Apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores desde la cátedra universitaria (página 3)
Enviado por Fidel Juan Vega Delgado
Desde la posición dialéctico-materialista que se asume en esta investigación, se estima, ante todo, que el núcleo básico de la concepción pedagógica que se propone lo constituyen las ideas acerca de la educabilidad como propiedad inherente a los seres humanos, poseedores de una estructura intrínseca para ser educado, para autoeducarse y educar a los demás. Tiene como fundamento que la formación, como fenómeno social, se da en el contexto de las relaciones sociales, en la dialéctica de lo externo, lo intersubjetivo y lo interno, lo intrasubjetivo, a lo largo de toda la existencia de los seres humanos, y tiene a la vida como materia esencial para enseñar y aprender.
Se significa apoyo, porque el desarrollo es un proceso que ocurre en las personas en la interacción con otras, durante la actividad, a través de variadas formas de colaboración y comunicación; es un proceso único de autodesarrollo, de cambios psicológicos y sociales que determinan la conciencia de las personas, sus relaciones con el contexto, su vida interna y externa, así como el curso de este proceso en un período dado. El desarrollo puede ser favorecido, probado en las relaciones con otros.
En otro sentido, se trata de apoyo, pues desde la actividad pedagógica se favorece, se ayuda, se confirma y se sostiene la opinión del autodesarrollo también en la adultez mayor, teniendo en cuenta que el criterio fundamental que se sigue para determinar el desarrollo del ciclo vital, en general, es la nueva formación que se configura por primera vez en cada edad; en esta etapa: la necesidad de trascender en el otro, la elaboración de duelos y la representación de la muerte, constituyen nuevas formaciones psicológicas, determinantes personológicos del desarrollo en la adultez mayor.
En esta concepción pedagógica se declara el apoyo como psicopedagógico, pues interesa destacar el estrecho vínculo interdisciplinario existente entre las ciencias psicológicas y pedagógicas, toda vez que la Psicología estudia el origen, las manifestaciones y las regularidades de la psiquis humana en las diferentes etapas de su desarrollo; mientras que la Pedagogía, como la ciencia que tiene como único objeto de estudio el fenómeno educativo, sus regularidades y principios que permiten de forma consciente estructurar, organizar y dirigir, ya sea en el marco institucional, escolar o extraescolar, el proceso educativo, especialmente hacia el logro de un fin determinado: la apropiación por cada individuo de la herencia histórico – cultural acumulada y recreada por la humanidad desde su existencia, generación tras generación.
Desde la actividad pedagógica, el apoyo es psicopedagógico, pues "lo psicológico" sirve de sustento para comprender el significado y alcance de las transformaciones que favorece en la manera de pensar, sentir y actuar respecto a la adultez mayor, y "lo pedagógico", en las vías, procedimientos y métodos que tributa, así como los medios de concreción de los objetivos propuestos, en este caso: estimular y propiciar el desarrollo personal de los adultos mayores, mediante el proceso de reaprendizaje para la reorganización de los recursos personales, en la dirección de solucionar los problemas vitales que se presentan en esta etapa de la vida.
La concepción pedagógica busca ponderar el equilibrio entre ambas disciplinas, porque conjuntamente ofrecen las herramientas para dar una respuesta a la necesidad relacionada con dos interrogantes esenciales: ¿para qué se educa a los adultos mayores?, ¿cómo apoyar desde la actividad pedagógica el proceso de desarrollo personal de los adultos mayores para que se sostenga a lo largo de toda la vida? En esa dirección se concibe la formación permanente en la adultez mayor, desde la actividad pedagógica, como un proceso interactivo de orientación – aprendizaje centrado en las experiencias del adulto mayor, que garantiza la información, coordinación, regulación y control de acciones de carácter socio–psicopedagógicas, integradas en un sistema actividad-comunicación propiciador de autorreferencias positivas, potenciadoras del desarrollo de la persona.
Desde la concepción vigotskiana, se entiende la adultez mayor como una etapa de desarrollo, pues en ella surgen nuevas formaciones psicológícas no aparecidas en momentos anteriores del ciclo vital: la trascendencia, la elaboración de duelos y la representación de la muerte, las que determinan la conciencia de los adultos mayores, sus relaciones con el entorno, su vida interna y externa. Sin embargo, a diferencia de etapas anteriores de la vida, el proceso de desarrollo, desde la visión social tradicional, sustentada en los cambios biológicos, es negado por el aspecto exterior de los adultos mayores; su fisonomía hace ostensible el proceso de envejeciendo individual, lo que contribuye a perpetuar la representación social negativa de la adultez mayor.
En el proceso de formación permanente de los adultos mayores, el apoyo psicopedagógico es para favorecer el desarrollo personal, que se estima como el proceso de cambios psicológicos y sociales en conjunto, hacia niveles cualitativamente superiores, o sea, de mejoras en el funcionamiento psicosocial de la persona, como resultado de la dinámica interior de los procesos psicológicos y también, e inseparablemente, de cambios sociales como individuo humano concreto, con demandas, retos y roles en un contexto sociocultural determinado y determinante.
Dado que en el proceso de formación permanente las apropiaciones formativas como mecanismo interno subyacente e inherente a cada persona, se sistematizan en los contextos relacionales esenciales del adulto mayor mediante la internalización de las experiencias que él hace suyas con una connotación y sentido propio, a su vez dan cuenta de la dinámica de los procesos externos; en la actividad pedagógica, bajo el prisma de lo interno y lo externo, el proceso formativo establece nexos entre los componentes personales (los participantes) y no personales (objetivos, contenidos y métodos), que constituyen las relaciones típicas de la actividad pedagógica con adultos mayores:
Relación de la formación con la problemática circundante: La formación se realiza teniendo en cuenta situaciones problemáticas del entorno físico y social que viven los adultos mayores, es decir, se focaliza en los problemas y no en la materia, por cuanto ellos buscan soluciones prácticas a problemas reales.
Relación de la formación con los intereses del adulto mayor: En el proceso formativo los geroeducandos definen sus necesidades, las cuales constituyen el centro de la actividad: por lo tanto, jerarquizan sus motivaciones e intereses.
Relación plurimotivada de los fines de la formación: El contenido de la formación se solicita por los adultos mayores a partir de motivos e intereses diversos: saber y poder, pensar y actuar, percibir y decidir, recordar y producir, consolidados a lo largo de la vida.
Relación interdisciplinaria consecuente: Los problemas que afrontan los adultos mayores, a partir de circunstancias sociales, históricas, culturales y evolutivas concretas, son multicausales y multifactoriales. Por consiguiente, su abordaje desde una sola disciplina científica no basta para solucionarlos consecuentemente.
Relación de aplicabilidad inmediata de las apropiaciones formativas: Los adultos
mayores se preparan, se forman para el uso inmediato y la generalización de las apropiaciones formativas a otros contextos relacionales: familia, grupo de amigos, comunidad, entre otros.
Relación grupal gerontagógica: La interacción interpersonal que se origina entre los participantes del proceso formativo propicia el proceso de formación grupal, único y diverso, pues está mediatizado por las prácticas que esas personas han desarrollado en el curso de sus vidas, producto de sus estrategias frente a los acontecimientos y de la historia social que las condiciona.
En esta investigación se comprende como geroeducando al adulto mayor de ambos sexos, de 60 años y más de edad, jubilado (a) o no, que recibe atención formativa por una institución educativa; una persona que vive los cambios propios del proceso de envejecimiento individual, los que modifican su proceso de aprendizaje sin llegar a impedirlo; funciona en un contexto sociocultural específico de valores y normas, en un sistema de instituciones sociales, asumiendo en ellas compromisos ciudadanos.
A partir de las consideraciones anteriores, la concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico propuesta en esta investigación, reconoce en una primera aproximación, la contradicción existente entre la visión tradicional de la adultez mayor y las vivencias que tienen los propios adultos mayores de esta etapa de la vida y de los procesos internos de resignificaciones que les generan, es decir, entre la experiencia sociointeractiva, como expresión de lo social, la vivencia autorreferencial positiva y la apertura afectivo-cognitiva valorativa, en lo individual (Figura No.1).
La experiencia sociointeractiva gerontológica es comprendida como los saberes – conjunto de conocimientos, valores, actitudes, costumbres, entre otros– asimilados en la práctica social en la relación mutua entre las personas y con el medio natural y social, las que contribuyen, desde las primeras etapas de la vida, a la formación de la subjetividad humana, y que al momento de la incorporación a la Cátedra son portadores de las representaciones que tradicionalmente se han construido de la adultez mayor.
La vivencia autorreferencial positiva gerontagógica, hechos de la experiencia que con participación consciente o no de la persona se incorporan de forma significativa a su personalidad estimulando la esfera motivacional afectiva de esta y que son reforzados como estimuladores positivos desde la actividad pedagógica gratificante, durante su participación en la Cátedra, para promover cambios favorables en las formas de pensar, sentir y actuar de los adultos mayores.
La apertura afectivo-cognitiva valorativa gerontagógica, que es entendida como el proceso de resignificación de sentidos, favorecedor del proceso de reaprendizaje para la reorganización de los recursos personales, en la dirección de solucionar los problemas vitales que se presentan, debe ser estimulada y favorecida en el proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, cuyo logro propicia la toma de conciencia del autodesarrollo.
Figura 1.- Contradicción
En la formación permanente, la actividad social de los adultos mayores dentro y fuera de la Cátedra es determinante en el desarrollo de los procesos psíquicos y en la apropiación de la cultura; implica la relación con otras personas, así como diversas formas de comunicación entre ellas, pautadas por los contextos y mediatizadas por la ética, es decir, por la actitud reflexiva de las personas sobre sus propios valores morales y sociales, que se expresa a través de variadas formas de colaboración que trascienden del contexto Cátedra a la familia y a la comunidad. Los adultos mayores, sujetos simultáneos de distintas redes de interacción sociocultural, reciben influencias múltiples de otras instancias formativas, que pueden estimular o desestimular el proceso de desarrollo en dependencia de cuán preparadas estén para ello.
En el proceso de formación permanente de los adultos mayores desde la actividad pedagógica de la Cátedra se aprecia, en una segunda aproximación, la contradicción entre la individualización y la socialización como procesos que han de conjugarse, a lo interno y lo externo, en condiciones de autodesarrollo notablemente diferentes, en lo biológico, psicológico y social. Manifestado en el desarrollo personal, el autodesarrollo a lo interno es intervenido por la resignificación del sentido de la vida, la experiencia sociolaboral, la ausencia de los roles sociales asumidos, el patrimonio sociocultural acumulado a lo largo de la vida, las necesidades de afiliación y la influencia positiva y negativa del diario vivir en los autorreferentes. A lo externo, dificultades en las relaciones socioeconómicas y su reflejo en las relaciones interpersonales en la dinámica de la vida cotidiana; la persistencia de estereotipos, las demandas del sistema social que aboga por la participación social de todos sus miembros, por el uso de sus potencialidades a favor del bien público y que está carente de una concepción que, respondiendo a las exigencias de la educación a lo largo de toda la vida, imbrique lo personológico y lo social, aglutine de forma coherente y armónica las influencias formativas y contribuya a unificar la visión social del desarrollo en la adultez mayor.
Se demanda del proceso de formación permanente en la adultez mayor la búsqueda de alternativas que potencien, a lo largo de toda la existencia, la utilización y el desarrollo de las potencialidades humanas -pensar, sentir, actuar creativamente, convivir, redescubrir el mundo y la dinámica de sus relaciones recíprocas- para una vida más plena y de mejor calidad. La propuesta de apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en el proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria, tomando en consideración tales circunstancias, ha de dar solución a la contradicción esencial que se presenta al interior del proceso formativo entre la reafirmación de los autorreferentes de los adultos mayores, la asesoría y la dinámica grupal gerontagógica, mediados por la orientación ético ciudadana y la contextualización sociocultural comunitaria. (Figura No.2)
Figura No. 2 Contradicción esencial
Por las anteriores razones, el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal en el proceso de formación permanente de los adultos mayores se estima abarca varias dimensiones, las que se interinfluyen y complementan: Orientación ético-ciudadana; Contextualización sociocultural comunitaria; Dinámica grupal gerontagógica; Asesoría gerontagógica y Reafirmación autorreferencial sostenida; estas se detallan más adelante, en esta investigación.
La concepción pedagógica propuesta, de bases raigales sustentadas en la filosofía dialéctico-materialista armónicamente articulada con los ideales de desarrollo concretados en la Pedagogía Cubana, refrendados en la Constitución de la República pretende contribuir a:
Satisfacer la principal necesidad emergente por la carencia de una concepción pedagógica para la conducción de la actividad pedagógica, en correspondencia con los postulados de la Educación a lo Largo de Toda la Vida.
Ofrecer las bases teóricas, metodológicas y de fiabilidad práctica que unifiquen la relación intersectorial existente en la atención que se brinda en la comunidad a los adultos mayores.
Servir de orientación para acometer acciones metodológicas vinculadas al proceso de formación pedagógica y de superación postgraduada de los educadores, en el ámbito de las Cátedras Universitarias de Adultos Mayores.
En resumen, estas son las razones fundamentales argüidas en esta investigación para justificar y fundamentar el diseño de una concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores.
2.2- El apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en la formación permanente, desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (CUAM)
La formación permanente de los adultos mayores se comprende como un proceso de educación y autoeducación que transcurre a lo largo de toda la vida, se inicia al nacer y concluye al fenecer los seres humanos y propicia los conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes necesarios para que los adultos mayores puedan continuar aprendiendo a vivir consigo mismo, aprender a vivir con los demás y aprender a afrontar la vida, pensar, valorar, crear, emprender nuevos planes y participar plenamente según sus potencialidades en el desarrollo de su contexto sociocultural; dicho proceso conduce al constante mejoramiento como persona.
Se comprende el apoyo psicopedagógico como una relación de intercambio y facilitación que se da entre personas adultas en situación pedagógica, que estimula el desarrollo personal mediante la movilización de los recursos personales en el proceso de resignificación de sentidos y saberes acumulados a lo largo de la vida y a través del sistema de tareas pedagógicas de asesoría y orientación que, de forma concertada, se han de ejecutar en los diferentes contextos relacionales, a partir de las necesidades surgidas en cada uno de ellos.
El apoyo psicopedagógico en la formación permanente se origina y organiza desde la actividad pedagógica de la Cátedra, cuyas acciones se conciben como un sistema actividad-comunicación interactivo, autorreferencial gratificante, que propicia la movilización de las potencialidades y recursos personales del adulto mayor en función del desarrollo, los que transferidos al ámbito de las relaciones sociales cotidianas, contribuyen a su transformación en una persona capaz de encontrar su continuidad existencial, dando un nuevo sentido a las experiencias interactivas de su entorno en una proyección trascendente de la vida.
2.2.1.- La actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor en función del desarrollo personal de los adultos mayores, desde el proceso de su formación permanente.
En la formación permanente de los adultos mayores, la actividad pedagógica –proceso que abarca el conjunto de acciones formativas que en interacción realizan los educadores y los adultos mayores en situación pedagógica, con criterios de horizontalidad y participación- por su diseño y conducción asegura las condiciones para el desarrollo personal de los adultos mayores.
La horizontalidad destaca la posición de igualdad de responsabilidades del geroeducador y los geroeducandos ante el proceso y resultado de la actividad pedagógica, en tanto son todos personas adultas con conciencia de sus deberes y derechos, poseedoras de saberes y con posibilidades de realizar un debate a partir de un criterio formado; alude a relaciones no verticalizadas y faculta a todos con igualdad jerárquica para participar. La participación alude a que los adultos mayores, objetos y sujetos de su propio desarrollo, de su propia historia; necesitan ser parte y tomar parte en las decisiones que les afectan, lo que promueve la generación de cambios o mejoras en ellos y en la realización de sus actividades cotidianas, lo que no es solo cuestión de conocimientos sino también de actitud proactiva hacia sí mismos y hacia los demás.
La situación pedagógica se comprende como la relación de orientación – aprendizaje que se establece entre los participantes del proceso de formación permanente (integrantes de la Cátedra, otros agentes educativos y los adultos mayores) en la interacción en relación con aquello que se intenta aprender.
La actividad pedagógica que enmarca la situación pedagógica y la relación que se da a lo interno y externo de ella, constituyen ejes centrales del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores, en el que se imbrican los aspectos psicológicos y pedagógicos que están en la base de las relaciones interpersonales en el proceso de formación permanente (Figura No. 3).
Desde la actividad pedagógica, en el proceso de formación permanente, el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal articula otros tipos de apoyo: informacional, socioemocional y orientacional, con énfasis en la función orientadora, en el sentido de ofrecer una orientación para la búsqueda y no el resultado de la búsqueda misma, promover la amplitud de análisis, convocar a la reflexión y llamar la atención sobre aquello que los adultos mayores no están percibiendo.
Figura No. 3 Actividad pedagógica en la formación permanente en la
Cátedra Universitaria del Adulto Mayor
Como relación esencialmente intencionada al desarrollo de la persona, el apoyo psicopedagógico en el proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria reafirma a los adultos mayores como personas educables, plenas de derechos y cultura, así como poseedoras de la experiencia y madurez necesarias para asumir cambios de comportamientos a través de un proceso de autoeducación y modificación de conductas indeseables. La intención del apoyo psicopedagógico no es organizar acciones que conduzcan a reponer la escolaridad no lograda en etapas anteriores de la vida, es intercambiar información y ofrecer orientación vital que facilite la reflexión, propicie la resignificación del sentido de la vida y guíe la identificación de las nuevas necesidades y de las potencialidades, para su satisfacción en los marcos de la relación singular persona – contexto sociocultural, dada la coherencia entre lo individual y lo socialmente valioso.
La actividad pedagógica reafirma a los adultos mayores como sujetos de derecho a una formación que potencie al máximo su desarrollo como "personas" -condición que no se pierde por el hecho de cumplir años de edad- y con ello les ayuda a insertarse e influir en la sociedad en la que están inmersos. El propiciarles que hagan uso pleno de las capacidades identitarias del ser humano es una expresión de humanismo y respeto a su condición humana.
La concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico tiene en cuenta que el contexto sociohistórico concreto por el que ha transcurrido el proceso de formación permanente y el desarrollo de los actuales adultos mayores cubanos cursa por las luchas emancipadores del pueblo, por las transformaciones socioeconómicas y culturales para el logro del desarrollo del país y, más recientemente, por las batallas de todo tipo, en los ámbitos económico, bélico, político e internacional, para preservar las conquistas y asegurar la perdurabilidad del proyecto social de la Revolución Cubana.
Para los adultos mayores que hoy asisten a la Cátedra Universitaria -participantes activos en todos esos acontecimientos históricos- los conocimientos y las experiencias de vida que poseen sobre la adultez mayor son insuficientes para enfrentar las nuevas realidades, por lo cual buscan orientación y reconocimiento social; a su vez las exigencias sociales y en ocasiones también familiares, permeadas en mayor o menor medida por las ideas y aptitudes negativas los confinan a la inactividad y a la abuelidad -opciones fundamentales y a veces únicas – que frenan su desarrollo personal.
La actividad pedagógica en sí misma promueve el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores, garantiza que el sistema actividad-comunicación en la interacción geroeducador – geroeducando – grupo de geroeducandos se torne un proceso cooperativo gratificante y el grupo, como recurso pedagógico, aporte las experiencias y la sabiduría compartidas por todos sus miembros. Como parte de la integración a un grupo social, los participantes del proceso formativo planifican de forma conjunta las acciones, en ejercicio de la autodirección, la autogestión y la autointegración del grupo. De esa forma, mediante la relación de colaboración respetuosa y afectiva con el "otro," progresivamente los adultos mayores logran reaprender mutuamente a reorganizar los recursos personales, dan respuesta a sus propias necesidades, satisfacen sus intereses y trasladan a otros contextos nuevos conocimientos y sentimientos.
Los nexos que se establecen entre los componentes personales (los geroeducandos y el geroeducador) y no personales (objetivos, contenidos y métodos) y que tipifican el sistema de relaciones de la actividad pedagógica con adultos mayores – la relación de la formación con la problemática circundante; la relación de la formación con los intereses del adulto mayor; la relación plurimotivada de los fines de la formación; la relación interdisciplinaria consecuente; la relación de aplicabilidad inmediata de las apropiaciones formativas; la relación grupal gerontagógica- reflejan de forma contextualizada la relación formativa: Cátedra – familia – comunidad y la relación entre la conducción de la actividad pedagógica por el educador y la autoactividad de los adultos mayores.
La actividad pedagógica en la formación permanente de los adultos mayores adquiere pertinencia y efectividad en la medida que logra trascender los límites de la Cátedra y tiene en cuenta los otros contextos relacionales, sociales y culturales en que se lleva a cabo la vida de los geroeducandos; concibe la acción formativa personalizada y contextualizada; además, adopta diversas tareas a partir de considerar la heterogeneidad en cuanto a edad, sexo, experiencia de vida, composición sociocultural, motivaciones, problemáticas que enfrentan, niveles de escolaridad y de partida de los conocimientos, entre otros aspectos singularizantes.
La concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico reconoce en la familia un potencial como fuente vital de dicho apoyo. Para el adulto mayor, persona que está en la etapa de elaboración de duelos, la familia – medio natural para el desarrollo de sus miembros – representa la posibilidad de permanencia en un grupo, en ausencia de otros que ya han desaparecido; es la proveedora fundamental – y a veces la única – de protección y estimulo para elevar la autoestima, fundamento del desarrollo personal.
El acercamiento de la actividad pedagógica a la familia -aspecto nuevo a considerar en la labor de las Cátedras- exige mirar este otro contexto relacional de los adultos mayores, desde una perspectiva triple: a lo interno de ella, territorialmente y como componente del sistema social; cada una de esas perspectivas, desde sus especificidades y en sus interrelaciones, cualifican socialmente la vida de los adultos mayores.
Esa visión de la familia en el momento de estructurar de forma concertada las tareas de apoyo psicopedagógico favorece su pertinencia. Demanda además respetar a la familia como una comunidad social de especial significación, por el trato íntimo entre sus miembros, por la fuerza y peculiaridad de los sentimientos que en la interacción social se van formando, por la estabilidad e institucionalización de los procesos que la caracterizan y los lazos sociales que construye; sugiere un trato que no violente los códigos de cada familia para que se convierta en una aliada, en el proceso de concreción del apoyo psicopedagógico y facilite el proceso de aplicación de los nuevos saberes y los cambios psicosociales asociados a ellos.
El apoyo psicopedagógico al desarrollo personal también considera a la comunidad, ese contexto relacional cohabitado por el grupo de geroeducandos y que imprime en cada comunitario preferencias individuales e interdependientes, sobre la base de una identidad colectiva y expectativas variadas. Cuanto más sepan los adultos mayores sobre las condiciones de su propia acción y sobre el funcionamiento de su comunidad en general, tanto más probable es que puedan influir en las circunstancias de su propia vida y mayor la posibilidad de opciones de participación social que la sociedad les puede ofrecer.
La concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores estima la formación permanente desde la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, como un proceso en el cual estas personas se interesan personal y libremente por los problemas que les rodean y por ser protagonistas de su propia vida, no como un retorno a la escuela, a la infantilización, que los obliga a aprender contenidos que no asimilaron en etapas anteriores de sus vidas. Considera la formación permanente en la adultez mayor como un proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, afrontar la vida, convivir y ser, construidos en la experiencia sociohistórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad de los adultos mayores y de su interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y desarrollarse como persona; se caracteriza por su naturaleza integral y contradictoria de apropiación individual de la experiencia social, que se extiende a lo largo de toda la vida y en diferentes contextos; descansa sobre las premisas evolutivas que influyen en cada momento o etapa del desarrollo y de la vida, en las posibilidades y condiciones socioeducativas, en las características personales y en las circunstancias.
El proceso formativo en la adultez mayor, como mecanismo interno subyacente y por lo tanto inherente al adulto mayor que se forma, se sistematiza en los contextos relacionales, a saber, la familia, la Cátedra y la comunidad, instituciones formativas esenciales para la internalización de las experiencias que los adultos mayores hacen suyas con connotación y sentido propios, según la significatividad que para ellos tengan, por lo que a su vez da cuenta de la dinámica de los procesos externos en estas edades.
El propósito fundamental de la actividad pedagógica es potenciar el desarrollo personal de los adultos mayores; es decir, el desarrollo como "personas" en correspondencia con los postulados de la Educación a lo Largo de la Vida. Por ello es tan importante partir de las vivencias y experiencias y evaluar, sistemáticamente, cómo logran el despliegue de sus potencialidades emocionales e intelectuales y cómo se manifiestan en su funcionamiento social, es decir, cómo se da la apertura cognitivo- afectivo- valorativa, que posibilitará que, una vez fuera de la Cátedra, se puedan reinsertar a la vida sociocultural activa, imbricando coherentemente lo individual y lo social.
El contenido de la actividad pedagógica incluye los contenidos de la educación a lo largo de toda la vida, con énfasis en aquellos más deficitarios en lo personal y grupal, según los resultados del diagnóstico de necesidades formativas. De este modo se logran resultados directos y percepctibles que proporcionen a los adultos mayores, además de satisfacción, beneficios y entretenimiento, incentivos para continuar aprendiendo:
a ser, a vivir consigo mismo: para conocerse, autoestimarse y autovalorarse, para construir la propia identidad, actuar con autonomía, juicio y responsabilidad personal en las distintas situaciones, identificar las potencialidades y elaborar nuevos proyectos para esta etapa de la vida;
a conocer, a hacer, a afrontar la vida: para ampliar la cultura general y los conocimientos que alimenten su curiosidad, para reaprender y actualizarse en la sociedad del conocimiento; desarrollar las capacidades y habilidades para enfrentar nuevas situaciones, colaborar y desenvolverse en diferentes contextos; emprender el desarrollo de una actitud proactiva e innovadora, haciendo propuestas y tomando iniciativas;
a convivir y a comunicarse con los otros: desarrollando la comprensión y valoración del otro, la percepción de las formas de interdependencia, mejorando las relaciones humanas, respetando los valores del pluralismo, la comprensión mutua y la paz; continuar siendo una persona social, miembro activo y participante creativo de la comunidad, aprovechando los espacios disponibles.
La comprensión de la formación grupal de los adultos mayores implica prever e incorporar actividades grupales concretas de beneficio colectivo, tales como talleres con técnicas participativas, cuya información se complemente con las intervenciones de los adultos mayores. El empleo de enfoques metodológicos que propicien que todos puedan ser parte, opinar, decidir, es decir, participar, y donde se logre el despligue de la inteligencia cristalizada, basada en la experiencia de vida, proporciona un clima emocional de gratificaciones mutuas.
Es posible esimular la independencia, creatividad, autosufiencia; propiciar el desarrollo de autorreferentes positivos, el autoaprendizaje y la autoestima, entre otros, cuando la evaluación del proceso formativo se aborda como diálogo y mejora, básicamente a partir de la autoevaluación individual con los adultos mayores, evitando comparaciones frustrantes.
A lo largo del proceso formativo y al finalizar el tiempo académico previsto para el despliegue de la actividad pedagógica, los adultos mayores estarán preparados para compartir sus saberes con la comunidad y, por su parte, la comunidad ha de estar preparada para recibir y ofrecerles oportunidades de desarrollo, por lo que habrá un amplio espectro de resultados en correspondencia con la diversidad de recursos personales de los adultos mayores y de los recursos comunitarios, proceso mutuamente enriquecedor en la convivencia social.
El apoyo psicopedagógico que recibe el adulto mayor desde la actividad pedagógica en el proceso de formación permanente, organizado y conducido por la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, no es interventivo. Por su carácter orientador, facilita la autoformación basada en la libre expresión, el intercambio de saberes, la adquisión de nuevos aprendizajes, que responden a las demandas individuales y sociales, en un clima de confianza, de entendimiento respetuoso, condiciones que desde el enfoque humanista propician el desarrollo personal. El descubrimiento de sus recursos personales y sus potencialidades, el refuerzo de la percepción de utilidad, lo gratificante del proceso formativo y la valoración positiva de sí mismo, contribuyen al desarrollo intelectual, afectivo, moral y social de los adultos mayores.
Esa vivencia positiva condicionada por la actividad pedagógica, tiene además como propósito principal, enriquecer y mantener el bienestar de los adultos mayores a través de la provisión de recursos de integración social que posibiliten la satisfacción de las necesidades afiliativas en función del desarrollo personal. Corresponde a los propios adultos mayores el decidir por sí mismos y el poder de ejercer esas decisiones y lograr con ello satisfacción individual, familiar y social. Por ello, el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores se concibe a partir de la identificación de las barreras y potencialidades para el aprendizaje, la participación y la interacción de los adultos mayores en el contexto de la familia y la comunidad, estructuras sociales que en ocasiones están ajenas a ese proceso de desarrollo que están viviendo.
En resumen, es posible en la Cátedra y desde la actividad pedagógica el logro de acciones integradas en un sistema actividad-comunicación interactivo, autorreferencial gratificante, estimulador de la movilización de los recursos personales de los adultos mayores para su desarrollo, transferibles al ámbito de las relaciones sociales cotidianas, donde como personas transformadoras son capaces de encontrar su continuidad existencial y dar un nuevo sentido a las situaciones interactivas en su entorno presente, materializadas en un proyecto futuro de vida que trasciende.
Las posiciones anteriores permiten aseverar que el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores se caracteriza por su:
Unidiversidad: Es único y diverso, dada la singularidad de cada persona y de sus demandas de apoyo psicopedagógico.
Complementariedad: Se complementa con la participación concertada de otras agencias y agentes de socialización.
Significatividad: Connota de forma significativa, como elaboración personal, en aquellas personas que viven esta etapa de la vida y en aquellas personas más cercanas a ellos.
Multifactorialidad: Está condicionado por las especificidades de los contextos relacionales puestos a disposición del desarrollo personal de los adultos mayores.
Complejidad: Síntesis de las características anteriores en su determinación sociohistórica.
2.3.- Dimensiones del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en el proceso de formación permanente, desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor.
Atributos del objeto que se estudia, las dimensiones refieren relaciones esenciales. Por ello, para la determinación de las dimensiones del apoyo psicopedagógico se tuvo en cuenta que las relaciones humanas se dan en la actividad y la comunicación para satisfacer determinadas necesidades. A partir de lo cual se tomó como fuente primaria vital del proceso de formación permanente en el adulto mayor, la contradicción esencial entre lo individual y lo social, en la que se reflejan las relaciones que ellos establecen con el medio ambiente natural y social, con otras personas y consigo mismo, las que trascienden el espacio áulico; en esas relaciones siempre interactivas subyacen posturas éticas desde las representaciones que se tienen del bien y el mal e influyen las condiciones sociohistóricas concretas, lo que implica que desde la posición de la Cátedra Universitaria el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores se analice en su multidimensionalidad: Orientación ético-ciudadana, Contextualización sociocultural comunitaria, Dinámica grupal gerontagógica, Asesoría gerontagógica y Reafirmación autorreferencial sostenida, en función de movilizar los recursos que integran todo el campo de la experiencia personal para el logro del desarrollo personal.
– Dimensión Orientación ético-ciudadana.
Esta dimensión se estima como esencial, vertebra el apoyo psicopedagógico en el proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, al tener como fundamento el respeto al otro, tanto en la diferencia como en la identidad, en la búsqueda de nuevos sentidos para la vida. Los adultos mayores, personas autónomas e independientes, capaces de aprender a enfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptación funcional y satisfacción personal, tienen el derecho ciudadano de recibir información, orientación y todos los servicios sociales bajo las normas del respeto, la solidaridad, la justicia y la equidad, las que sustentan el proyecto social cubano y están en el deber -como protagonistas de ese proyecto social que los dignifica- de compartir sus saberes.
Todo lo que una persona adulta mayor puede hacer de sí, para sí y para otros, en interacción y con la ayuda de los otros, en la asunción de esta etapa de la vida, forma parte de su cultura y tiene que ver con el aspecto moral de su existencia. La estimación moral está presente, de manera explícita o implícita, en todo lo que el adulto mayor cubano actual hace e incluso todo lo que conoce y aprende, de manera que el reaprendizaje no solamente es una cuestión del pensamiento, tiene que ver con las relaciones que las personas mantienen; implica mantener relaciones funcionales de colaboración, de respeto y aceptación mutuas y ello, sin dudas, reviste una dimensión moral y ciudadana.
El tratamiento de las necesidades del adulto mayor se considera como un proceso donde la orientación facilita el aprendizaje. Los participantes interactúan en relación con aquello que intentan aprender desde su experiencia de vida y su escala de valores. En consecuencia, las personas participantes se caracterizan por la autenticidad de sus expresiones, motivación, autocrítica, empatía, igualdad, experiencias de interacción, ética y respeto mutuo; entre ellos prima una actitud de escucha a los argumentos, de comprensión, de reflexión, tomando como referente el punto de vista ajeno, para derivar a la autorreflexión y a la autoexigencia.
Información y orientación para asumir esta etapa de la vida, saberes experienciales, valorizados en un ambiente de intercambio gozoso y respetuoso, de libre expresión y autenticidad, generan sentimientos gratificantes, deseos de ser y de hacer, la disposición para continuar viviendo como ciudadanos participativos, hasta donde sea posible, expresado en el protagonismo sociocreativo.
– Dimensión Contextualización sociocultural comunitaria.
El enfoque eminentemente comunitario del apoyo psicopedagógico exige que desde la actividad pedagógica de la Cátedra se revalorice el conocimiento que la comunidad tiene de los adultos mayores y de estos sobre aquella, el sentido de pertenencia que expresan, el sistema de normas, valores, costumbres y relaciones dominantes y el carácter de su participación en las transformaciones que se dan en la comunidad, como contexto relacional y espacio de existencia real y objetiva. De ese modo, el protagonismo sociocreativo manifiesto primero en la Cátedra, trasciende después en formas cada vez más evidentes a la comunidad.
La influencia comunitaria contextualiza el apoyo psicopedagógico, le impregna la cultura
que irradia la comunidad, las tradiciones formadas en relación con ellas y las formas acostumbradas de interrelación y comportamientos de sus habitantes. En ello también quedan implícitas las relaciones y vínculos que se establecen al interior de la familia, grupo de intermediación entre el individuo y la sociedad, tan importante en las tareas de apoyo psicopedagógico como las restantes instituciones, las organizaciones políticas, sociales y de masas y los órganos de gobierno que en la comunidad están organizados.
El sentido de pertenencia a una localidad en los adultos mayores revitaliza en ellos el amor por la comunidad, genera un mayor compromiso en los proyectos de mejoras, posibilita que se involucren en ellos desde una postura optimista y creativa y logra una convivencia sana y saludable, ser solidarios, compartir saberes y las tradiciones de generaciones pasadas y presentes. De este modo se contribuye a formar adultos mayores arraigados en sus respectivas culturas, que den vida a la comunidad y estén motivados por su progreso.
La participación social de los adultos mayores favorece su capacidad para superar posiciones de apatía, pasividad y propicia el proceso de legar al otro, que satisface su necesidad de autotrascender, permite que asuman una posición activa, responsable y crítica y que sean conscientes de su nuevo rol en la comunidad, como consejeros: el compartir sus saberes acumulados a lo largo de su vida.
En esta dimensión, es importante la contrastación que se produce entre la utilidad social de lo que el adulto mayor hace y aprende en la Cátedra Universitaria y su reconocimiento por los agentes y agencias de socialización y el grado de satisfacción que experimenta el adulto mayor en relación con él mismo y con los demás, en el plano individual y colectivo pues provoca deseos de hacer en unos y otros, es decir, el discurso proactivo comunitario, elemento favorecedor de una autoestima positiva.
La asunción de la identidad en la adultez mayor pone en relación aspectos psicológicos y sociales que se van imbricando constantemente de forma activa. La aprehensión de sí mismo, de esa identidad personal, entendida como conjunto de imágenes que el adulto mayor tiene de sí mismo, está determinada por las percepciones respecto a la adultez mayor del contexto social, de los grupos, del núcleo familiar en el que él se desenvuelve en el curso de su vida.
El asumir la identidad de adulto mayor y tomar conciencia del autodesarrollo se hace difícil y contradictorio, cuando los agentes y las agencias de socialización refuerzan prejuicios y estereotipos que devalúan la adultez mayor. El interés y la acción de los medios de comunicación masiva y de las agencias de socialización y de la sociedad en su conjunto en estimular y propiciar la participación de todos los adultos mayores en el desarrollo social, el discurso proactivo social, son determinantes para crear conciencia y avanzar hacia una nueva imagen social de la adultez mayor y en la preservación de la sociedad.
La concordancia, la armonización entre las personas en lo individual y colectivamente, es
decir, del discurso proactivo comunitario y el discurso proactivo social, propicia que los adultos mayores logren el vivir y el sentir a la comunidad, a la sociedad como su lugar propio de desarrollo personal, en el que se les reconoce que su desarrollo como persona aporta a la construcción de lo social. Ello favorece una mayor participación social, pone al descubierto las potencialidades, gustos e intereses, provoca la afiliación de unos y otros y facilita la congregación de los adultos mayores, los que, como grupo humano, establecen una relación grupal.
– Dimensión Dinámica grupal gerontagógica.
Los lazos de afiliación, el intercambio grupal de información, de experiencias vitales, la confrontación de saberes y estilos de aprendizaje que estimula la actividad pedagógica, se articulan en una síntesis enriquecedora para todos y cada uno de los participantes: el aprendizaje grupal, en el cual el grupo único -y a la vez diverso- de gerentes, por las relaciones de complementación y colaboración que se establecen entre sus miembros, se constituye en recurso pedagógico, en un "otro" que contribuye a la transformación de las experiencias interactivas anteriores y a la aparición de vivencias positivas, vinculadas al sentido personal que van adquiriendo los acontecimientos.
La dimensión Dinámica grupal gerontagógica promueve un sistema de relaciones dialécticas entre el geroeducador, el adulto mayor y el grupo que, por su afectividad, fortalece sensiblemente las relaciones interpersonales y trasciende el espacio físico de la Cátedra Universitaria; de esta forma, los adultos mayores son objeto y sujeto distinguidos en el aprender a ser y el aprender a vivir juntos; el recuerdo de las experiencias interactivas desvalorizantes de la adultez mayor y su efectos psicoafectivos sobre las personas, progresivamente se atenúan.
El geroeducador, en su desempeño como coordinador grupal, no directivo, ni interventivo, guía e interpreta la dinámica grupal gerontagógica; ofrece información, clarifica y orienta cuanto es necesario al proceso de formación permanente individual y grupal. Esa dinámica de orientación facilita la circulación de los saberes producidos en el grupo; rompe la separación jerárquica de la escuela tradicionalista, entre alguien que supuestamente sabe y enseña (educador) y otro que supuestamente ignora y aprende (alumno). Promueve la reflexión para abordar los contenidos de la educación a lo largo de la vida, en vínculo con las problemáticas del adulto mayor; se dialoga sobre el pasado y el presente histórico para destacar el protagonismo de los adultos mayores en el desarrollo social y reafirmar y sostener las autorreferencias positivas.
El despliegue de esta dimensión, por el carácter único y diverso, es decir unidiverso, de los adultos mayores y del grupo de gerontes, incide en la actuación profesional de los geroeducadores, ante la necesidad de integrar coherentemente los contenidos previstos por la Cátedra y el tratamiento del proceso formativo grupal para propiciar un mejor conocimiento y aprovechamiento de los recursos personales de los adultos mayores y, en correspondencia con ellos, establecer los intercambios interculturales de manera concertada. El trabajo metodológico concertado entre los geroeducadores para perfilar las tareas de apoyo psicopedagógico, personalizadas, para ejecutar en y desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria en lo individual y grupal, se viabiliza con la asesoría a todos los participantes del proceso formativo.
– Dimensión Asesoría gerontagógica.
Con la asesoría es factible dinamizar la concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico al proceso de desarrollo personal de los adultos mayores, atendiendo a que ellos constituyen el centro del proceso formativo y que sus recursos de desarrollo son procesados a través de la general y singular relación dialéctica de lo instructivo y lo educativo, de lo afectivo y lo cognitivo, que se da de manera simultánea en la Cátedra Universitaria, en la familia y en la comunidad, contextos relacionales más significativos para los adultos mayores.
La asesoría tiene como característica que se dirige a todos los participantes (educadores, adultos mayores, familiares y comunitarios), en correspondencia con el carácter unidiverso de los seres humanos y las especificidades de la comunidad, así como de las relaciones en el grupo de gerontes, heterogéneo en cuanto a: sexo, edad, nivel de enseñanza, estado civil, afiliación política, profesiones, condición laboral, culturas, potencialidades y disfuncionalidades propias del envejecimiento, entre otros elementos de personalización.
La asesoría gerontagógica ofrece los elementos para el tratamiento a la diversidad; en ella se conjugan elementos de información y de orientación educativa dirigidos a todos los participantes en el apoyo psicopedagógico, con el interés de que emerjan los elementos implícitos que están gravitando en el proceso formativo y que puedan ser objeto de atención individual, igualmente para estimular el autoconocimiento del adulto mayor y el conocimiento del medio sociocultural donde habita.
La asesoría gerontagógica tiene como finalidad el reforzamiento positivo en los adultos mayores de autorreferentes específicos, la identificación de limitaciones y la propuesta de acciones para el despliegue y reutilización de las potencialidades, en correspondencia con las oportunidades. El asesoramiento sistemático y sistémico a todos los participantes del proceso formativo asegura que, de forma integrada, las tareas de apoyo psicopedagógico contribuyan a la reafirmación de los autorreferentes del adulto mayor y al reconocimiento por la comunidad de su valor social y, en consecuencia, a su desarrollo personal.
– Dimensión Reafirmación autorreferencial sostenida.
Esta dimensión se entiende como la actitud frente al presente, que sin ignorar el pasado lo integra al futuro, una reflexión realista que propicia imaginar futuros posibles. Se sustenta en las potencialidades de los adultos mayores y en las oportunidades de su contexto sociocultural. Busca la autoconstrucción de un futuro posible, realizable, de nuevas realidades; dar otro sentido a la vida, resignificación que se materializa en un nuevo plan o proyecto vital, que integre hasta donde sea posible las direcciones vitales principales de la existencia humana y proyecte de forma anticipada su participación comprometida en el desarrollo de su contexto sociocultural.
Tiene en cuenta que la contradicción pasado-presente-futuro, generada por la preocupación vital de la continuidad existencial, posee el sello singular de las características personales de cada adulto mayor, los que estructuran sus autorreferentes vivenciales, persistentes y a la vez valiosos en alto grado, en el proceso de resignificación del sentido de la vida. Por ello destaca en la actividad pedagógica que se proporcione vivencias gratificantes minimizadoras de las experiencias sociointeractivas portadoras de una representación peyorativa de la adultez mayor, para que aquellas se mantengan vivas aun después del egreso de estos de la Cátedra y los estimule a la búsqueda de vías para la reorganización de los recursos personales en la dirección de solucionar los problemas vitales que cotidianamente enfrentan. La solución a las contradicciones que genera el proceso de envejecimiento ha de considerar que la agudeza para ver lo que ocurre hoy es incompleta, si esa visión del presente no lo incluye como resultado del ayer y fuente del mañana, es decir, si carece de una visión de futuro implicada en la proyección de los hechos.
Corresponde a la sociedad cubana y sus políticas sociales crear las condiciones para el real aprovechamiento en la vida pública de las potencialidades de los adultos mayores. Tener una vivencia común con otros miembros de la comunidad es un fuerte estímulo al sentimiento cívico, que merece y debe ser activado y aprovechado por toda la sociedad para provocar el protagonismo sociocreativo que dota de sentido a aquello que rodea a los adultos mayores y une a las personas. La sociedad cubana ha de hacer uso de todo cuanto una a sus miembros; solo la unión de todos los ciudadanos asegura la perdurabilidad de la nación.
De lo hasta aquí expresado se aprecia que las dimensiones Orientación ético-ciudadana, Contextualización sociocultural-comunitaria, Dimensión grupal gerontagógica, Asesoría gerontagógica y Reafirmación autorreferencial sostenida, se interinfluyen y complementan mutuamente y, en conjunto, se articulan en una dinámica de orientación trascendente, pues transita dialécticamente de lo interno a lo externo, de lo individual a lo grupal y del contexto Cátedra a otros contextos, guiada por el principio de la trascendencia temporal gerontagógica (Figura No.4).
Por dinámica de orientación trascendente se comprende: el alcance del apoyo psicopedagógico, en la formación permanente, en una dirección que va más allá de la actividad pedagógica y de la red de relaciones que se produce en el contexto de la Cátedra Universitaria. La dinámica se expresa en la resignificación de los estilos de vida, de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y sentido de la vida, en la movilidad intrapersonal, observable en los cambios del funcionamiento social.
Figura No. 4 Dinámica de orientación trascendente
Principio de la trascendencia temporal gerontagógica del apoyo psicopedagógico. Desde el punto de vista gnoseológico, principio -voz que etimológicamente procede del latín "principium"- refiere: inicio, fundamento, eslabón entre los conceptos, punto de partida. En el proceso de formación permanente de los adultos mayores, la relación pedagógica Cátedra-familia-comunidad y la relación entre la conducción de la actividad por el educador y el rol protagónico de los estudiantes, se inscriben en un principio que, presentado como lineamiento general, permite comprender y transformar la realidad de los adultos mayores, mediante el apoyo psicopedagógico, acción pedagógica que se les ofrece en la actividad pedagógica y desde ella trasciende a otros contextos.
El principio de la trascendencia temporal gerontagógica del apoyo psicopedagógico establece que el apoyo psicopedagógico, como acción pedagógica de conducir a los adultos mayores al autodesarrollo, debe trascender el momento físico, temporal, es decir, el tiempo y espacio de la actividad pedagógica, aun después del egreso de los adultos mayores de la Cátedra, hacia los contextos familia y comunidad, de forma tal que se refuercen y surjan las nuevas vivencias y se den las oportunidades que aseguren el desarrollo personal.
Este principio precisa la necesaria articulación entre la potencialidad y la oportunidad, que en la dialéctica materialista alcanza su expresión más plena en las categorías posibilidad – realidad. Su interpretación y aplicación social demandan una visión holística de los adultos mayores, como totalidad biopsicosocial, en una relación pasado-presente que llega a trascender la situación temporo-espacial de la Cátedra y se proyecta dotando de sentido vital el futuro posible; su principal exigencia es la ejercitación de la comunicación dialógica, sustentada en el respeto, la solidaridad y la tolerancia, como valores fundamentales de las relaciones humanas trascendentes.
El principio que se propone satisface las exigencias de los postulados de la Educación a lo Largo de Toda la Vida; su condición de guía para los geroeducadores le confiere el carácter rector de la conducción de la actividad pedagógica y su aplicabilidad en todos los contenidos para la formación permanente, concebidos en el Programa de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, su carácter general.
El principio de la trascendencia temporal gerontagógica del apoyo psicopedagógico plantea a los geroeducadores la aplicación de las reglas siguientes:
– Vínculo de los contenidos gerontológicos teóricos con las realizaciones prácticas de los adultos mayores en la familia y la comunidad, utilizando sus potencialidades y saberes experienciales.
– Observación periódica a los adultos mayores en sus diferentes contextos relacionales fundamentales.
– Concertación, entre las distintas agencias de socialización, de las acciones que estimulen el autodesarrollo de los adultos mayores y las relaciones intergeneracionales.
– Asesoría y orientación a los miembros de las familias y líderes comunitarios, sobre la base del diálogo respetuoso, en la aplicación personalizada del apoyo psicopedagógico.
– Facilitación de la comprensión y asunción por los adultos mayores de los cambios biopsicosociales propios del envejecimiento individual y su repercusión a escala social.
Lo anterior implica que las acciones que incluye el apoyo psicopedagógico se deben ajustar a determinados requerimientos:
Que sean factibles: posibilidad real de su utilización y de los recursos que requieren.
Que sean aplicables: se expresen con la suficiente claridad para que sea posible su implementación por otras personas.
Que sean generalizables: su condición de aplicabilidad y factibilidad permiten, en condiciones normales, la extensión del resultado a otros contextos semejantes.
Que tengan pertinencia: por su importancia, por su valor social y las necesidades a que da respuesta.
El apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores desde la Cátedra Universitaria presenta como particularidades esenciales:
Está sustentado en un proceso de atención a la diversidad en este grupo poblacional. Ello condiciona que, tanto el apoyo como el desarrollo personal, sean procesos personalizados.
La formación permanente de los adultos mayores en las Cátedras Universitarias
se convierte en un proceso cada vez más identitario para el geronte (persona adulta mayor), que resignifica y transforma su sentido de la vida en un balance adecuado de las pérdidas y ganancias.
Su resultado se visualiza en la comunidad; ello condiciona que los adultos mayores, progresivamente, se conviertan en un agente de cambios de su contexto familiar y comunitario.
Indicadores del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal del adulto mayor.
Promoción de una actitud proactiva ante las problemáticas de sus contextos relacionales.
Potenciación de la utilización de las apropiaciones formativas en el comportamiento creativo, ante los retos que enfrenta en su etapa de desarrollo.
Fomento de una actitud de colaboración con sus pares y con los otros.
Orientación hacia el compromiso ético con la mejora pública.
Estimulación de una autorreferencia positiva (flexibilidad, optimismo ante la vida).
Resignificación del sentido de la vida.
Los resultados del apoyo psicopedagógico se visualizan durante el funcionamiento social de los adultos mayores en los distintos contextos fundamentales en que se producen sus relaciones sociales: Cátedra, familia, comunidad.
Sistema de tareas de apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores.
Se configura el sistema de tareas educativas, preventivas y proyectivas de apoyo psicopedagógico, comprendidas como células ejecutoras del proceso y desde la relación dialéctica entre asesoría y orientación. Dicho sistema viabiliza la instrumentación de los principales propósitos de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (Figura No.5):
Figura No. 5 Sistema de tareas de apoyo psicopedagógico
Educativas: tareas encaminadas a dar continuidad al proceso de formación de los adultos mayores, poniendo énfasis en acciones de integración social y de integración autorreferencial, promoviendo con ello la responsabilidad moral de mejorar la convivencia y trascenderse a sí mismo.
Preventivas: tareas que posibilitan organizar y desplegar el apoyo psicopedagógico a partir de la compresión de la necesidad de la anticipación a una posible pérdida del sentido de la vida, que en la adultez mayor tiene lugar desde una perspectiva sociocultural.
Proyectivas: aquellas tareas que permiten promover y configurar las principales aspiraciones, propósitos y metas de los adultos mayores en forma de planes y/o proyectos de vida, como figura dinámica de su desarrollo personal.
Estas tareas se dinamizan y despliegan a través de los siguientes mecanismos:
– La participación: Se presenta como un proceso de concientización que logra el adulto mayor con un carácter activo y que se expresa a través del proceso de ser parte en la toma de decisiones en aquellas actividades que realiza junto a otras personas; esta toma de decisiones puede ser presentada en relación con el establecimiento de ciertas metas, la distribución de recursos, la realización de determinadas acciones, la evaluación de resultados, entre otras. Se constata en los proyectos de vida, a través de la incorporación del adulto mayor a las actividades que con carácter sindical, de contenido económico, ideopolítico y social, se realizan en su contexto sociocultural.
– La actuación comprometida: La participación se establece sobre la base de un conocimiento de la realidad que implica poder determinar las contradicciones, los conflictos, las insuficiencias apreciadas, en este caso por alguien que es, además, parte de ella, por lo que al actuar lo hace desde el conocimiento que tiene de sí mismo, de manera que desde sus características, cualidades y potencialidades el adulto mayor está influyendo sobre la realidad para su transformación. A través de este mecanismo es posible analizar cómo el adulto mayor establece y cumple sus propios compromisos de participación y regula su esfuerzo por alcanzarlos.
– La responsabilidad: Es expresión de la capacidad que tiene el adulto mayor para actuar conscientemente en correspondencia con los requerimientos de la situación; es la convicción que posee con respecto al cumplimiento del deber y la moralidad implícita en sus decisiones. La posibilidad que tiene para dar respuesta a los compromisos que asume conscientemente.
– La conciencia del bien común: El desarrollo de la conciencia crítica de los adultos mayores, en tanto implica una reflexión en torno a la utilidad, al significado social de su actuación para sí mismo, para las otras personas con las cuales comparte metas y objetivos y para la sociedad en general.
En el proceso de formación permanente en la actividad pedagógica, mediante el empleo del procedimiento conversacional de análisis del presente histórico, se viabiliza el desarrollo de las tareas de apoyo psicopedagógico. Se promueve el diálogo, tomando como punto de partida el reconocimiento de los logros del presente, se contrasta con el pasado para resaltar el papel protagónico de los adultos mayores; se estimula la reflexión y en ese ejercicio se trata de que se imaginen un futuro mejor y el impacto del rol que en el presente asuman los adultos mayores para el logro de ese futuro posible.
El desarrollo de estas tareas del apoyo psicopedagógico mediante el enfoque propuesto propicia en los adultos mayores: un estado emocional más estable; una autoestima positiva; mejoras en la comunicación intergeneracional; asumir un sentido diferente de la vida; transferir las experiencias; la apropiación de nuevos aportes de la ciencia; la realización de nuevos proyectos, entre otras mejoras. Posibilitan al colectivo de geroeducadores satisfacer las necesidades del adulto mayor empleando sus propias potencialidades, las de la familia, la comunidad y los educadores de la Cátedra; asegurar la planificación personalizada de las acciones de orientación y asesoría dirigidas al adulto mayor en la familia y en la comunidad.
Para la familia, las tareas de apoyo favorecen las relaciones interpersonales y la convivencia intergeneracional; atenúan los conflictos intrafamiliares y proporcionan a la comunidad mejoras en la vida de los comunitarios, el reconocimiento del potencial creativo de sus miembros y su utilización en el desarrollo local.
Conclusiones parciales del Capítulo 2.
1.- El proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor posibilita la organización de interrelaciones personales que contribuyan al desarrollo de la persona, para favorecer la resignificación del sentido personal y la reafirmación identitaria, garantiza la información, coordinación, regulación y control de acciones de carácter socio –psicopedagógicas de apoyo al desarrollo personal del adulto mayor. En esa dirección toma como referencia central las vivencias de los adultos mayores.
2.- Es posible en la Cátedra el logro de acciones integradas en un sistema actividad – comunicación interactivo, autorreferencial gratificante, que estimule la movilización de los recursos personales del adulto mayor en función de su desarrollo, transferibles al ámbito de las relaciones sociales cotidianas donde, como una persona transformadora, sea capaz de encontrar su continuidad existencial y dar un nuevo sentido a las situaciones interactivas de su entorno, materializadas en un proyecto de vida trascendente.
3.- Del carácter social del proceso de formación permanente en cualesquiera de las relaciones del individuo con el mundo, se infiere la necesidad de que, desde la posición de la Cátedra Universitaria, el apoyo psicopedagógico al desarrollo de la persona adulta mayor se analice en su multidimensionalidad: Orientación ético-ciudadana, Contextualización sociocultural comunitaria, Dinámica grupal gerontagógica y Reafirmación autorreferencial sostenida, en función de movilizar los recursos personológicos y sociales que integran todo el campo de la experiencia personal para el logro de la reinserción social y continuidad existencial.
4.- El principio de trascendencia temporal sintetiza el abordaje multidimensional y multicontextual del proceso de apoyo psicopedagógico al desarrollo personal del adulto mayor; se fundamenta en la complejidad del desarrollo personal como proceso dialéctico que se caracteriza por su periodicidad múltiple, por el complicado proceso de entrecruzamiento de los procesos de evolución e involución, lo que a su vez enfatiza la doble determinación de la relación individuo – sociedad, mediante la cual tiene lugar la construcción de un plan o proyecto de vida integrador de las direcciones vitales principales de la existencia humana y los modos de acción fundamental de la persona, que se conforma sobre la base de sus condiciones materiales y espirituales.
CAPÍTULO 3.-
ESTRATEGIA EDUCATIVA PARA EL ESTABLECIMIENTO DEL APOYO PSICOPEDAGÓGICO AL DESARROLLO PERSONAL DE LOS ADULTOS MAYORES, EN EL PROCESO DE FORMACIÓN PERMANENTE DESDE LA ACTIVIDAD PEDAGÓGICA DE LA CÁTEDRA UNIVERSITARIA DEL ADULTO MAYOR DE LA FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS.
En este capítulo se presenta la estrategia educativa para el establecimiento del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores desde la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor de la Facultad de Ciencias Médicas, sustentada en la concepción pedagógica presentada en el Capítulo 2, así como su valoración mediante el criterio de especialistas y su aplicación parcial en la práctica pedagógica.
3.1.- Caracterización de la estrategia educativa para el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en el proceso de formación permanente desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor.
Su establecimiento tiene en cuenta la realización de un conjunto de acciones de marcado carácter interactivo, donde se destacan acciones de información, orientación y asesoría, de capacitación, la realización de talleres de reflexión y de intercambios y las de carácter metodológico, a partir de las necesidades de los participantes y en correspondencia con los contextos relacionales esenciales: Cátedra universitaria, familia, comunidad. Trata de propiciar diferentes niveles de profundidad en la comprensión de los educadores sobre la concepción pedagógica del apoyo psicopedagógico, el cual se expresa concretamente en la actividad pedagógica de la Cátedra.
El término estrategia ha sido ampliamente trabajado en la literatura general y en la pedagógica en particular, por varios autores (Regla A. Sierra Salcedo, (1991); J. Cajide, (1992); C. Giné, (1992); Emilio Ortíz Torres, (1995); Aleida Márquez Rodríguez, (2000) -citados por Vera Bueno-), los que enfatizan en su carácter procesal, dinámico, flexible, orientado a un fin previamente establecido. Entre ellos destaca dicho autor la definición dada por Márquez Rodríguez, A., quien plantea que una estrategia es un "[…] sistema dinámico y flexible que se ejecuta de manera gradual y escalonada permitiendo una evaluación sistemática en la que intervienen de forma activa todos los participantes, haciendo énfasis no solo en los resultados, sino también en el desarrollo procesal" (Vera Bueno Fidel, 2002:93).
A partir de la definición anterior, se entenderá en esta investigación como estrategia educativa: un sistema dinámico, flexible, que se ejecuta de forma secuencial, en el que participan conscientemente todos las personas comprometidas con el desarrollo personal de los adultos mayores, que se estructura por acciones y actividades graduales, planificadas, organizadas, ejecutadas y evaluadas por los propios participantes en concordancia con objetivos concretos previamente concertados.
Su establecimiento tiene en cuenta la realización de un conjunto de acciones de marcado carácter interactivo, donde se destacan acciones de información, orientación y asesoría, de capacitación, la realización de talleres de reflexión y de intercambios y las de carácter metodológico, a partir de las necesidades de los participantes, en correspondencia con los contextos relacionales esenciales: cátedra universitaria, familia, comunidad.
Se caracteriza por la interrelación que se establece entre las diferentes partes o etapas que la componen, reforzando su carácter integral y de sistema, lo que garantiza por su propia esencia la comunicación de los agentes educativos implicados en su puesta en práctica. Se distingue, además, por su carácter:
Flexible: por sus posibilidades de ajustarse al cambio, en correspondencia con las necesidades que puedan manifestar los participantes en el marco de la actividad pedagógica y fuera de ella durante el proceso de desarrollo del adulto mayor.
Participativo: en tanto, en su concepción, elaboración, ejecución y evaluación intervienen todos los sujetos implicados en el proceso de dar apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores para los que se diseñó (adultos mayores, educadores y comunitarios).
Factible: dada la posibilidad de ser aplicada, sin la inversión de grandes recursos, sin afectar incluso la dinámica organizacional de los centros implicados, además de ser fácilmente puesta en práctica porque es objetiva y comprensible.
Estos elementos se tuvieron en cuenta en la concepción de la estrategia educativa, en tanto ello garantizará el logro de la necesaria concientización por parte de los participantes de las acciones diseñadas para la implementación del apoyo psicopedagógica al desarrollo personal de los adultos mayores desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria; por tal motivo se han de prever algunas condicionantes necesarias para garantizar su éxito:
1.- Nivel de preparación del personal implicado en el apoyo psicopedagógico para concientizar y potenciar el cambio al que se aspira.
2.- El grado de motivación que logre el colectivo pedagógico de la Cátedra y el personal implicado en el apoyo en sentido general, ante el proceso de concreción de las acciones proyectadas.
3.- Las condiciones concretas en que se desarrolla el proceso, fundamentalmente en lo referido al tiempo real disponible para el cumplimiento de las tareas asignadas.
4.- La diversidad de criterios acerca de las funciones y tareas esenciales que ha de desarrollar el educador de los adultos mayores en la Cátedra y fuera de ella.
5.- La concepción del trabajo metodológico de la Cátedra y la utilización de espacios establecidos en la comunidad, el empleo del taller como modalidad del trabajo colectivo que valoriza los saberes experienciales, en aras de potenciar la rápida y efectiva preparación de los participantes y la multiplicación de las mejores experiencias.
Estrategia educativa para el establecimiento del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en el proceso de formación permanente, desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor.
Objetivo: Establecimiento del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores en el proceso de formación permanente, desde la actividad pedagógica de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor.
Pronóstico de las transformaciones que se prevé ocurran con la aplicación de la estrategia educativa:
Una nueva visión social de la adultez mayor como etapa de desarrollo.
La reinserción social de los adultos mayores a los procesos de desarrollo de su contexto sociocultural donde continúen su desarrollo personal.
Etapas de la estrategia educativa:
I.- Etapa propedéutica.
II.- Etapa de la sistematización dinámica del apoyo psicopedagógico al desarrollo personal del adultos mayor en el proceso de formación permanente, desde la actividad pedagógica de la Cátedra.
III.- Etapa de evaluación retroalimentativa del proceso de establecimiento de la estrategia educativa y de sus resultados.
Contenido de las etapas de la estrategia educativa.
I.- ETAPA PROPEDÉUTICA.
Objetivo: Explorar las reales condiciones de los educadores de la Cátedra Universitaria para asumir de manera consciente modos de actuación en el desempeño como conductores de la actividad pedagógica, consecuentes con las demandas de la Educación a lo Largo de Toda la Vida.
Esta etapa abarca dos momentos: La sensibilización y el diagnóstico.
1.1.- Sensibilización del personal para el apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores desde la actividad pedagógica de la Cátedra.
En un primer momento se planifican espacios para que los educadores y funcionarios vinculados a las Cátedras, en interacción colectiva, reconozcan no solo las tareas y funciones correspondientes a la actividad pedagógica que les son inherentes dentro del proceso formativo de los adultos mayores, sino la importancia de su desempeño y la necesidad de su perfeccionamiento, en correspondencia con los retos de la Educación a lo Largo de Toda la Vida. Se debe provocar el proceso de interiorización de estos aspectos que ha de lograr que reconozcan las limitantes que poseen para poder desempeñarse adecuadamente, en lo cognoscitivo y lo afectivo, así como en las posibilidades reales para organizar y ejecutar sus acciones.
Se aplicarán instrumentos y técnicas de carácter participativo – reflexivo, que garanticen el intercambio entre los participantes, en un clima favorable de discusión científica (interrogantes o situaciones del quehacer pedagógico):
¿Quién es el educador de los adultos mayores? ¿Cómo debe ser?
¿De qué depende la efectividad de su desempeño?
¿Establecemos siempre las relaciones de trabajo necesarias con los demás docentes de la Cátedra, la familia y los adultos mayores en función de lograr efectividad en la labor?
¿Cómo contribuye la comunidad a mejorar tu desempeño como educador de los adultos mayores?
¿Para qué la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor?
¿Será valiosa la actividad pedagógica en la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor para estos, su familia y la sociedad en general?
Teniendo como presupuesto el primer momento, los educadores comenzarán un proceso de análisis teórico tratando de identificar su actuación con las disposiciones orientadas por los Grupos Nacional y Municipal de Atención a las Cátedras del Adulto Mayor, la realidad de la Cátedra y su posición con respecto a los retos del proceso de envejecimiento demográfico y de la Educación a lo Largo de Toda la Vida.
¿Es la adultez mayor una etapa de desarrollo de la persona?
¿Quién o quiénes podrían dar apoyo al desarrollo de la persona adulta mayor?
¿Cómo desde la Cátedra Universitaria se puede apoyar el proceso de desarrollo
personal de los adultos mayores?
Este proceso deberá provocar igualmente la necesidad de buscar en el equipo de educadores de la Cátedra, criterios y las mejores experiencias en la solución de las problemáticas que se presentan; al mismo tiempo, reconocer la importancia de su labor en la institución, así como posibles vías que puedan poner en práctica para alcanzar los propósitos trazados para las Cátedras Honoríficas y Multidisciplinarias en el ámbito de la Extensión Universitaria.
Esta etapa resulta determinante para el apoyo psicopedagógico y el perfeccionamiento de la actividad pedagógica, lo que permite precisar los objetivos y establecer los indicadores que orientarán el diagnóstico, ya que se comporta como regularidad cierta resistencia por parte de los docentes de las instituciones universitarias al desempeño de este rol, para que en su concepción y ejecución se tome como centro al adulto mayor y se aseguren las condiciones que propician el desarrollo personal de los adultos mayores.
La calidad en la ejecución de este momento estará en dependencia del logro del establecimiento de un clima favorable a través de una comunicación dialógica, del empleo de situaciones reales en la actividad pedagógica que resulten ser significativas al equipo de geroeducadores involucrados en dicho proceso y de la forma en que, mediante la reflexión y el autodiagnóstico de los participantes -esencialmente de los geroeducadores- se alcance el reconocimiento de su responsabilidad en el adecuado desempeño profesional y las vías principales para lograrlo en la actividad pedagógica.
De forma similar, se procede al proceso de sensibilización de los funcionarios y comunitarios del grupo de discusión, mediante talleres comunitarios, para que lleguen a comprender la necesidad de estar preparados para atender a una población cada más envejecida y de la importancia de cambiar la visión social peyorativa de la adultez mayor. El diálogo, con un enfoque conversacional de análisis del presente histórico, conduce a la consideración y respeto que reciben los adultos mayores en Cuba y mueve a la reflexión acerca de la necesidad del protagonismo sociocreativo en las actividades del desarrollo local, como reflejo de la unidad y cohesión social, valores determinantes en la perdurabilidad del proyecto social de la Revolución Cubana.
1.2.- Diagnóstico integral de la situación de los contextos relacionales: Cátedra, familia, comunidad.
Se emplearán todas las vías posibles y necesarias, desde los propios órganos técnicos y metodológicos establecidos para las Cátedras (Reuniones de la Cátedra, Reuniones del Grupo Municipal de Atención a las Cátedras Universitarias). La utilización de métodos interactivos beneficiará la calidad de este momento conversacional o dialógico, se aplicarán técnicas participativas e instrumentos de investigación que permitan obtener criterios caracterizadores de la realidad que tienen las personas involucradas en la actividad pedagógica de la Cátedra.
Es un momento que permitirá, como proceso comunicativo, al conductor de la actividad recoger la información necesaria que posibilite organizar el conjunto de acciones para la implementación del apoyo psicopedagógico desde la actividad pedagógica de la Cátedra, valorar y evaluar la correspondencia entre los niveles de actuación y asimilación de los participantes con los contenidos formativos de la educación a lo largo de toda la vida.
El proceso de diagnóstico no se limitará exclusivamente a este momento e incluye el intercambio con los geroeducadores, con funcionarios asociados al trabajo con los adultos mayores, a los propios adultos mayores, sus familiares y a directivos a diferentes instancias, quienes aportarán argumentos útiles en el proceso de caracterización de la labor de la Cátedra y de sus educadores, así como de las potencialidades socioeducativas de la comunidad.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |