Cibercultura y traducción: la sinergia del caos
Enviado por Luis Javier Losada García
- La cibercultura en contexto
- Más que traducción: la aventura del traductor de textos digitales
- Conclusiones
- Bibliografía
- Notas
ABSTRACT: En una red que evoluciona hacia el multilinguismo a pasos agigantados, el traductor de documentos digitales es un observador y analista privilegiado de los mecanismos de evolución de la cibercultura, al tiempo que un agente importante del proceso. Al entrar en contacto con culturas identitarias diferentes, la cibercultura se impregna de ellas y aparecen nuevas formas específicas; es lo que conocemos como hibridación. Exploraremos las peculiaridades de la cibercultura como materia de trabajo del traductor y, en particular, los procesos de globalización, internacionalización, localización y recreación cultural. Esta investigación forma parte del Proyecto DIGALTT (del inglés Digital Genre Analysis for Language Teaching and Translation o Análisis de Géneros Digitales aplicado a la Enseñanza de Lenguas y de la Traducción), creado en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en mayo de 2003, con un enfoque interdisciplinar y formado por lingüistas, traductores e informáticos, que comparten su interés por el estudio de la evolución de la comunicación digital en su contexto cibercultural.
Introducción
La profunda transformación que ha supuesto el paso de la economía industrial, fundamentada en la producción y comercio de bienes tangibles, a la fundada en el conocimiento, ha afectado a todos los sectores de actividad, incluidas la traducción y las llamadas industrias de la lengua. Esta aceleración de los procesos de creación, acumulación e, incluso, depreciación del saber, se enmarca en la evolución de nuevas formas culturales de la sociedad del conocimiento, conocidas en su conjunto como cibercultura.
La generalización del uso del ordenador ha dado paso a una cultura rica y diversa compuesta, entre otros, de destrezas, lenguaje y significados simbólicos muy especializados. Dada la naturaleza representacional del medio digital, se trata de una cultura eminentemente textual, propia de un entorno "que es único en su sustitución de la red social real" (YUS, 2001:56), y asociada al proceso de globalización. De ahí que no sea ajena al debate abierto entre los partidarios de la universalidad y los de la totalización u homogeneización (FAURA I HOMEDES, 1998), en el que la primera abarcaría todo tipo de diversidad, cuya máxima expresión es el ser humano, frente a la segunda, uniformadora e imperialista, que rechaza toda diferencia. La polarización, según la cual varias civilizaciones cada vez más conscientes de sus diferencias, y, hasta cierto punto, enfrentadas, coexistirán en el planeta, aparece como variante de la universalidad. Sin embargo, a medida que nos adentramos en el siglo XXI, una nueva vía cobra forma en el horizonte: la hibridación, que al debilitar el vínculo entre cultura y territorio no implica el desplazamiento ni la sustitución de las culturas locales, sino que desdibuja sus fronteras entre ambas (ABDEL WAHAB, 2003).
La sinergia (del griego συνεργία o cooperaciσn) que postulamos existe entre la cibercultura y la traducciσn nace del concurso activo, concertado y armónico de ambas realidades, que resultan inseparables entre sí. Cuando hablamos de cibercultura, nos referimos a un fenómeno trasnacional y quizá sea ese factor uno de los más importantes a la hora de comprender su naturaleza. A pesar de que se ha considerado que el inglés es la lingua franca de Internet, desde el año 2000 el número de usuarios de Internet cuya lengua materna no es el inglés supera ya al de hablantes nativos de inglés (Ver figura 1). El mayor crecimiento se produce en el grupo de usuarios no anglófono, por lo que en la actualidad podemos hablar de una red verdaderamente multilingüe (EBBEN y MARSHALL, 1999), siendo los idiomas de mayor tasa de crecimiento el español, portugués, alemán, japonés, chino y las lenguas escandinavas (EMARKETER, 1998). Según algunos analistas, por un lado, todo parece indicar que el presente, y sobre todo el futuro de Internet estará marcado por la proliferación de sitios multilingües: el inglés dejará de ser la lengua predeterminada de muchos sitios web y quizá, en algunos casos, ni siquiera se presente como opción (COMPUTER ECONOMICS, 1999); por otro lado, aunque existen varios programas en el mercado especializados en la traducción automática de sitios web y demás formas de comunicación digital, cuando es necesario transmitir el mensaje con garantías, como es el caso de las empresas que desean comercializar sus productos con éxito, saben que no es posible contentarse con un texto de llegada impersonal y plagado de erratas (Cunningham, 1998).
Figura 1: Distribución por idiomas de la población que accede a Internet, según datos de septiembre de 1994 (Fuente: Global Reach).
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