- El valor moral responsabilidad
- Antecedentes de la educación vial en el país
- Vialidad y Tránsito
- Lesiones de tránsito
- Que la vida gane
- Bibliografía
Una introducción necesaria
En Cuba –explica el investigador y neurólogo, Carlos Maya1, los accidentes constituyen la quinta causa de muerte de manera general. En el año 2001 hubo un total de 4829 defunciones por esta causa con una tasa de mortalidad de 43 por 100 000 habitantes. El 50% de los fallecidos por accidentes lo hacen a consecuencia de un trauma craneal.
En las edades de 15 a 49 años, considerada la edad más productiva de la vida, los accidentes, son la segunda causa de mortalidad detrás de los tumores malignos, con una tasa de 25,9 por 100 000 habitantes.
Para minimizar esos efectos se hace sumamente necesaria la educación vial de los niños adolescentes y jóvenes encargados de dar continuidad histórica a la sociedad cubana.
La educación vial, también llamada seguridad vial, consiste en la prevención de accidentes de tráfico a la minimización de sus efectos, especialmente para la vida y la salud de las personas2.
La educación vial de los niños y niñas, adolescentes y jóvenes desde las edades más tempranas, ¨ constituye una de las alternativas que posibiliten la prevención de los accidentes del tránsito, que aún, cuando en estas no se pierdan la vida, pueden dejar serias secuelas psíquicas o físicas3.
Por ende es loable considerar que educación vial significa adoptar cuantas medidas sean necesarias para impedir que se produzcan accidentes del tránsito y con ello sus desagradables consecuencias a la salud física y mental del individuo. Es el desarrollo desde las primeras edades del valor moral responsabilidad con énfasis en una conducta responsable que defina su modo de actuar basado en la seguridad en la vía pública.
Un análisis de las ideas dominantes de cada uno de estos conceptos, conduce a la comprensión de que la educación vial es, ante todo, un proceso pedagógico sistemático y como tal debe ser debidamente estructurado y dirigido consecuentemente para lograr una adecuada conducta responsable en los estudiantes, teniendo en cuenta sus intereses y las condiciones concretas con que se cuente para ello. De la misma forma se comprende la importancia de que en toda labor de educación vial exista un correcto equilibrio entre lo afectivo, lo volitivo, lo práctico y los intereses individuales y sociales para que la labor pedagógica que se realice a tal efecto tenga el éxito esperado.
La escuela y el proceso de formación de valores hacia la educación vial
Por Daniel García y Rosandra Díaz Suárez
La educación vial es de suma importancia para la vida, los mismos tienen su origen y desarrollo a través de la actividad que el individuo realiza durante su desarrollo biológico e intelectual, determinada por las influencias que llega a recibir en su educación mediante la familia, la escuela y la sociedad en su conjunto que determinan la formación del valor moral responsabilidad. Todo este proceso es continuo y complejo, interviniendo una serie de factores que deben ser dirigidos y orientados por la escuela.
De esta manera, los centros educacionales, instrumentarán actividades de educación vial, desde las clases de diferentes asignaturas -en las que primen las relaciones interdisciplinarias variadas- encaminadas a un aprendizaje desarrollador; los círculos de interés, sociedades científicas, talleres y demás actividades relacionadas con la educación en valores, la salud, y la recreación sana.
La formación de valores es de suma importancia para lograr que los niños adolescentes y jóvenes asuman una participación correcta en su formación integral (ciudadana, estudiantil, laboral, en su vida en general), es un componente esencial en la formación de su personalidad, precisamente este es el núcleo de la dirección valorativa en que interactúa el educando con el mundo real.
En este contexto se sitúa con una mayor importancia la educación vial de los y las adolescentes máxime si las estadísticas muestran que los accidentes del tránsito constituyen la mayor causa de muerte de niños, niñas y adolescentes cubanos. No menos importante es la elevada morbilidad que ellos ocasionan, dejando secuelas físicas y mentales muy difíciles de superar.
Es incalculable el daño que puede acarrear el incumplimiento de las regulaciones viales, no solo por el número de muertes que pueda producir, sino por la gran cantidad de lesionados e incapacitados que como secuela quedan en la mayoría de los casos.
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