- ¿Por qué hay tráfico de niños?
- Caso Chito Mocha: Develando una realidad
- Historias que contar
- ¿Qué se dijo en Venezuela?
- La historia continúa
- Anexos
Introducción
El presente trabajó se basó en todo un proceso investigativo realizado por el autor en el año de 1997, cuando era redactor de Diario La Prensa de la ciudad de Riobamba.
El 15 de febrero de 1997, este medio de comunicación publicó un artículo en donde se daba a conocer este cruel delito, desde esa fecha se desató un escándalo que adquirió niveles internacionales, escándalo que estalló con la detención de Antonio Chito Mocha el 20 de febrero del mismo año, en el puente internacional de Rumichaca, con seis niños.
No se descarta que la detención de Chito Mocha haya sido posible gracias a la denuncia de Bolívar Guamán, padre de Marcelita Guamán, una niña desaparecida el primero de enero de 1997, quien puso en alerta a las autoridades migratorias.
Gracias a esta investigación se pudo establecer algunos componentes de este tráfico ilegal de menores, como la suscripción de actas de mutuo acuerdo en la parroquia Santiago de Quito, cantón Colta. En estos documentos a todas luces ilegales se dejaba constancia del "trato", entre quienes llevaban a un menor y sus padres. El arreglo económico nunca se incluía, aunque se conoce que a esa fecha llevar a un niño al exterior tenía un costo aproximado de dos millones de sucres por año.
En Caracas y otras ciudades venezolanas los niños y adolescentes llevados trabajan en labores domésticas y en la venta de prendas de vestir en mercados abiertos, como La Hoyada, un mercado muy similar al Ipiales de la ciudad de Quito.
En casi todos los testimonios se dice que los niños/as o adolescentes eran víctimas de malos tratos, tanto físicos, psicológicos y sexuales. Incluso Luis Terán Játiva ex-Cónsul del Ecuador en Venezuela aseguró que las adolescentes terminaban en una extensa red de prostitución.
Luego del escándalo Chito Mocha, en la ciudad de Riobamba se intentó formar una Fundación para el Rescate de los Niños desaparecidos, conformado por los familiares de María Fernanda Barreno, desaparecida el 1 de enero de 1995, Marcelita Guamán, desaparecida el 1 de enero de 1997, Hilda Guapi, Margarita Quigla y María Rosario Tarco, estas tres últimas indígenas llevadas a diferentes lugares de Venezuela.
Pese a que el tráfico de menores esta condenado por los tratados internacionales, Ecuador no ha podido aún incluir este tema en el Código Penal. El tráfico tipificado como tal no existe, por tanto quienes lleven o traigan niños pueden hacerlo sin ningún temor. Esto incentiva una práctica que también es implementada al interior del país, cuando niños/as y adolescentes son llevados a las grandes ciudades como Quito y Guayaquil en calidad de trabajadores de la calle, en donde sufren toda clase de maltratos.
Pese a las grandes limitantes se logró establecer otros casos de menores que habían salido del país sin el consentimiento de sus padres, lo que es considerado como rapto o plagio, sin embargo de conocer los nombres de los presuntos plagiadores nadie ha pagado por ese delito.
CAPITULO I.
¿Por qué hay tráfico de niños?
La situación de los menores en el Ecuador no se diferencia en mucho de la mayoría de los países subdesarrollados. Varios son los problemas que afectan al menor, especialmente por su condición de pobreza e ignorancia de padres y de la sociedad en general.
Aquí anotamos algunos de esos "vicios" sociales que afectan a esta población altamente sensible de la comunidad.
En un estudio realizado por la UNICEF, se determinó que en el Ecuador, en 1.996, existían algo más de 810 mil niños/as y adolescentes trabajadores, la mayoría de ellos habitan las zonas rurales del Ecuador. Esta tasa de participación laboral como es de suponer no disminuye, al contrario aumenta. Entre 1990 y 1994, esta variable se duplicó. Para la UNICEF esto indica que los niños trabajadores son una variable que demuestra la situación socioeconómica del país.
Como indicamos anteriormente los niños/as y adolescentes trabajadores se encuentran en su gran mayoría en el campo. Tomemos en cuenta estos datos proporcionados en el estudio realizado por la UNICEF en el año de 1.996. De los 810 mil niños/as y adolescentes trabajadores, 502 mil laboran en el sector rural. Su situación laboral es realmente preocupante La gran mayoría cumplen jornadas semanales de más de 30 horas, no están asegurados contra eventualidades y sus trabajos podrían en un momento dado engendrar riesgos.
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