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El alcoholismo social: Cuentos de hadas. El alcoholismo y la obesidad

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. Kiev
    2. El caso de Hugo
    3. La genética del alcoholismo
    4. El beber "socialmente" y los efectos "sociales" de la bebida.
    5. La miopía alcohólica y su efecto en la cognición social
    6. La leyenda
    7. El mecanismo de defensa de la Racionalización
    8. La plasticidad cerebral, su significado y las memorias: Un cuento poco contado.
    9. En resumen
    10. Bibliografía
    11. Apéndice

    El alcoholismo social: Cuentos de hadas. El alcoholismo y la obesidad: Leyendas de Rómulo y Remo. La Musa embriagada: Cuentos, y más cuentos.

    Para Eli Robins, en Washington University, durante su tenencia como Profesor del departamento de Psiquiatría, el alcoholismo era más asunto de las consecuencias negativas del beber excesivamente, que la circunstancia misma.

    Esos eran los años sesentas del siglo pasado, cuando fumar y beber fueran glamorosos, ya que todas las estrellas del celuloide lo hacían de manera estilizada.

    Por contraste, hoy, como trastorno, el ingerir bebidas alcohólicas, es para muchos, a menudo cargado con notas moralizadoras y negativas, aunque todos profesan reconocer los méritos del consumo social de esta droga poderosa. Pero, a pesar de todo, para Eli, el efecto mismo constituía el vicio, lo que repitiera asiduamente, aunque él fuera un abstemio declarado y convencido.

    El efecto es parte del problema, aunque no lo es todo.

    La URSS de antaño

    Cuando un grupo de nosotros visitáramos la Unión Soviética gobernada por el bon vivant Leonid Brezhnev, en el año 1982, el alcoholismo no sólo era rampante en esa región, sino que era, asimismo justificado por las condiciones en que vivieran los habitantes de ese reputado "Paraíso Terrenal" — ¿o era Infernal? — que la bota represiva del comunismo mantuviera.

    Vivir como esclavos, nunca ha servido bien a los humanos como género. Y, si empinar el codo proverbial — como seres dispuestos y libres — mejora nuestras miserias, entonces bebamos y vivamos. Así creen tantos que nos indican que quien, borracho vive, se burla — o hace algo de peor gusto — en el resto de la humanidad.

    Porque la bebida en sí disfruta de mucha historia y de algún abolengo como hemos visto en otras lecciones.

    Boris Yeltsin canta y bebe: Bienvenidos a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

    Hablemos aquí del beber socialmente — Le jour de gloire est arrive

    El significado de las labores del investigador Donald Goodwin.

    Para hablar de los efectos del alcohol, y hacerlo de manera científica, el nombre de Donald Goodwin no puede soslayarse.

    Cuando visitáramos Kiev en la Unión Soviética, lo que por invitación, hiciéramos, fuimos testigos, de la "oportunidad" frustrante de no poder ver las cosas que, como profesionales y científicos, viniendo de una conferencia en la República de Irlanda, esperábamos.

    En Irlanda, donde estuvimos, se bebe, y, se bebe mucho. Pero, la libertad existe. En Rusia se bebe más — mucho más, y no existían libertades.

    Todos, en nuestro grupo nos hallábamos frustrados, por el comportamiento de Daisy, nuestra acompañante socióloga, quien nunca llegaba a tiempo a los programas y, quien a todos exasperaba porque mantenía el hábito de provocar a nuestros amigos soviéticos — siempre temerosos de disgustar a sus superiores — por no lograr satisfacer todos los caprichos que a nuestra compañera de tour se les antojaban.

    Oh, Daisy!" Siempre repetíamos, logrando únicamente, no ser escuchados por nuestra colega.

    Daisy era afroamericana, lo que, aparentemente, la hiciera sentir muy especial y privilegiada. Otros en nuestro grupo eran judíos y se sentían del mismo modo. Nosotros, bueno, nosotros éramos nosotros, ya que no nos sentíamos privilegiados.

    edu.red

    Kiev

    Los rusos creían que los miembros de nuestro grupo de profesionales eran muy importantes. Pero, hasta este momento, nunca sabremos la razón para esto, a menos de que estuviera relacionado a mis trabajos, ya publicados, acerca de las disorexias, y que fueran motivo para nuestra invitación, por un profesor ruso, a quien conociéramos durante un panel compartido, en la conferencia en Dublín.

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