 y 5 respectivamente.
La determinación de los costos de producción es de gran importancia para la toma de decisiones correctivas, que permitan mantener a las empresas con márgenes aceptables de utilidad, que faciliten tener recursos económicos ahorrados para enfrentar las crisis del mercado de la industria porcina (Huerta, 2004).
Si bien es cierto que el margen de utilidad está en función de la ley de oferta y demanda, que actualmente está determinada por la globalización de los mercados, la única herramienta que tenemos para ser competitivos es hacer más eficiente la producción de cerdos (Huerta, 2004).
El nivel de producción tiene un gran efecto sobre el costo de producción como lo indican Fonseca et al. (2000) cuando reportan que una cerda consume una tonelada de alimento al año, independientemente del número de lechones destetados y obviamente, cuanto menos destete mayor será el costo de producción.
Al no existir diferencias de significación para el total de crías nacidas entre los genotipos, no se reportan diferencias para el costo de producción entre ellos.
Conclusiones
1. El genotipo de los verracos no mostró efectos de significación sobre el total de crías nacidas, las crías nacidas vivas, crías nacidas muertas y el peso promedio al nacer.
2. El número de partos tuvo diferencias significativas con respecto al peso promedio al nacer, no así para el resto de las variables en estudio.
3. El total de crías nacidas, las crías nacidas muertas y el peso promedio al nacer presentaron significación con respecto a los trimestres del año.
4. Los valores medios para el total de crías nacidas, crías nacidas vivas y el peso promedio al nacer pueden catalogarse como buenos; evidenciando la calidad de sus progenitores.
5. Los efectos ambientales en el periodo de calor afectaron significativamente el total de crías nacidas, las crías nacidas muertas y el peso promedio al nacer.
Referencias Bibliográficas
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12. González, C. Elementos prácticos para mejorar la reproducción porcina. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad de Camagüey. 2003. En Imprenta.
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15. IIP. Como producir más y mejor. Grupo de Biología de la Reproducción. Rev. ACPA. Nº 3. pp. 35 – 38. 2003.
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21. Planas, Teresa; Rico, Carmen y Ribas, Miriam. La genética en manos del criador. Manual Práctico. ACPA. Pp. 98. La Habana. 2004.
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24. Rooke, J.; Suiclair, A.; Edwards, S.; Cordova, R.; Pkiyach, K.; Penny, P.; Finde, M. and W. Horgan. The effect of feeding salmon oil to sows throughout pregnancy on pre – weaning mortality of piglets. Journual Animal Science. Nº 73. pp. 489 – 500. 2001.
25. Rozeboom, K. Factores importantes en la conservación de la calidad del semen fresco. Cerdos. Año 4. 2001.
26. Sal, R. Comportamiento reproductivo de las cerdas según la paridad. Rev. Porcicultura. Madrid. 2001.
27. Santana, I.; Trujillo, F. y F. Diéguez. Uso de verracos CC21 en el cruce terminal. Zootecnia. Vol. 3. Nº 3: pp. 7 – 25. Cuba. 1993.
28. Santana, Isabel; Diéguez, F.; Trujillo, G. y B. Gracía. Comportamiento reproductivo de cerdas de un crucero rotacional apareadas con verracos yorkshire, landrace, duroc y cc21. Instituto de Investigaciones Porcinas. Disponibilidad URL: http://www.sian.info.ve/porcinos/publicaciones/rccpn/REV22/CHABELA.htm. Vol. 2. Nº 2. La Habana. 1995. (Consultado: mayo de 2005).
29. Stancic, B.; Gagrcin, M. and S. Korcin. Effect of season on fertility of rows. Veterinarski Glosnik. Vol. 56. Nº. ½. Pp. 97 – 104. Belgrad. Yugoslavia. 2002.
30. Trujillo, G. Evaluación comparativa de verracos puros y cruzados. Inf. Resultado 506-03-02. pp. ©25. Instituto de Investigaciones Porcinas. 1990.
Anexos
Anexo 1. Distribución de las observaciones por efectos considerados en el modelo matemático empleado.
Identificación | Nº de Observaciones |
Total de partos: | 525 |
Genotipo 1: Duroc x L35 | 122 |
Genotipo 2: Landrace | 115 |
Genotipo 3: CC21 x L35 | 288 |
Trimestre 1 | 116 |
Trimestre 2 | 122 |
Trimestre 3 | 132 |
Trimestre 4 | 155 |
Cerdas de 1 a 2 Partos | 179 |
Cerdas de 3 a 5 Partos | 291 |
Cerdas de 6 o más Partos | 55 |
Anexo 2. Evaluación espermática de los sementales comparada con los parámetros para considerar un semen como normal o apto (López et al., 2001).
Características | UM | (López et al., 2001) | Rango Optimo | Valor Promedio Alcanzado | ||||||||
Volumen | ml | 200 | 80 – 630 | 250,97 | ||||||||
Olor | – | Albumideo | – | Propio | ||||||||
Color | – | Blanco | Blanco – lechoso Blanco – grisáceo | Blanco | ||||||||
PH | – | 7 | 6,8 – 7,8 | 6,85 | ||||||||
Motilidad | % | 70 | 60 – 85 | 77,18 | ||||||||
Concentración espermática | 106 /ml | 250 | 150 – 500 | 299,25 | ||||||||
Espermatozoides normales | % | 90 | 80 – 100 | 92,11 | ||||||||
Espermatozoides patológicos | % | 10 | 0 – 20 | 7,89 | ||||||||
Evaluación Final | – | – | – | Aptos |
Anexo 3. Medias mínimas cuadráticas del comportamiento de la camada al nacer respecto al genotipo del verraco.
GENOTIPO | CNV | CNM | PPN | TCN | |||
Duroc x L35 | Media | 9,69 | 1,30 | 1325,70 | 10,98 | ||
Error estándar | 0,183 | 0,156 | 15,656 | 0,219 | |||
Landrace | Media | 9,72 | 1,62 | 1345,78 | 11,34 | ||
Error estándar | 0,177 | 0,156 | 13,422 | 0,220 | |||
CC21 x L35 | Media | 9,55 | 1,16 | 1334,10 | 10,71 | ||
Error estándar | 0,119 | 0,096 | 10,986 | 0,148 | |||
Total | Media | 9,62 | 1,29 | 1334,70 | 10,91 | ||
Error estándar | 0,087 | 0,073 | 7,622 | 0,108 |
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