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Reafirmación del ser del hombre actual: urgencia ontológica (página 2)


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Gracias a esta crisis materialista del "ser del hombre", en donde se realiza la trans-ontologización, se marca fuertemente la diferencia entre ser y tener. Esta dialéctica ha preocupado a varios filósofos en el transcurso de las últimas décadas.

No podemos obviar el reduccionismo inmediato que se le da al mundo, al hombre y a Dios cuando pretender presentárseles como simples cosas, como objetos del mundo materializado. Es más, el mismo hombre no es concebido como un fin en sí mismo( sino como un medio para la consecución de bienes. Por eso, el hombre actual no se preocupa por ser sino por tener.

Es preciso señalar la distinción fundamental entre el "être" y el "avoir", entre el ser y el tener […]. El "avoir" hace referencia a los objetos exteriores a mí mismo, a las cosas que poseo y que me son de utilidad, pero de las cuales no puedo estrictamente decir "yo soy" […] Lo que ocurre es lo siguiente: yo deseo aquello que no poseo, hasta poseerlo, claro está; entonces no lo deseo estrictamente. Pero, una vez poseído temo perderlo de nuevo.

[…] La persona que se mueve en el mundo del "être", con sacrificio y desprendimiento de sí hará que el objeto poseído se incorpore a su ser; en este sentido el ser y el tener no son compartimientos aislados. […] La fragilidad de un mundo que no supera el nivel del "avoir" muestra que el hombre –haga lo que haga- no es capaz de encontrarse contento y realizado dentro de un cascarón de su propia hechura, encerrado en su soledad y en una pretendida auto-suficiencia[7]

Esto marca un cambio paradigmático en la ontología, y con justa razón se habla de crisis de la metafísica en la modernidad, pues pareciera como si al hombre no le importase el pensar en el ser y en la existencia sino en el producir y en el tener.

Al mismo tiempo que va realizando esto, va perdiendo el sentido más profundo y novedoso de la realidad. Todo se es cosificado, incluso él mismo. Este "hombre cosificado, vuelto "máquina", presenta una necesidad de seguridad que se supone falsamente pone fin al sufrimiento"((.

Este es un panorama preocupante y desolador: el hombre -autor del mundo y de la historia y "única realidad portadora de sentido"-, pierde su carácter trascendental y es desvirtuado su ser. Pero ante esta conciencia que hemos adquirido de la "verdad oculta tras el capitalismo" debemos reafirmar el "estatuto ontológico" del ser humano, es decir, debemos devolverle al hombre el carácter de unidad portadora de sentido, debemos volver a su ser esencial de hombre racional y constructor de la realidad, debemos restaurar en él sus valores que lo han fundamentado, debemos "hacer un retorno a la metafísica" que ha comprendido al hombre como "casa del ser" ("porque lo específico del hombre, lo que le hace ser hombre es, según Heidegger, el acoger en su seno al ser, proyectarse e incrustarse en el ser, existir"[8]).

Cabe aclarar aquí que lo que pretendemos no es regresar necesariamente a la metafísica abstracta de los "términos pesados" de ser, existencia, substancia, acto, potencia, acto de ser, sino que vemos la urgencia de regresar a una ontología que re fundamente y reafirme en el hombre ese sentido trascendente que ha ido perdiendo paulatinamente con la cosificación del capitalismo. Y es que precisamente no podemos obviar este principio antropológico y metafísico:

Con excepción del hombre, ningún ser se asombra de su propia existencia, sino que para todos esta se entiende por sí misma, hasta el punto que ni la notan. […] [El hombre, gracias a su razón y su capacidad reflexiva, se asombra de sus propias obras y se pregunta qué es él mismo] Con esta reflexión y este asombro nace la necesidad de una metafísica, propia solo del hombre: por eso es un animal metaphysicum. […] En consonancia con esto, afirma también Aristóteles en la Introducción a su Metafísica: "Propter admirationem enim et nunc et primo inceperunt homines philosophari" (Pues por la admiración comenzaron los hombres ahora y al principio a filosofar).[9]

Desde esta perspectiva vemos la necesidad humana de darle sentido y fundamento a sí mismo y a la realidad, y esto solo lo logrará mediante una reflexión profunda del ser. Esta necesidad también está plasmada en el pensamiento de Descartes cuando él expresaba que sabía qué cosa era (algo que piensa y por ende que existe) pero entonces se preguntaba ahora ¿quién soy?[10] No podemos negar esta necesidad metafísica de identidad y de trascendencia que solo un espíritu reflexivo podrá dar en el hombre posibles respuestas. Necesitamos urgentemente "hombres capaces de reflexionar y de flexionarse sobre sí, capaces de re-conocer en su sutil y dulce camino hacia su propia destrucción"[11].

En conclusión, es necesario reafirmar el ser del hombre, devolviéndole sus cualidades más propias como lo son el pensamiento, su voluntad, la capacidad reflexiva, sus sentimientos, su sensibilidad, su capacidad de deseo. Hoy es menester mirar al hombre no solo en una reducción materialista como síntesis de un proceso industrial y científico de quien es autor y cosa, sino que hay que volverlo a mirar en su sentido más profundo de "casa del ser" (en términos de Heidegger).

Podemos resaltar que esto es una "urgencia de la filosofía y de la antropología actual", pues corremos el riesgo de que este hombre, portador de sentido y de poder transformador y reflexivo, caiga en el sin sentido, en el aburrimiento o vacío existencial, y de este modo sería incapaz de dotar de sentido metafísico la realidad. Por eso, solamente cuando este hombre trans-ontologizado reafirme su ser como ente pensante y responsable de la transformación de la sociedad, se restaurará la ontología y la metafísica de esta crisis que atraviesa y además este hombre que venía últimamente presentado como despersonalizado recobrará su verdadero estatuto ontológico de actor transformador y reflexivo de la realidad. Y así, se acabará la paradoja del sistema capitalista, en donde "el hombre ya no es dueño no de sí no de su mundo"[12].

Bibliografía

ABREO O., Ana Mercedes. Estatuto Ontológico del Ser Humana en la Sociedad Capitalista y la responsabilidad por el otro. En: Logos. Bogotá. No. 14 (Jun-Dic 2008); p. 73-82

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Juan David Arias Ibarra

[1] Es necesario recordar que el sistema capitalista viene de la mano con el ideal del neoliberalismo que pretende "regalarle" al hombre la aparente libertad adquisitiva y productora de bienes y servicios. "El hombre se cree libre, pero en realidad no es otra cosa que una pieza del sistema y, por tanto, esclavo de los mecanismos de poder y de control del mundo capitalista".

[2] ABREO O., Ana Mercedes. Estatuto Ontológico del Ser Humana en la Sociedad Capitalista y la responsabilidad por el otro. En: Logos. Bogotá. No. 14 (Jun-Dic 2008); p. 75

[3] Hablamos de trans-ontologización en el sentido de que el hombre ya no va ser concebido como realidad portadora de sentido y como "Casa del Ser" en los términos de Heidegger sino que su ser va ser desvirtuado y reducido a lo que puede producir, adquirir y tener. Por eso, el prefijo "trans" hace referencia a movimiento o cambio y "ontología" que hace referencia al estudio de los entes, del ser.

[4] Ibid., p. 75

[5] Ibid., p. 81

[6] Ibid., p. 74

[7] Ibid., p. 75

[8] El término "reificado" es tomado del vocabulario marxista. El concepto de "reificación" corresponde directamente al concepto de "alienación".

[9] BERGER, P. L. y LUCKMANN, T. La construcción social de la realidad. Citado por: CASTILLO, José María. El Seguimiento de Jesús. Salamanca : Sígueme, 1986. p. 77

[10] Como por ejemplo lo concebía Feuerbach.

[11] O´CALLAGHAN, Paul. La Metafísica de la esperanza y el deseo de Gabriel Marcel. En: Anuario Filosófico. Navarra. Vol. 22, No. 1. (Ene-Jun 1989); p. 56

[12] Este es un pensamiento del filósofo Jünger (1995) y que es citado por la autora Ana Mercedes Abreo en esta revista.

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