Complejidad, retórica de la c. Complejidad y conductismos de tercera generación
Enviado por William Montgomery Urday
- Resumen
- Introducción
- Las nociones de complejidad
- Complejidad y ciencia de la conducta
- Comentarios finales
- Referencias
Artículo publicado en forma impresa: Montgomery, W. (2007). Complejidad, retórica de la complejidad y conductismos de tercera generación. Revista Peruana de Psicología, 1(1), 40-67. ISSN 1726-9415
RESUMEN
En el presente artículo se reseñan las nociones generales de complejidad que imperan y están de algún modo interrelacionadas; luego se resumen los correlatos de aquellas nociones en el quehacer de algunas vertientes psicológicas que dicen representarlas al interior de nuestra disciplina, realizando al final una evaluación crítica sobre la retórica de la complejidad que se encuentra en ellas. En la segunda parte se expone un punto de vista particular afín a la ciencia del comportamiento respecto a la noción de complejidad, valiéndose de conceptos propios de la teoría de marco relacional, del interconductismo y del conductismo psicológico. Así, desde esas perspectivas se valoran las contribuciones del paradigma complejo distinguiéndola de sus extremismos, y se discute su papel en la configuración de una psicología científica. Se recalca que la tercera generación de conductistas incorpora la noción de complejidad sin recurrir a terminologías ajenas a la disciplina.
PALABRAS CLAVE: Complejidad, ciencia de la conducta, teoría de sistemas, dialéctica, marcos relacionales, interconductismo, conductismo psicológico, terapia de conducta.
INTRODUCCIÓN
El problema de la naturaleza y estructuración de los fenómenos dentro de la intrincada red de nexos y relaciones que mantienen entre sí se ha tratado de solucionar por lo general simplificando el encaramiento con los hechos, de tal manera que sean manejables. Así, el científico de la conducta postula unidades de medida en base a ciertas regularidades que permiten dar orden y efectividad al trabajo (Palmer, 2003). No se cree ingenuamente que el objeto que se dimensiona esté dividido realmente en tales unidades. Simplemente se le reduce a medidas manipulables con fines pragmáticos.
Gracias a esa estrategia se logró consolidar una metodología de investigación y una ingeniería de la conducta que, sin ser perfectas, son capaces de ofrecer resultados eficaces y objetivamente comprobables. Sin embargo, es preciso convenir en que una vez conseguido el propósito de establecer las leyes básicas que rigen los fenómenos y su tecnología de cambio subsecuente, se hace necesario ir más allá. Y es que el científico no puede -como los navegantes antiguos que no pasaban de las Columnas de Hércules-, renunciar a perfeccionar sus observaciones y a tratar de dimensionar el mundo de manera compleja, como es realmente. Más aun si ya cuenta con las herramientas del ordenador y los programas de simulación.
En este sentido, la noción de complejidad se plantea de forma cada vez más insistente en la ciencia moderna. El llamado "paradigma de la complejidad" ha traído refresco al señalamiento de que las cosas tienen una naturaleza de por sí complicada, y de que cualquier omisión al respecto redunda en el mantenimiento de una perspectiva mecanicista y determinista ("paradigma de la simplicidad", o de reducción), que tiene alcances limitados. Para la cosmovisión mecanicista formulada por Newton y Laplace: a) se puede reducir el todo a un agregado de componentes (átomos, neuronas, estímulos, etc.), b) cada uno de los componentes puede estar aislado de la acción ejercida por sus pares, c) los modelos para describir la realidad se ciñen a leyes dinámicas y deterministas, y d) ellas deben permitir predecir la condición futura del sistema tras el establecimiento de su estado inicial. No pudiendo cumplirse el punto (c), se produjo la crisis del mecanicismo en la ciencia en general, y posteriormente el descubrimiento de los procesos auto-organizativos hizo tambalear los demás postulados excepto (d), surgiendo la necesidad de nuevas conceptualizaciones abarcadoras de lo real (véase Pessa 1989).
La psicología es ciertamente uno de los campos disciplinarios comprendidos en esta necesidad (Ayers, 1997; Mateo, 2003; Luévano, 2004). En la ciencia de la conducta hay que tener en cuenta, a este respecto, la reflexión de Kantor (1969/1990; pp. 598-599) sobre el ajuste de los construidos a una buena muestra de eventos, lo que supone ampliación de marcos conceptuales. Por otro lado hace poco, Bornas y Noguera (2002 p. 14-19) han reclamado para la "actualización" de la terapia del comportamiento de acuerdo con criterios científicos recientes, la inclusión de fenómenos psicológicos con patrones caóticos, de relaciones no lineales entre factores inadvertidos que afectarían la variabilidad de la conducta, y de formas superiores de auto-organización en sistemas inestables.
Pero por otro lado la psicología, debido al rango de fenómenos que estudia, es susceptible de ser impactada por ideas retóricas de "complejidad" que, con el pretexto de combatir el mecanicismo a veces sirven para sostener mediante sofismas la vieja mitología de la mente con el auxilio de algunos conceptos científicos prestigiosos. Por ello este tema es digno de discutirse con el grado de rigor adecuado, a fin de desenmascarar las propuestas mistificadoras, y esclarecer -siguiendo la recomendación de Pinillos (2002) sin apoyar su postura-, cuáles son o serían las posibles formas convenientes de aplicar la noción de complejidad a la ciencia conductual en la época post-moderna.
LAS NOCIONES DE COMPLEJIDAD
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